Brendan Fraser: el renacimiento de un actor que sufrió duros golpes personales y las presiones de una industria cruel
Aclamado en Venecia por su labor en la película The Whale, de Darren Aronofsky, el intérprete parece listo para dejar atrás al héroe de acción que tantas satisfacciones -y dolores de cabeza- le dio en el pasado
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El meme, como sinécdoque de una cultura que vive obsesionada con la imagen, comparaba dos fotos de Brendan Fraser. En una, a la izquierda, en blanco y negro, se lo veía como “George de la selva”, con los abdominales marcados, un cabello largo, bronceado y apenas cubierto por un taparrabo tipo animal print; en esa época tenía 29 años. En la segunda fotografía, a la derecha, se lo veía con menos pelo, con panza y un sweater; la foto era de 2018, cuando el actor tenía 49 años. Haciendo eco de ese cambio de apariencia, muchos se preguntaban “¿Qué pasó con Brendan Fraser?”, la prometedora estrella de Hollywood que parecía ser el nuevo galán icónico del cine de acción a fines de la década de 1990, pero “desapareció” misteriosamente.
En el festival de Venecia, luego de una ovación de seis minutos, una periodista le hace una pregunta a Brendan Fraser. Terminaba la proyección de The Whale, la nueva película de Darren Aronofsky que protagoniza, interpretando a un profesor obeso que está deprimido y decide comer hasta morir. Con una voz suave, temblorosa, cargado de emociones, después de llorar frente a los aplausos de sus colegas, el actor le responde: “Me veía diferente en esos días (cuando interpretó a George de la selva). Explorar tantos personajes como pude fue un viaje que me condujo hacia donde estoy hoy. Charlie es el hombre más heroico que yo haya interpretado, porque su superpoder es ver la bondad en otras personas y sacar eso en sí mismo. Ese es su proceso de salvación”.
En este caso, el cine funciona como un espejo que ilustra el recorrido que tuvo la vida del actor. Las películas de Fraser nunca fueron las favoritas de la crítica. Tuvo altos y bajos. Más suerte con las de acción y aventuras que con las comedias. Nadie imaginaba que podía ser un actor para ser nominado (o premiado) con un Oscar, aunque había tenido un papel secundario en una película ganadora, Crash: Vidas cruzadas, y en un drama como Dioses y monstruos, que sí le otorgaban nominaciones a sus coprotagonistas. No era un actor “de prestigio”, aunque ahora su nombre sí suene en todos los pronósticos como posible nominado (o ganador) del Oscar como actor protagónico por The Whale.
El último héroe de aventuras
El perfil de Fraser en el cine era el de un hombre grandote, inocente, bruto y de buen corazón, como esa parodia de Tarzán que interpreta en George de la selva. “Estaba todo el día trabajando con un hombre encantador, divertido, que además estaba casi desnudo todo el tiempo. Fue muy extraño porque en la película tenía que enamorarme de su personaje, pero me enamoré de Brendan Fraser en la vida real cuando filmábamos”, confesaba la coprotagonista de esa película, Leslie Mann, en una entrevista en 2019. George de la selva fue un éxito moderado el año que se estrenó, pero sirvió como puntapié para lanzar la carrera del actor.
Fraser fue uno de los últimos vestigios de actores formados bajo la tradición de Errol Flynn y Harrison Ford. Moldeado como un hombre carismático y heroico que se atrevía a explorar los lugares más exóticos del planeta, pelear contra el villano de turno, y tener una relación romántica con una heroína. Todo eso que encapsula La momia, el título que lo llevó a la fama internacional en 1999. Él y Rachel Weisz (como una protagonista que escapa del tropo de la “mujer en peligro que necesita ser rescatada”) lograron la hazaña taquillera ese año al recaudar más que Un lugar llamado Notting Hill (con Julia Roberts y Hugh Grant), 007: El mundo no basta (con Pierce Brosnan), Belleza americana (la ganadora del Oscar, con Kevin Spacey), y Milagros inesperados (con Tom Hanks). Fraser cimentaba su perfil como futura promesa.
No fue una casualidad, porque en 2001 la audiencia los volvió a acompañar y dejaron a la secuela entre las más vistas del año, de nuevo. Ambas películas fueron sucesos en el cine y en los formatos caseros, como los videocassette y DVD. La saga de La momia, al combinar elementos de fantasía, terror, comedia y aventuras, se adelantó al éxito de Piratas del Caribe, pero también fue uno de los últimos estandartes de un tipo de cine de otra época, antes de que Hollywood se volcara por los superhéroes.
