Cachete Sierra: "Lo más difícil es generar sensaciones en mujeres y hombres"
Lo conocemos desde que tenía 8 años, cuando debutó en Verano del 98 y Chiquititas. En esa época ya lo llamaban "Cachete". Creció bajo el ala de Cris Morena, sumándose a todos sus proyectos. Y aunque nunca dejó de trabajar en los medios, éste año el público redescubrió a Agustín Sierra, primero en Sex virtual, de José María Muscari, en donde el actor jugaba con su erotismo despertando fantasías en chicas y chicos, y luego en Cantando 2020, donde empezó desafinando mucho y terminó aprendiendo, con el apoyo de la gente y también del jurado del programa de eltrece.
Fue un año duro para el actor porque los logros profesionales estuvieron empañados por la muerte de su papá y de su abuelo, con un mes de diferencia. "Me mudé a la casa de mi mamá para acompañarnos en el duelo pero después, cuando me convocaron del Cantando, volví a mi casa en Capital. Estar juntos ayudó mucho en su momento porque pude cuidarla, estar cerca, y cuidarme a mí también. Cuando pasan esas cosas hay que estar en familia. Este año fue muy intenso, para bien y para mal", asegura Agustín Sierra a LA NACION.
-¿Tenías una relación muy estrecha con tu papá?
-Era muy amigo de mis amigos, fanático del fútbol, hincha de Racing. Por un problema en los meniscos había dejado de jugar al fútbol con sus amigos pero era el director técnico. Y también lo fue del equipo que tenemos con mis amigos, y estaba en los asados, nos daba charlas, compartíamos todo. De chiquito era el que me llevaba a las grabaciones, me ayudaba a estudiar la letra. Mi papá tenía una enfermedad hereditaria de la sangre, Rendu-Osler y ya venía enfermo hacía muchos años, por eso pensamos que era una internación más de la que iba a salir, pero no. Tuve la posibilidad de tener un padre amigo, consejero, compañero, muy presente y por eso fue tan duro lo que sucedió. Ahora me hubiera gustado llamarlo y compartir con él todo lo que me está pasando con el Cantando, contarle que tengo muchas propuestas de trabajo y cosas a resolver, y ya no tengo esa guía, esa persona que me ayudaba. Pero por otro lado estoy agradecido de haberlo tenido 30 años a mi lado. Hay que agarrarse de las cosas buenas.
-Un mes después también falleció tu abuelo...
- Sí, el papá de mi mamá. La pandemia hizo que fuera todo muy diferente e inesperado pero al mismo tiempo pudimos estar juntos, con mi mamá y mi hermano. Los tres estuvimos muy unidos, acompañándonos. En tiempos normales todos hubiéramos estado trabajando, ocupados y no hubiésemos podido acompañarnos tanto. El contexto nos obligó a pasar el duelo juntos y a enfrentar las cosas en equipo.
-¿Sentís que la gente te redescubrió en el Cantando a pesar de que trabajás desde los 8 años?
-Siento que es un ciclo nuevo, por decirlo de una manera. Cumplí 30 y arranqué el año con mucho amor, conociendo a mi sobrina, porque mi hermana vive en Nueva Zelanda y vino a pasar las fiestas. Además fui padrino del bebé de Pato Espósito, el hermano de Lali, y fue muy lindo. Ahora sucede esta explosión del Cantando, antes de Sex virtual y la repetición de Floricienta. De golpe fue mucha exposición y la gente volvió a verme de otra manera. Me arriesgué a hacer cosas de las que no estaba tan seguro y mostré mi vulnerabilidad y mis ganas de crecer. Hay un Cachete para cada etapa de la vida (ríe).
-¡Pasaste de niño a sex symbol casi sin escalas!
-Me descubrieron así en esta pandemia, pero ya venía haciendo Sex viví tu experiencia en el 2019. Fue un desafío mostrarme de esa manera, de romper con la imagen de adolescente.
- ¿Por qué ya no estás en Sex?
- Me bajé porque cumplió su ciclo. Tampoco hice Auto Sex porque había que ensayar mucho en el Cantando. Hace tiempo que lo venía pensando. Fueron fuertes las cosas que me pasaron en el año mientras tenía que jugar a ser sexy, y la realidad que estaba cambiando pañales o pasando momentos duros de la familia. Una vez que eso pasó y decantó me dije: "hasta acá llego". No le veía más rédito ni podía superarme. Le saqué el jugo y ahora voy por algo nuevo.
-¿Tuviste que romper tus propios límites para mostrarte tan sensual?
-Tuve que romper barreras, trabajar con mi cuerpo, sentirme cómodo, aprender un código de seducción, generar cosas en la gente, bancarme las miradas, lo que te dicen. Es una obra poco convencional, en la que pasábamos al lado del público y les susurrábamos al oído, o le tocábamos el pelo y los invitábamos a que nos siguieran a un cuarto. Era jugar con un límite que nunca había jugado. Fue por eso que lo hice, para saber cuán versátil podía ser y cómo podía salir. Creo que lo hice bien, conocí gente muy hermosa, y hablamos de sexo, que pocas veces se habla.
-¿Qué fue lo más difícil?
