Blake Lively desafió la oscura maldición de las joyas de Elizabeth Taylor, en una glamorosa producción: “¡Tengo su collar en mis manos!”
La actriz posó junto a Hugh Jackman para la edición de septiembre de Vogue, bajo la dirección de Baz Luhrmann, y se atrevió a lucir unas alhajas con una triste historia
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Con su cameo en Deadpool & Wolverine, Blake Lively se probó por primera vez el traje de superheroína. Sin embargo, esta semana volvió a demostrar su valentía al enfrentarse a una de las maldiciones más potentes de Hollywood: la actriz posó, muy gustosa, con uno de los objetos con peor fama de todos los tiempos.
Lively es la protagonista, junto a Hugh Hackman, de una producción de fotos para la edición de septiembre de la revista Vogue, bajo la dirección de Baz Luhrmann. Allí, se puso en la piel de una glamorosa ladrona, y luce algunas de las alhajas más impactantes; entre ellas, un collar de rubís y diamantes de Cartier, valuado en 3,8 millones de dólares, que alguna vez perteneció a la legendaria Elizabeth Taylor y que viene con una trágica historia de fondo.
El collar fue un obsequio que le dio a la diva del cine su entonces marido, Mike Todd, en 1957.“¡Y yo tenía el collar de Elizabeth Taylor!”, se la escucha exclamar a la protagonista de Gossip Girl a Vogue en la entrevista que acompañaba el video. “¡El collar de Elizabeth Taylor en mis manos! ¡Tengo que mostrárselo! Había gente allí que tenía cubiertas de goma en los dedos, y yo tenía una esterilla de espuma debajo de mí en caso de que el collar se cayera”, reveló.
El collar formó parte de un costoso obsequio que el productor le hizo a la actriz, junto con una pulsera y unos aros haciendo juego, mientras estaban de vacaciones en el sur de Francia, en agosto de ese año. La suerte quiso que la reacción de la protagonista de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? a la hora de recibir semejante regalo quedara plasmada para siempre en un video que 20 segundos, filmado por un amigo de la pareja.
Allí, se puede ver a Taylor sonriendo mientras se prueba el collar y los aros y besa dulcemente a su esposo, en señal de agradecimiento. En el momento en que se tomó el video, la actriz estaba embarazada de la única hija de la pareja, Elizabeth “Liza” Todd, por lo que muchos interpretaron que el obsequio era parte de la celebración por su futura maternidad.
Todd fue el tercer marido de Taylor, y se habían casado ese mismo año, en 1957. El matrimonio duró poco y terminó de manera drástica: un año después, el productor cinematográfico murió trágicamente en un accidente aéreo. Con solo 26 años, la actriz quedó viuda y con todas las miradas del mundo posadas en ella. A partir del deceso, aquellas joyas de Cartier se convirtieron en un símbolo de la tragedia y no fueron pocos los que comenzaron a asegurar que estaban malditas.
Ese rumor fue ganando peso con el correr de los años. Sin embargo, eso no impidió que el collar, los aros y la pulsera se vendieran individualmente en la subasta de bienes de Taylor, que se realizó en Christie’s en 2011. Allí, quizá por la historia que trae consigo, Colección Cartier compró el collar por 3.778.500 dólares. Aquella subasta arrojó una cifra desorbitante: acumuló 137 millones de dólares.
Taylor era conocida por su debilidad por las joyas. Sentía tal devoción por los diamantes que hasta llegó a tener una de las colecciones más valiosas del mundo; y además de Cartier, sus piezas favoritas eran creaciones de Boucheron, Tiffany y Van Cleef & Arpels.
Algunas de las más lujosas fueron La Peregrina, una perla de Cartier que databa del siglo XVI y era de la corona española, y la pieza Taj Mahal, un diamante que fue vendido en 10,5 millones de dólares. Ambas fueron regalos de otro de los hombres de su vida: el actor británico Richard Burton.
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