Cacho Castaña, el hombre del corazón indomable que hizo del romance un sello personal
A lo largo de los años, el cantante supo relacionarse con algunas de las mujeres más deseadas del mundo del espectáculo
Fue un porteño de ley. Cacho Castaña conocía los artilugios de la calle, esa gran escuela que lo inspiró y educó como compositor y que le permitió consagrarse como el poeta de las barriadas populares. Y fue esa misma calle la que lo coronó como el seductor que conseguía todo lo que se proponía.
Las mujeres deliraron por él. Y él por ellas. Fueron su debilidad. No se privó de nada. Y, en tren de seducción, hasta se vio envuelto en algún que otro escándalo. "A pesar de lo que se dice, siempre fui fiel. Pero, entre relación y relación, me permitía divertirme", dijo alguna vez. ¿Había que creerle? Lo cierto es que la fidelidad no habría sido el fuerte del ídolo quien, a pesar de sus deslices, ha dejado un buen recuerdo en la mayoría de sus amores.
Primer altar
Desde adolescente, Cacho disfrutó del ejercicio de la sexualidad. Era una parte importante, necesaria para mantener su equilibrio emocional. Un rasgo de salubridad. Será por eso que, siendo muy joven, no se privó de tener un breve escarceo con la actriz y vedette Jorgelina Aranda, histórica secretaria del programa Si lo sabe, cante, conducido por Roberto Galán. "Era una mujer increíble. Mis mejores rendimientos sexuales los tuve con ella", confesó él. Pero la cosa no pasó a mayores.
En cambio, la cantante Diana María fue la primera mujer que logró hacerlo firmar una libreta de casamiento. Un mérito no menor. El 22 de septiembre de 1978 pasaron por el Registro Civil, trámite que antecedió a la ceremonia religiosa llevada a cabo tres días después. Se dijo que "Para vivir un gran amor", aquel hit meloso, fue toda una declaración de principios sobre lo que la rubia intérprete generaba en Humberto Vicente Castagna, tal su verdadero nombre. Pero, en realidad, la canción la compuso como lei motiv de una telenovela. El matrimonio marchó sobre ruedas hasta que Cupido hizo de las suyas e interpuso en el camino del cantante a la modelo Mónica Gonzaga, uno de los sex symbols de la época.
Conformaron una pareja sensual, fogosa, explosiva. Puro erotismo. Tal era la repercusión que tenía la dupla que los empresarios no dudaron en aunar a Cacho y Mónica en proyectos compartidos: las películas La carpa del amor, de Julio Porter, y Ritmo, amor y primavera, dirigida por Enrique Carreras, fueron algunas de las apuestas taquilleras de aquellos tiempos en los que la intimidad y el trabajo se compartían. Juntos, disfrutaron de los placeres de la vida, viajaron por el mundo, se dieron todos los gustos posibles. Por entonces, estuvieron a punto de casarse, pero finalmente decidieron tomar caminos separados, aunque las cenizas quedaron encendidas. Será por eso que, luego de que ella rompiera con Rosendo Fraga, en 2011, fue fotografiada junto al cantante, tras compartir una romántica velada en un restaurante porteño. Cacho desmintió, entonces, que hubiera una segunda vuelta: "La gente fantasea con nosotros. Hace 30 años fuimos pareja. Un amor de 5 años. Toda la vida hemos ido a cenar. Tenemos muy buena relación". Castaña y Gonzaga se habían comprometido bajo un ritual gitano sin valor legal alguno.
Mientras el éxito del cantante se multiplicaba, las mujeres deliraban por él desde la platea. Y también lo hacían en la cama. La década del ochenta fue intensa en lo personal. La vedette Selva Mayo, de imponente figura, fue otro de los amores del autor de Tita de Buenos Aires. Los casó el pai César bajo el rito umbanda. Duraron juntos un año y seis meses.Y esa boda tampoco tuvo valor legal.
