A punto de subirse al escenario por última vez como Mina Murray, la actriz, cantante, autora y directora habló con LA NACION sobre su necesidad de dejar este personaje en el pasado, de sus ganas de escribir sus propios proyectos y de recuperar su verdadera esencia, esa que tenía a los 22 cuando debutó en este medio
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Después de sus exitosas presentaciones en el Movistar Arena, de hacer temporada en Mar del Plata y de recorrer el interior del país, Drácula - el icónico musical creado por Pepe Cibrián y Ángel Mahler- vuelve a Buenos Aires para hacer su despedida triunfal en seis únicas funciones que se extenderán del 30 de agosto al 3 de septiembre. El escenario elegido para este definitivo adiós será el del Luna Park, casualmente el mismo en el que esta magnífica obra debutó allá por 1991.
“Volver al Luna Park es súper emocionante. Aparte hay que ver esta obra en el lugar donde fue concebida, donde nació”, le cuenta Cecilia Milone a LA NACION antes de calzarse por última vez el traje de Mina Murray, ese personaje que significó el comienzo de su carrera hace tres décadas atrás y que, aún hoy con todo el camino recorrido, sigue siendo el más importante. “Para mí es la despedida definitiva de Mina. Es el gran personaje de mi vida, el de mi juventud así que ahora tengo que ir por el personaje de mi adultez”, advierte mientras enumera todos los proyectos que tiene en mente, entre los que se encuentran volver a sus inicios artísticos con el tango y su rol como autora y directora. “Ya está, yo ya le di muchos besos a los monstruos; es hora de ocuparme de mí”, confiesa antes de subirse a las tablas con esta megaproducción por última vez.
-Mina es un personaje que seguramente tenés súper aceitado pero, ¿cómo son estos días previos a la despedida?
-Soy una pesada y no me pierdo ni un ensayo aunque me sé todo a la perfección. Nervios no tengo, nunca tuve nervios. Al contrario, las funciones de estreno me emocionan, me dan esa sensación festiva y exaltan la artista que soy. Soy de las que disfruto, de las que se quedan cantando cuando no está en escena; tengo esa cosa de hinchada con Drácula.
-¿El hecho de que la obra se despida en el mismo escenario en que debuto allá por 1991 tiene un plus especial?
-¡Por supuesto! De hecho, yo no había vuelto más al Luna Park. La hice ininterrumpidamente de 1991 a 1994, después estuve nueve años sin hacerla y volví cuando se repuso en el teatro Opera en 2003 y luego, nos fuimos de gira por toda la Argentina. Así que volver al Luna Park es súper emocionante. Yo pensé que ya había hecho mi despedida en octubre en el Movistar Arena, que es un estadio mucho más grande que el Luna, pero vino Ángel y me dijo: “¿No querés hacer las cinco últimas definitivas en el Luna Park?” Y a mí me decís el Luna Park y es mi cuna, así que no había forma de que no acepte. Aparte de verdad hay que ver esta obra en el Luna Park porque es el lugar donde fue concebida, donde nació. También me conmueve mucho que este 29 de agosto vamos a estar haciendo el ensayo general justo a la hora que nacimos así que cumplir 32 años sobre el escenario es un regalo de la vida.
-Debutaste en este rol a los 22 años y hoy, a tus 54, te despedís de él, ¿Mina es el personaje más importante de tu carrera?
-¡Sí, sin dudas! Mina nació conmigo y yo nací como artista con ella un 29 de agosto de 1991. Mis amigos me llaman para el 7 de marzo (día de mi cumpleaños) y para el 29 de agosto que es mi cumpleaños como artista (risas). Este personaje fue mi nacimiento porque nunca antes me había subido a un escenario ni había hecho algo profesional, así que no hay posibilidad que haya un personaje que lo supere.
-¿Qué fue lo más interesante de interpretarla y qué fue lo que más te costó?
-Costar no me costó nada porque Mina soy yo. Cuando a Pepe Cibrián se le ocurre la idea de Drácula le pide una cita a Tito Lecture sin tener la obra escrita. Tito le dice que sí porque le resulta atractivo lo que él le relata e inmediatamente tienen que iniciar las audiciones. Por lo tanto, cuando yo quedé elegida solo había algunos fragmentos escritos; la obra se fue escribiendo con nosotros. Por eso, los personajes que fueron naciendo tienen mucho de nosotros. Yo iba a la casa de Pepe mientras él escribía, me quedaba a dormir, tomaba nota con mi letra y después se lo dictaba para que él los pase a máquina, entonces Mina tiene muchísimo de mí.
-¿Por ejemplo?
