Chris O’ Donnell: el actor que rechazó protagonizar grandes éxitos y se puso una pizzería
Se perfilaba para ser uno de los galanes de los ’90 sin embargo, su carrera dio un giro inesperado
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Alcanzar el éxito en Hollywood no es tarea sencilla. A veces, un proyecto puede llevarte al estrellato de inmediato o ser el fin de tu profesión. Tal es el caso de Chris O’Donnell, quien -pese a haber protagonizado reconocidas películas- vio su carrera apagarse de la noche a la mañana.
Convertirse en superhéroe fue el comienzo de una seguidilla de malas decisiones que inesperadamente lo dejaron fuera de la industria cinematográfica. Es que, al fracaso de taquilla que significó Batman & Robin, se sumó su decisión de rechazar el protagónico de éxitos como Titanic y Hombres de negro. Algo parecido ocurrió con Spiderman, aunque en este caso fue el director de la saga quien finalmente se decidió por Tobey Maguire.
Si bien esta promesa de Hollywood nunca abandonó la actuación, los éxitos en pantalla grande nunca más volvieron a golpear su puerta. Lejos de atormentarse por sus “no” del pasado, el intérprete de NCIS: Los Ángeles supo sacarle provecho a esta situación que le permite pasar más tiempo con su familia y ocuparse de su propio emprendimiento gastronómico: una pizzería en la costa oeste de California.
De modelo a superhéroe
Christopher Eugene O’Donnell nació el 26 de junio de 1970 en Winnetka, un pueblo de Illinois que es conocido por ser escenario de films como Mi pobre angelito o La nueva gran estafa. Séptimo hijo de un matrimonio católico, aprendió lo que era estar frente a una cámara a la edad de 13 años. Sus ojos azules y sus abdominales bien marcados le abrieron la puerta al mundo del modelaje y las publicidades rápidamente. “Este es el mejor trabajo del mundo”, expresó cuando le tocó protagonizar un comercial de McDonald’s junto al legendario Michael Jordan.
Servirle el desayuno a la estrella del básquet, en 1987, lo lllevó a su primer papel en televisión, aunque fue recién en 1990 cuando le llegó una audición que le cambió la vida para siempre. La película Los hombres nunca se van -junto a Jessica Lange- fue la propulsora de una carrera llena de promesas, aunque este amateur nunca descartó su plan B: estudiar marketing en la Universidad de Boston.
Su salto a la fama se dio gracias a la cinta Tomates verdes fritos y Código de honor, dos dramas convencionales que lo instalaron como el nuevo galancito de la época. Aunque, sin dudas, fue Perfume de mujer (1992), el film que lo convirtió en el recuerdo de toda una generación. En la remake de Martin Brest, O’Donnell interpretaba a Charlie Simms, un adolescente becado que asiste a un colegio de jovenes de pocisión acomodada (entre sus compañeros estaba el gran Philip Seymour Hoffman) y decide cuidar a un veterano arisco y ciego interpretado por Al Pacino. Un desafío titánico que le valió una nominación al Globo de Oro como mejor actor de reparto; la estatuilla finalmente quedó a manos de Gene Hackman por su labor en Los imperdonables.
El principio del fin
Luego de este gran papel vino una seguidilla de éxitos como Los tres mosqueteros (1993), Blue Sky (1994), Círculo de amigos (1995) y Amor de locos (1995) con Drew Barrymore. Hasta que finalmente se calzó el traje de superhéroe en Batman eternamente (1995). Junto a Val Kilmer (quien interpretó al Caballero de la Noche luego de la salida de Michael Keaton), el actor se convirtió en Robin debido a esa mezcla de rebeldía, ferocidad y encanto que lo caracterizaba. Este live-action lleno de luces de neón y trajes de cotillón explotó, captando la atención de un público más ATP y superando la marca de Batman regresa (1992).
Rápidamente, Warner Bros. Pictures dio luz verde a otra secuela, aunque ésta no corrió la misma suerte. “En Batman eternamente sentí que estaba haciendo una película. La segunda vez, sentí que estaba haciendo un comercial de juguetes para niños”, sentenció el protagonista sobre Batman & Robin (1997). Fue así como esta nueva apuesta, donde compartió cartel junto a George Clooney, Uma Thurman, Alicia Silverstone y Arnold Schwarzenegger, se convirtió en un fracaso y en la gran responsable de su declive profesional.
“Pasó por mi cabeza que ya no iba a volver a encontrar trabajo. Esta carrera es como jugar a la ruleta rusa, nunca sabes cuándo te van a disparar. Es muy difícil mantenerse en lo alto del éxito durante mucho tiempo, solo unos pocos lo pueden conseguir”, expresaba por aquel entonces ante la ferocidad de la crítica.
Debido a esta mala experiencia, el teléfono de O’Donnell dejó de sonar. Al fracaso cinematográfico, se sumó una serie de decisiones desacertadas que, poco a poco, lo fueron alejando de la pantalla grande. El director James Cameron llegó a considerarlo para el papel de Jack Dawson en Titanic (1997) pero, debido a su decisión interpretar a Robin en la fallida entrega, Leonardo Di Caprio ganó la pulseada. También Steven Spielberg le ofreció un protagónico en Hombres de negro (1997) pero, ante una nueva negativa del actor, el papel quedó para Will Smith. Algo parecido ocurrió cuando pensaron en él para interpretar a Peter Parker en Spiderman, papel que finalmente terminó en manos de Tobey Maguire.
