En una extensa charla con LA NACION, las actrices reflexionaron sobre el rol madre e hija que les toca jugar en Las Fiestas, el nuevo film de Ignacio Rogers que se estrenará el próximo 5 de enero y en los secretos de un oficio con crítica pública
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Lo celebratorio tiene sus trampas. A veces, lo pensado para lo festivo se puede convertir en una pesadilla y aquello idealizado se transforma en una liturgia de sinceramientos, en un poner en blanco sobre negro la honestidad de los vínculos. Algo, mucho, de todo eso se expone en Las fiestas, el film dirigido por Ignacio Rogers, que se estrena esta semana en salas y está protagonizado por Cecilia Roth y Dolores Fonzi, donde las Navidades y el fin de año son la excusa para un forzado encuentro familiar.
Las actrices, unidas por una amistad de años y algunos trabajos compartidos como la pieza Entonces la noche de Martín Flores Cárdenas que se dio en el Paseo La Plaza. Ahora la aventura es cinematográfica, lenguaje que ambas transitan con sobrada comodidad. “Se trata de confirmar un vínculo que nunca fue fácil”, reflexiona Roth sobre el planteo dramático del material. La actriz interpreta a María Paz, una mujer que acaba de superar un cuadro de salud que la puso al borde la muerte. “¿Vos qué pensás?”, le da el pie a Fonzi, quien se pone en la piel de uno de sus hijos, rol que también cumplen Daniel Hendler y Ezequiel Díaz. “Cuando llega diciembre pareciera ser que hay que consagrar el año juntándose con gente con la que, quizás, no te viste durante los últimos doce meses, es curioso lo que sucede con lo celebratorio”, sostiene Fonzi. “A las doce a brindar y pareciera ser que algo cambia, pero no cambia nada”, enfatiza Roth, irritada por esas convenciones impostadas.
La charla con LA NACION se realiza en uno de los salones de un bello hotel de Recoleta. Las actrices, compinches, bromean durante la producción fotográfica que acompaña esta entrevista. Roth, incluso, desacraliza una dolencia que la tiene a maltraer debido a una caída sufrida en Estonia, está claro que una estrella no tropieza en cualquier lado. “Vivo acostada con el aire acondicionado”, dice y se ríe de esa vida no elegida que le toca transitar.
Por presencia o ausencia, por bondad o disfuncionalidad, nadie escapa del vínculo, tangible o no, con su madre. Eso genera un rápido acercamiento al universo de la familia de ficción de Las Fiestas.
En el film de Rogers, el personaje de Cecilia Roth, invita a sus tres hijos a pasar las fiestas navideñas y de fin de año en su casa de campo junto a ella. A regañadientes, todos aceptan el convite que se convertirá en una verdadera tortura, incluido para esa madre imposibilitada de sanar las relaciones. “Es muy omnipotente, lleva una vida excesiva”, describe Roth en torno a la mujer a la que la salud no la acompaña, pero que no quiere hacerse cargo de eso.
El vínculo
-¿Cómo construyeron ese juego de roles y poderes de madre e hija?
Dolores Fonzi: -Nosotras nos conocemos desde hace muchísimos años y con buena parte del equipo también el vínculo era medio familiar. Más allá de eso, leímos mucho el texto, nos juntamos a ensayar y luego venía la cena con un vino donde seguíamos hablando sobre esto, así que ahí también se armó con el grupo una dinámica familiar, pero, claro, construir entre nosotras fue más fácil porque nos conocemos.
-¿Suma a la hora de organizar el personaje la confianza personal entre ustedes?
Cecilia Roth: -Suma muchísimo, sobre todo porque estábamos armando una familia de ficción, donde hay cosas de nuestras vidas que sabemos y que luego se convierten en parte de los personajes de la película, nos sirve para potenciar lo que hacemos. La confianza y el anclaje con el otro siempre favorece.
-Los personajes se manejan saludablemente en los grises, todos tienen sus luces y sombras.
Roth: -No son binarios, hacen lo que pueden.
