Se conocieron haciendo un noticiero y rápidamente se convirtieron en confidentes; sin embargo, tuvieron que transcurrir muchos años hasta que pudieron trascender la amistad y reconvertir el vínculo que los unía
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Llevan 22 años de pareja, 20 de convivencia y hace tres años pasaron por el Registro Civil. Respetados y queridos por el medio y por el público, conforman una de las parejas más establecidas del ambiente periodístico. Cecilia Laratro y José Chiche Almozny, de ellos se trata, fueron amigos durante muchos años. Compinches y confidentes, se ufanaban de desmentir la máxima, arcaica y reiterada, que asevera que no puede existir la amistad entre el hombre y la mujer. Sin embargo, ellos mismos debieron claudicar ante sus propias convicciones cuando un sentimiento diferente se instaló en ese vínculo genuino.
Chiche Almozny es quien abre la puerta de la coqueta casa que habita con su mujer en el corazón de Palermo. Luminosa, con plantas enormes y una enredadera que acaricia la medianera, una escalera que es todo un objeto de diseño para admirar y armonía en el conjunto. Tan prolija como suele verse a sus propietarios siempre alistados con outfit perfecto.
“Chiche lleva los números”, dice ella, desmemoriada para las estadísticas en torno a los años de la pareja y a los que llevan viviendo en esa casa. “Primero fueron catorce años de amistad”, explica él.
-¿Se conocieron en ATC?
Chiche Almozny: -Sí, yo entré en abril de 1984 y Cecilia ya llevaba un tiempo trabajando allí.
El primer proyecto que los vinculó en el canal fue Noticiero Nacional, donde compartían el estrado informativo con Mónica Gutiérrez y Carlos Campolongo. “Nos tocó cubrir la Semana Santa de 1987, tengo registros de esa época, de estar informando lo que sucedía durante todo el día”, recuerda Laratro en torno a aquella revuelta de los militares, autodenominados “carapintadas” y liderados por Aldo Rico, que sacudió al gobierno democrático de Raúl Alfonsín.
Al poco tiempo, Laratro también comenzó a trabajar en Badía y Cía., donde conformó con Juan Alberto Badía la pareja de conductores más recordada del prestigioso ciclo. “Con Juan Alberto y con su hermana Marisa teníamos una relación hermosa, casi de familia”. “Hace diez años, Juan estuvo unos meses antes de fallecer en el cumpleaños de Cecilia”, recuerda Almozny. Efectivamente, la casa es de puertas abiertas. Como grandes anfitriones, en el living se ven fotos con amigos entrañables como Graciela Borges.
Almozny, por su parte, es el responsable de perlas periodísticas, como aquella vez que jugó al tenis con una prodigio en ascenso: Gabriela Sabatini. Eran tiempos donde el vínculo con su actual mujer era de amistad.
La carrera en los medios de comunicación que Laratro y Almozny desplegaron es intachable, no han dejado de trabajar jamás, lo cual los convirtió en dos profesionales rigurosos muy instalados en el gusto de las audiencias, que también aprobaron el vínculo de pareja. Se sabe, el público, a veces, es implacable con las decisiones de las figuras públicas.
Amigos son los amigos
-¿Cómo era la situación afectiva de cada uno cuando comenzaron a trabajar en Noticiero Nacional?
Almozny: -Cuando nos conocimos, los dos estábamos casados, Cecilia ya tenía a su hija María y yo a Pablo y a Romina. Ahora tenemos cinco nietos, uno por parte de Cecilia y cuatro de mi lado.
-Volvamos a aquellos tiempos en los que trabajaban juntos.
Almozny: -Nos fuimos haciendo amigos, salíamos a comer en grupo con los compañeros de Canal 7 y hasta nos frecuentábamos, ella ha venido a comer asados a mi casa con su familia y mi exesposa, mis hijos y nosotros visitábamos la suya.
Laratro: -Éramos ciento por ciento amigos, no había ningún otro tipo de sentimiento que nos involucrara.
En aquellos tiempos donde compartían la amistad y el trabajo en Argentina Televisora Color, hoy TV Pública, Chiche logró una de las coberturas más importantes en la historia del periodismo deportivo en televisión, cuando regresó en el avión que traía a la Selección Nacional campeona de México ´86: “Tuve el privilegio de compartir ese vuelo y entrevistar a Diego Maradona, que fue la nota de mi vida, y al resto de los jugadores. De Ezeiza nos fuimos al balcón de la Casa de Gobierno”.
