Carmela Bárbaro, sobre cómo acompaña a su hija tras la muerte de Gerardo Rozín: “No me queda otra que ser fuerte”
La periodista contó cómo atravesó su hija Elena, de 12 años, la enfermedad de su padre y el momento de su muerte
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El 12 de marzo la muerte de Gerardo Rozín a los 51 años, víctima de un tumor cerebral, sorprendió a todo el país. El conductor de La Peña de Morfi había decidido mantener su situación en el marco de su intimidad, para preservar a sus hijos. Su exesposa, la periodista Carmela Bárbaro, resultó una pieza fundamental para que se respete su voluntad, pero también para contener a la hija de ambos, Elena, de 12 años. Este sábado, la expanelista de Intratables contó cómo fue atravesar ese difícil momento.
“No me queda otra que ser fuerte. No sé si es un mérito o una elección, me parece que no queda otra, de la misma manera que sé que no hay otra opción que estar bien en algún momento. Vamos a salir adelante, con el dolor que conlleva y con la marca que seguramente va a ser para toda la vida, para mí, para mis hijos y para mi hija, sobre todo”, explicó Bárbaro, en diálogo con Catalina Dlugi, en el ciclo radial Agarrate Catalina.
“Fue un proceso duro, muy duro, realmente. Me enteré cuando se enteró él, básicamente. Nosotros conversábamos y estábamos conectados. Y fuimos tomando las decisiones que nos fueron pareciendo correctas a cada momento”, indicó, en referencia a cómo fueron manejando la información que le daban a Elena.
“Hablamos mucho. En algunas cosas estuvimos de acuerdo y en otras, no. Pero creo que hice todo lo que pude para respetar su voluntad, algo que me parecía importante para que él pudiera transitarlo de la mejor manera posible. No hay una ‘mejor manera’ y tampoco un manual que explique cómo transitar una situación así con los hijos”, indicó.
La voluntad del periodista rosarino era mantener su enfermedad en el más estricto secreto, y tenía un motivo muy importante. “Creo que de verdad fue haciendo lo que él sentía que tenía que hacer. Por eso, siempre lo primero que dije fue que agradezco mucho que hayan respetado su decisión de guardar esto para su intimidad. Fue un pedido muy concreto, primero para sus íntimos, pero después, cuando ya lo sabía mucha gente, también para ellos. Fue un gesto de cuidado. No lo hizo por él. No quería que sus hijos atravesaran un año con una mirada ajena tan poderosa y con esta angustia. Tampoco sabíamos que iba a ser un año, porque en estas enfermedades el tiempo no es una cuestión matemática. Y él quiso preservar las cotidianeidades de los chicos”, señaló su exesposa.
Con respecto a cómo transitó su hija el proceso de la enfermedad y la posterior muerte de su padre, Bárbaro indicó: “No hay una manera. Nadie está preparado para afrontar un hecho así. Yo soy una mujer adulta y no me puedo hacer a la idea de que me falte mi padre; imaginate ella. Nada amortigua el dolor ni el impacto. Creo que todo el tiempo, la sensación es de que no lo podés creer; como si fuera una película. Es algo que les pasa a los adultos y a los chicos”.
“Me asesoré lo que pude, me apoyé mucho en mi familia y en profesionales que me aconsejaron ir despacio, de acuerdo a la información que iba surgiendo en el momento y sin adelantar, porque las enfermedades son progresivas. Por eso, dar una noticia tan impactante con tanto tiempo de antelación, no tenía mucho sentido. Iba dosificando lo que iba ocurriendo en el momento”, reveló, sobre cómo fue que acompañó a su hija en ese difícil momento.
“Insisto en que la figura de su padre esté presente, en que no necesariamente lo recordemos de una manera triste. Y, sobre todo, quiero que tenga en claro que la muerte de su padre no es un tema tabú. A veces nos acordamos de cosas graciosas o de sus canciones favoritas, pero si en otro momento se pone triste, está bien que así sea. Lo que más cuesta es volver a la rutina, se hace difícil porque no sos la misma persona. Es como subirte a un auto en movimiento”, reflexionó Bárbaro sobre el presente de su hija.
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