-¿Dónde se bucea para llegar a ese tono? ¿Apelan a una búsqueda interna?
Fonzi: -En la actuación, sucede que, con el tiempo, al leer al personaje ya sabés qué tenés que hacer. Hay un clima y eso te va llevando a habitar lo que haya que habitar, con lo que intuitivamente te pasa.
Roth: -Con los años uno ahorra, administrás mejor lo que te va a servir para el trabajo y descartás mucho. Además con el compañero o compañera se puede dar vuelta la escena, a partir de lo que nos sucede.
Fonzi: -Ahí se hace realidad algo.
-En tanto el cuerpo del actor es un campo creativo y de exploración, ¿trabajan junto a los directores y directoras en torno a eso que debe suceder?
Roth: -Lo mejor que puede suceder entre actores y directores es que ese vínculo aparezca, sino se trataría de un sometimiento a un guion y a una decisión de dirección. Si uno siente que puede aportar otra cosa y no hay lugar para eso, no sería una buena experiencia.
Fonzi: -Aunque te puede tocar un director muy capo, donde no haya nada que decir sobre lo que él propone.
-También por inseguridad, alguien puede no permitir ese lugar de opinión y creación autónoma del actor.
Roth: -Todo puede pasar, hay tantas posibilidades como actores, autores y directores.
Fonzi: -Casi siempre, depende mucho de la dinámica que proponga el director.
En Las Fiestas, la literalidad no cuenta. Aquello que se dice, deja entrever un mundo más laberíntico, ideas escondidas y sentimientos que, de todos modos, saldrán a la luz en una historia con una atmósfera que se va tensionando, aunque sea poco lo que, aparentemente, ocurre. Como en aquellas piezas de Antón Chejov, la montaña se desmorona lentamente, aunque sus laderas no lo demuestren. En el material de Ignacio Rogers, el peso de la palabra es simbiótico con el de los silencios.
“Es un guion de clima y de fondos. El texto dice una cosa, pero lo que sucede es diferente y eso me parece que es lo lindo de la película, lejos de una historia convencional. No hay una pretensión literaria, el texto está para sostener”, dice Fonzi. “Acá la palabra no es la palabra literal”, agrega Roth.
Realidad y ficción
La televisión abierta hoy no cuenta con ficciones de producción nacional en el aire. Salvo la segunda temporada de ATAV, producción de Polka que debutará en eltrece durante el primer cuatrimestre de 2023, los actores y las actrices no encuentran en la televisión la posibilidad de actuar.
Sin embargo, los televidentes responden a la oferta de culebrones extranjeros, que resultan más económicos para los canales ya que no conllevan el costo de la realización de una producción. La oferta de ficción se resume a las plataformas, generando nuevos hábitos de consumos de las audiencias. “Se democratizó la ficción y no sólo trabajan los famosos. Hoy un actor no conocido puede escribir una serie y que se la produzca una plataforma. Algo así pasó con Normal People y Paul Mescal hoy actúa en todos lados. Con las plataformas se abrió la oferta, pero dejó seco al mercado local. Además, la industria local televisiva también transó con las plataformas”, describe Fonzi. Para Roth “la televisión abierta en soledad se quedó en el tiempo, no existe más”.
-¿No podría convivir todo?
Fonzi: -Es una pena, porque, antes, tenías una novela nacional atrás de la otra, pero, también es cierto que hoy el mercado es el mundo.
Roth: -Es más compartido y algo muy interesante es que ya no importan los acentos, se puede hablar con el propio acento en una producción que no es de tu país, antes eso era muy rígido.
-Sucede también con los locutores, dándole una impronta federal a la radiodifusión.
Roth: -Es lo necesario, democratiza.
-De todos modos, hay un público que no accede a las plataformas por un tema etario, de hábitos o económico y que añora a las tiras con sus actores y se refugia en las novelas latinoamericanas o turcas que ofrece el aire.
Fonzi: -A las latas les va bárbaro.
Roth: -Entonces, qué pena que no se hagan tiras argentinas.
Fonzi: -La lata es más barata.
