Carmen Sevilla en la Argentina: un romance en el cine con Sandro, canciones andaluzas y la telenovela en la que interpretó a una viuda virgen
La estrella española también cosechó una gran popularidad en nuestro país, donde filmó tres películas, hizo muchas apariciones musicales en TV y protagonizó en 1985 uno de los más curiosos teleteatros producidos por el Canal 9 de Alejandro Romay
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Carmen Sevilla fue una de las artistas españolas más cercanas a la Argentina en el tiempo de su apogeo artístico. También quedará en el recuerdo por su imborrable popularidad entre nosotros. Cuando todo el público hispanoparlante recibía con entusiasmo cada nueva aparición en el cine o en la música de la Novia de España, nuestro país se preparaba para darle cada vez que regresaba un recibimiento preferencial.
La querida estrella andaluza, que acaba de fallecer en Madrid a los 92 años, se sintió siempre muy cerca de nuestro país, que visitaba con frecuencia. Aquí filmó tres películas, se presentó muchas veces en programas de TV y escenarios teatrales y dejó su último recuerdo a través de una curiosa y muy comentada telenovela de la que fue protagonista en 1985.
El cine, que había sido vehículo principal de su apogeo artístico, inauguró el romance entre el público argentino y Carmen Sevilla. En 1955 llegó a Buenos Aires para filmar el drama musical Requiebro, dirigida por Carlos Schlieper, junto a Ángel Magaña y al entonces joven galán Luis Dávila, que luego seguiría con mucho éxito su carrera en la Madre Patria.
Sevilla se luce en esta producción local como una cantaora andaluza llegada a nuestro país al frente de una compañía artística en esta película que en los últimos años fue restaurada, con sonido remasterizado, por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. En Requiebro canta cuatro de sus clásicas coplas.
También se la escucha cantar en Buscando a Mónica (1962), también conocida como El secreto de Mónica, que el destacado director español José María Forqué rodó en la ciudad bonaerense de San Pedro y sus alrededores a partir de un guion de Jaime de Armiñan y Alfonso Paso. En esa película, Sevilla interpreta a una mujer de pasado enigmático y la acompaña un elenco internacional con nombres tan destacados como Alberto de Mendoza, el brasileño Jardel Filho y los españoles Adolfo Marsillach y Enrique Diosdado.
En 1971, Carmen Sevilla filmó por última vez una película en la Argentina, nada menos que con Sandro como galán. Embrujo de amor se filmó en la estancia La Candelaria, de la localidad bonaerense de Lobos. El casco de la propiedad, con características parecidas a las de un castillo, es el escenario principal de la trama. Allí reside una familia aristocrática, dueña del lugar, que recibe a una tribu errante de gitanos dedicados a la cría de caballos de raza. El hijo del líder del grupo (Sandro, por segunda vez interpretando a un gitano tras la película homónima del año anterior) se enamorará a primera vista de la hija del duque, personificada por la estrella andaluza.
Por esos años, la presencia de Sevilla también era habitual en algunos de los grandes programas musicales que identificaban a la televisión argentina de ese tiempo, en especial los Sábados Circulares conducidos por Nicolás Mancera. También fue aplaudida en espectáculos musicales teatrales con arte y canciones clásicas del arte gitano y andaluz especialmente armadas para su lucimiento.
Pero el momento más recordado de la presencia artística de Sevilla en la Argentina (y también el más curioso) se produjo en 1985, cuando el Zar Alejandro Romay, aprovechando una de las tantas visitas de la actriz y cantante a Buenos Aires, la invitó a sumarse a la programación de Canal 9 en una telenovela que tendría un papel protagónico pensado y concebido especialmente para ella.
La propuesta se hizo realidad rápidamente con el título de La viuda blanca, cuya trama tiene un punto de partida que abrió en su momento infinidad de comentarios, algunos muy mordaces. Así lo cuenta Pablo Sirvén en Estamos en el aire (1999), el mejor libro publicado en la Argentina sobre la historia de nuestra televisión. “Carmen Sevilla encarna a una veterana mujer que, tras su matrimonio, aún mantiene intacto su himen, cuyo invicto pretende romper denodadamente un joven Gerardo Romano (un humilde taxista)”, se lee allí.
El libro, escrito a toda velocidad por el prolífico Carlos Lozano Dana, se basaba en una obra teatral que tuvo un éxito colosal en México, protagonizada por la destacada actriz española Amparo Rivelles. “Fue vehículo para que Carmen Sevila retomara el suceso personal de años anteriores, interpretando a una mujer muy adinerada que enviuda siendo virgen y, misteriosamente, con dos hijos. Además, hay un agresivo planteo de la división de clases y de la prostitución de mujeres casadas cuyos maridos ignoran estas tareas extras”, reseñó Lozano Dana con palabras que aparecen en el tomo 4 de La magia de la televisión argentina, otro exhaustivo registro de nuestra memoria televisiva escrito por el investigador Jorge Nielsen y publicado en 2007.
La viuda blanca fue un éxito inmediato y logró exportarse a varios países en tiempos en que la ficción argentina se destacaba por su proyección internacional. En esa telenovela, Sevilla se reencontró con Luis Dávila, su antiguo partenaire en Requiebro, y el elenco también contó con Gigi Rua, Cristina Banegas, Katja Alemann y Jorge Barreiro, que en el capítulo final termina casándose con la viuda virgen.
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