Instaladísima en nuestro país, la actriz colombiana charló con LA NACIÓN, contó cómo surgió su sueño de protagonizar en calle Corrientes y dio pistas del nuevo proyecto que la unirá a Sebastián Ortega
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Para los que vimos La reina del flow, ella siempre será Yeimy Montoya. Esa mujer aguerrida que odia las injusticias y que lucha por lo que quiere hasta el final. Y aunque, por momentos, se canse de que sólo la recuerden por ese personaje, en cierta forma fue el que le abrió las puertas de nuestro país y el que le permitió cumplir uno de sus tantos sueños: hacer teatro en calle Corrientes.
“Argentina, para el imaginario colombiano, es ‘el lugar’. Tuvieron que pasar muchos años (14 más o menos) para que La reina del flow me diera un lugar y para que me dieran la bola suficiente para un día hacer una obra de teatro en la calle Corrientes”, confiesa Carolina Ramírez, que hace dos años debutó con Lo que queda de nosotros junto a Roberto Ajaka y ahora está de gira con Cuando duerme conmigo, una obra que interpreta junto a Marcelo Mazzarello y que le permitió ganar su primer Estrella de Mar en el verano.
Fanática de nuestra cultura, arquitectura e idiosincrasia, esta colombiana -que estuvo casada con un argentino durante 16 años- no tiene planes de volverse a su tierra natal. “Me encanta estar acá. Cada vez me gusta más porque estoy conociendo profundamente este país. Estuve en el norte, me hice 7000 kilómetros en auto y cuanto más se parecía a Latinoamérica, más me enamoraba. Ustedes son buenos anfitriones, son muy amorosos. Y he encontrado un lugar de contención muy bello. Por eso insisto en estar acá”, cuenta quién desde la pandemia está instalada en Buenos Aires y que durante su estadía atravesó por una montaña rusa de sensaciones: se separó, se volvió a enamorar, está haciendo teatro y acaba de ser convocada para protagonizar la nueva serie de Sebastián Ortega.
-Al margen de que estuviste casada durante 16 años con un argentino, ¿Cómo fue tu primer vínculo con este país?
-Argentina para el imaginario colombiano es el lugar. A los colombianos nos encanta la Argentina por la música, por el fútbol, por el acento. Todo lo que ustedes dicen de nosotros, nosotros lo pensamos de ustedes; hay una reciprocidad entre los dos países. Yo había terminado una telenovela que se llamaba La hija del mariachi que fue muy exitosa en Colombia y se me había acabado el anonimato por completo. Venía de dos años de hacer esa telenovela y dije: “Me quiero hacer las vacaciones de mi vida”. Aprovechando que mi hermano venía a estudiar acá, me vine con él y ahí empieza mi historia con Mariano [su ex marido]. Pisé Buenos Aires y fue como “¡Guau, qué ciudad!”. Yo en esa época no conocía Ciudad de México, no conocía Santiago en Chile, que son ciudades increíbles también, entonces Buenos Aires me pareció poderosa. Ese río, la arquitectura, su historia pero, sobre todo, el teatro, lo escénico. Yo ya había conocido Nueva York y después pude conocer Londres, pero no se le equipara a la cantidad de oferta teatral y de espectáculos que hay acá. Ahí dije: “Uy, ¿cómo hace uno para entrar aquí?”. Tuvieron que pasar muchos años (14 más o menos) para que La reina del flow me diera un lugar y para que me dieran la bola suficiente para un día hacer una obra de teatro en la calle Corrientes, que fue Lo que queda de nosotros y otra obra con la que estamos haciendo una gira increíble, que es Cuando duerme conmigo.
-Decís que La reina del flow te ubicó en el lugar que soñabas… -¿Qué sentís por Yeimy Montoya?
-He pasado por todos los estados. A veces cuando uno termina un proyecto, uno termina tan saturado que no quiere saber más. Si uno está saturado y por la calle te gritan: “Yeimy”, “Yeimy”, “Yeimy” es como “tragame tierra”. Cuando la calentura baja y ya pensás en frío, te dás cuenta de la dimensión que tiene este personaje y que ha tenido en la vida no sólo de los argentinos, sino de los españoles, los mexicanos, los franceses; gente que me habla en otros idiomas que se la ha podido ver. Entonces de verdad me siento súper privilegiada y muy agradecida con ese proyecto que todavía sigue en boca de todo el mundo y que, definitivamente, me dio el lugar para estar acá. Ahora que ya ha pasado un tiempo puedo decir: “Bueno, ¿y por qué no una tercera temporada?”. Me emociona el hecho de saber que la gente la espera a pesar de 160 capítulos. Además, eso me daría la oportunidad de encontrarme con mi gente, que también extraño un montón.
-¿Podemos confirmar que hay grandes chances de una tercera temporada?
