Sin quejarse, Celeste Cid (34) se quita el saco verde que la abriga y, con la frente en alto y una sonrisa deja al descubierto un revelador top de su nueva colección de ropa, Cid Kohan. En una mañana sin sol, con cuatro grados de sensación térmica, y un viento que hiela hasta la punta de la nariz, semejante coraje despierta sorpresa entre quienes la rodean. "Vamos a ponerle cuerpo a la nota [risas]. Las cosas las hacés con amor y alegría y si no, mejor no hacerlas. Esto es solo un rato, ya va a pasar", dice, lista para la producción de fotos. Después de un exitoso año protagonizando Las Estrellas –ganadora del Martín Fierro a la Mejor Ficción diaria–, recibió 2018 con un golpe al corazón. Tras dos años de relación y un hijo en común, Antón, la actriz confirmó en marzo su ruptura con Michel Noher (35). "Estamos muy felices de compartir la crianza de Antón, con todo el amor que nos tenemos. Este año me lo reservé para mí y para mis hijos, ya que la tira fue bella y muy agotadora al mismo tiempo. Necesitaba recuperar hogar y familia y dedicarme al estudio, que me gusta tanto", declaró en su momento la actriz, que también es mamá de André (14), fruto de su relación con el músico Emmanuel Horvilleur (43). Y si bien prefiere no explayarse acerca de la separación, sí admite que no fue fácil volver a empezar. "Transité por todas esas sensaciones que vivimos cuando nos separamos: frustración, cansancio, desilusión… pero siempre trato de quedarme con lo mejor de esa historia. Y en este caso sé que no se termina porque con Michel tenemos un hijo divino y eso está primero siempre. La vida ya no es mi vida, y hay una prioridad que son los chicos. Para mí es así y va a ser así siempre", afirma.
–¿Por eso tenés buena relación con tus ex?
–Exacto. Para mí eso es básico. Yo valoro y agradezco eso de Michel y Emma. Ellos me dieron la posibilidad de tener algo tan preciado como un hijo. Es una gran responsabilidad y una hermosura, también.
–No debe ser fácil vivir la maternidad sin la contención de una pareja.
–No, pero una saca fuerzas de donde no tiene. El año pasado con las grabaciones de la tira hice malabarismo durante diez meses, dándole el pecho a Antón cada dos horas, estudiando la letra a la noche… no me di cuenta lo cansada que estaba hasta que todo terminó. Por eso te digo, cuando estoy en el baile, lo bailo hasta el final. Y no me arrepiento de nada. Sé la fortaleza que tengo y te aseguro que soy más fuerte de lo que muchos creen. Cuando se trata de tu hijo das todo lo que hay que dar. A una mujer le das a elegir entre su vida y la de su hijo y no hay lugar a dudas. Ni se lo plantea. La maternidad es una fuente muy poderosa. Te diría que mi sensación más fuerte de familia la vivo a través de mi relación con mis hijos.
–¿Cómo sos puertas adentro?
–[Se ríe] Tengo una vida bastante aburrida, mucho más normal de lo que la gente se imagina. De hecho, a veces pienso que soy una persona muy aburrida. Soy feliz viviendo en casa con mis hijos. Tengo amigos, salgo, pero nada del otro mundo. Para mí no hay mayor gloria que leer un libro o estudiar historia del arte, por ejemplo.
–¿Es difícil conocer hombres fuera del ámbito del espectáculo?
–[Piensa un rato] Lo que pasa es que a veces sufrís el karma de la exposición. El otro se acerca creyendo que te conoce, al mismo tiempo, vos estás frente a alguien del que sabés poco y nada. Creo que el hombre que me seduzca no va a ser cholulo, va a ser una persona que de verdad mire quién soy yo. Lejos del vestido híper corto y el pañuelo en la cabeza, soy feliz con mis zapatillas y mi bufanda tapada hasta el cuello. Por eso trato de mantener el deseo de conocer a alguien que empatice con eso y no con los brillos que para mí es hueco, vacío, un juego divertido y colorido, pero nada más.
Valoro y agradezco la buena relación que tengo con Michel y Emma. Ellos me dieron la posibilidad de tener algo tan preciado como un hijo. Es una gran responsabilidad y una hermosura, también
–¿Alguna vez entraste en Tinder?
–No [risas]. Tengo una personalidad bastante introvertida, me puedo reír mucho, pero en general mi carácter es súper introvertido. No soy la actriz que llega a una fiesta y enseguida llama la atención… Ese es un traje que no me corresponde ni me queda cómodo. El tema de las aplicaciones es que no me identifico con esos lugares; tampoco me copa cuando me dicen: "te quiero presentar a alguien". Nada de cita a ciegas, antes me muero. Prefiero que el encuentro sea algo más genuino; trato de no esperar nada; que el amor surja cuando tenga que ser, como ya me sucedió. Sin buscarlo.
–¿Dónde conocés hombres, entonces?
–¡Qué difícil! En el trabajo; amigas que tienen amigos. No estoy a la espera, cuando se presente la oportunidad voy a estar feliz de que eso suceda [risas]. Mi idea de éxito tiene que ver con eso también: el estar conectada conmigo en mis necesidades del momento. No quiero ser una actriz que triunfe y todo eso, para mí es sano también retirarme cuando así lo siento, ser coherente con mi deseo.
–¿Cómo vivís el amor?
–[Piensa] Con mucha tranquilidad y, al mismo tiempo, con una alegría inmensa que me explota el corazón. Igual, después de ser madre entendí que hay muchas clases de amor: a tu libertad, a tu lugar de mujer… Ahora que lo pienso creo que la relación más larga de mi vida es con mi trabajo. Ya llevamos juntos 24 años, casi como un matrimonio [risas].
–Tu hijo mayor cumplió 14 años. ¿Cómo es ser madre de un adolescente?
–Es una edad compleja y a una no le enseñan a ser madre de un adolescente.
–¿Te da miedo?
–Me da miedo el afuera. Pensá que es una edad donde empieza a moverse solo. Ya tengo prohibidísimo ir a buscarlo al colegio. Le tengo mucha confianza, lo mismo que sus amigos porque sé quiénes son y qué hacen. André es un chico sano y eso es inquebrantable. Sé que esa actitud la va a mantener adonde vaya. Pero el afuera me miedo y es heavy. Me preocupa cuando no me llama, lo vivo como un drama y en algún punto, está bien que sea una madre pesada [risas].
–¿Cómo se lleva con Antón?
–André cuida mucho a su hermano; me encanta verlos juntos. Antón se vuelve loco por Piñón Fijo y su hermano le pone las canciones. Se aman. Compartir viajes con ellos es lo que más me gusta en el mundo.
–Estás criando a dos hombres.
–Sí y con toda la responsabilidad que eso implica. Y más en este momento en el que, por suerte, la mujer al fin va conquistando nuevos espacios. Si bien hoy las mujeres ya no se callan más, creo que todavía hay muchas voces oprimidas. Yo festejo que esto pase porque se están corriendo los márgenes. Me resulta súper conmovedor ser testigo del movimiento de Ni Una Menos y ahora de la lucha por la legalización del aborto. Cuando vas a una marcha hay una sensación muy fuerte de unión entre las mujeres, tenés la impresión de que no estamos solas defendiendo nuestros derechos. Y no es un tema solo de mujeres. Cuando decís "soy feminista" no quiere decir que odiás a los hombres. Esa pregunta de por qué no sos femenina en vez de feminista no lleva a ningún lado. El feminismo es una oda a lo femenino, a la esencia más genuina de la mujer. ¿Cómo no ser parte de eso?
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