Lo que sí se concretó fue su participación en Límite vertical (2000), pero no fue suficiente. El artista -que estaba catalogado como una de las grandes promesas de la industria- se hartó de la hipocresía hollywoodense y se tomó un tiempo lejos de los flashes. “Después de Batman & Robin, fuera por donde fuera, todo el mundo sabía quién era yo. Me ofrecían películas comerciales de enorme presupuesto pero decidí llevar mi carrera por otro camino. Puse los frenos porque sabía que si seguía igual iba a terminar muy mal y probablemente no me hubiera casado”, aclaró sobre su decisión de rechazar algunos papeles y tomar distancia de los sets.
Padre de familia y maestro pizzero
A pesar de su mote de galán, Chris O’ Donnell siempre fue hombre de una sola mujer. En 1996, el actor le propuso matrimonio a Caroline Fentress, la hermana de su mejor amigo. “Ella tiene un gran sentido común. Es pensativa, reservada y respira antes de hablar”, confesó sobre que fue lo que más lo enamoró de su compañera de vida.
Y el flechazo fue tan intenso que el casamiento llegó un año después, en abril de 1997, en la catedral de San Patricio, en Nueva York. Muy por el contrario de la mayoría de los galanes de Hollywood, el hombre que va a misa todos los domingos reveló su secreto para perdurar tantos años con la misma mujer. “Trabajamos en ello todo el tiempo y tenemos buena comunicación. Alguien nos dijo antes de casarnos: ‘No te vayas a la cama enojado el uno con el otro’. Es una cosa pequeña pero significa mucho. Si algo te molesta, háblalo”, aconsejó en una reciente entrevista.
Lo cierto es que cuando esta profesora llegó a su vida, O’Donnell no pudo parar de imaginarse un futuro a su lado y tomó una decisión trascendental: poner una pausa en su carrera y enfocarse en su nueva familia. Y parece que se lo tomó al pie de la letra: en 1999, nació Lily, su primera hija, y luego en menos de seis años llegaron Christopher Jr., Charles, Finley y Maeve.
Su distancia de los proyectos que requerían una intensa carga horaria se incrementó con la llegada de los pequeños, ya que para el actor era necesario compartir tiempo con los suyos. “Ni bien empecé en este negocio supe que no podía tenerlo todo. Si quería vivir el estilo de vida del ‘playboy’, debía renunciar a la familia. Preferí crear un hogar tradicional como en el que yo crecí. Eso era lo realmente importante para mí”, aseguró justificando cada “no” que repartió en el camino. De esta manera, el intérprete -que no filma una película desde 2010 (la última fue Como perros y gatos 2: La venganza de Kitty Galore)- se dedicó a aparecer esporádicamente en algunas series televisivas como Grey’s Anatomy y Two and a Half Men.
Ahora bien, una cosa es bajar el ritmo laboral y otra, muy distinta, retirarse. Este padre de familia tampoco podía darse el lujo de no trabajar, motivo por el cual en 2009 aceptó ser parte del elenco estable de NCIS: Los Ángeles. “A la ansiedad natural por no tener trabajo se añadió la responsabilidad de mantener una familia. Con cinco hijos no podía seguir esperando por una buena película, necesitaba un trabajo que me permitiera vivir en Los Ángeles y me proporcionara estabilidad económica”, confesó sobre su repentina vuelta a la TV.
Fue así como el rol del agente G. Callen (un maestro en la investigación encubierta) fue el personaje perfecto para su regreso triunfal a los sets. “Yo no soy nómade, no vivo viajando por el mundo e instalándome en diferentes ciudades. Tener cinco hijos que durante sus años de formación pudieron permanecer en Los Ángeles, y a los que pude darles estabilidad en las mismas escuelas y con los mismos amigos, fue una verdadera bendición, y uno de los mayores beneficios de hacer este show. Esa fue una decisión consciente porque yo no quería filmar afuera de mi ciudad”, aseguró sobre los motivos que lo llevaron a aceptar esta propuesta de CBS.
A pesar de que esta serie, que lleva 12 años ininterrumpidos al aire, le devolvió parte de la popularidad ganada en los ’90, O’ Donnell fue por más y siguió reinventándose. Debido a su fama de “hacer las mejores pizzas del condado”, sus amigos lo alentaron a abrir su propio local llamado “Pizzana”, que figura entre los mejores de su ciudad.
Pese a que cualquiera pensaría que le sobran los motivos, lo cierto es que nunca lo van a escuchar quejarse de sus decisiones en el pasado. Hoy, a sus 51 años, este aficionado al golf está muy lejos de renegar de la “maldición de Robin” (de hecho todavía guarda el traje en su placard como una muestra del cariño de aquella época) y disfruta de esta armonía que encontró entre su vida familiar, el set y las pizzas.
“Siempre fue muy importante para mí mantener ese equilibrio. Creo que la razón por la que pude hacerlo es porque siempre hice de mi vida familiar la prioridad, incluso por sobre mi trabajo en el mundo del entretenimiento. Eso fue algo que me enseñaron desde chico, que no debía solo disfrutar del éxito en el trabajo, porque cuando llegara el fracaso, podía dolerme mucho. Esas son elecciones de vida y lo que tengo ahora, es lo que quise siempre”, asegura orgulloso.
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