Junto a sus hijas, Oriana y Tiziana, celebran 20 años juntos, recuerdan su historia de amor, hablan del paso del tiempo y de su hija famosa
A primera vista, no tienen nada en común. Ella es extrovertida, rebosa energía y sensualidad. El, en cambio, es tranquilo y más reservado. Catherine Fulop (49) es una latina exuberante, apasionada, intuitiva y puro corazón, y Osvaldo Sabitini (49) es un porteño típico, más mental y algo misterioso. Sin embargo, después de compartir un largo rato con ellos, dejan entender por qué están a punto de celebrar veinte años de amor: se ríen, están pendientes uno del otro, se hablan al oído y, cuando se espían de reojo, saltan chispas. "Nos divertimos como el primer día y todavía nos gustamos mucho", dirán después, durante la entrevista con ¡Hola! Argentina, mientras repasan dos décadas de historia en común, en las que formaron una familia –tienen dos hijas, Oriana (18) y Tiziana (15)–, enfrentaron crisis, se reinventaron y volvieron a elegirse.
–¿Cuál es la fórmula Fulop-Sabatini para estar juntos veinte años?
Cathy: Cuando uno quiere construir un matrimonio hay que saber ceder y dejar el ego de lado. Porque el amor de pareja es uno de los amores más frágiles que existen. Es el único del que podés transformarte en ex. Nunca serás ex de tu mamá, de tus hijos, de tus hermanos, pero de tu marido o tu mujer sí. Hay que quererse mucho, comprender al otro y mirarlo. Y cuando digo mirar, digo mirarlo de verdad, profundamente.
Osvaldo: Creo que no existe una fórmula. Todo se va dando naturalmente o no se da. Lo que sí necesitás es ciertos ingredientes para que la pareja vaya evolucionando. Y la base siempre es el amor y gustarse uno al otro.
–¿Cuándo sintieron que la relación iba en serio, que tenía un gran futuro?
Cathy: Cuando asumimos un compromiso de verdad y empezamos a trabajar para que funcionara. Es mucho más fácil desertar, abandonar frente a la primera crisis, decir "bueno, esto no va, mejor sigamos cada uno por su lado". Uno se puede perder un poco en el camino, porque a veces evolucionás más rápido que el otro, pero ahí está la clave, ahí es cuando hay que trabajar para volver a encontrarse. Si en algún momento decidimos armar algo tan importante como una familia, tenemos que ser capaces de volver a encontrarnos. Yo quiero que lo que siento en este momento nunca termine, porque es bello lo que siento. No estoy con Ova por comodidad, soy feliz a su lado.
–¿En algún momento tuvieron una crisis terminal y pensaron "nos separamos"?
Osvaldo: La única crisis fuerte que tuvimos fue cuanto "Titi" tenía un poco más de 1 año, y ahora tiene 15.
Cathy: Y bueno, teníamos dos niñas muy chiquitas, yo las hormonas alborotadas, pensando en mi carrera, queriendo volver a trabajar y llevándome a mi hija conmigo a grabar para darle de mamar. Me sentía sobrepasada, me sentía lejos de él. Era como que no nos poníamos de acuerdo, estábamos desencontrados. Hicimos terapia, buscamos una tercera opinión que nos tirara un centro. Yo era la que creía que la cosa no daba para más, que todo era demasiado para mí, que no podía. En cambio, él tenía más fe en la pareja, en que íbamos a volver a estar bien. Cuando pudimos encontrarnos otra vez, volvimos a reírnos, a amarnos como el primer día.
–¿Quién afloja primero cuando se pelean?
Osvaldo: No peleamos nunca. De verdad, nos llevamos muy bien. Ninguno de los dos es rencoroso, de enojarse o quedarse enganchado con el enojo.
Cathy: Es cierto lo que dice Ova. No somos de esas parejas que por ahí están varios días sin hablarse. Pienso y pienso y no recuerdo cuándo fue la última vez que nos peleamos. Además, somos muy de respetar la postura del otro. Y todavía más, delante de nuestras hijas. En estos días yo he tomado una decisión con respecto a "Titi", por ejemplo, para ajustarle unas tuercas, ponerle unos límites, y Ova no estaba de acuerdo, pero me respetó y no intervino. Nunca nos desautorizamos delante de ellas.
–¿Se imaginan envejeciendo juntos?
Cathy: No me imagino envejeciendo con otro persona, ahora más que nunca sé que no podría estar con otro. El tiene algo de mí que solo tiene él, y yo tengo algo de él que solo tengo yo. No puedo decir que este amor va a ser para siempre, porque uno nunca tiene la verdad, pero yo desearía tenerlo siempre a mi lado a Ova. Porque nadie más va a mirarme como él me mira. El tiene a la Cathy en estado más puro. El me conoció en mi esencia, estuvo conmigo en todos los momentos: cuando fui madre por primera vez, en mis fracasos, mis triunfos… Son muchos años. Hoy son veinte, pero van a ser treinta, cuarenta, y ojalá cincuenta.
