Carlos Estrada, un galán y estrella de cine que emigró a España pero volvió por amor a Erika Wallner
Su familia quería que fuera odontólogo, pero su pasión por el arte pudo más; se destacó en cine, teatro y televisión y pudo hacer una carrera fuera del país, pero su matrimonio con la actriz lo trajo de vuelta a la Argentina
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Se llamaba Demetrio Jorge Otero Logares, pero lo conocimos como Carlos Estrada, galán de galanes de los años 60 y 70. Dicen que todos los productores querían tenerlo en su elenco, no solo por su apariencia sino también por su talento. Nació el 22 de octubre de 1922 y murió el 16 de noviembre del 2001 de un ACV (accidente cerebro vascular). Hijo de inmigrantes españoles de origen asturiano, ya de chico mostró su interés por el teatro y se anotaba para representar todas las obras en la escuela y también las infantiles en el club de barrio. Cuando terminó el secundario se anotó en odontología, pero abandonó los estudios porque la pasión fue más fuerte que el mandato familiar y se hizo actor. Primero estudió locución en el ISER y luego actuación en la Escuela Superior de Enseñanza Artística y debutó haciendo radioteatro en Radio Nacional, El Mundo, Splendid y Belgrano. Su voz grave y aterciopelada hacía suspirar a las oyentes. Así, sus actuaciones radiofónicas le dieron mucha popularidad, pero también ganó fama de galán gracias a las fotonovelas, lo que le dio oportunidad de debutar en teatro, adquiriendo prestigio con los clásicos del teatro español y americano. Entonces el cine se interesó por él. Fue en ese momento en que los productores coincidieron en que su nombre y su apellido no eran musicales y mucho menos fáciles de recordar y así nació Carlos Estrada.
Su debut en cine fue en el film Su seguro servidor, en 1954, junto a de Juan Carlos Mareco, aunque antes tuvo pequeñas apariciones como extra en Fragata Sarmiento y La casa del recuerdo, ambas de 1940. Filmó decenas de películas, tanto en nuestro país como en España, donde se radicó durante algunos años: Procesado 1040, Estrellas de Buenos Aires, Catita es una dama, Angustia de un secreto, Patricia mía, una coproducción hispano-argentina dirigida por Enrique Carreras, Los asesinos las prefieren rubias, El rufián, de Daniel Tinayre, Canción de juventud, Pecadora, Rocío de La Mancha con Rocío Dúrcal, Accidente 703, La casta Susana, Ensayo general para la muerte, La hora incógnita, La tía Tula, Crimen de doble filo, Canción del arrabal, Los amantes de Verona, Romeo y Julieta, Tiempo de amor, Lola espejo oscuro, La barrera, El bordón y la estrella, Adiós Cordera, Club de solteros, Despedida de casada, El gran crucero, Hora cero Operación Rommel con Jack Palance, La culpa, Tiempo de amor, Los muchachos de antes no usaban gomina, La fidelidad, Los médicos, Queridas amigas, Las barras bravas, Mingo y Aníbal contra los fantasmas, Sin querer queriendo y El cóndor de oro. Comisario Ferro fue su última película en 1998.
En los años 70 se metió en la televisión y fue parte de un episodio de Los libros, gracias al cual ganó un Martín Fierro. Además hizo La familia Súper Star, Un ángel en la ciudad, Sociedad conyugal, Me caso con vos, Extraño desencuentro, Mamá coraje, Venganza de mujer, El duende azul, Leandro Leiva un soñador y Los machos. El último verano, en 1996, fue su última aparición en la pantalla chica.
Gustavo Rey trabajó con Estrada en la novela Coraje mamá. “Yo interpretaba al hijo mayor de María Aurelia Bisutti. Carlos siempre estaba impecable, hiperprofesional, un tipazo. Además muy correcto y buen compañero. Hacía pareja con una actriz que se llamaba Paquita Muñoz y en un final de bloque ella le tenía que decir: ‘qué poco te importo’. Era una actriz perfecta, que siempre sabía la letra, era impecable. Y en esa escena, primer plano, le salió: ‘Qué poto te imporco’. Todos estallamos de risa y Carlos, que era un señor, intentaba contenerla, pero sin suerte. Nos divertíamos mucho. No compartía escenas con Carlos pero éramos equipo y en ese momento pasábamos muchas horas en los camarines y en los pasillos de los canales cuando no nos tocaba grabar. Era un señor, muy serio, pero con mucho humor también”, recordó el actor para LA NACION.
