Brat Pack: el grupo de actores jóvenes a los que Hollywood no les perdonó el éxito reflexionan sobre los tiempos de gloria y traición
Figuras como Emilio Estévez, Demi Moore, Rob Lowe, Ally Sheedy y Andrew McCarthy revelan cómo un artículo periodístico se convirtió en un verdadero dolor de cabeza cuando sus carreras estaban tomando vuelo y la drástica decisión que tomaron
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En los años ochenta, un grupo de jóvenes actores irrumpió en la industria del cine y la televisión, convirtiéndose en íconos de una generación que clamaba por representación. Con sus raros peinados nuevos y una frescura que los hacía parecer vecinos de al lado, esta “pandilla de mocosos” se adueñó de las pantallas y de las portadas de revistas, marcaron tendencias y se convirtieron en los máximos referentes de una época dorada en la que las comedias adolescentes y las historias de amor dramáticas de los primeros años de la adultez dominaban la taquilla. Sin embargo, detrás de la brillantez de su éxito, se escondía una historia de traición y desilusión que resonaría durante décadas.
El primer golpe, y el más cerctero, lo dio el periodista David Blum que escribió un artículo para la revista New York en 1985, inicialmente centrado en Emilio Estévez, hijo del actor Martin Sheen y protagonista de dos films icónicos de aquella época: El club de los cinco y El primer año del resto de nuestras vidas. Sin embargo, una noche en el Hard Rock Cafe, Blum se unió a Estévez, Rob Lowe, Judd Nelson y otros miembros de los elencos de aquellas películas, y decidió ampliar su enfoque. El resultado fue un artículo que no solo retrató a Estévez, Lowe y Nelson de manera negativa, sino que también acuñó el término “Brat Pack”, algo así como “pandilla de mocosos”, un apodo que los actores nunca aceptaron y que, según ellos, afectó profundamente sus carreras.
El nombre elegido para denominar a este grupo de estrellas nóveles no fue más que un juego de palabras con el que se intentó compararlos con una de las “bandas” de estrellas más famosas de la historia: el “Rat Pack” (pandilla de ratas). Aquel grupo de amigos comandados por Humphrey Bogart, que incluía a Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y Joey Bishof como núcleo principal al que ocasionalmente se unieron Marilyn Monroe, Shirley MacLaine, Angie Dickinson, Don Rickens, Judy Garland y Lauren Bacall. De hecho, fue Bacall quien acuñó el nombre del grupo, al ver a los caballeros volver de juerga, totalmente borrachos, después de una noche interminable en Las Vegas.
Pero si a aquellas grandes estrellas se les perdonaron siempre los excesos, Estévez y compañía no corrieron con la misma suerte. El artículo de Blum, que se publicó el 10 de junio de 1985, fue un punto de inflexión en sus carreras, pero también en sus vidas. Antes de su aparición, estos jóvenes actores eran considerados talentosos y prometedores, pero aquel artículo, que hacía hincapié en sus salidas y en la camaradería que reinaba entre ellos, solo buscaba agruparlos y descalificados como poco profesionales.
Además de Estévez, la “pandilla” incluía a sus compañeros de elenco en El club de los cinco, Judd Nelson, Molly Ringwald, Ally Sheedy, Anthony Michael Hall, y a los protagonistas de El primer año del resto de nuestras vidas: Lowe, Andrew McCarthy, Demi Moore, Mare Winningham, Andie MacDowell y Jenny Wright. Sin embargo, fueron muchos los actores de menos de treinta años que terminaron siendo asociados a este grupo.
El mote alcanzó, de alguna manera, a los jóvenes actores que trabajaron junto a Lowe y Estévez en Los marginados, el film de Francis Ford Coppola de 1893: Matt Dillon, Tom Cruise, Diane Lane, Patrick Swayze, Ralph Macchio, C. Thomas Howell. Y, de igual manera, a otras jóvenes promesas de la época como Jon Cryer, Timothy Hutton, Robert Downey Jr., Jennifer Tilly, Jenny Wright, Kim Cattrall, Cynthia Gibb, Charlie Sheen, Kiefer Sutherland, Matthew Broderick, , James Spader, Melissa Gilbert, Kevin Bacon, John Cusack, Jami Gertz, Mary Stuart Masterson, Sean Penn, Kiefer Sutherland, Michael Schoeffling y, sobre todo, Lea Thompson.