Osvaldo: La química y la atracción no se pueden explicar con palabras. Cathy y yo nos seguimos gustando mucho y la pasamos bien juntos. Hay muchos matrimonios que conviven treinta años, envejecen uno al lado del otro, pero la pasan mal.
–Oriana y Tiziana están más grandes y pronto se van a independizar. ¿Cómo se preparan para el nido vacío?
Osvaldo: Bueno, no tan pronto, serán diez años más ¿no? [Risas].
Cathy: Y, ya empezaron a volar solas. Oriana trabaja, está todo el día en la calle, y de repente llama y dice "nos fuimos con todo el grupo a comer, voy a llegar más tarde". Además, nosotros desde siempre buscamos alimentar nuestra relación. Muchas veces decimos "bueno, niñas, esta noche vamos a salir". O al revés, ellas salen y con Ova hacemos programa en casa, solitos, comemos, vemos alguna película y disfrutamos de una noche de locura. [Risas]. Los fines de semana los pasamos siempre juntos.
–¿Tienen ganas de ser abuelos?
Cathy: ¡Ay sí, me encantaría! Yo quisiera, pero un poco más adelante. Sería como coronar nuestra historia de amor. Pero todavía no, aún somos jóvenes y la vida es corta, hay que disfrutarla. Ya nos va a llegar.
Osvaldo: Obvio, está buenísimo ser abuelo. Igual, ¡pará, pará, pará!, ¿de qué estamos hablando?, ¿de ser abuelos en diez o quince años? Ahí sí me gustaría.
–¿Cómo recibieron la noticia de que Oriana tenía novio?
Osvaldo: Contra lo que muchos creen, a mí me gusta que tenga novio, me gusta que viva esta etapa, a esta edad, que se enamore y se entusiasme, y si tiene que sufrir por amor –ojalá que no–, esto también es parte de la vida, una experiencia por la que tendrá que pasar.
Cathy: Ellos decidieron comprometerse para tener una relación que durará lo que tenga que durar, pero los dos asumieron su compromiso. La veo feliz, más relajada. Y Julián (Serrano) es un buen chico que está a la par de Ori. Me preocuparía si se pone de novio con un hombre de 30 y pico de años, ahí me muero…
–Cathy, ¿qué reconocés tuyo en tus hijas?
–En Oriana la gran capacidad de trabajo, de ser responsable, ponerse un objetivo y cumplirlo. La veo trabajando en la tele, actuando, cantando, ensayando, y no lo puedo creer. "Titi" es muy independiente, de arreglarse sola, organizarse, sin necesitar ayuda. Igual, las dos tienen un carácter mucho más parecido al del padre que al mío.
Osvaldo: ¡Por suerte! ¿Sabés lo que sería mi casa con tres Cathys?
–Osvaldo, ¿cómo es vivir con tres mujeres?
Cathy: Lo volvemos loco, pobre, entre las tres lo enloquecemos.
Osvaldo: Imaginate, todas las cosas típicamente femeninas, de hormonas revueltas, multiplicado por tres. "Que este pantalón no me gusta, que está mal ese vestido, que la remera no me la pongo".
Ahí, yo me encierro en mi cuarto, tranquilo y espero que se les pase, que se arreglen entre ellas. Igual, me encanta vivir con tres mujeres, y me encanta la relación que tengo con mis hijas. Ellas saben que, pase lo que pase, pueden contar con su papá.
Cathy: Es que él es el rey de la casa, sus hijas lo adoran, lo idolatran. Además, Ova es bello y las amigas de Ori y "Titi" lo miran, lo cargan. Es que no todas tienen un papá tan guapo.
–¿Perdonarían una infidelidad?
Cathy: Sería como tirar por la borda el compromiso con nosotros mismos, con la familia. ¿Con qué necesidad? Si de verdad alguno de los dos está insatisfecho con la relación, no tiene más que decirlo.
Osvaldo: Y… no, una infidelidad es algo jorobado. Y dejaría sin sentido estas palabras que dijimos. Con algo así, este pacto de amor y de confianza se derrumbaría. •
Texto: Gabriela Grosso
Fotos: Soledad Rubio
Producción: Victoria Miranda
Peinado: Joaquín Persson, para Estudio Lamensa
Maquillaje: Mabby Autino, con productos Mabby Autino Pro Make Up
Agradecimientos: Estancia Villa María (www.estanciavillamaria.com), Terán, Kosiuko, Herencia Argentina, Carolina Müller, Kallalith, El Camarín, Holi, Rochas, Lacoste y Mariana Dahn
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