-Generar sensaciones en mujeres y hombres. Había que aprender a bancarse la mirada de un hombre que te quiere avanzar o a quien le estás despertando fantasías. Nunca me había pasado y tuve que marcar límites. Había que ser objeto de deseo de todos. Hice un trabajo de deconstrucción muy grande y aprendí a pasarla bien y que la gente no me incomode.
-¿Pasaste momentos incómodos?
-Pocas personas me incomodaron. La sexual es una energía muy densa y había que hacer un trabajo para sacarse todo eso de encima una vez que terminabas el show. Fue una experiencia muy linda y muy atípica. Y me pone contento haber dicho que si en su momento.
-Y después llegó el Cantando. Recibiste muchas críticas al principio pero lograste que la gente te bancara en el teléfono.
- No lo puedo creer. Ahora afino y soy lo más parecido a un cantante que puedo ser. En las últimas galas tuvimos devoluciones muy lindas. Siento que ya cumplí, que hicimos hasta lo imposible. Cuando arranqué no podía cantar ni el "Arroz con leche" y nos bancamos críticas terribles, que el jurado se riera, que nos pusieran cero o nos ningunearan. Más allá de desafinar más o menos, creo que presentamos shows muy dignos siempre. Sabiendo que no soy cantante, me parece que el desafío está en romper el hielo, en animarse más allá de no estar seguros con alguna herramienta. Le sumé la voz al actor y es algo que nunca había explotado. Jamás había cantado en vivo y mañana, quizá, pueda hacer algunas canciones en una comedia musical. Ensayamos por zoom tres días, pasamos tres veces la canción en el piso y ya salimos al aire. Es muy difícil. Entiendo que la gente en la casa diga: "Uy, este es un perro". Estamos en la vorágine y hay que seguir. ¿Quién se iba a imaginar que en diciembre yo iba a seguir en el Cantando? Una locura. Pensé que iba a durar una o dos galas. Mi mamá me decía ‘no lo hagas’ y mi hermano también decía: ‘estás loco, qué vas a hacer ahí’. Mis amigos opinaban: ‘¿para qué?’.
-Sin embargo dijiste que sí. ¿Por qué?
-Por el desafío, porque es trabajo y porque me mudé y pensaba que iba a estar tranquilo. Fue algo impensado. Estar en Bailando por un sueño tiene alguna coherencia porque bailo desde los 8 años. No me creo (Hernán) Piquín pero me defiendo. ¿A quién se le ocurre que pueda cantar? Y me pregunté: '¿por qué no lo haría?'. Por miedo al fracaso, a la exposición, a hacer el ridículo. Me di cuenta entonces que era un miedo escénico, miedo a errar. Y no está bien dejar de hacer algo sólo por miedo al ridículo. Ya sé que soy malo cantando. Lo entendí como una señal. Está sucediendo cien veces mejor de lo que hubiera imaginado y ese es el premio. Lo lindo es arriesgarse, vencer barreras y mirar lo bueno.
-¿Te ves como ganador?
-Ojalá. Me encanta competir. Entré con una mano adelante y otra atrás y hoy puedo disfrutar y no me quiero ir. La gente demostró que nos banca, y nos vota y está ahí. Así que sigo para adelante. Cada vez que hay sentencia, confío en que todo va a salir bien. Y nada de ponerse nervioso o mal. Lo que hicimos fue increíble, estuvimos diez veces más tiempo de lo esperado y ya superamos muchas pruebas. Estoy muy agradecido y si me voy tengo que emocionarme, sonreír, agradecer y nada más. No hay nada que reprochar. Claro que me quiero quedar y si es posible ganar, pero si me fuera estaría todo bien y me iría en paz.
-¿Hay proyectos?
- Hay varios proyectos y estoy viendo. Por ahora estoy tranquilo porque fue un año duro, intenso, de muchas responsabilidades y si no hay nada que convenza en lo artístico y económico, tengo ganas de tomarme unas vacaciones, bajar un poco y disfrutar de la familia. Hoy más que nunca tengo que estar con los pies sobre la tierra y ver qué hacer con toda la popularidad que me dio el Cantando. Quizá haga el Bailando el año que viene.
-¿Te dicen Cachete de chiquito?
-Me decían cachetón. De adolescente me parecía más simpático Cachete que cachetón. Y hoy sigo con los cachetes inflados.
-¿Siempre trabajaste como actor?
-Tuve un local de sushi y un bar pero me fue mal. Claramente lo mío es la actuación. En los negocios no me van bien. Me gustaría estudiar locución porque me encanta la radio.
-¿Tenes novia?
- Nada. Estoy muy tranquilo, tengo a mi perra Martha que me acompaña. No soy de estar de novio. Me cuesta estar en una relación. Tuve dos novias en mis 30 años, Cande Vetrano y Camila Mateos.
-Te deben avanzar por redes, ¿cómo te llevás con eso?
-Trato de llevarme muy bien, pero es peligroso conocer gente por redes, prefiero que me la presenten. Aunque cada tanto sucede, no voy a mentir, y likeo una foto, intercambio mensajes. Con la pandemia todo quedó postergado y de a poco va queriendo. Hay alguien que me mueve el piso, pero vamos paso a paso, tranquilo. En algún momento me gustaría formar una familia, tener hijos. Me encanta ese plan.
-¿Un deseo?
-¡Mira si Racing sale campeón de la Copa Libertadores y Cachete del Cantando. Sería una locura. Ojalá.
Agradecimiento: Ale Benevento, Agencia AB
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