"Betty les promete no partir jamás", dijo Beatriz Bonnet en su última actuación
"Creo que desde que nací quise ser actriz. Además, siempre quise ser completa, también bailar y cantar. Cuando hice la prueba para mi primera comedia musical, después de cantar se preguntaron: ‘Dónde estaba esta chica’. Yo amo el escenario, me sacan el escenario y me sacan la vida", me dijo la gran Beatriz Bonnet en una de las tantas charlas extensas que teníamos en el living de su casa de la calle Ayacucho, entre Posadas y la avenida Alvear. Una de esas propiedades hermosas que tuvo y que, por ser absolutamente confiada, perdió.
Además de su popular faceta como comediante y su famosa exclamación: "¡Qué bochornoooo!", Beatriz fue una de las grandes reinas de la comedia musical vernácula y consideraba a otra intérprete enorme como su madre por los consejos que le dio desde que entró al mundo del espectáculo: Elena Lucena. Descolló en Cuando las mujeres dicen sí, de Sixto Pondal Ríos, Carlos Olivari y Mariano Mores (1953) -donde las críticas ya la destacaban-, Simple y maravilloso (primer musical de Broadway en Buenos Aires, 1957), de Stein, Glickman, Horwitt y Hague; Mi bella dama, de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe (1961); La dama del Maxim’s, de George Feydeau y Buby Lavecchia (1967); Mame, de Jerome Lawrence, Robert E. Lee y Jerry Herman (1970); Pippin, de Roger O. Hirson y Stephen Schwartz (1974); Sor-presas, de Dan Goggin (1989); Hansel y Gretel, de Marisé Monteiro (1993); Mamá es una estrella, de Jorge Mazzini y Ángel Mahler (1997)y tantas otras. Ella misma era comedia musical. Con solo sonreír.
"La revelación de la noche fue la joven Beatriz Bonnet, de una simpatía, entusiasmo y entrain que la destacan ya, a pesar de su juventud, como una soubrette de innatas condiciones", decía una de las críticas de la época a Simple y maravilloso. "Si Beatriz Bonnet tuviese la necesidad de consagrarse, este personaje la eleva a alturas difíciles de igualar en el género", decía Leo Vanés en 1970, sobre su trabajo protagónico en Mame. Mientras que la crítica de LA NACION de a misma obra señalaba: "En el papel de la protagonista, Beatriz Bonnet realizó una labor acreedora de elogio, y evidenció su justa identificación con la psicología del personaje desenvolviéndose con dinamismo, elegancia y expresividad; su intervención en los bailes fue, asimismo muy atrayente.
La última vez que se subió a un escenario a actuar fue en el show Primeras damas del musical (2007), convocada por Ricky Pashkus y por mí. Allí cantó "Hello, Dolly!" y, tímida, aguardando su salida en el ensayo general, me deslizó: "Aunque no lo creas, todavía tengo miedo antes de salir a escena, y quisiera que me dejen decir esta frase: ‘Betty promete no partir jamás’". Por supuesto que la dijo, fue ovacionada por el Gran Rex a pleno y dejó la certeza de que no partirá jamás.
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