-¡Hay grandes chances! No puedo decir que sí porque hasta que uno no está grabando no hay nada confirmado. Son muchos monos para una foto, porque los más jovencitos ya han protagonizado un montón de cosas y son estrellas. Al comienzo eran nuevitos, entonces era fácil; nos fuimos armando todos pero ahora ya no son tan chiquitos y además están ocupados. Hay que reunir a todo el elenco y no es una tarea fácil. Carlitos (Torres) y yo estamos ok, pero se necesita de todo el elenco porque finalmente La reina... es un equipo.
-Una reina que, me imagino, volvería más empoderada que nunca…
-O no, no sabemos. Puede pasar cualquier cosa. A mí el miedo más grande que me acongoja (pero ya sé que no porque me lo dijeron) es que la maten. Como que aprovechen esta salida para desaparecerla. Esa digamos que era la razón por la cual tenía dudas de hacer una tercera temporada pero bueno, hay garantías de que eso no pase. Si pasase, no está en mis manos porque no soy dueña del personaje. Muchas personas creen que está en el poder de uno lo que va a pasar con la historia o con los personajes pero no. A vos te entregan un libro y lo tenés que hacer verosímil, punto. Ese es tu trabajo.
-¿Qué diferencias encontrás entre trabajar en Colombia y Argentina? ¿Sentís que acá el actor argentino tiene más posibilidad de hablar con el director de su personaje?
-No, eso es igual. La dinámica es la misma. Creo que siempre es importante contar con un director en el cual uno confía porque, de lo contrario, es lo peor que te puede pasar como actor. Digamos que ésta fue una serie que hemos construido entre dirección, producción y los actores. Es algo que hemos hecho como equipo y pretendo que siga siendo así porque si no, no tendría el mismo valor. La primera tuvo una fórmula que se repitió en la segunda y por eso también fue exitosa. La tercera podría ser exitosa también en la medida en que conservemos eso. Respecto a trabajar aquí me da mucha emoción porque siento que acá los actores se involucran muchísimo; son todos muy buenos actores. Yo me enamoré de la Argentina mucho antes de pisarla por primera vez y fue con el cine. El cine que llegaba a Colombia y bueno, las series de Cris Morena como Chiquititas. Pero el cine para mí fue como “guau, cómo actúan”, “cómo viven la cotidianidad”, “cómo tejen algo simple y lo convierten en algo complejo”. Después conocí la comedia que, obviamente para entenderla, uno tiene que entender un poco la idiosincrasia del país. Y cuanto más la conozco, más me gusta y más me involucro. Ahora que he tenido la oportunidad de trabajar con actores argentinos como Alberto Ajaka, Marcelo Mazzarello, Nancy Dupláa y otros que no son muy famosos pero que son maravillosos, fue un aprendizaje. Así que estoy muy emocionada.
-Recién nombrabas a Marcelo Mazzarello, tu compañero en Cuando duerme conmigo. Contanos de la obra…
-Con esta obra nos fue muy bien en la temporada en Mar del Plata y me valió, además, un premio muy importante: el Estrella de Mar. Son dos personajes que se encuentran en un momento muy álgido de sus vidas, en la sala de espera de cuidados intensivos de un hospital a dos días de Navidad. Se encuentran ahí en una completa soledad, cada uno llevando como su propio drama encima. Mi personaje es una madre con tres hijos, una mujer muy laburadora, con un matrimonio aguantador y el personaje de Marcelo es una persona que está ahí por el amor de su vida, esperando también que no se muera. Paradójicamente, hay un punto en común que los une y desde ahí se va tejiendo un disparate que, además de ser un gran drama, termina siendo una gran comedia porque es tan inverosímil lo que pasa. La gente se emociona y agradece muchísimo ese texto que está muy bien hecho. Es una obra de la cual yo me siento muy orgullosa. Quisiera hacerla muchísimos años; ojalá tengamos mucho público para que la disfrute.
-¿Cómo fue la experiencia de hacer temporada en Mar del Plata?
-Al principio tenía mucho miedo porque era como vivir eso en soledad. Era irme a Mar del Plata sola, pero me la jugué porque sé que las temporadas de verano allí son muy importantes. Se me estaba dando la oportunidad y bueno, la tomé. No me arrepiento de nada porque hicimos una familia hermosa con el equipo de Cuando duerme conmigo. Trabajamos un texto hermoso de Eduardo Román, que además de ser el director, es un gran autor y nos dio la libertad a Marcelo y a mí de devolverla tan orgánica que la gente se siente identificada. Y bueno, Marcelo que es un compañero increíble, un gran ser humano. Yo siempre he dicho que la mejor forma de actuar o la mejor forma de compartir el plató con alguien es a partir de la generosidad. Eso es lo que más me vincula a mis compañeros. Y Marcelo es un gran, gran, gran compañero, como lo fue Alberto también cuando trabajé con él.
