Cacho Castaña y el fogoso amor con una vedette que fue coronado por un casamiento bajo el rito Umbanda
El cantante y Selva Mayo se conocieron a comienzos de los 80 y, tras un breve romance, decidieron unirse en una singular boda; el matrimonio fue muy breve, pero quedó un registro fotográfico y el testimonio de sus protagonistas
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Cacho Castaña era un seductor nato. Un galán por el que suspiraban muchas mujeres, y él sabía aprovechar su sex appeal. Tuvo muchas parejas, algunas oficiales, otras secretas, unas duraron años y otras, apenas meses. Se casó cuatro veces y una de ellas fue a través del rito Umbanda. Fue a principios de los ‘80, con la entonces vedette Selva Mayo que trabajó junto a Gerardo Sofovich, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Darío Vittori, Luis Landriscina, Juan Verdaguer. Ella era la chica del momento, y él un cantante que ya tenía éxitos como “Café la humedad”, “Quieren matar al ladrón”, “Para vivir un gran amor” o “Lo llaman el matador”.
Se conocieron de casualidad, por amigos en común, y fue un flechazo. La relación duró un año y medio, fue fogosa y muy intensa. Cacho en ese entonces practicaba ese culto afrobrasileño, y por eso decidieron celebrar una boda bajo ese rito. En entrevistas de la época, Selva Mayo decía: “No conocía esa religión y un día Cacho me lo explicó y me di cuenta que es muy parecida a la católica. Cacho es la persona a quien amo y por eso acepto y respeto su religión, pero no la practico. La verdad, me hubiera gustado casarme frente al mar, en una playa, pero era demasiado complicado”.
“Hay muchos tipos de ceremonias que dependen del pai que te case. Nosotros nos casamos en el Templo Juan Carlos de Don Torcuato. Tienen que presenciar la ceremonia de 4 a 7 negros vestidos de blanco que tocan el atabaque, que son una especie de tambores. Se hacen ofrendas y cantos para los santos. Mi santo es Xangó y el de Selva, Ulum”, explicaba Castaña. “Todos los invitados están vestidos de blanco, color que significa pureza. Nos lavan los pies con brebajes especialmente preparados para la ocasión. Hay canticos y rezos a los santos, todo en idioma africano. Luego de la ceremonia hacemos una comida como agasajo a Oxalá que es el Dios”. Los casó el pai César y la boda no tuvo valor legal. Estuvieron juntos un año y medio y se separaron.
Muchos años después, en un programa de Susana Giménez, Cacho habló de ese momento y entre risas dijo: “Fue una truchada, una sanata. Quería casarse y yo me dejé llevar. Soy tan fácil (risas)”. “Pero también te hiciste pai”, le recordó Susana. “Sí, me hice pai”, le respondió Cacho. “No lo practico, pero soy pai... Más que Umbanda, ahora estoy en banda”, decía entre risas.
Por qué abrazó el culto Umbanda
Hace algunos años, Bendita TV pasó un informe sobre una entrevista que había dado Cacho en la que contaba por qué se interesó por el culto Umbanda. ¿El motivo? Una experiencia paranormal que vivió mientras viajaba cerca de la ciudad de Rawson junto a su representante.
Según el informe, era una noche de frío y lluvia cuando Cacho vio a una mujer caminando al costado de la ruta. Se ofrecieron a llevarla y la mujer, vestida con un gran tapado negro, aceptó y ya en el auto les dijo que circularan con cuidado por la banquina porque faltaba poco para un cruce peligroso y venía un camión que los iba a llevar por delante. Ellos, sorprendidos, le hicieron caso y luego esperaron a un costado de la ruta y vieron cómo un camión cruzó por delante de ellos. Asombrado, Cacho giró para agradecerle a la extraña mujer, pero ya no estaba en el auto. El cantante y su representante llegaron al hotel asustados y al otro día leyeron en el diario una noticia que los impactó: la muerte de una mujer al costado de la ruta. En la foto, reconocieron a la mujer que habían visto la noche anterior. Nunca encontraron una explicación lógica. Al poco tiempo, Cacho se acercó al culto Umbanda.
En una entrevista publicada por la revista GENTE, Cacho Castaña daba cuenta del modo en que su vida había cambiado a partir de iniciarse en el culto afrobrasileño: “Pasaba veinte días acostado sin comer, tomando agua, sin fumar, en la oscuridad”.
Las cuatro bodas de Cacho
Cacho Castaña tuvo muchas mujeres y cuatro bodas. “Casarme, casarme, con Iglesia y todo, me casé dos veces: con Diana María y con Andrea (Sblano). Después hubo truchadas, como el casamiento Umbanda con Selva (Mayo) y el gitano con Mónica (Gonzaga). En la Iglesia dicen ‘que el hombre no separe lo que Dios ha unido’. Bueno, Dios no vino a mis casamientos”, bromeaba a veces cuando le preguntaban sobre sus romances. Después tuvo otro matrimonio legal, con Marina Rosenthal, con quien estuvo hasta su muerte, en el 2019. En el medio, mantuvo romances con la vedette de los ‘60 Pochi Grey, la modelo Jorgelina Aranda y con Silvia Peyrou, cuya relación terminó en un escándalo: tras un examen de ADN, se determinó que la vedette le había mentido acerca de la paternidad de su hijo Santino, a quien el cantante le había dado su apellido. “Nunca se lo perdoné y es la única mujer con la que nunca me reencontraré. Lo que me hizo fue muy feo”, dijo el cantante mucho tiempo después.
Se casó por iglesia con Diana María el 22 de septiembre del 1978 y estuvieron dos años juntos. Hace algunos años, cuando Susana Giménez contó que Cacho había hecho la canción “Para vivir un gran amor” inspirado en ella, Diana María la desmintió. “Fui la musa inspiradora de Cacho en ese tema. Compuso esa canción entre junio y julio del ‘78 cuando estábamos de novios. Lo recuerdo en la casa de su mamá sentado con una pierna sobre la mesa y otra en el piso con la guitarra, escribiendo la canción. Es más, alguna frase se la dicté yo, cuando se quedó medio trabado. ‘Yo necesito tu calor cerca de mí’, fue un aporte mío”, aseguró.
La segunda boda legal fue en el 2006, con Andrea Sblano, que era la hija de un amigo de Cacho de toda la vida. Estuvieron cinco años juntos y en ese momento la historia de amor fue polémica por la diferencia de edad: ella tenía 26 años, él tenía 63.
Durante sus últimos años de vida, Cacho volvió a apostar al amor y, el 31 de agosto de 2016, se casó por tercera vez con Marina Rosenthal Cabrales, una psicóloga oriunda de Mar del Plata de 40 años, heredera del emporio de café que lleva su apellido. Se conocieron en el 2012 y estuvieron juntos hasta el final.
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