La muerte de Carlitos Balá, un artista que cambió los códigos del humor: el listado de sus películas más famosas
El artista falleció a los 97 años, tras internarse el jueves; a continuación, una selección de sus mejores trabajos
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Carlitos Balá, en el documento Carlos Salim Balaá Boglich, fue humorista, actor, músico, presentador y el hombre que comenzó haciendo humor arriba del colectivo línea 39 cuando era un chico, creció e impuso sus códigos de humor en la radio, la televisión, el teatro, el cine y el circo. Siempre con su marca personal, evitando groserías, y con una envidiable velocidad mental para la réplica.
Luego de una serie de presentaciones ocasionales en sus inicios, Balá se destacó como parte del elenco de Telecómicos en 1962. Y un año después debutaba en canal 9 con programa propio, Balamicina, “un nuevo remedio para el mal humor”. Más tarde El soldado Balá, El flequillo de Balá y El clan de Balá, le permitieron reafirmarse en su estilo, en momentos en los que, si el título del programa llevaba tu nombre, es que eras una estrella.
Cuando la televisión le cerró la puerta a fines de la década del 80, Balá conquistó a una nueva generación (o a dos) con sus espectáculos en vivo. Primero en solitario, y más acá en el tiempo acompañando a Laura “Panam” Franco, el artista sostuvo el peso de su propio nombre, con notable entrega física y mental, con menos audición pero la certeza de una fórmula probada durante décadas que continuaba siendo efectiva. Hijos, padres, y abuelos, todos reunidos en una misma platea agudizando la vista a ver si de una vez por todas pueden ver de qué color es Angueto, el perro invisible; o compadeciéndose del pobre Petronilo, al que la Argentina siempre le quedaba chica.
Si en la televisión pudo probar todo tipo de yeites y le brindó un éxito inmediato, el cine colaboró para engrandecer su figura. Primero con la trilogía Canuto Cañete, conscripto del siete (1963), Canuto Cañete y los 40 ladrones (1964) y Canuto Cañete, detective privado (1965), y enseguida con una seguidilla de títulos donde no importaba ni el nombre ni el oficio del protagonista, cualquier historia era válida para seguir riéndose con Balá.
Entre sus trabajos más destacados se encuentra El tío disparate (1978), una historia imaginada por Juan Carlos Mesa y dirigida por Palito Ortega, en la que Balá comparte protagonismo con Las trillizas de oro. Hay humor, canciones (como la inolvidable “Somos maniquíes”, leitmotiv del film), una máquina para poder volar y un final a pura acción en el Italpark. Una curiosidad es que el título de la película iba a ser Las sobrinas de Charlie, para aprovechar la popularidad que la serie Los ángeles de Charlie tenía en televisión por esos años.
Otra película por la que cobró relevancia fue Las locuras del profesor (1979), estrenada un año después, también con Palito en la dirección, pero esta vez con una historia firmada por Víctor Sueyro. En su papel del profesor de Ciencias Naturales Sócrates Pérez, torpe pero querido por los alumnos, Carlitos despliega todo su histrionismo y el timing humorístico que para entonces ya lo había convertido en un referente del humor en televisión.
En la lista de éxitos figura también Locos por la música (1980), un vehículo musical para artistas del momento (desde Los Iracundos hasta Bárbara y Dick, Silvana Di Lorenzo o Jairo), Carlitos aglutina los distintos segmentos presentados como suerte de videoclips, sosteniendo una ficción en la que lidera a un grupo de música que lleva el título del film. Lo acompañaba Graciela Alfano, decidida a abandonar la picaresca, que había cultivado en la década previa junto a Jorge Porcel y Alberto Olmedo.
La muerte de Carlitos Balá
El comediante, quien había sido internado ayer de urgencia, falleció a los 97 años, según confirmaron esta mañana. Emblema de la infancia de toda una época, cuya vigencia perduró a lo largo de varias generaciones, Balá había sido homenajeado en 2017 en la Cámara de Diputados de la Nación por su “trayectoria artística y su aporte a la cultura popular”.
”Aquí llegó Balá”, “qué gusto tiene la sal”, el “gestito de idea”, son apenas algunas de las frases de sus shows que quedaron selladas en la historia y fueron una marca registrada de su identidad. El mismo año en que fue homenajeado en el Congreso de la Nación, el 2017, Balá recibió también el diploma de Ciudadano Ilustre en un homenaje que se le realizó en la Legislatura porteña.
Había nacido el 13 de agosto y pasado a la fama con el mítico “Show de Carlitos Balá”, un emblema de la infancia para muchas generaciones. ”Ya van cuatro generaciones que me siguen, contando esta de Panam. Hay que entenderlos. Tienen otros chiches, pero siguen siendo chicos. No tengo tiempo para estar triste, tengo alegrías que me eclipsan. Y hago reír todo el día. En los aviones me pongo a bailar con las azafatas. La fórmula es recibir cariño. Yo soy de espíritu joven. El cariño te rejuvenece. Todo el mundo debería recibir cariño, pero está el poder adelante y nadie la quiere entender. Yo tengo cerca el cementerio de la Recoleta y digo: ‘Así terminamos todos’, había asegurado Balá antes del homenaje que le hicieron, en 2017, en la Cámara de Diputados.
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