-Y ahora con la gira tenés la posibilidad de recorrer cada rincón de la Argentina y conocer un montón… ¿Qué lugar te gustó más?
-¡Catamarca es una locura! La Rioja, San Juan, Jujuy, Tucumán. Quiero recorrer todas las provincias. Mi sueño es comprarme un motor home para hacerlo. Además, ustedes tienen una cultura muy viajera. Se montan en el auto y chau, no piensan en nada más. Nosotros en Colombia planeamos un poco más porque tuvimos una época donde no se podía recorrer mucho. No tenemos esta cultura que tienen ustedes que salen de vacaciones. Me encanta porque si no tienen a dónde ir, no importa. Se sientan en el pastito verde al lado de la ruta, sacan reposeras, sacan el mate, sacan un balón de fútbol, una parrilla y ya hay vacaciones. Eso es increíble.
-¿Te volviste matera desde que estás acá?
-Me gusta el ritual pero no es que estoy en mi casa y me hago mate para mí sola. Pero el rito de compartir, de charlar y de “espero que me lo devuelvas”, ya lo tengo incorporado desde hace rato; de la época de mi exsuegra que siempre tenía como esa tradición.
-Contaste lo de tu separación después de mucho tiempo... ¿Te cuesta convivir con esta parte de la fama?
-Sentía que teníamos que cuidar muchísimo el dolor porque toda separación acarrea un dolor, un duelo. Tuvimos una relación hermosa y queríamos que, incluso la separación, fuera digna. Que le hiciera honor a esa relación que tuvimos y a eso que siempre profesamos que es el respeto mutuo, el amor por encima de cualquier cosa. De hecho, uno a veces decide separarse por amor antes de que se convierta en otra cosa; por amor es mejor dar un paso al costado. Una de las cosas que teníamos en claro era que en el momento en que decidiéramos no seguir más, no nos íbamos a arrepentir de lo que habíamos vivido, de la vida que habíamos tenido y de todo lo que construimos porque fueron 15 años. Entonces supimos manejarlo íntimamente hasta que se volvió público. Incluso con nuestras propias familias porque también es separarse de una familia, de una vida, de un montón de cosas, es como volver a nacer.
-¿Y te llevó mucho tiempo ese “volver a nacer”?
-No sé si mucho tiempo. Yo creo que la procesión va por dentro y en ambos digamos que fue una procesión dolorosa pero muy amorosa. Pusimos el amor siempre delante, acompañándonos. Incluso hasta cuando decidimos separar casas lo hicimos juntos, estuvimos presentes en cómo cada uno quedaba instalado. Todavía seguimos muy pendientes porque hay cosas que hemos hecho juntos y juntarse es muy fácil pero separarse es dificilísimo. Pero estamos muy tranquilos y nos alegramos por el otro. Creo que siempre vamos a velar porque el otro esté bien, por el amor que nos tuvimos.
-Y en esa alegría apareció el amor nuevamente…
-¡Apareció el amor! Hay un amor más bonito, un novio argentino. ¡Repetí! Es que los argentinos son lindos (risas). Estoy muy contenta porque además la estoy pasando bien. Creo que me estoy dando los tiempos para vivir el presente, para divertirme, para estar tranquila, que ya es un montón.
-¿Y podemos saber algo del novio?
-¡Es hermoso! Es otro productor, pero este es productor musical. Tiene una empresa preciosa con un valor social muy bello. Hace música de medicina holística, tipo más zen.
-¿Cómo se conocieron?
-Por Instagram (risas). Yo soy como la que derrumba todos los tabúes. En realidad, lo conocí por su labor que también rescata animales y entonces ahí hicimos como foco pero bueno, en esa época estaba muy enredada entonces lo dejé por ahí. Por razones de la vida, un día nos encontramos pero fue algo que se concretó mucho tiempo después, ya cuando yo tenía aire en los pulmones. Digamos que se fue dando en los tiempos que se tenía que dar.
-¿Y cómo fue la primera cita?
-No sé si tuvimos primera cita. Creo que hay una parte que fue como gris porque cuando uno arranca algo nuevo, a veces hay culpa. Como una especie de “no merezco esto porque salí de esto”, entonces hay que ir derribando un montón de velos y de paredes hasta que estás tranquila y está todo más blanqueado. Incluso en Colombia se blanqueó hermoso porque los medios que son muy amorosos conmigo no hicieron de este suceso una noticia amarillista, que realmente eso me hubiera matado. Nos trataron a los dos con muchísimo amor y con mucho respeto.
-¿Y la familia lo conoce?
-Todavía en persona no lo conocen. Toca por llamadita pero ha tenido muy buen feeling con mi familia. En diciembre vamos a ver qué tal le va con mi abuela; la institución. Tiene 100 años, puede hacer lo que ella quiera (risas).
