Con la excusa del estreno de Linda, la actriz habló con LA NACIÓN sobre qué piensa de su belleza, de la maternidad y de sus exparejas; además reflexionó sobre las polémicas en las que se vio envuelta y los galanes con los que se la relaciona
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Cuando la China Suárez entra a un lugar, todos se dan vuelta para mirarla, pero ella no se hace cargo. El próximo 19 de septiembre se estrena Linda, la ópera prima de Mariana Wainstein que la tiene como protagonista y que cuenta la historia de una mujer que entra a trabajar a una casa como empleada doméstica y subyuga y modifica a todos los integrantes de la familia por su belleza y su manera de ser. ¿Hay algo de realidad en esta ficción? De esto conversa María Eugenia Suárez con LA NACIÓN y también habla de amores, de maternidad y de cómo transita todo lo que dicen de ella. Es simpática, conversadora y tiene ganas de contar qué le pasa en este momento de su vida. Y la ansiedad está a flor de piel: “Estoy muy contenta. Siento que hay mucha expectativa y pocas veces me pasó que la gente esté tan intrigada, quizá porque es otro género. Todos me preguntan qué onda esta peli. Venimos del Festival de cine de Toronto y mucha gente nos dio hermosas devoluciones; les encantó. Suelo ser bastante tranquila en los proyectos en los que estoy, bajo todo a tierra, pero sé que este no es uno más, aunque soy consciente de que le puede ir bien o mal”.
-¿Por qué crees que atrae Linda?
-Me llama la atención el género porque es una especie de thriller sexual, erótico, familiar. Una mezcla de cosas raras que yo misma no definí hasta que vi la película terminada. Todos nos preguntábamos eso y no entendía bien la historia...
-O sea que te entregaste...
-(Risas) Suelo confiar... Pero ya había trabajado con las productoras de la peli y hablé con la directora, me gustó mucho su mirada, y me dio confianza. Confío o no lo hago. Es una peli superdistinta, atrapante, incómoda. Yo también me sentí incómoda cuando la vi. Mi personaje tiene silencios que me dan calor (risas), porque tengo otro ritmo.
-¿Te costó entrar en ese ritmo tan distinto al tuyo?
-No, para nada, porque enseguida busco referencias en gente que conozco. Soy muy observadora y robo mucho de la gente que me rodea.
-¿Y qué te hizo aceptar la propuesta?
-Me costó. Tuvimos las primeras reuniones y me convenció la mirada de la directora y que fuese mujer me dio una tranquilidad enorme. Porque es una película que tenía que ser filmada sí o sí por una mujer, con una mirada más sutil. No tengo nada en contra de la mirada de mis amigos directores hombres, pero siento que esta película necesitaba una mirada femenina.
-¿Cómo fue construir a Linda, esta sanjuanina tan sensual?
-Fue bastante sobre la marcha porque suelo tener los proyectos pegaditos y no hay tanto tiempo para ensayar. La directora estaba un poco preocupada porque había pocas semanas para ensayar, le dije que confiara, que yo iba a seguirla. Tuvimos que repetir escenas varias veces porque soy muy expresiva con la cara y ella quería que Linda fuera mucho más parca. Reconozco que fue un desafío, pero me encantó haberla hecho. Es un personaje que llega a la casa y modifica todo, casi en silencio, sin mucho diálogo.
-La protagonista de la película usa su belleza a su favor y juega, ¿te pasó lo mismo alguna vez?
-Para mí la belleza es muy subjetiva y viene de otras cosas. Tenemos que crecer y deconstruirnos. No me hago cargo (risas). De chica era muy inquieta y no era nada coqueta, como hoy veo que son las compañeritas de mi hija, por ejemplo. Yo quería jugar a la pelota, me trepaba a todos lados y no pensaba en coquetería. Tenía Barbies y las hacía jugar al fútbol y estaba mucho con mi papá, mi hermano, mis amigos varones. Nunca fui muy consciente ni me importaba. Tenía épocas en que engordaba y después adelgazaba; tenía amigas con trastornos alimenticios y a mí todo eso me daba igual. Sí me cuido y soy coqueta ahora, de más de grande, pero no fue algo que fomentara de chica ni me importara.
-¿Nunca te mirás al espejo y pensás que sos bella?
-A lo mejor los que me conocen de cerca entienden más. Por ejemplo, fui al festival de cine de Toronto y no iba a las fiestas para relacionarme con otros colegas de otros países o con productores; yo me iba a dormir. No me gusta hacer sociales; la parte de lobby de mi profesión que está bueno utilizar, a mí no me gusta.
-Sin embargo, todos hablan de vos, todo el tiempo. ¿Te molesta?
-Se habla mucho de lo que hago, es verdad. Nunca hablé mal de nadie, siempre hice lo que quise, tuve errores como todo el mundo, lo que pasa es que estoy expuesta y me hago cargo también de que he sido polémica. Pero ya estoy más grande, más tranquila y el haber estado expuesta de tan chiquita me hace entender que fue difícil y quizá se me exigía mucho más de lo que yo podía. Por un lado, me acostumbro, hay épocas en las que me molesta más, otras menos. Y hay temas que me duelen más y otros menos.
