Cacho Fontana, el hombre con “una guitarra eléctrica en la garganta” que le dedicó la vida a su gran amor: la radio
El popular locutor supo marcar a fuego el medio en el que se consagró y se convirtió en un emblema de la locución argentina
- 5 minutos de lectura'
“Tiene una guitarra eléctrica en la garganta”. Así fue la reacción de alguien que escuchó por primera vez a Jorge Fontana frente a un micrófono. En el libro Días de radio, escrito por Carlos Ulanovsky, Marta Merkin, Juan José Panno y Gabriela Tijman, se recuerda ese episodio. Ocurrió en 1948, cuando los locutores Aldo Barros Montalvo y Roberto González Rivero le dieron la oportunidad de debutar en el dial. Fue en el programa Peña de tango, de Radio del Pueblo. Lo primero que hizo Fontana -quien murió este martes, a los 90 años- en la radio fue leer un aviso de la rematadora Lo Turco. Tenía 17 años.
Un año después ya era locutor estable en Radio El Mundo, la más importante de su época. Allí iniciaría una carrera extraordinaria y se convertiría en una de las voces más importantes de la historia de la radiofonía argentina. A Fontana lo distinguían su perfecta dicción y la exactitud de una palabra que sonaba siempre cristalina e impecable. Pero no eran los únicos atributos. En tiempos de una radio donde brillaban sus más genuinas figuras, los locutores, Fontana de a poco se fue convirtiendo en referencia indiscutida. La convicción del mensaje pasaba por el dominio absoluto del aire a través de un mensaje que para llegar a todos por fuerza debía ser estridente y poderoso. La voz de Fontana cumplía con todos esos requisitos. Por eso llegó a ser el mejor.
Siempre dijo que su real vocación era la de ser locutor, lo que significaba por encima de todo la lectura de los avisos comerciales y la presentación de grabaciones y de otras voces frente al micrófono. Pero también era un hombre dispuesto a innovar corriendo riesgos. Y a ir siempre un poco más allá. “Soy un locutor que ha querido incursionar en preguntas, dudas y hechos con gente que interesa a la opinión pública”, reconoció en una oportunidad. Por entonces ya no era más Norberto Palese, sino Jorge Fontana. Y hasta recibió un apodo para su nombre de fantasía, que se convertiría definitivamente en su identificación. Fue Miguel Coronato Paz, guionista de Luis Sandrini, quien lo bautizó como Cacho.
Así, desde aquellas primeras experiencias en El relámpago, uno de los programas insignia de El Mundo, nació en los albores de la década de 1960 el Fontana Show, un programa que cambió todo. Primero, porque apostó a ganar oyentes y reconocimiento en una franja horaria (la matutina) a la que los productores y empresarios más importantes no le adjudicaban demasiado valor.
Con un programa distinto, marcado por la velocidad, la información en tiempo real, los cambios repentinos de ritmo para pasar de una sección a la otra, las conexiones locales e internacionales y un humor lleno de frescura y espontaneidad, Fontana inauguró la gran historia de los magazines matutinos de la radio y se convirtió en precursor de todo lo que llegaría después.
Sus colegas Rina Morán y María Esther (Beba) Vignola fueron partenaires ideales. A su talento para la locución le agregaban una vis cómica admirable. En el programa también brillaban Domingo Di Núbila, Magdalena Ruiz Guiñazú (que salía a buscar la noticia en la calle desde un móvil con sirena), Roberto De Marco y Faustino García, otro gran locutor informativista. De El Mundo, el Fontana Show saltó a Radio Rivadavia, donde vivió su mejor época y llegó a tener casi la mitad del total de oyentes de la radio en la Argentina durante la franja matutina. Los chistes que se escuchaban en el programa surgían de las ocurrencias de un equipo creativo que en distintas épocas integraron figuras como Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya, Adolfo Castelo y Fernando Salas.
En Rivadavia, Fontana también se destacaría como locutor comercial de grandes transmisiones deportivas. La más escuchada fue la cobertura del Campeonato Mundial de Fútbol que se jugó en Inglaterra en 1966, el último de esos torneos que llegó exclusivamente a la Argentina a través de la radio. Desde México 1970, que también Fontana hizo junto al equipo deportivo encabezado por José María Muñoz, la televisión comenzó a hacerse dueña de esas emisiones.
En 1973 el exitoso ciclo de 15 años del Fontana Show llegó a su fin después de que los médicos le recomendaran a su conductor un tratamiento para evitar daños importantes en las cuerdas vocales. Entonces, Fontana tomó distancia de la radio durante algo más de una década. Regresó a Rivadavia en 1982 como conductor de un exitoso programa informativo vespertino, Sexta edición. Fue su último gran éxito con audiencia masiva y gran repercusión en el dial.
Más adelante, sin embargo, también produjo hechos dignos de ser recordados. En 1983, desde el programa Radio reloj, que emitía Radio Argentina, le hizo una entrevista al exministro y político Francisco Manrique, que emitió un durísimo insulto al aire contra Ramón Camps, jefe de la policía bonaerense durante la última dictadura militar. El episodio le costó el levantamiento del ciclo.
Hubo una fugaz vuelta a Nacional con el Fontana Show en la década del 90 y otras oportunidades posteriores para el regreso de Fontana a la radio. Primero en FM Ciudad y más tarde, de nuevo en Nacional, con un programa semanal de entrevistas que lo rescató de un largo silencio en los medios en 2019. Otra manera de demostrar que la vida de Cacho Fontana siempre pasó por la radio.
Temas
Otras noticias de Cacho Fontana
TV devaluada. Premios en programas de concursos: del millón de dólares y departamentos a un año de expensas pagas
La muerte de Pinky. Entre las Malvinas y La Matanza, los dos hitos que empañaron su intachable trayectoria pública
Amores sin ficción. Cinco historias de amor que quedarán por siempre en nuestro corazón
Más leídas de Personajes
En Nueva York. Mafalda, invitada especial en la gala de los Emmy Internacional, cumplirá uno de sus grandes sueños
“Eternamente agradecido”. Gastón Pauls reveló el rol que cumplió Marcela Kloosterboer en su recuperación de las adicciones
"El dolor fue real”. Denzel Washington: su cambio físico, la ayuda que recibió de Lenny Kravitz y una impensada confesión
In fraganti. Paul Mescal: amores, coqueteos y conquistas de un Gladiador