-Tiene la pasión, la fuerza y la valentía mía. Se parece tanto a mí que besa al vampiro para explicarle que está confundido, que no es amor. O sea, le da amor para explicarle que no es amor a un ser que la está por matar. Y eso me identifica cien por cien porque yo soy muy valiente para esas cosas. Yo no le tengo miedo a las almas y creo que siempre se puede llegar a ellas por más oscuras que estén, siempre se puede ver un halo de luz. Además Mina es muy buena amiga y dice lo que piensa, quedó huérfana y saco adelante a su familia como yo a los 19 años que quedé a cargo de mi casa; más allá de que ella era millonaria y yo humilde. Así que hay muchas cosas de Mina que son mías. Y creo que esta sensación de dejar atrás a Mina tiene que ver con esto de: “Bueno, ya está. Yo ya le di besos a los monstruos; es hora de ocuparme de mí”.
-¿Qué te pasa cuando ves este rol interpretado por otro cuerpo y otra voz?
-Me gusta la sensación de entregar la posta a alguna jovencita. Si bien la han hecho un montón de chicas y honro a todas las que pasaron por este papel, a mi me conmovió mucho que la haya hecho la sobrina de Pepito, Candela Cibrián, cuando se cumplieron los 20 años. Eso fue muy lindo para mí porque era de la familia Cibrián, que la siento también como mi familia. Ella tenía dos años cuando yo lo hacía y me llamó Mina hasta los seis por eso, cuando la encarnó tuve una sensación de continuidad muy hermosa.
-¿Cómo fue el reencuentro con Juan Rodó después de tantos años?
-La primera vez que trabajamos juntos teníamos 22 y 24 años. Siempre nos quisimos mucho, siempre nos entendimos con sólo mirarnos, nuestras madres se hicieron amigas, nuestras familias tenían un vínculo, pero ahora que ha pasado la vida nos reencontramos de otra manera; nos sentimos más hermanados. Sobre el escenario nos entendemos como nadie, es asombroso. Es como si habláramos con solo mirarnos, yo trabajo con mucho gusto a su lado.
-¿Y con Pepito?
-Con Pepito nos llevamos mejor trabajando que en la vida (risas). Él tiene un lugar demasiado grande en mi corazón entonces chocamos mucho. Si bien soy re contra paciente y cariñosa reconozco que con él me pongo más exigente que con otras personas. Entonces es una relación en la que vamos y venimos, es un vínculo demasiado difícil de entender. A veces los grandes amores son complicados... Pero en lo laboral nos llevamos fantástico. Yo soy tan exigente como él, a veces vivo retándolo porque no me gusta improvisar sobre el escenario; soy de esas que piensa que la obra hay que hacerla tal como es.
-¿El te da ese lugar para opinar?
-Sí, tenemos mutua admiración y nos respetamos muchísimo.
-Hace unas semanas, se volvió a reflotar esta polémica de “actores vs. mediáticos” cuando Pepito cuestionó que Julieta Poggio haya sido elegida para protagonizar en avenida Corrientes, ¿qué opinás al respecto?
-La verdad que no me detengo en eso. No me parece que haya que clavarse puñales porque apareció alguien sin formación ni tampoco me parece que porque tiene muchos seguidores haya que subirlo a un espectáculo. Siento que si Dios o el Universo decidieron que alguien va a ser artista, va a llegar a serlo por cualquier medio. Yo entiendo igual lo que dice Pepe, pasa que a veces en su forma tan temperamental de decir las cosas se confunde su mensaje. Creo que es cierto que a veces en el medio no se le da lugar a los verdaderos talentos, pero eso tiene que ver con el medio no con Julieta. Es más, quizá si ella hubiera ido a una audición de Pepe a lo mejor quedaba y hoy sería la protagonista de un musical. A veces uno se sorprende y del nacimiento más tonto surge una gran intérprete.
-De hecho, hace unos días tu marido (Nito Artaza) se reunió con Coti Romero de Gran Hermanopara convocarla para el verano, ¿te pidió opinión antes de llamarla?
-Me pide opinión y a veces la toma y a veces no, como también me pasa a mí con él. En este caso, no tengo una opinión formada porque ni siquiera estuve en casa el día que vino así que no la conocí personalmente. Pero me parece que está muy bien, me parece positivo que Nito vuelva a ocupar ese lugar dentro del mundo del espectáculo, de descubrir gente o subir al escenario figuras que vienen de otro palo como fue cuando contrató a Ingrid Grudke, Daniela Cardone o Nicole Neumann y que en escena se mezclaban con Antonio Gasalla, Flavio Mendoza o Cacho Castaña. Eso me parece fantástico de él.
-Recién hablabas de la necesidad de despedir a Mina, un personaje de tu juventud, para dar paso al de la adultez... ¿Cuál sería?