Atónitos ante tanta atención negativa, muchos de ellos tomaron una decisión drástica: desestimar cualquier proyecto que incluyera a otro actor de la pandilla y, quizá el más doloroso, dejar de frecuentarse. “El artículo simplemente la destruyó. Por primera vez sentía que realmente formaba parte de algo, y ese tipo lo voló en pedazos”, explica Sheedy en el documental Brats, dirigido y narrado por Andrew McCarthy que estrenó hace algunas semanas, en los Estados Unidos, a través de la plataforma Hulu.
El agua que pasó por debajo del puente desde aquellos años ochenta hasta 2024 fue mucha y la mayoría de ellos logró mantenerse a flote a pesar de ese prejuicio inicial. Así lo subraya Brats -que aún no tiene fecha de estreno en la Argentina-, y es justamente McCarthy quien se reúne con sus antiguos compañeros para ofrecer una mirada honesta sobre aquel mote que comenzó lastimándolos y hoy ya solo parece ser un agridulce recuerdo.
Demi Moore, una desconocida con problemas de adicción
Una de las celebridades que brindaron su testimonio, de primera mano, fue Demi Moore. Además de contar cómo vivió aquellos primeros años de su carrera, la protagonista de Ghost, la sombra del amor reveló que mientras filmaba El primer año del resto de nuestras vidas, el trabajo era más importante que su vida y resaltó el apoyo que recibió por parte del director, Joel Schumacher.
“En aquel momento yo no tenía ningún atractivo en cuanto a la taquilla. La verdad es que todos estábamos empezando, por eso no había ninguna razón por la que él tuviera que apostar por mí y apoyarme”, reflexionó la actriz. Según contó en sus memorias, en aquel tiempo libraba una feroz batalla contra el consumo de drogas y alcohol. “Le pagaron a una acompañante terapéutica para que me acompañara las 24 horas del día, los siete días de la semana, durante todo el rodaje, para que me ayudara a estar sobria. Si lo pienso ahora, era mucho más fácil haber contratado a otra actriz”, indicó.
Moore añadió que su terapeuta, en aquel momento, le preguntó si para ella era más importante la película o su propia vida. “Yo le respondía: ‘¡La película!’ No me sentía para nada valiosa... Estaba desesperada por encajar, por pertenecer. Mi necesidad de agradar estaba en alerta máxima”, recordó.
Con respecto de su reacción al leer el artículo en el que la incluían en el Brat Pack, Moore recordó que su primera reacción fue de sorpresa y disgusto. “Sin duda, me irritó mucho. Sentí que era injusto porque no nos representaba. Realmente, era un comentario hecho desde una perspectiva muy limitada”, remarcó. Y agregó: “Me quedó grabado durante un tiempo. Pero con el tiempo creo que pude quitarle el peso y dejar de tomármelo como algo personal”.
“El hecho de que aquel artículo se publicara con la intención de disminuirnos, también fue una oportunidad para elevarme, para demostrar que era mucho más que eso”, indicó. McCarthy, a su vez, le confesó que dejar de lado aquella etiqueta fue algo que le llevó años lograr. “Cuando mantenemos las cosas de esa manera, creamos ese patrón. Estás predispuesto a recrearlo”, agregó.
El galán del grupo
Rob Lowe se hizo cargo de algunos de los rumores que circulaban en aquel momento sobre aquel grupo de jóvenes: “Éramos un desastre en muchos sentidos, pero también teníamos buena voluntad”. Y agregó: “Siempre habrá alguna percepción ajena que choca con la forma en que te ves a vos mismo. A nadie le gustó la etiqueta Brat Pack. En ese momento, sentí que había mezquindad y un intento de eso fue minimizar nuestros talentos”.
