Chico Novarro: “Me hubiera gustado ser un músico más importante”
El cantautor vuelve a grabar duetos de sus temas con artistas latinoamericanos; en un recorrido por su vida, revela por qué escribió algunas de sus canciones y sus grandes anhelos en la vida
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Pocos saben que se llama Bernardo Mitnik porque todos lo conocemos como Chico Novarro. Actor, intérprete, músico, es uno de los autores más prolíficos de nuestro país y entre sus casi 700 canciones hay cumbias colombianas, boleros, tangos, canciones populares y jazz. A los 88 años (los cumple el próximo 4 de septiembre) Chico editará algunas de sus canciones en duetos con otros artistas latinoamericanos, producido por el actor Matías Santoiani. En diálogo con LA NACION, el músico habla de esta nueva aventura y se remonta a sus comienzos en su Santa Fe natal, su mudanza a Buenos Aires y el origen de algunas de sus canciones más famosas.
-¿Cómo nació el proyecto de hacer duetos?
-Me lo propuso Matías Santoiani junto con su socio Jorge Romero, pensando en la afinidad que existe en la parte musical entre autores, directores y actores. Y entonces le dije: “Hacelo vos porque yo estoy bastante cansadito”. La cuarentena me volteó un poco. La respeté a muerte y aparte, por la edad que tengo, casi no salgo y eso produce un poco de cansancio, uno se queda y se va anquilosando. Ahora trato de salir a caminar un poco.
-Esta convocatoria fue como una bocanada de aire fresco, entonces.
-Sí. El año pasado hicimos algunas cosas con mi hijo, Pablo Novak. Son cosas que no sé denominar técnicamente, pero grabamos en casa, filmamos un poquito y a veces yo me siento en el piano ensayo una melodía y mi hijo aparece por atrás filmándome. Salieron cosas muy lindas y además nos entretenemos porque cuando uno tiene la música adentro, se divierte. Por otra parte, tengo la suerte de contar con un nieto que es un fenómeno: Marcos tiene 19 años, es hijo de Pablo y toca todos los instrumentos
-Entonces la dinastía musical de los Novarro va a continuar...
-Si Dios quiere... Marcos toca el piano y la guitarra como si hubiera estudiado. Yo le insisto en que estudie y me dice que sí, pero está rindiendo para el ingreso a la universidad. El estudio es básico.
-El primer dueto es con Gilberto Santa Rosa, ¿qué podés adelantarnos?
-Con Gilberto hicimos “La palabra fin”, una canción elegida por él, que grabó hace tiempo y le gusta mucho. Es una canción que acá no se conoce mucho, pero fue elegida por Olga Guillot y Rolando Laserie, entre otros artistas latinos. La hice con un gran amigo mío que ya no está, Mike Rivas. Debo haberla escrito a finales de los ‘60, cuando Mike me trajo la melodía y entre los dos la terminamos. Es la historia de un amor que se sorprende al ver en el cine una película con su propia historia. Gilberto es un tipo al que estoy ligado afectivamente porque yo era muy amigo de Tito Rodríguez, un gran cantante puertorriqueño y el primer éxito que grabó fue “Como”, una canción que lleva mi firma. Tito vino a la Argentina un par de veces, se llevó 16 canciones mías que grabó en el mejor momento de su carrera. Cuando pasé por Puerto Rico quise ahondar un poco más en su historia y caminando con mi señora, Cristina, por la famosa Calle 13, un lugar muy emblemático, entré en un negocio y el empleado me habló de Gilberto, a quien yo casi no conocía, pero lo escuché cantando un tema mío, muy parecido a Tito Rodríguez y luego me enteré que era un gran admirador y quería imitarlo en todo. Gilberto es una gran figura de toda el área latina del Caribe y va a lanzar el tema que hicimos a mediados de septiembre. Los arreglos son de Juan Alberto Pugliano y la idea es completar una serie de 6 temas.
-¿Vas a grabar el segundo tema con José Alberto el Canario?
-Es un tipo muy famoso también. Vamos a hacer la canción “Como”, que tiene una historia increíble. Se la llevó Tito Rodríguez de mi casa, un día que vino a comer y me dijo: ‘No vengo solamente a comer, vengo a llevarme canciones”. En un pianito chiquito que yo tenía le toqué algunos compases de “Como” y me dijo: “¡No me cantes más, me la llevo ya”. La grabó y tuvo un éxito tremendo, sorprendente. A partir de ahí me empezaron a conocer como autor en México.
-Vas a hacer “Arráncame la vida” con Inés Gaviria, un tema emblemático...
-Estoy ansioso por encontrarme con Inés, que es una chica que canta muy bien y tiene muchísimo éxito. Andrea Tenuta fue la primera intérprete de esta canción, en un show que hicimos juntos y en el que teníamos una pareja artística que se dedicaba al show business y se amaba y se peleaba en el escenario, que se separa y se vuelven a juntar y él le dice algo así como ‘tratame mal, pero no te vayas’. Ya tenía el espectáculo todo planeado, pero me faltaba un final, un buen cierre y le dije a la coautora, la señora Gambarte, que tenía una duda sobre el espectáculo porque estaba sin cierre y necesitaba una concreción de ese amor o una separación final. La última semana de los ensayos trabajé en componer esta canción que salió divina porque me vino a tirar un salvavidas en el show, cuando el personaje masculino plantea: “Arráncame la vida de un tirón, que el corazón ya te lo he dado, apaga uno por uno sus latidos pero no me lleves al camino del olvido”. Yo mismo me emocioné. Me dio una gran satisfacción porque la canción tuvo mucho éxito. Recuerdo que la hicimos por primera vez en la Fundación Banco Patricios de la calle Callao y el escenario era un ring. Algo inolvidable en mi vida.
