Camilo Sesto: el misterioso hombre que le cantó a ese amor que jamás tuvo
"Vivir así es morir de amor". El estribillo de su gran éxito escondió algunos de los secretos en torno a la vida de Camilo Sesto, el gran ídolo español de la canción romántica que llegó a vender más de setenta millones de discos en todo el mundo. Un prócer de la poética del corazón que ostenta el récord de permanencia en la cima de los charts de la industria a partir de una fórmula que siempre le dio resultado: cantarle a los sentimientos más profundos, a las alegrías y desazones de las relaciones de pareja, a los vaivenes del amor.
Fue ese el camino que eligió para expresarse como artista. Quizás, para desarrollar desde la música una faceta que le fue algo esquiva o, al menos, resultó ser, paradójicamente, la más misteriosa de su vida. Él, que le cantó a los sentimientos, se convirtió en un profesional del ocultamiento. Poco se supo, y mucho se conjeturó. Así fue su vida privada. Tan secreta que generó decenas de rumores.
Hoy, el mundo lo llora: el domingo 8, una semana antes de cumplir los 73, dejó de existir. Un paro respiratorio, del que se repuso, fue el preámbulo para otro letal en medio de la calurosa madrugada española. Alcoy, la ciudad de Valencia que lo vio nacer, está de duelo. Su ciudadano ilustre ha partido. Ese terruño de costumbres conservadoras lamenta su partida al igual que todo un país. Decenas de personas se acercaron a la capilla ardiente ubicada en la sede madrileña de la Sociedad General de Autores y Editores de España. Algunos, hasta se animaron a canturrearle a modo de homenaje.
Su salud le había jugado varias malas pasadas con problemas renales y motrices. Aunque su rostro aniñado, a fuerza de excesivas cirugías estéticas, quedó inmortalizado para siempre. Dejó el legado de su voz y de cientos de letras compuestas para ser interpretadas por artistas como Miguel Bosé, José José, Ángela Carrasco, entre tantos otros. Dejó verdaderas proclamas pasionales para contrarrestar esa ausencia que marcó su intimidad.
Vivir así es morir de amor
España lo bautizó como el "soltero de oro". Es que casi nunca se le conoció pareja. Él jugaba con ese misterio que acrecentaba su popularidad. En 1971 oficializó un romance con Marcia Bell. Ambos artistas, la pareja que conformaron fue cálida y muy bien recibida por el público. Es que Camilo comenzaba a disfrutar de una popularidad importante y ella era una actriz y presentadora, de origen argentino, que se iba ganando al público español. Fueron la comidilla del momento. "Camilo jamás le perdonó lo que dijo", aseguró una amiga íntima que prefiere no dar su nombre. ¿A qué se refería? Marcia habría insinuado y comentado algunas infidencias con respecto a las inclinaciones sexuales de Sesto. Punto final para la pareja.
Blanca Estrada también habría conquistado al músico. Ella era una joven encantadora y bella que comenzaba a transitar el mundo de la actuación. A pesar de los chismes, la posible pareja negó todo. Eran tiempos donde Camilo ya no era "Sexto" sino "Sesto" y su música comenzaba a sonar fuerte en Europa y en América. El Festival OTI de la Canción, el Festival de Viña del Mar y los grandes teatros de la República Argentina fueron los primeros grandes triunfos del artista de imperturbable cabellera. Por razones comerciales (¿y personales?), el músico prefería mostrarse soltero. Casado con sus fanáticas. Estrategias del marketing que protegían, además, la vida personal de quien fuera uno de los grandes protagonistas del musical Jesucristo Superstar. Fin para la pareja con Blanca. Un nuevo desengaño. No sería el primero, ni tampoco el último.
Algo de mí
Lourdes Ornelas, mexicana a más no poder, fue una de esas fans que se cruzan a sus ídolos y van por todo. Tal fue la pasión de la "chaparrita" que se convirtió en la madre de Camilo Blanes, el único hijo del cantante. Sesto adoraba a su hijo a quien llamaba cariñosamente "Camilín". Hoy, el joven tiene 36 años y es el gran heredero del legado artístico y patrimonial de la estrella española. Y quien lleva con orgullo el apellido Blanes, la verdadera identidad de su famoso padre. Lourdes, con los años, se convirtió en una destacada periodista de su patria.