-Siento que cuanto más grandes somos más nos acercamos al niño que fuimos. Yo creo que un adulto para atravesar los dolores de la vida tiene que regalarse el sueño que tuvo alguna vez y yo voy por eso, voy por el escenario, voy por la creación, voy por mis propios espectáculos. Estoy volviendo un poco a mis inicios artísticos con el tango. El 15 de septiembre me presento con MasterTango en Mendoza y el 10 y 11 de noviembre en Café La Humedad en Buenos Aires. La idea del espectáculo es un poco volver a uno y hacer un repaso por quienes me dieron esa master class de tango como Gardel, Mariano Mores, Discépolo, Pugliese. Un paseo por mis grandes referentes y por esos tangos que nos unen.
Enfrentar los “no”
-Sos actriz, cantante, autora y directora, ¿tenés alguna asignatura pendiente?
-Creo que escribir más. Yo escribo mis espectáculos, he adaptado obras como La jaula de las locas, he escrito letras de canciones, pero estoy convencida de que me falta mucho más. Yo debuté a los 22 pero yo quería ser artista desde los 4, entonces para mí llegue tardísimo.
-¿Esa dura situación familiar de la que hablabas hace un rato hizo que tengas que buscar tus propias oportunidades de más grande?
-Claro, antes no se podía. Por eso cuando escucho a alguien decir: “La profesión es dura…” No, a mí no me la contás, eso es porque no saliste a pelear. Si tenés un poco de talento y no llegaste a hacer nada es que te quedaste sentado.
-En esa búsqueda por cumplir tus sueños, ¿hubo algún trabajo del que te hayas arrepentido?
-No, no soy de arrepentirme mucho en mi vida. Hubo una película, donde tuve una participación chiquita, que me la contaron distinta. Quizá si sabía cómo era no hubiese participado, pero por lo general suelo elegir muy bien los proyectos porque, como buena pisciana, soy muy intuitiva. Siempre espero que llegue algo que me impacte en el corazón.
-O sea que no hay muchos fracasos en tu C.V...
-Por suerte siempre elegí bien. De hecho, pocas cosas a las que he dicho que no, han funcionado. En cambio, he dicho que sí a espectáculos como Drácula, Lo que el turco se llevó, Boeing boeing, El show de las divorciadas, Poné a Francella; todos un éxito. Y cuando no va bien o no suena el teléfono, siempre algo me invento. No puedo no ejercer, me hace mal estar quieta. Soy una convencida de que los golpes no te endurecen sino al contrario, te ablandan. Por eso es uno el que tiene que volver a levantarse porque esta es una profesión donde todo el tiempo te dicen: “no servís”, “no tenés popularidad”, “a nadie le interesa el tango”.
-¿Tuviste muchos “no” a lo largo de tu carrera?
-¡Miles! Pero es así esta profesión. De hecho, siento que mi artista estaba un poco tirada en la lona últimamente como que fui perdiendo esa capacidad de lucha con el tiempo. Creo que me quedé demasiado callada, que hice demasiado silencio entonces ahora me toca gritar, adueñarme de mi voz e ir por mis propios proyectos.
-Bueno, contás con el plus de vivir con un productor...
-Sí, pero eso a veces es peor porque te quedás en la cómoda. Le llevás una idea pensando que en algún momento la va a hacer y no la hace porque él tiene otras cosas como hacer política o porque lo contratan como pasó este verano. Entonces aprendí que yo tengo que autogestionarme, generar el proyecto y si se suma Nito, genial.
-¿Te gustaría volver a trabajar con él?
-Sí, yo me siento muy a gusto trabajando con él. Aunque con Nito es al revés que con Pepe; nos llevamos mejor en la vida que en el escenario. Cuando trabajamos nos peleamos todo el tiempo.
-¿Nunca te dieron ganas de involucrarte en política?
-Noooo, yo soy artista.
-Bueno, él también...
-Sí, pero él es artista y productor. Yo soy una productora creativa no de dinero. Pienso que cuando vos sos artista necesitás conmover a los kirchneristas, a los de Milei y a los del Pro entonces ser partidaria me parece que es totalmente incompatible con mi profesión. Hay gente que lo ve de otra forma: “Soy artista, puedo llegar mejor a las almas y así militar por lo que creo justo”. Eso le pasa a Nito y es súper respetable, pero en mi caso no funciona así. Yo necesito que entre mi público haya un militar de derecha y un sindicalista de izquierda y que se rían los dos, que lloren los dos y que se emocionen los dos, esa es mi misión en la vida.
Celebrar el amor
-El año que viene cumplen siete años de casados con Nito, ¿es verdad que van a renovar los votos matrimoniales?
