La diosa y su marido, el ex presidente francés, visitaron Argentina por tres días
Fue un viaje corto pero intenso. Tras su paso "relámpago" por Buenos Aires, Nicolas Sarkozy (60) y Carla Bruni (47) dejaron huella. Llegaron en un vuelo de Aerolíneas Argentinas proveniente de Brasil que aterrizó en Aeroparque pasado el mediodía del jueves 27 de agosto. Los acompañaban su hija, Giulia (4), la nanny, un traductor y dos guardaespaldas.
Apenas pisaron suelo argentino, el expresidente conservador francés (entre 2007 y 2012) y su mujer sorprendieron por su cordialidad y buen humor. Siempre con una sonrisa y una palabra agradable, se hospedaron en La Mansión del hotel Four Seasons, invitados por el empresario Patricio Farcuh, hasta el sábado, que volvieron a París. Carla llamó la atención por su belleza natural: sin maquillaje, con un pantalón y suéter negro de escote redondo, dejó claro que aunque ya hace años que no recorre las pasarelas, el charme jamás se pierde. Muy tierna y paciente con su hija, la cargó en brazos por las imponentes escaleras de mármol de la mansión que perteneció a Félix Alzaga Unzué.
Una vez instalado, el matrimonio recibió a Consuelo Remmert (37), hermana menor de Carla, quien trabajó hasta hace tres meses como asesora y mano derecha de su cuñado. Enseguida, todos se prepararon para la apretada agenda que los esperaba.
Anochecer de un día agitado
La noche del jueves, Sarkozy fue agasajado con una comida en la casa de San Telmo de su anfitrión, Patricio Farcuh (37), dueño y presidente de Grupo Rhuo, que en su portfolio tiene Oxford Partners, Guía Laboral, GPS, Slam!! y Oca, por citar algunas. Entre los invitados estaban Adelmo Gabbi (presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires), Gabriel Martino (CEO de HSBC), Marcelo Figueiras (presidente de Laboratorios Richmond), Augusto Rodríguez Larreta y el cineasta y político chileno Marco Enríquez-Ominami. El menú incluyó merluza negra y postre de chocolate con maracuyá.
Antes de la cita, "Sarko", que es amante del running, salió a correr por avenida Libertador, para sorpresa de quienes lo cruzaban, y el circuito lo extendió hasta el puente de la Facultad de Derecho. Al parecer, esa zona de la ciudad le encanta, y ya la usó para entrenarse en sus dos visitas anteriores. Esta rutina se mantuvo inalterable durante los tres días que estuvo en Buenos Aires. Su mujer, en tanto, le cantó a su hija algunas de las canciones que incluiría al día siguiente en su primer recital en Argentina, que fue "a puertas cerradas", en el hotel Faena, de Puerto Madero.
Agenda completa
La mañana del viernes, se despertaron temprano. Después de desayunar juntos, él partió a las 10.30 rumbo al Teatro Colón, donde dio una charla sobre política internacional. La cita fue en el Salón Dorado y Ominami también participó como orador. Dos horas y media más tarde, en medio de un impresionante operativo de seguridad que incluyó no sólo a su custodia, sino un patrullero y un camión de las Fuerzas Especiales, volvió al Four Seasons para almorzar en familia. "Lamentablemente no pude disfrutar de la ciudad porque vinimos por muy poco tiempo. Lo que vi me encantó y tengo la certeza de que voy a volver. Sueño con volver pronto", le dijo la ex primera dama a ¡Hola! Argentina, justo antes de entrar al restaurante Elena. Lucía impecable, con pantalón sastre negro, camisa blanca y ni una gota de make up. A su lado estaba Giulia, quien, muy alegre, dio un paso al frente cuando su madre le indicó que se acercara a saludar. Una hora más tarde se retiraron de a uno (primero Giulia con su niñera, después Carla, y último Nicolas). Cerca de las 15, se despidieron cariñosamente para cumplir con sus respectivos compromisos: Carla partió al Faena con Giulia (inseparable de su osito de peluche marrón). Allí probó sonido y se preparó en la suite Imperial (que es dúplex) mientras que Nicolas recibió al jefe de Gobierno porteño y candidato a la presidencia por Cambiemos, Mauricio Macri, a quien le declaró que estaba "encantado con la ciudad".
Aura y angel
La trayectoria de Carla Bruni en la música es reconocida, tiene una voz muy delicada y ganó varios premios desde que decidió darle rienda suelta a su pasión, en 1999. Tiene cuatro discos editados y el último, Little French Songs, lo lanzó en 2013. Enfundada en unos cancherísimos leather pants que acompañó con blazer de terciopelo bordó y borceguíes, la ex primera dama bajó a las ocho de la noche para encontrarse con su amor y recibir juntos a los 160 invitados, en su mayoría clientes del grupo de Farcuh. Terminado el cóctel, pasaron al Cabaret, donde estaba montado el escenario. "Sarko" resultó el mejor fan: la escuchó, aplaudió y la miró embelesado desde una de las mesas. Acompañada por su guitarra acústica, un piano de media cola que se hizo traer especialmente desde Francia y con un músico, Carla interpretó doce canciones. El repertorio incluyó temas propios, como "L’Amoureuse" o "Quelqu’un m’a dit" y una versión propia del clásico de Depeche Mode, "Enjoy the Silence".
La despedida
Al día siguiente, fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato a la presidencia por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, quien tuvo su meeting con Sarkozy. Mientras tanto, Carla recibió a Juliana Awada y a Julieta Spina. Fue un encuentro casual, muy descontracturado, del que también participó la hermana de Carla y hablaron, según se pudo saber, "cosas de mujeres". La pequeña Giulia, en tanto, pasó la mañana andando a caballo en el Club Hípico Alemán.
A las tres de la tarde, con todo empacado y su habitual sonrisa, los Sarkozy-Bruni partieron a Ezeiza. Su casa en París fue el destino final .para un tour porteño que promete un segundo capítulo antes de que termine 2015.•
Texto: Lucila Olivera
Fotos: Tadeo Jones, Matías Salgado y Juan Roncoroni
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