Almozny es uno de los periodistas deportivos con más caudal de anécdotas. Su lealtad profesional lo llevó a trabar relación con grandes figuras no solo del fútbol, sino también del tenis, el deporte que practica consuetudinariamente. “Fuimos al casamiento de Guillermo Vilas, un ser muy especial y querible, estaba muy enamorado”, rememora Laratro.
El anecdotario de ambos es inabarcable, una y otra vez aparecen esos recuerdos que fueron atravesando la vida en común. Charlar con ellos se convierte en un ping-pong de nombres, curiosidades y anécdotas. Complicidades que fueron macerando desde aquellos tiempos de legítima amistad.
Se contuvieron emocionalmente cuando sus respectivos matrimonios entraron en crisis y se disolvieron. En el caso de Cecilia, cuando había roto con el padre de su hija y luego cuando concluyó una pareja de una década. Chiche, a su vez, había dado por concluido su matrimonio con la madre de sus hijos. En el mientras tanto, ellos seguían siendo amigos contenedores de los dolores del otro.
Lo curioso de este tejido, que se fue armando naturalmente, es que cuando Cecilia formó aquella pareja de diez años sin convivencia, ante cada crisis, su novio sollozaba en los hombros de Almozny, ya muy amigo de Laratro, pidiéndole que mediara entre ambos. “Yo le decía ´Cecilia, mirá que es un buen tipo´”. A la inversa, también aparecían las confesiones más íntimas: “Como nosotros no teníamos nada que ver, Chiche hasta me contaba sobre alguna novia que podía aparecer”, recuerda ella.
Los amigos eran amigos y el vínculo se basaba en la buena fe: “Muchos habrán pensado que estábamos juntos desde hacía tiempo, pero la verdad que no, fuimos amigos ciento por ciento durante años”, afirma el periodista, que es una de las caras de la señal TNT Sports.
“Acá me quedo”
La vida fue modificando sus realidades y también en ellos comenzó a encenderse algo más profundo. Chiche tomó la iniciativa, pero Cecilia se mostraba reticente a establecer una relación ya que “no quería poner en juego la amistad por algo que no sabía cómo podía terminar y que, si no funcionaba, me parecía un costo muy alto a pagar”. Chiche recuerda: “Más de una vez la invité a un apart en el que vivía cuando ya me había separado y no hubo forma que accediera”. Pasó el tiempo, él se mudó a un departamento sobre Salguero, cerca de la calle Bulnes, donde vivía ella: “Iba a la verdulería y le tocaba el timbre para saludarla, pero no me hacía subir”.
“Una noche me invitó a su casa para ver una película y comer sushi. Ahí ya nos miramos con otros ojos, pero luego vino una etapa en la que decíamos que no éramos nada. Ya no éramos amigos, pero tampoco habíamos formado una pareja”, recuerda ella, sobre ese tiempo que fue una especie de limbo de dos años. Sin embargo, fue un tiempo en el que ambos se conocieron desde otro lugar. “Tampoco quería algo muy serio, ya que yo terminaba de separarme”, aclara él, pero sin mucha convicción, ya que estaba muerto por Cecilia.
Durante esos dos años fueron profundizando un vínculo que se terminó de formalizar en un semáforo. Así son las cosas en el mundo del amor. Laratro y Almozny protagonizaron una escena digna de un culebrón de Alberto Migré o de una tira turca para estar más a tono con los tiempos que corren. “Íbamos en su auto y, al parar en una esquina, me dijo: ´Yo me quedo acá´. Una frase que, al principio, no entendí muy bien, pero después me di cuenta que quería decir que se quedaba conmigo y yo con él, por supuesto”, afirma la locutora y periodista hoy al frente de Compañía de radio, su ciclo en la AM La 990, un remanso en la vorágine radial donde las profundas entrevistas a figuras de renombre como Ricardo Darín, Eduardo Sacheri u Oscar Martínez son el nudo del exquisito programa. Almozny, por su lado, acompaña a Fernando Bravo en las tardes de radio Continental y también forma parte del ciclo de Diego Iglesias en Radio con Vos.
-¿Es beneficioso para la pareja todo ese conocimiento como amigos de tantos años?