-Sí, es verdad. Nito quiere hacer algo festivo, él quiere hacer ruido. El chiste empezó con esto de evitar la comezón del séptimo año, pero es una excusa. Nito por cualquier cosa te hace una fiesta y a mí me pareció bonito como una especie de confirmación del sentimiento.
-Hace poco dijo que le hubiera gustado ser padre nuevamente con vos pero que “se les pasó el tiempo” y se adjudicó un poco la culpa, ¿qué te pasó cuando lo escuchaste?
-Me pareció un buen gesto porque tiene que ver con el amor y con su sentimiento más profundo.
-¿Te hubiera gustado ser madre?
-No sé, seguramente me hubiera gustado si hubiera ocurrido pero como no ocurrió... En ese sentido soy muy sabia. Si yo hubiera tenido verdadera vocación de madre, hubiera adoptado, o hubiera alquilado un vientre o hubiera recurrido a un donante, pero se ve que no tuve vocación porque sino lo hubiera sido con o sin él, aunque él hubiera llegado tarde.
-Volviendo a tu dura historia familiar, a los 47 años conociste a tu media hermana, ¿tienen relación hoy en día?
-Tengo la relación que se puede tener con alguien que no compartiste la infancia, pero me pareció que era una manera de sanar los errores de mi papá de no habernos presentado. Igual rescato que nos haya dado a cada una amor y que la haya reconocido sin ADN; eso es lo que más valoro de él. Las cosas pueden salir bien o mal en la vida pero uno tiene que hacer.
Entre sueños y la inocencia perdida
-¿Qué queda de esa jovencita que a los 22 años y llena de sueños fue a audicionar para Drácula?
-Justamente todo lo que yo quiero rescatar y exaltar ahora. Yo fui muerta de emoción, muerta de ansiedad y de desesperación porque me vieran y entendieran que yo debía ser artista. El teatro es como mi casa, no hay un lugar más seguro para mí.
-¿Y qué cambió?
-Cambió que se cansó. El medio la fue cansando, el machismo, el acoso o, mejor dicho, esa gente que no llegó a acosarte pero que como no te acosó tampoco te dio trabajo. Era inocente a los 22 y no me imaginaba que eso era tan común.
-¿Viviste situaciones de acoso?
-Muchas veces y es algo muy doloroso para mí. Tengo muchos recuerdos de verme paradita y que un tipo diga: “Ah, no, pero tiene lindas piernas” y duele porque yo tenía una fortaleza enorme. Yo tenía valores, una familia, una estructura, fe, pero hay muchas chicas que lamentablemente caen en eso por desesperación, por querer ser artistas, por no tener la fuerza para decir “no”. Hoy las abrazo con todo el corazón porque puedo entender cada dolor.
-¿Te seguís cruzando a muchos de ellos?
-Uf, si me pongo a hablar... la gente que todavía veo trabajando. Yo estuve muchos años sin que se supiera si yo tenía pareja o si estaba en una relación y ahora tristemente noto, desde que me puse en pareja con Nito, cómo muchos hombres cambiaron su forma de tratarme. Es un medio muy duro, todavía hay mucho por hacer, todavía no estamos a la par.
-¿Pudiste hablarlo con alguien en su momento?
-No, y eso creo que es lo que más me duele porque era como aceptar que la profesión era así. Cuando yo era chica mi mamá me leía obras de teatro, no me leía cuentos. Pero había uno en particular de Las mil y una noches que le pedía que me repitiera siempre: El pájaro que habla, el árbol que canta y el agua de oro. La trama habla de varios hermanos varones y una hermana mujer que van detrás de un desafío. Ninguno de los varones lo logra pero ella, la única mujer, tapándose los oídos, mirando solo para adelante y disfrazada de varón logra llegar a su cometido. Creo que de algún modo ese cuento marcó mi personalidad porque me hizo entender que yo no podía detenerme, que yo no podía escuchar, que yo tenía que seguir.
-Si miraras hacia atrás, viendo todo lo que lograste hasta hoy, ¿qué le dirías a esa jovencita inexperta?
-No le diría nada. Al contrario, yo le pediría consejos a ella. “Decime cómo recupero esa potencia con la que entraste aquella vez por la puerta de Lavalle 99 a comerte el mundo”, eso le diría. De hecho, se lo pregunto a diario.
Para agendar
Drácula. Funciones: miércoles 30 y jueves 31 de agosto, y viernes 1° de septiembre, a las 20.15. El sábado 2 de septiembre, a las 19, y a las 23. Y el domingo 3, a las 19. En el Luna Park.
Agradecimientos: restaurante La Olla de Félix.
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