-¿Qué te duele más?
-En un momento se metieron mucho con la maternidad y eso me molestó mucho.
-¿Cómo están tus hijos?
-Hermosos.
-Nicolás Cabré siempre habla con mucho amor de vos, que sos la mamá de su hija Rufina, ¿alguna vez fantasearon con volver?
-¡No! Jamás volvería con un ex. Lo amo, es familia y lo valoro muchísimo. El otro día pensaba en qué privilegio y qué suerte tuve con los padres que elegí para mis hijos. Tengo amigas que estaban en pareja, eligieron al padre de sus hijos y aparentaban ser buenos tipos y después desaparecieron. Nunca sabés cómo va a reaccionar la otra persona frente a una separación o la paternidad, y yo tengo tanta suerte... Tengo muy buena relación tanto con Nico como con Benja (Vicuña, padre de sus hijos Magnolia y Amancio). Para mí no es una opción tener mala relación con los padres de mis hijos porque es una gran responsabilidad. Con mi vida y mis vínculos puedo hacer y deshacer y mandarme cagadas y equivocarme, pero cuando están mis hijos de por medio es sagrado y nunca haría nada para generarles una incomodidad, un trauma por una acción mía. La decisión de crianza es compartida y siempre lo tuvimos muy claro. Con Nico tenía 21 años cuando fui mamá y el ejemplo de mis padres, que se separaron cuando yo era muy chica y mi mamá jamás me habló mal de mi papá y mi papá tampoco de mi mamá. Siempre se respetaron mucho, pasábamos las Navidades juntos más allá de sus diferencias. Y yo tuve muy claro eso siempre, y Nico y Benja también. Entonces fue muy fácil, en ese sentido. Y reconozco que nunca puse ninguna traba para que vean a sus hijos, jamás tomé a los chicos como rehenes y no tengo celos cuando forman otras parejas. Confío mucho en las personas que ellos eligen para estar con nuestros hijos. Es un placer maternar con Nico y Benja.
-¿Y ellos confían en las parejas que elegís?
-La verdad que sí.
-Se habla mucho de tus parejas...
-Ellos siempre saben la verdad. Hay mucha fantasía, pero la gente que realmente me conoce y está en mi círculo ni siquiera me pregunta.
-¿Por qué crees que se genera tanta fantasía a tu alrededor?
-Es notorio. No lo sé.
-¿Te preguntan algo tus hijos?
-Nada, estoy contenta con mis 32 años, mi círculo y mis hijos. Es increíble que ya no me tengan que preguntar qué es verdad y qué no. Ni mi mamá, ni mis cuatro personas cercanas, ni Rufi. Obviamente, la voy preparando y le explico y le digo que el día que escuche algo, que siempre me pregunté a mí, que yo le voy a decir la verdad. No permito que entren muchas personas en mi vida ni en mi intimidad. Es muy importante eso... Lo otro es parte de la fantasía, de lo que creen los demás. Siempre tuve muy claro quién soy, qué hago, qué quiero, mis errores, soy autocrítica. Que yo no lo exponga es diferente.
-Tampoco salís a aclarar nada...
-Lo he hecho y me di cuenta de que no funciona. No se puede y la gente que te quiere no lo necesita tampoco. Creo que estoy en un muy buen momento, más grande, más madura y es espectacular.
-¿Estás en pareja?
-Estoy muy bien, muy tranquila. Estuve toda la vida de novia y creo que me va a costar mucho volver a exponerme o contar algo al mundo porque es muy difícil. Entonces, cuando más privado mejor. Me costó entenderlo, pero es así.
-Hace algunas semanas, en el homenaje a Cris Morena, tuviste un cruce con ella del que se habló mucho, ¿qué pasó?
-En el momento no lo viví como algo tenso. Conozco a Cris desde que tengo 10 años, con ella empecé a trabajar y mil veces le he contestado así, pero porque yo no mido si es Cris Morena o alguien que camina por la calle. Después lo vi y entiendo que quien no me conoce puede malinterpretar. Cris tampoco se enojó. De hecho, después me mandó un mensaje agradeciéndome y ni siquiera hablamos del tema. Para ella es normal que yo le contesté así; sabe que si me habla de esa manera, yo le voy a contestar lo que pienso. Soy picante y muchas veces me tengo que guardar porque se habla y tengo que aprender a elegir qué guerras pelear. Pero no lo sentí feo, estaba feliz y con mis hijos ahí.
-¿Tenés proyectos?
-Terminé La bastarda con Disney, una seriela porque es un nuevo género, entre una novela y una serie. Fueron seis meses de rodaje, con Eleonora Wexler, Diego Cremonesi y Joaquín Ferreira. Ahora empiezo a grabar El barro, que es el spin-off de El marginal. Fue un año bastante movidito, pero soy inquieta y me acomodo bastante bien con todo.
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