“Me hace tan feliz ver esta hermosa ovación para Brendan. Él me apoyó en mi primer papel en su franquicia de La momia, que disparó mi carrera en Hollywood. Te deseo todo el éxito, hermano”, redactó Dwayne Johnson (el Rey Escorpión de La momia regresa) en un tuit después de la efusiva ovación que generó The Whale en Venecia. El sentimiento cálido que comparten los actores que trabajaron con él se extiende a los comentarios en las redes sociales para el renacimiento de Brendan Fraser, el héroe al que una generación de pronto ya no vio más en pantalla.
“Creo que me esforcé demasiado, en una manera que es destructiva”, decía en una entrevista en el año 2018, para explicar cómo su propio cuerpo le empezó a pasar factura para la tercera película de La momia, donde ya no estaba Rachel Weisz. Operaciones, lastimaduras, y estrés constante en el rodaje, no lo acompañaron en resultados que complacieran a los críticos o al público. En esa misma entrevista, Fraser confesaba que se identificaba con el caballo de Rebelión en la granja, el clásico de George Orwell. “Creo que ese personaje era el proletario que trabaja por el bien de todos, no hace preguntas, no hace problemas, hasta que lo matan. Sentía que tenía que recomponerme y levantarme de nuevo por el bien de todos, duela o no”.
The Whale no es la primera película que refleja parte de su vida. En Looney Tunes: De nuevo en acción, Fraser actúa como un doble de riesgo de Brendan Fraser, que al final de la película le da una trompada al actor. Más que coprotagonizar una película con personajes animados como Bugs Bunny y el pato Lucas, Fraser, la persona, veía una oportunidad para desquitarse contra Fraser, el actor.
Cuando lo llamaron para formar parte del elenco de la serie The Affair, en 2016, Fraser de nuevo se encontró iluminado por las cámaras del estrellato. Pero esta vez con una fascinación morbosa. Al aspecto físico se le sumaba una voz muy tranquila y una sonrisa que parecía cobijar una profunda tristeza. Nadie lo sabía, pero tres días antes de salir en una entrevista de televisión, había fallecido su madre. Cuando en 2018 apareció el meme, algunos usuarios no dudaron en responder sin participar de la burla, explicando lo que había pasado el actor durante su “ausencia”.
La persona detrás del actor
En el año 2009, Fraser se divorció de su única esposa, Afton Smith, con la que había tenido tres hijos, uno de ellos con autismo. En 2003, después de protagonizar Al diablo con el diablo, fue acosado por el entonces presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood -la encargada de entregar los Globo de Oro-, Philip Berk. Según contó el actor, Berk le tocó la cola y le metió un dedo en el ano.
Fraser se sentía acosado, humillado e invisibilizado. No sabía a quién contarle lo ocurrido, temía que ser ridiculizado o castigado por hablar. Todo eso formó una espiral que lo llevó a entrar en una profunda depresión en la que él mismo se identificaba como el máximo culpable. Con las voces del MeToo y las denuncias contra una de las personas más poderosas dentro de la industria, Harvey Weinstein, Fraser fue uno de los pocos hombres que encontró el respaldo para hablar.
En las respuestas al meme, que hicieron que el autor original terminara borrando su cuenta de Instagram, algunos usuarios explicaban la situación personal que vivió la persona más allá de la cámara. Otros usuarios comentaban que envejecer es algo completamente natural y esperable, y que en la imagen de la izquierda, donde estaba preparado como George de la selva, era una fotografía profesional en la que Fraser estaba maquillado, iluminado y preparado para vender una película (o, más importante, una imagen). Que ni siquiera su pelo era natural, sino una peluca de utilería. En la foto de la derecha, aclaraban, estaba caminando natural por la calle, y la foto la habían sacado los paparazzi con la intención de “vender” una historia.
Los usuarios que respondían al meme desnudaban el artificio detrás de una industria que desecha a los actores cuando no se ajustan a ciertos parámetros: “Brendan Fraser tiene 49 años, pasó por momentos de depresión, es uno de los pocos hombres blancos que no generaron problemas, y todavía es una persona hermosa, no como la gente que quiere avergonzar a los demás por el cuerpo que tienen”. Eso fue en 2018. En 2022, la emoción en la respuesta de Fraser durante la conferencia de prensa de The Whale, fue ante la pregunta que le hizo una periodista: “¿Es posible ver a las personas más allá de su apariencia externa?”.
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