Roth: -Ahora ni siquiera es lata, vienen en un pendrive.
-Entonces, podemos concluir que las decisiones de la industria están escindidas del gusto del público, porque si la novela turca tiene audiencia, también lo tendría un producto nacional que, además, generaría trabajo.
Roth: -También hay novelas turcas en las plataformas a las que les va muy bien. Hay mucha oferta para mucho público, pero también es cierto que la idea de estar en tu casa, charlando con tu amiga y mirar la novela mientras tomás mate, eso se terminó.
Fonzi: -Ahora es el noticiero con la Scaloneta.
Roth: -Ahora es el noticiero con la Scaloneta. O es Cristina (Kirchner) con no se qué y cuando no es ella, es (Mauricio) Macri con no se qué.
-Como si fuera ficción...
Roth: -Totalmente.
Fonzi: -De hecho, es bastante ficción todo eso.
Roth: -No es ficción, es verdad modificada transmitida como una ficción. Es un Truman Show.
-¿No es peligroso pensar la realidad en términos ficcionales?
Roth: -Por supuesto que sí, por eso es muy peligroso lo que sucede con los medios. En general, las personas están en un solo canal, no tienen información desde varias miradas.
-Se impone el llamado sesgo confirmatorio, la elección de informarse solo con quien coincide con el propio pensamiento.
Roth: -Hay una creencia absoluta en la veracidad de aquel que se elige para que te informe.
-Es difuso el espíritu crítico sobre lo que acontece.
Roth: -No existe el espíritu crítico.
Fonzi: -No hay que ver tele.
Roth: -Las redes también son lo mismo.
Miradas
-El trabajo artístico es público. ¿Cómo se llevan con la mirada externa y la crítica sobre lo que hacen?
Roth: -Los años te ponen el cuero un poco más duro. No puedo decir que no me afecta la crítica, pero también pasa por entender de quién viene. Por otra parte, la verdad es que no leo mucho, trato de no infectarme demasiado.
Fonzi: -No hay que sobrecargarse de información, a mí también me parece que la experiencia te va curtiendo. En mi caso, me cuelgo y no leo mucho, pero, cuando me cuentan que alguien escribió algo sobre mí, ahí lo veo.
-¿Cómo manejan el ego?
Roth: -Una psicoanalista que tuve en algún tiempo me dijo que el ego es como el colesterol, existe del bueno y del malo. El ego malo es una mierda, pero el bueno lo tenés que tener para poder subirte a un escenario, si no, no te subís, porque te daría un vértigo y una sensación de vacío brutal.
-Es un motor.
Roth: -El bueno es necesario, el otro es enfermizo.
-Cuándo se tiene una carrera muy cuidada como las de ustedes, ¿es más complejo elegir el siguiente paso?
Fonzi: -Para mí es más fácil. Con el tiempo todo es más práctico, ya sabés en qué lugares la pasás mejor, donde estarás bien. Si leo un guion donde tengo que estar encerrada en una cueva tres meses, lo voy a pensar más. Que fiaca filmar una película donde tendría que estar en el agua tres horas, pero veo a Naomi Watts que hace la película Lo imposible y sabía lo que le esperaba, pero lo hace con un gran director. Una cosa compensa a la otra.
-La experiencia agudiza el olfato.
Fonzi: -Pero no hay una especulación sobre la búsqueda de lo que será mejor.
Roth: -A mí la palabra “carrera” me molesta, siento que es un burro detrás de una zanahoria.
-Pero en tu caso Cecilia, ¿no pesa el tener un respaldo de una filmografía en la que aparece, entre otros, Pedro Almodóvar?
Roth: -No lo pienso en esos términos, el trabajo es la vida. Al haber tenido mucho placer en muchos lugares, uno siente que no tiene ganas de pasarla mal, entonces se deja pasar ese proyecto. Así elijo.
Fonzi: -No hay que desesperarse cuando no se está haciendo nada. Quizás una de las claves es entender cuándo es momento para qué, porque si estoy con mis hijos de vacaciones, eso es importante también.
-¿Qué sucede cuando el público le dice no a un proyecto valioso?