-Cuando te separaste, ¿no se te cruzó por la mente volverte a Colombia?
-Pero es que yo aquí hice una familia. Primero, tengo una sobrina, Chachi, que es y seguirá siendo mi sobrina por siempre. Tengo mis amigos, que son la familia que yo elegí. Aparte mis papás viven en Estados Unidos, mi hermano vive en Cali, y yo en Bogotá, así que también estaba sola allá. Digamos que elegí cambiar Bogotá por Buenos Aires (risas). Buenos Aires me encanta como ciudad pero además me abre las puertas para hacer teatro, que era lo que yo más quería. La pandemia me instaló en el lugar donde quiero estar y no puedo ser más afortunada porque cuento con mucha contención. No siempre cuando llegás a un lugar tenés alrededor gente que se preocupa por vos, que te cuida, que está pendiente, que te profesa su amor sincero, así que es un privilegio. Yo soy una defensora del amor, me gusta el amor, y apuesto el amor. Entonces sí, sigo acá porque este país me sigue dando muchísimo amor.
-Te quiero llevar a otro tema que tiene que ver con la política. ¿Cómo ves al actor que se involucra?
-Cuando en 2021 hubo un estallido social en Colombia, yo también tomé partido. Estaba pasando algo terrible en las calles y mi opinión tuvo un precio, porque entré en una grieta y ahora hay una parte de Colombia que no me quiere mucho. No lo pude callar y eso tuvo un precio pero también fue una gran lección y no me arrepiento para nada porque no puedo quedarme callada ante la injusticia social. Eso sí, no sé si ahora metería tanto las manos al fuego por cualquier político porque al final la maquinaria es tan grande que terminás adentro siendo una ficha nada más. Lo que pasa es que a veces uno no sabe cómo manejarlo y a veces uno como artista también cae en el error de juzgar a otros colegas porque entran o no entran en la grieta cuando es una decisión muy personal. De eso sí me arrepiento un poco, porque tal vez en su momento sí pude haber sido muy dura con algunos colegas que no se quisieron meter. Y con los años me doy cuenta que en parte algo de razón tenían. Se hace lo que se puede siendo coherente con lo que uno es también. Hay gente que puede apagar la televisión y mirar para otro lado, y hay gente que no. Hay gente que necesita meterse y armarse hasta los dientes pero eso es subjetivo. Yo sigo creyendo y teniendo la esperanza de que muchas cosas en mi país mejoren con respecto a la violencia, con respecto a todo lo que internamente pasa.
-¿Y a este país cómo lo ves?
-Son un tango rabioso (risas). Ahí voy con pinzas porque si me metí en problemas en Colombia, no me quiero meter en problemas aquí, por favor, porque acá son muy apasionados con ese tema. Yo lo que digo es que de cada crisis que han tenido siempre se reinventan y me divierte como le buscan la vuelta. Este es un país que a mí me da mucha esperanza porque se reinventan, insisten y tienen una filosofía de vida de vivir bien. Es difícil porque ya el mundo está hecho pelota pero hay valores que siento que vale la pena rescatar como esa fraternidad y ese amor que tienen por su país. Tienen como un orgullo nacional de ser argentinos que se ve en la cancha, en la música o en los recitales; tienen ahí como un fervor, abrazan su bandera y eso me encanta. Pero hay que bajarle dos cambios a la violencia y a la agresividad. Yo que vengo de un país donde la violencia ha sido tan arraigada... Es importante detenerse y cada vez más trabajar por cerrar esa grieta, porque finalmente los que nos dividen no viven lo que la gente dividida vive. No hay que caer en el juego político de creer que pertenecemos a un bando o a otro. Al final, todos pertenecemos a un país, todos pertenecemos a un continente. Si nosotros (en referencia a toda Latinoamérica) nos uniéramos e hiciéramos lo posible por cerrar esa grieta y que se agrieten los que se tengan que agrietar, creo que esta región sería una potencia increíble. Pero la verdad es que la política siempre nos ha dividido mucho y es lo que ha evitado que seamos la potencia que podríamos ser.
-Se viene un nuevo proyecto al mando de Sebastián Ortega del estilo de El marginal, pero con mujeres. ¿Podemos confirmar que vas a ser parte?
-Lo dijiste vos, yo no dije nada. No me quiero meter en problemas. A mí no me han autorizado a hablar de nada. Lo único que voy a decir es que me contrataron para una serie muy importante y estoy muy contenta. Estoy en ese punto en el que no tengo ni idea que voy a hacer (risas). Tengo los libros y digo: “¿Y ahora como construyo esto?”. Es un personaje muy importante que tiene un conflicto y una lucha interior que muchas mujeres se van a identificar. Es un gran momento. Siempre vivo grandes momentos, soy muy afortunada.
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