Laratro: -Suma un montón porque la relación de amistad, al no tener compromiso amoroso, permite que uno hable libremente, a calzón quitado, algo que, quizás, con la pareja cuesta mucho más.
-¿Son conscientes que son los responsables de avalar aquello de la imposibilidad de la amistad entre el hombre y la mujer?
Laratro: -Fuimos amigos muchos años...
Almozny: -Para el Día del Amigo nos invitaban a los programas a dar nuestro testimonio.
-Daban testimonio de una teoría que luego hicieron trizas.
Laratro: -Tremendo...
Almozny: -Tampoco es tan así, sigo teniendo varias amigas, aunque Cecilia fue la mejor amiga que podía haber tenido.
-Chiche, ¿cuándo comenzaste a percibir un sentimiento más profundo hacia Cecilia?
Almozny: -Fue esa noche que visitó mi casa.
Laratro: -Arrancó como un “¿y por qué, no?”
-Vos la habías invitado como amigo...
Almozny: -La invité pensando en un “¿y por qué, no?”
-Cecilia, no aceptaste aquella invitación de manera ingenua...
Laratro: -Para nada, si no me hubiese negado como tantas veces lo había hecho.
Almozny: -Podría decirte que antes se negaba debido a una prensa injusta que se me hizo...
-¿Fama de mujeriego?
Almozny: -Fue muy exagerado y todo prescribió, pero además cuando alguien le iba con el cuento a Cecilia, yo le pedía que me dijera un nombre. Y ese nombre nunca aparecía.
-Cecilia, ¿te hablaban sobre las mujeres de Chiche?
Laratro: -Había un run run...
Almozny: -Nadie sabía nada porque siempre fui muy reservado. Aunque, desde ya, lo que pasaba con Cecilia lo mantuve más reservado aún por todo lo que significaba. Por otra parte, también me gustaba mucho, y esto puede sonar machista, que ella fuese muy reservada y que no se supiera nada de su vida. Más allá de todo, ambos somos buenas personas.
-Cecilia, luego de tantas negativas, ¿por qué aceptaste aquella vez ir a su departamento?
Laratro: -Hacía un rato largo que estaba sin pareja y, aunque no tenía la intención de ponerme en pareja con él, me relajé y fui. Quizás me puse más adulta y me atreví a un “que sea lo que Dios quiera”.
-¿Te acordás de aquella noche?
Laratro: -Por supuesto, vimos la película Sostiene Pereyra. ¿Te acordás?
Almozny: -Claro, ahí comenzó la historia y terminó inmediatamente porque luego vino la etapa de dos años en que no éramos nada.
Laratro: -Incluso no nos veíamos muy seguido.
Acorde a sus vocaciones, aquel film, basado en la novela de Antonio Tabucchi que transcurre en Lisboa, tiene a un periodista como protagonista. Luego de aquella noche idílica entre cine, brindis y pieles confundidas, le siguieron los dos años en los que la consumación había trascendido a la amistad, pero la envergadura de pareja se hacía rogar.
Convivencia
Miedos, tabúes, indecisiones no lograban concretar la unión. Hasta el 2001, cada cual vivía en su departamento, a muy pocas cuadras de distancia en esa zona de Barrio Norte influenciada por Palermo. “Cecilia se quedaba muy seguido en casa, hasta que un día se quedó definitivamente”, recuerda Almozny. “Después empezamos a buscar una casa para vivir juntos, pero sin ningún apuro, hasta que apareció el lugar donde vivimos desde siempre”, dice Laratro.
-¿Qué tiene a favor y qué en contra la convivencia?
Laratro: -Hablar de fórmulas es una idea romantizada de la pareja. En una relación de veinte años, un día estás fantástico, otro día te querés separar, después te morís de risa. Y también se da gracias a Dios por tener a alguien con quien compartir una lectura, una película o una comida, o quien te cuide si estás enferma y viceversa. En la pandemia, donde había tanta soledad, agradecí mucho tener a Chiche al lado, pero no hay una fórmula, las parejas no son de una sola manera y no siempre se está igual. A veces te peleás y no te bancás, otras veces, sí. Por otro lado, a esta altura de mi vida, disfruto la rutina con Chiche, las cenas, dormir juntos, charlar.