En teatro se destacó en La sirena varada, Una vez al año, Siempre no es toda la vida, Reflejos con cenizas, Divinas palabras, Las troyanas, Dulce pájaro de juventud, Delicado equilibrio, Hamlet y Largo viaje del día hacia la noche.
Pablo Alarcón compartió escenario con Estrada en varias oportunidades. “Un gran tipo, gran compañero. Era muy reservado y poco sociable. Hice una obra de teatro que se llamaba Esta noche no querida, con Osvaldo Pacheco, María Concepción César, Erika Wallner; yo hacía un pequeño papel. Compartimos mucho ese año. Después hice una novela también y conocí a su hijo que en ese momento estaba estudiando medicina y se recibió de médico. Era una persona correctísima, amable, nunca decía una palabra de más. Lo recuerdo silencioso, introvertido, en cambio Erica era más charlatana. Y era un tipo muy buen mozo. Yo creo que se vino de España porque Erika extrañaba el país, pero le iba muy bien”, le contó Alarcón a LA NACION.
En tanto, Patricia Echegoyen compartió elenco con Estrada en la película Comisarió Ferro y lo guarda en su memoria con mucho afecto: “Lo recuerdo con mucho cariño, un gentleman, muy educado, de buenos tratos, galán, caballero, de los que quedan pocos. Era muy atento. Yo trabajé con Carlos cuando era muy chica y recuerdo que era muy amantes de la profesión y respetaba mucho a los colegas”.
Un amor para toda la vida
En el 68 se casó con Erika Wallner y un año después fueron padres de Gastón, que es médico y hoy vive en España. Se conocieron trabajando y siguieron haciéndolo juntos en teatro con El taller del orfebre, Salto de cama, Nada de mujeres, Esta noche no querida, y Más fuerte que el pecado, en 1999. La diferencia de edad, ella era 15 años menor que él, dio que hablar en ese momento y fue la comidilla de las revistas del corazón, pero ellos hicieron oídos sordos y siguieron adelante. Su historia continuó hasta la muerte del actor, llevaban 33 años juntos.
Estrada trabajó también en Italia, Francia y México. Y a principios de los 60 se radicó por varios años en España hasta que regresó en 1976. Le iba muy bien, filmó decenas de películas allí e hizo teatro, pero su mujer no se acostumbraba a la vida en tierras españolas y decidieron volver a la Argentina.
Antes de casarse con Wallner, el actor tuvo un romance con otra actriz, Julia Sandoval, y también hubo rumores que lo acercaron a Graciela Borges, pero ella contó que no fueron ciertos.
En una entrevista compartida con Wallner para el ciclo Los famosos, en 1978, contó cómo era su relación de pareja: “Nos llevamos muy bien y cuando lo decimos responden que somos aburridos (risas). Pero no puede haber competencia en un matrimonio que se quiere bien porque lo que hace el otro siempre es un orgullo. Mi axioma es primero el hombre y después el actor. Los separo completamente, no tengo nada que ver con lo que ven de mí en ficción con lo que soy en casa, un ciudadano normal, como cualquiera. Mi refrán es trabajar, trabajar y trabajar. Y mi felicidad, tener esta paz de familia”, decía Estrada aunque reconoció que discutían y que tenían opiniones diferentes en cuanto a la educación de su hijo. “Pero nuestra base esencial es el cariño a la familia y el respeto mutuo”, remarcaría después. Se llevaban tan bien que decidieron asociarse para producir ficción, sobre todo en teatro. Su primera experiencia fue en Barcelona y la repitieron varias veces en Buenos Aires.
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