Lo curioso fue la forma en que la pareja presentó la llegada del hijo. Corrían los ´80. Camilo era una estrella con una carrera sin techo. En mayo de 1984, en el aeropuerto de Barajas, Camilo y Lourdes llegaron al vip de la estación aérea con el pequeño "Camilín" en brazos. Ella era exuberante y conquistó rápidamente la portada de las revistas del momento. La relación duró lo que dura un suspiro. Y la separación no fue en buenos términos. Ella regresó a su país natal. Él continuó con su carrera internacional. El niño quedó al cuidado de Lourdes, aunque Camilo nunca se privó de su rol de padre protector y presente a pesar de la distancia entre Madrid y el DF mexicano.
El músico confesó, alguna vez, haberle dejado un buen legado material a su ex; se habló de dinero y un piso en Madrid. Ella negó todo, y se refirió a él en duros términos. No faltó quien aseguró que Sesto "utilizó" a su mujer con el solo fin de convertirse en padre. A pesar de las diferencias irreconciliables, en las últimas horas, Lourdes lamentó la pérdida del padre de su hijo.
¿Quieres ser mi amante?
"Amo a las mujeres, pero mi vida llena de viajes hace muy complejo poder establecer una rutina familiar. Mi hijo completa mi vida personal. Él es todo. Quizás, alguna vez, pueda construir una pareja sólida y duradera, pero no sé si eso fue creado para mí", confesó alguna vez.
Andrea Bronston (hija de un famoso productor de Hollywood), la cantante Lucía Bosé, Rosetta Arbex, la modelo Denise Brown, la puertorriqueña Lizette Rodríguez y la modelo británica Alexandra Montenegro habrían sido algunas de las mujeres que compartieron las sábanas del ídolo. Pero, fiel a su estilo, él jamás se mostró ni contó nada al respecto, con lo cual los nombres son solo parte de un juego casi ficcional.
Como a toda estrella, aún más a los que ocultan su privacidad, le han surgido amores por aquí y por allá. En los últimos años, hasta un asistente personal se dio el gusto de aseverar que había mantenido una relación con su jefe. Desde ya, el cantante calló, fiel a su estilo. Las fanáticas, y fanáticos, no dieron cuenta de las declaraciones de este hombre que se atribuyó conocer todos los secretos del ídolo.
En los últimos años, poco se supo de él. La casa de Torrelodones, en las afueras de Madrid, se convirtió en su refugio. Solo "Camilín" atravesaba el inmenso portón infranqueable. Algunas fans se acercaban para dejarle cartas y consultar por su salud. Se dijo que fue víctima de la adicción al alcohol y que eso le provocó la insuficiencia renal que padecía. A eso se sumó un serio problema de motricidad y varias intervenciones fallidas. De todos modos, no se privó de ingresar a los quirófanos para realizarse varias cirugías estéticas, obsesionado por verse siempre joven. Ya no visitaba su casa de Palma de Mallorca ni quería ser visto por sus amigos; mucho menos por sus fans.
Camilo Sesto fue el señor de los misterios. Conocedor de la industria del entretenimiento, entendió que fomentar los rumores sobre su vida privada le sumaba mucho a su carrera estelar. Solo aquella vez que llegó a Barajas con su mujer y su hijo rompió su regla de oro. Desnudó su privacidad como nunca antes lo había hecho. Y como nunca más lo volvería a hacer. Mujeres tuvo. Y varias. Bellas y exuberantes. ¿Hombres? Quizás. A la vieja usanza, prefirió enfocarse en su carrera pública. Dejar los puntos suspensivos con respecto a su privacidad. Y ganar millones en todo el mundo con esas canciones que hablaban, por decisión o por destino, de eso que a él le fue esquivo.
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