La discreción parece ser el secreto del éxito para una de las parejas más buscadas de Hollywood. El actor y director Bradley Cooper y la modelo rusa Irina Shayk han guardado su relación bajo siete llaves, resistiendo todo tipo de rumores, malos augurios y asedio fotográfico desde el primer día. Cuando se hizo pública la noticia de la relación nadie apostaba por ellos. Bradley, de 44 años, arrastraba un pasado de adicciones y una nutrida lista de conquistas amorosas. Ella era la eterna novia del futbolista Cristiano Ronaldo y se consagraba como la supermodelo elegida por las principales firmas. Pero tratándose de dos personas solteras, sin compromisos y con tanta exposición, ¿por qué tanto misterio?
Si bien están juntos hace casi cuatro años y tuvieron una hija (la pequeña Lea de Seine Shayk Cooper, que nació en marzo de 2017), se siguen negando a las postales familiares. Todas las imágenes que conocemos de la familia son las que los paparazzi suelen robarles en algún paseo o las que se pueden colar en un posteo de Instagram. Aunque este año llegó el gran momento, oficialmente, Bradley e Irina se mostraron juntos por primera vez en la alfombra roja de los Globos de Oro. Allí Bradley era el gran protagonista, pero su mujer se lució como una acompañante de lujo. Intercambiaron miradas y gestos de amor durante toda la gala y terminaron de conformarse como una de las parejas preferidas de la prensa y el público. Todos hablaron de ellos.
El soltero más codiciado
Gracias a sus deslumbrantes ojos azules, sus 1,85 metro de estatura y esa mezcla de chico perfecto pero rudo, es considerado uno de los hombres más sexy del planeta. Bradley Charles Cooper nació un 5 de enero en Filadelfia, Pensilvania. Antes de ser actor, probó suerte en la cocina (su otra gran pasión), pero finalmente se inclinó por la actuación por un golpe de suerte: apenas se anotó en un master en la American Academy of Dramatic Arts lo eligieron para protagonizar un anuncio de comida rápida. Dos años más tarde, en 1999, fue su debut: consiguió una pequeña participación en Sex and the city. En la entonces segunda temporada de la popular serie tuvo una rápida aventura con Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) como fotógrafo de una revista de moda. Con ese impulso más su belleza y carisma fue saltando de película en película, consiguiendo cada vez papeles más importantes hasta hacerse popular con la trilogía ¿Qué pasó ayer? (2009). Desde entonces su fama no dejó de crecer y se instaló como una figura mimada de Hollywood.
Aunque reniegue de la prensa amarilla y se enoje con los fotógrafos que lo persiguen, su ascendente vida laboral fue siempre en paralelo con la interminable lista de mujeres con las que lo relacionaron. Tres años antes de su gran salto a la fama, Bradley estuvo casado con la actriz Jennifer Esposito (43), de la que se divorció justo 12 meses después de darse el 'sí, quiero'. Renée Zellweger (47), Zoe Saldana (38) y la modelo Suki Waterhouse (24) fueron algunas de las mujeres que ocuparon su corazón hasta que llegó Irina. Para ellas siempre tiene cálidas palabras, aunque no con todas terminó de la mejor manera.
Es un hombre sencillo, que está especialmente unido a su familia. Cuando su padre se enfermó, dejó todo sus compromisos en pausa para acompañarlo hasta el final y tras su muerte y en la actualidad, lleva la alianza de boda de su progenitor con su madre Gloria, con la que mantiene una excelente relación. Tanto es así que en más de una ocasión la ha llevado de la mano a los Oscar, para los que estuvo nominado en tres oportunidades por El lado luminoso de la vida, Escándalo americano y Francotirador. Este amor por los suyos es algo que comparte con su actual pareja, para quien una de las personas más importantes de su vida es su abuela.
A pesar de haber sido uno de los solteros más codiciados de la meca del cine hasta que conoció a la modelo rusa, siempre se caracterizó por ser una persona bastante normal y sin aires de grandeza: "Creo que soy un hombre de aspecto decente. A veces me veo muy bien, y otras veces me veo horrible", se definió a sí mismo en una entrevista.
En 2011 fue considerado el hombre más sexy del mundo por la revista People, pero no es solo una cara bonita: se graduó en la Universidad de Georgetown en literatura inglesa, presentando una tesis que hacia eje en la adaptación a la pantalla grande de Lolita de Nabokov y se define como una persona muy espiritual.
El huracán Irina
Con 32 años es considerada una de las mujeres más bellas y sensuales del mundo. Una caja de resonancia significó la extraña relación que sostuvo con el por entonces futbolista del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. Casi no se veían, ni convivían durante los momentos que sus trabajos les permitían coincidir.
"Pienso que una mujer se siente fea cuando está con el hombre equivocado junto a ella. Me he sentido fea e insegura", declaró respecto de su relación con el portugués. Ella fue la que planteó la separación en enero de 2015 después de encontrarle mensajes con otras mujeres en su celular. "Ahora sé la verdad y me siento completamente traicionada", dijo a sus amigos.
"Estoy mejor en pareja... pero con la pareja adecuada", aseguraba la rusa por ese entonces a la revista Hola."Pensé que había encontrado a mi hombre ideal, pero no. Lo que estoy buscando en un hombre es que sea honesto, me gusta un hombre que sea leal a las mujeres -aclaró Irina- eso es lo más importante que tiene que tener".
Dicen que Ronaldo hizo todo para recuperarla, pero que nunca tuvo posibilidades: ella había cerrado esa puerta para siempre. Pronto él encontró consuelo en la argentina Georgina Rodríguez, con quien tuvo en poco tiempo tres hijos: los mellizos, Eva y Mateo (que nacieron por un vientre de alquiler) y Alana Martina. Pero pese al familión que logró armar, cada tanto algún medio recuerda lo que sufrió Cristiano con la partida de Irina. Por donde pasa la rusa, arrasa.
La historia detrás de la foto
Se conocieron en la Casa Blanca, en una cena para corresponsales extranjeros que brindó Barack Obama. Dicen que el flechazo fue inmediato y se los vio coquetear toda la noche. Días después, volvieron a encontrarse y fueron juntos al teatro.
La pareja creció lejos de los flashes y la resonancia de los micrófonos. Al menos fueron consecuentes con su postura: no confirmaron nunca nada respecto de su romance. Ni el comienzo de su relación, ni el embarazo ni el nacimiento de la pequeña. La incipiente pancita de embarazada que lució Irina en las pasarelas fue prueba suficiente para confirmar la espera. La niña jamás fue presentada en sociedad, aunque se los fotografió en algunas ocasiones como, por ejemplo, en Venecia, previo al festival La Mostra, y en los primeros días de este año cuando fueron sorprendidos por reporteros recorriendo Disney. Lejos de molestarse, a la familia se la vio muy distendida.
Tal vez por no ventilar el minuto a minuto de sus vidas como algunas celebrities, enfrentaron todo tipo de rumores a lo largo de estos años: crisis, separaciones, compromisos y un cortocircuito tras una cena en un restaurante de Nueva York en la que no lucieron sus mejores caras.
Hoy Cooper goza de las mieles de Nace Una estrella, que protagonizó junto a Lady Gaga y dirigió. El film recaudó casi 400 millones de dólares y recibió varias nominaciones en la carrera por los Oscar. Este glamoroso paseo por la alfombra roja de los Globos de Oro resultó tan especial que se convirtió en el momento justo para que por primera vez y ante los ojos del mundo, Bradley e Irina se muestren juntos. Poco importó que ninguno de los premios haya llegado a sus manos. El amor es más fuerte, y ahora a la vista de todos.
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