-¿Cuál es la historia de “Carta de un león a otro”?
-Esa canción fue la demostración cabal de que yo estaba para componer porque había estado un año viviendo en Colombia, era percusionista, y aprendí todos los ritmos del Caribe. Entonces venía haciendo cumbias colombianas porque me gusta bailar desde chico y ahí surgieron los primeros éxitos que tuve como “El orangután” y “Un sombrero de paja”. Muchos periodistas y críticos musicales no podían creer que un tipo que había escrito esas cumbias escribiera esta canción. Fue en el ‘72 y los primeros en aceptarla fueron los jóvenes porque uno de los primeros intérpretes fue Juan Carlos Baglietto. En esa época yo iba al zoológico con mis hijos y me daba mucha tristeza ver al león encerrado, un animal tan poderoso que no podía desarrollar su fuerza y sus ganas de vivir y estaba en una jaula para exposición de la gente. Podía darme cuenta de la tristeza, del abandono y surgió la necesidad de plantearlo en una canción: “Perdona si te digo hermano mío que ganas de escribirte no he tenido”. La historia del león al principio parece broma, pero no es ningún chiste.
-Escribiste casi 700 canciones, ¿tenés una preferida o todas tienen un pedacito tuyo?
-Claro, mi gran amiga y colega Eladia Blázquez me dijo un día que yo tenía que escribir tangos y le dije que para mí el tango era un género muy difícil para componer letra y música como hacía ella, pero insistió tanto que escribí mi primer tango, “Nuestro balance”, en el ‘65. Además me gustaba cantar tango y eso me animó. Me acuerdo que me dije: “¿Para qué lado disparo acá?”. Y como soy músico de jazz entiendo que hay que utilizar los acordes de la música de jazz para otras músicas y empecé a escribir boleros, muy lindos para los músicos pero que la gente no iba a entender de entrada. Así salió “Dios en tus ojos”, una de mis canciones preferidas, que fue grabada por José Feliciano, entre otros. Diría que lo que más me gusta es un bolero bien hecho y un tango bien hecho, con buena letra y buena música, con fundamentos. Yo soy mi primer critico y muchas veces he tenido que modificar una palabra, una letra, un acorde y lo hice con ganas.
-¿Toda la vida quisiste ser músico?
-Sí, mi hermano mayor era un tipo muy entusiasta y todos los días venía a casa con una idea nueva. En mi Santa Fe natal gusta mucho el candombe y la música derivada de las murgas, maravillosa y nos entusiasmamos pero en el fondo nos gustaba la buena música de jazz. Yo tendría apenas 10 años cuando empecé a estudiar en el Liceo Municipal de Santa Fe, donde todavía se aprende buena música. Después nos mudamos a las sierras de Córdoba, donde tuve muy buenos maestros y me hice músico profesional. Recién empecé a escribir a los 30 años. Hubiera preferido quizá ser más músico, haber tenido un estudio más completo de algún instrumento. Estudié, es verdad, pero no en la medida que hubiera querido. Me hubiera gustado ser un músico más importante.
-¿Más importante todavía?
-Yo soy un caradura (risas). Escribí música de teatro, de cine y siempre pensé que no estaba preparado. Por eso le insisto tanto a mi nieto para que estudie. Mi hijo Pablo estudió y sabe más que yo. Después esta la inspiración y haber vivido la vida, de alguna manera.
-Estás a punto de cumplir 88, ¿qué sentís cuando revisás tu vida?
-Lo más lindo es haberme consagrado como padre y abuelo. Lo mejor que tengo es mi familia y estoy contento porque en este momento difícil que vivimos, los chicos pueden tener inquietudes, seguir estudiando, trabajando. Y agradezco que mi trabajo sea reconocido, eso también me da mucha felicidad.
-Muchas parejas se enamoraron al son de tus canciones...
-Una vez un tipo me dijo que gracias a “Algo contigo” se había casado y tenía hijos; y otros me dijeron que por culpa de esa canción se habían separado (risas).
-Empezaste tu carrera musical como Bernardo Mitnik, ¿en qué momento y por qué te convertiste en Chico Novarro?
-Cuando llegué a Buenos Aires ya era músico y con Mike Rivas, mi hermano de la vida, tocábamos en un boliche del bajo de Buenos Aires. Apareció la posibilidad de grabar un disco y el productor me dijo que tenía que escribir algo mío. El primer tema que compuse fue el último de un long play y se llamaba “La ley”. Me dijeron que tenía que registrarlo y yo no tenía idea. Al mismo tiempo, un productor del El club del clan, Ricardo Mejía, nos dijo que teníamos una linda banda, pero había que bautizarla y se le ocurrió ponerle Los Novarro porque en Venezuela había dos hermanas que se llaman Las Navarro y tenían mucho éxito. Y un poco como cábala, aunque ya teníamos éxito porque todo lo que hacíamos gustaba, nos llamó Los Novarro. A mi compañero, socio y amigo Raúl Boné, que medía como dos metros, le dijo: “Vos serías Largo Novarro y a vos no te queda más que ser Chico”. “Bueno, dije, total, a mí lo que me interesa es el jazz”. Empecé a ganar plata como Chico Novarro y el jazzista quedó atrás. Con el jazz nunca hubiese conseguido lo que conseguí con la música popular. Después apareció el bolero porque conocí a músicos cubanos que estaban relacionados con el jazz y me encantó ese mundo con artistas importantes, compositores muy serios. Así empecé a meter los primeros boleros con gusto a jazz. Todavía hoy se están descubriendo algunos temas que compuse hace 40 años.
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