Engaño
Se conocieron en la obra Un Cacho de Corona, a fines de 1994. No tardaron en enamorarse. Al poco tiempo, ella quedó embarazada. Todo fue felicidad con el nacimiento del pequeño Santino. Sin embargo, algo no terminaba de convencer a Castaña de que ese niño era suyo. Proceso judicial mediante, los estudios de ADN demostraron que el hijo de Silvia Peyrou no era hijo del creador de "Garganta con arena". Escándalo. Decepción. Punto final para la relación.
"Es con la única mujer con la que no mantuve ningún tipo de vínculo posterior a la pareja", dijo Cacho a la prensa en reiteradas oportunidades. Razones no le faltaron. Recordando esa página triste de su historia afectiva, le dijo al periodista Luis Ventura: "Había fantaseado mucho con ser padre, pero cuando nació yo lo acaricié y no sentí un carajo".
¡Hola Susana!
En cada temporada, Cacho visitaba a Susana en su programa de Telefe. Recordaban anécdotas y entablaban un divertido juego de seducción. "Cachito de mi corazón", le decía ella cada vez que se lo cruzaba. No fueron pocas las oportunidades en las que el músico visitó el set de la gran diva nacional. Y sí, con Susana Giménez también hubo sábanas comunes, pero con no poco riesgo. Es que ella estaba en una impasse de su noviazgo con Carlos Monzón cuando tuvo un breve affaire con Cacho.
La leyenda, nunca desmentida por sus protagonistas, sino incentivada, dice que Cacho visitó a Susana en su casa de Mar del Plata durante una temporada de verano en la que ambos trabajaban en teatro. Algo falló en los cálculos porque, en medio del fogoso encuentro, hizo su aparición el boxeador. Tal fue el pavor desatado que el cantante no tuvo más remedio que esconderse en el baúl de un auto para poder escapar. Idéntico recurso habrían utilizado, más de una vez, para que la prensa no los descubriera juntos.
Con Susana Giménez pasó de tener un prohibido romance a una entrañable amistad.
Enamorado hasta el final
Se dijo que Pochi Grey, Dorita Delgado y Adriana Aguirre habrían conquistado, también, el corazón del músico a lo largo de su apasionada y creativa vida. Si de algo no se retiró jamás fue de gozar y disfrutar del amor. A pesar de los dolores de cabeza o los traspiés que algunos de ellos le provocaron, la estrella de la balada popular nunca se dio por vencido ni pasó a cuarteles de invierno.
En 2006 se casó con Andrea Sblano, hija de un íntimo amigo. Él le llevaba más de tres décadas. Lo que comenzó como una aventura apasionada, terminó en un escándalo en 2011.
Marina Rosenthal Cabrales fue el último amor del cantante. La mujer es sobrina de los fundadores de una destacada compañía de café marplatense y quien maneja los destinos del Café La Humedad, ubicado en San Cristóbal. La diferencia de edad era de 34 años. Con ella también selló la unión en el Registro Civil en una ceremonia llevada adelante por el Jefe de Gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta en el rol de Juez de Paz, en agosto de 2016. "Tu lucha incansable, es mi lucha", escribió, hace tiempo, en su cuenta de Instagram. Es que Marina fue quien lo acompañó en los últimos sinsabores de salud que fueron reiterados y graves.
"Te conocen atorrante y después te quieren cambiar / y nos sentimos con culpa cuando las vemos llorar". La letra de "Más atorrante que nunca" es, posiblemente, una de las que mejor ilustra a Cacho Castaña en esa faceta de señor indomable que cultivó hasta sus últimos días. Dueño de una "pinta" y una labia que hizo las delicias de su platea femenina, el corazón del "Matador" vivió muchas pasiones a lo largo de su vida, pero no tuvo ninguna dueña. O, al menos, eso es lo que él pretendía demostrar él, como para mantener intacta su fama de mujeriego. Murió como nació, siendo el hombre del corazón indomable.
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