Cuando McCarthy preguntó si aquella etiqueta los acompañaría “hasta el final”, Lowe no lo dudó: “Seguro que sí. Debería hacerlo. Tuvimos mucha suerte de estar en el lugar correcto en el momento correcto, ya que la industria cinematográfica estaba comenzando la transición hacia donde aterrizó, que son películas hechas casi exclusivamente para jóvenes de entre 18 y 20 años; todas las películas de verano que se estrenan están orientadas a ese público. No siempre fue así. Estábamos allí en ese momento en que comenzó. Aquella experiencia cambió todas nuestras vidas y cambió la industria del entretenimiento”.
Un amor secreto
Ally Sheedy no se anduvo con rodeos. Para ella, aquel artículo periodístico destruyó la camaradería que existía entre ellos. “Por primera vez sentí que formaba parte de algo, y ese tipo lo voló en pedazos. En la escuela secundaria no tenía muchos amigos cercanos... Todavía me sorprende cuántas personas se vieron reflejados en los protagonistas de El club de los cinco”, indicó.
“Todo se detuvo después de ese artículo. Seguimos trabajando, pero todos teníamos esa sensación de estar en estado de shock. Y ese sentimiento extraño me invadía cada vez que encaraba una audición. Parecía que, simplemente las vidas, las experiencias y el trabajo de todos serían descartados”, recordó. Y McCarthy coincidió: “Se sentía como si fuéramos miembros de un club al que nunca pedimos unirnos”.
Sheedy, sin embargo, aseguró que se sentía realmente agradecida por las conexiones que hizo con sus compañeros. “El cariño que siento por todos es real, genuino. Fue una época complicada, muy complicada, pero los buenos recuerdos que tengo son profundos y están ahí. Así que si alguien me hubiera dicho: ¿Valió la pena? Sí, valió la pena”, aseguró.
El diálogo entre los actores se bifurcó por senderos inesperados: McCarthy le confesó que en aquel momento estaba enamorado de ella. “No, Andrew... ¡No lo estabas!”, se sorprendió. Sin embargo, él insistió y le explicó que estaba “muy asustado” y “muy ocupado siendo distante” para que ella no se diera cuenta.
El responsable
Hacia el final del documental, McCarthy se sentó cara a cara con Blum, el “traidor” que acuñó el concepto de Brat Pack. En ese diálogo franco, el periodista se refirió a esa salida nocturna que compartió con algunos de los miembros de la “pandilla”. “Todos me resultaron agradables. En ese momento no pensé en absoluto en que eran unos ‘mocosos’. Simplemente, me pareció un concepto divertido para el título del artículo”, rememoró el entrevistado.
“No se me pasó por la cabeza que fuera algo tan grave. En retrospectiva, puedo darme cuenta de que fue algo mordaz. En ese momento, no tomé consciencia de eso. Estaba orgulloso de la creación de la frase. Tenía 29 años y definitivamente sabía que iba a haber una reacción”, agregó.
McCarthty, entonces, le explicó: “Recuerdo haber visto la portada y pensar: ‘¿Qué pasó? Perdí el rumbo de mi carrera”. Y señaló: “Lo que realmente me molestó fue que nos retrataba como personas que no estaban muy interesados en hacer nuestro trabajo, sino en hacernos famosos y divertirnos. Eso me ofendió. Sentí que teníamos que reposicionarnos o alejarnos de esa imagen. En la industria no lo percibieron como un cumplido”.
Blum esquivó el golpe y aseguró que “no se equivocó” en destacar a aquel grupo de jóvenes que, con el correr de los años, se convertirían en estrellas. Sin embargo, el actor le remarcó que el artículo no fue escrito “ni con un atisbo de afecto”. Y fue allí que el periodista volvió a sacar sus uñas: “Todos ustedes eran adultos. Ser una celebridad tiene sus ventajas y desventajas. Querían que se escribiera sobre ustedes. Aceptaron hablar conmigo. Yo hice mi trabajo. No tenía la intención de lastimar a nadie, sino de definir a un grupo de una manera inteligente e interesante”, reconoció Blum y aceptó que algunos pasajes de la crónica eran poco agradables.