Almozny: -A veces chocamos porque tenemos puntos de vista diferentes sobre algo, pero es muy gracioso porque, más de una vez los dos decimos lo mismo, pero seguimos discutiendo como si no coincidiéramos. Ahora, yo te puedo resumir por qué elijo a Cecilia cada día y tiene que ver con qué no hay lugar donde pueda estar mejor que al lado de ella. No se me ocurre. Lo malo es que mis amigos me dicen “no sé qué hace Cecilia con vos”.
-Cuando discuten, ¿quién pone fin al conflicto?
Laratro: -Hace tanto que estamos juntos, que ya no pasamos demasiado tiempo sin hablarnos. Antes, los enojos eran más prolongados.
Nunca se separaron y aquellos silencios no se extendieron más allá de algunas horas. “No hay que acumular temas, todo se debe charlar en el momento, porque si te guardás algo cuando discutís sale todo a flote”, sostiene Chiche con buen criterio.
En el día a día, Cecilia, cuyo fuerte no son las hornallas, le da indicaciones a una empleada organizando el menú que se preparará para cada día. Aunque confiesan que no se cuidan, se los ve espléndidos, disfrutando de la sensualidad y de la seducción que no está reservada solo para los sub 40. “No soy demasiado consciente de eso, pero indudablemente los dos somos muy coquetos, aunque no estamos todo el día producidos”, grafica la periodista. Sin embargo, Laratro debe ser de esas personas a las que hasta la ropa de entrecasa le luce con charme, como si se tratase de modelos de diseño importados de Milán. “Nos cuidamos, pero, en mi caso, después de cuarenta años de televisión, donde había que estar pendiente de la ropa, el pelo, el maquillaje y las manos cuidadas, hoy me permito relajarme un poco más”.
-Chiche, a veces el hombre se abandona con los años y no se cuida tanto, pero eso no sucede con vos.
Almozny: -Tengo que frenar con las harinas, debería estar mejor, pero hago deportes.
-Manejaron la vida pública con mucha cautela, algo no usual en tiempos de exhibición mediática.
Laratro: -Siempre me consideré una laburante, con la conciencia de que mi oficio tiene la particularidad del reconocimiento social. Cuando iba a buscar a mi hija al colegio, sus compañeros me cantaban la canción de Badía y Cía., así que, en casa, me encargaba de explicarle que mi trabajo era público, pero que el de la mamá de su amiga, que era médica, era tan valioso o más que el mío.
-¿Tienen trato con sus ex?
Laratro: -Cuando nació mi nieta, fuimos a la casa de mi hija y nos vimos con el papá en el rol de abuelos. Alicia, su mujer, ha venido a casa a buscar algo que necesitaba y en los actos de colegio o en los cumpleaños de mi nieta nos vemos todos en el colegio. No somos de pasar la Navidad juntos, no somos tan jóvenes.
Almozny: -En mi caso, después de separarme, durante mucho tiempo no vi a mi exmujer, incluso los chicos no querían juntarnos, pero, ahora, que corrió tanta agua bajo el puente, nos encontramos, nos hemos llamado cuando fallecieron nuestros padres, todo bien.
Luego de aquella experiencia en Noticiero Nacional, donde se conocieron, compartieron un programa de radio, pero la cosa no funcionó. A tal punto fracasó la idea que, alguna vez, Cecilia, enojada con Chiche por algún tema doméstico, abandonó el estudio y dejó plantado a su marido en el aire. Hoy, eligen caminos laborales separados para preservar la paz marital. “Preferimos acompañarnos y acosejarnos, mirando lo que hace el otro”, dice Almozny.
Laratro dejó la televisión en 2015, aunque no descarta regresar con un formato que le calce justo. Cuatro años después de la despedida de ella frente a cámaras, la pareja se convirtió en matrimonio legal, en una ceremonia en el Registro Civil de Córdoba y Bonpland.
Sostiene Pereira, aquella película que selló el primer encuentro, fue un presagio. Pereira, en portugués significa peral. Como una voltereta del destino, aquella noche ellos también sembraban la semilla propia de lo nuevo por venir.
Se conocieron en 1984 y, de una u otra forma, sellaron ese destino que los convirtió en inseparables. A casi cuarenta años de ese cruce iniciático en un pasillo de un canal de televisión, ¿dónde sino?, se siguen eligiendo. “No la cambio por nadie”, finaliza él, dejándole la última palabra a su esposa: “No nos cambiamos por nadie”, remata ella.
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