Carlos Perciavalle y su emoción al visitar a Antonio Gasalla: “Se sonrió muchas veces; está grave, pero muy bien cuidado”
El “rey del café concert”, que acaba de estrenar un show en la calle Corrientes, se acercó hasta el centro de salud donde su colega y amigo se encuentra internado transitando un cuadro de demencia senil progresivo
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Esta tarde, en medio del diluvio que azotaba a la ciudad de Buenos Aires, Carlos Perciavalle cumplió con su palabra y se acercó al centro de rehabilitación donde se encuentra internado su amigo y compañero Antonio Gasalla, quien fue diagnosticado con un cuadro de demencia senil progresiva.
“Se sonrió muchas veces, está grave, pero muy bien cuidado”, sostuvo el “rey del café concert” luego de permanecer cincuenta minutos junto al creador de personajes emblemáticos como “La abuela”, “La empleada pública”, “Soledad Dolores Solari”, “Noelia” y “Yolanda”, entre tantas creaciones que permanecen en la memoria colectiva de todo un país.
Momento emotivo
Carlos Perciavalle llegó acompañado por su pareja, el conductor Jimmy Castilhos, y en el centro de salud ubicado en el barrio de Montserrat fue recibido por Carlos Gasalla, hermano mayor del humorista. Ambos se emocionaron al reencontrarse, ya que hacía muchos años que no se veían. Al encuentro también se sumó el periodista Marcelo Polino, amigo de Gasalla, quien sigue de cerca la evolución de la salud del artista, con quien mantenía una relación fluida tanto en lo personal como en lo laboral.
“Tiene esa capacidad enorme para recibir amor, a pesar de su enorme timidez de toda su vida”, sostuvo Perciavalle sobre Gasalla. “Lo conozco desde que éramos chicos”, sumó.
El encuentro entre los grandes referentes del humor rioplatense se extendió más de lo previsto, ya que el artista uruguayo sentía el deseo de acompañar a quien fuera su compinche de aventuras de juventud y su gran compañero de rubro artístico durante muchos años.
Un largo camino compartido
Antonio Gasalla y Carlos Perciavalle se conocieron en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Rápidamente empatizaron y se convirtieron en compinches que podían pasarse horas imitando a los profesores, muchos de ellos verdaderas glorias de la escena nacional.
Esa conexión, que los llevó a manifestar un mismo tipo de humor, fue el envión inicial para crear un primer espectáculo juntos. Aquella experiencia se llamó ¡Help, Valentino!, un show de café concert, género muy difundido por los cómicos definido por la ruptura de la cuarta pared y la comunicación directa e irreverente con el público.
La experiencia, que tenía mucho de performance, se desarrollaba en la habitación de un conventillo del Bajo, sobre la Avenida del Libertador al 1000, cerca del cruce con Callao. Las actrices Edda Díaz y Norah Blay también eran de la partida. La primera función se llevó a cabo el 1 de julio de 1966 y, dada la repercusión inmediata del público y las escasas dimensiones del lugar, las localidades solían agotarse con mucha anticipación.
El show, que homenajeaba a Rodolfo Valentino, incluía fragmentos de sus films. Acorde a la búsqueda estética de “los años locos”, como se denominó a la época, la escenografía había sido diseñada nada menos que por los plásticos Antonio Berni, Edgardo Giménez, Dalila Puzzovio y Carlos Squirru. Se trataba de una experiencia experimental, pero no por ello, carente de envergadura creativa y nivel artístico.
Aquel espectáculo fundacional del café concert abrió la puerta a un género que se anclaba en el humor mordaz, la tomadura de pelo, la crítica social y política y cierta “invasión” al espectador.
A través del tiempo, Antonio Gasalla y Carlos Perciavalle compartieron varios espectáculos, pero la relación no estuvo exenta de discusiones, malos entendidos y guerra de egos, lo que los llevó a distanciarse durante muchos años. Esas idas y vueltas, ellos la alimentaban con buen criterio de marketing, generando una competencia que beneficiada a ambas partes.
En el año 2000, y luego de mucho tiempo de no subirse juntos a un escenario, Alejandro Romay los convocó para llevar adelante Gasalla y Perciavalle en Broadway, un gran espectáculo que se montó en el teatro Broadway de la Calle Corrientes, entonces propiedad del Zar. Allí desempolvaron libretos, generaron nuevos guiones y, sobre todo, se tomaron el pelo a ellos mismos.
Cuadro complejo
La última vez que se escuchó públicamente la voz de Antonio Gasalla fue el 9 de marzo del año pasado, cuando el cronista de Intrusos Gonzalo Vázquez lo interceptó a metros de su domicilio para saludarlo por su cumpleaños. La cosa no terminó bien, el actor insultó al periodista con palabras soeces. La emocionalidad de Gasalla ya comenzaba a dar signos de fatiga, aunque su disgusto con los periodistas ha sido una constante a lo largo de su carrera.
En aquel tiempo también habían circulado imágenes del actor dentro de su domicilio, pero acompañado por una persona que no pertenecería a su entorno. Allí también se pudo apreciar que su salud mental daba indicios de cierta patología. Finalmente, se supo que Gasalla había sufrido el robo de una abultada suma de dinero en moneda extranjera.
Veinticuatro años después de la experiencia en el teatro Broadway, Carlos Perciavalle volvió a reencontrarse con su amigo, pero en circunstancias menos gratas. Cuando el año pasado Aptra le entregó un premio Martín Fierro -que recibió una emocionada Susana Giménez-, la estatuilla le fue acercada por Marcelo Polino, quien relató las imposibilidades de su amigo para comprender qué sucedía.
Esta tarde, antes de retirarse de la clínica, Carlos Perciavalle fue cauto y realista: “Lo vi muy bien, está muy bien cuidado”, sostuvo.
Desde el domingo pasado, el “Rey del Café Concert” homenajea a su amigo en su espectáculo La nave de Perciavalle, donde también repasa los grandes momentos de su carrera. Luego de ofrecer la propuesta durante el último verano en su casa de Laguna del Sauce, en Punta del Este, el humorista acaba de debutar en el Teatro Buenos Aires de la Calle Corrientes.
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