“Sólo intentaba ser gracioso. No me arrepiento de nada, me alegro de que la etiqueta haya perdurado para siempre, pero espero que no sea lo mejor que haya hecho en mi vida”, añadió.
“Kriptonita”
En la charla íntima que mantuvieron, McCarthy reveló que Lowe era “bastante competitivo” y “distante” con él en aquellos tiempos. Pero, por lo quedó en claro en el documental, esa no fue la única relación compleja dentro del grupo. El director y productor de Brats y Estévez no se veían desde el estreno de El primer año del resto de nuestras vidas.
En un principio, el artículo iba a ser un perfil de Estévez, pero luego de aquella salida nocturna con sus amigos, derivó en la fatídica nota. “Iba a ser mi primer perfil en un medio importante y pequé de ingenuo al creer que este periodista iba a comportarse de manera amigable”, reconoció. Además, confirmó que sus ansias de despegarse inmediatamente de aquella imagen negativa lo llevó a tomar una drástica decisión: rechazó un proyecto cinematográfico que incluía a McCarthy.
“Sí. Lo rechacé, a pesar de que era el mejor guion que había llegado a mis manos”, recordó. “No quería que volvieran a relacionarnos. Si se hubiese tratado de Judd, hubiera tomado la misma decisión. Sentía que éramos como kriptonita para los otros”, explicó, e indicó que ese es, quizá, uno de los motivos por los que se niega desde entonces a participar de homenajes o retrospectivas. “No me interesa revivir el pasado. Si estás demasiado ocupado mirando por el espejo retrovisor, vas a chocar”, añadió .
“Si preferiría que aquella etiqueta no hubiese existido nunca es una pregunta difícil de responder. ¿Fue algo de lo que nos beneficiamos? Tal vez. Pero a largo plazo, creo que no fue así. Creo que nos hizo más daño que bien. Creó la percepción de que éramos unos pesos ligeros, que no nos lo tomábamos en serio”, afirmó Estévez.
No sabe, no contesta
Si bien con el tiempo los medios fueron agregando actores a aquel hipotético grupo, todos coincidían en señalar que Molly Ringwald y Judd Nelson eran integrantes de la “pandilla”. Quizá por eso, McCarthy hizo todo lo posible por contar con sus testimonios.
“Le pregunté a Molly si quería hablar y ella dijo que lo pensaría, pero que probablemente preferiría seguir mirando hacia el futuro”, le reveló McCarthy a Cryer, en un tramo del documental. “Creo que Molly quiere seguir adelante. Todos queremos dejar atrás nuestro pasado. Como actores, queremos simplemente actuar”, indicó el protagonista de La chica de rosa y Two and Half Men.
Con respecto de Judd, Aunque McCarthy contó que ningún miembro de la “pandilla” tenía su número telefónico, pero que finalmente logró comunicarse con él. “Judd está en algún lugar no revelado y no está disponible; y Rob está de repente en Orlando.. Mi esposa me adelantó que hacer esta película sería bueno para trabajar en mi humildad y ahora entiendo de qué estaba hablando”, señaló, un poco en broma y otro poco en serio. Sin embargo, al final del documental, mientras se suceden los créditos en la pantalla, se lo ve atendiendo una llamada de Nelson.
En marzo de este año, el actor de Al filo de la oscuridad y Atrapada en el sótano le confesó a Us Weekly los motivos por los que se rehusó a participar del documental. “Me resulta extraño que ese tema se convierta en un programa de entretenimiento editado. Además, McCarthy es un buen tipo, pero no lo había visto en 35 años… Y no voy a decirle: ‘¡Oye!’ No cuentes conmigo, amigo”.
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