Roth: -Yo no trabajo para el público, solo elijo los proyectos por cómo lo voy a pasar ahí y qué quiero contar. Un trabajo es tu vida durante dos o tres meses.
Fonzi: -Si acompaña o no el público es medio anecdótico. Una vez que uno hace al proceso creativo, se goza, más allá si te va bien o no te ve nadie.
-También sería un autoritarismo del público que la repercusión le dé valía a un trabajo.
Roth: -No me parece mal que se piense en el público, no estoy en contra, pero yo, en lo personal, siempre siento que al público el proyecto le va a encantar, pero si no sucede, no pasa nada.
-Ahí está el ego sano.
Roth y Fonzi: -¡Claro!
Qatar
-El Mundial de fútbol se llevó a cabo en Qatar, un país donde las mujeres no gozan de los mismos derechos que los hombres y la comunidad homosexual es cercenada. ¿Qué lectura hacen de lo que sucedió?
Roth: -Es un negocio, no un país.
Fonzi: -Es muy fuerte ver cómo se armó un lugar que no existía. El mundo del fútbol es un negocio y está la FIFA de por medio.
Roth: -Se manejan fortunas. En Qatar, además, una familia es la dueña del país.
Fonzi: -Por un lado, está nuestra Selección y todo lo que hicieron, la fiesta nacional que se generó después, pero, mirando desde otra perspectiva, todo fue en un país que condena, tortura, mata y tenía a los obreros hacinados para que construyeran.
-Pero todo eso quedó fuera de plano ante la euforia futbolera.
Fonzi: -Hay algo tribal en el fútbol y eso no es intelectual, es pasional e instintivo. En cada partido lloraba y la final fue épica. El cholulismo que tengo por (Lionel) Messi es imparable, me lo traés y me largo a llorar.
Roth: -Ese equipo, ese grupo de chicos maravillosos, es el único ejemplo que, en este momento, hay en el país. Pusieron pasión, unión, amor y trabajaron muy fuerte. Y hasta se permitieron mostrar las emociones.
Fonzi: -Lo malo es que todo está inmerso en un mundo de corrupción y donde todo se maneja por arreglos.
En breve, Roth retomará el rodaje de una serie española creada por Javier Ambrossi y Javier Calvo, también responsables de aquella joya llamada Veneno. Esta vez, se trata de La Mesías, y junto a ella están Lola Dueñas y Carmen Machi, entre otras actrices. Dolores Fonzi, por su parte, está terminando la posproducción de un film que dirigió durante 2022.
-El colectivo Mujeres Argentinas está expectante ante la sentencia del juicio a Juan Darthés, acusado de abuso por la actriz Thelma Fardin. ¿Cómo viven este momento?
Roth: -Espero que la sentencia sea la lógica, la justa, ojalá lo sea.
Fonzi: -Se lo merece Thelma y se lo merecen todas las víctimas de lo mismo, estoy harta de esta gente abusadora que goza de los privilegios de un sistema que los protege.
Roth: -Se fugó...
Fonzi: -Es muy terrible, ojalá suceda lo que tiene que suceder.
-Para finalizar y volviendo a pensar en Las Fiestas, de alguna manera, el film también habla sobre el paso del tiempo. Ustedes, ¿cómo lo viven? ¿Qué implica el devenir de la vida?
Fonzi: -A mí me gusta.
Roth: -Me amigué con la idea del paso del tiempo, me gusta que pase y que las sensaciones sean otras y que aparezcan ganas de hacer cosas distintas a las que hacía antes, es la vida, ¿no?
-No siempre fue así.
Roth: -No, fue un proceso. Quizás me amigué porque he gozado y sufrido mucho cada época, cada momento. Quiero seguir así, viviendo, con todo lo que implica.
Fonzi: -Opino igual, agradecida de seguir estando viva. Creo que aprendemos a disfrutar más con el tiempo y a cosechar todo lo que se sembró. Por otra parte, los hijos crecen y se comparten otras cosas. Desde ya, lo único que uno no quiere es morir.
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