El humorista se presenta en el Teatro Provincial de Mar del Plata, donde celebra sus 50 años de trayectoria; “Me van a ver en una faceta que no conocían”, cuenta en diálogo con LA NACION
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Con un extenso recorrido en el mundo del espectáculo, a lo largo de sus 50 años de trayectoria el comediante Beto César se ganó un merecido lugar entre los referentes del humor en la Argentina, tanto en el café concert como en el teatro de revistas, la radio y la televisión.
Actor, comediante, showman, esta temporada de verano se lo verá sobre el escenario del Teatro Provincial de Mar del Plata con el unipersonal Beto Cesar de papel, Episodio 1 “Qué suerte la mía…”, donde promete revelar el cuento que jamás se animó a contar.
“Empecé con ocho funciones en un teatro alternativo en Buenos Aires. Ahí lo vio Carlos Rottemberg, que me recomendó a Carlos Mentasti, a cargo del manejo del Provincial de Mar del Plata. Es un show muy intimista. Como reza la publicidad, es el cuento que jamás me atreví a contar. Me van a ver en una faceta que no conocían”, adelanta César sobre este espectáculo de humor dirigido por René Bertrand, donde despliega siete papeles que le tocó interpretar a lo largo de su vida, con música en vivo y coreografías. Es la historia de un antihéroe al que, de chico, sus padres le dijeron que era un talento y después se retractaron.
Además, se lo puede escuchar todos los fines de semana por la 990 AM con su programa Radio GaGa-Radio BlaBla (sábados y domingos, de 13 a 15), con la locución de Marcela Imbrogno. “Hacemos un programa anti pandemia, divertido, distendido, de fin de semana, con juegos, premios, música de los 80 y de los 90, entrevistas y notas muy importantes. También sorteamos cosas para que la gente disfrute, y sobre todo nos reímos mucho con Marcela Imbrogno, que hace la locución y co conduce conmigo”, repasa César sobre el programa que durante el verano transmitirá en dúplex con Mar del Plata.
Talentoso de chiquito, descubrió su vocación como cómico en el seno de una familia muy divertida, con tíos que se disfrazaban de mujer y tenían un gran sentido del humor. Un día se presentó en un concurso que hacía Osvaldo Pacheco en Canal 9, y si bien no lo ganó, seis meses después debutaba en Institutriz modelo, una comedia en el teatro Liceo.
Sus inicios en el café concert le dieron la ductilidad para trabajar con el público tête à tête arriba del escenario. “A diferencia del stand up, el café concert era meternos con la gente, y a mí me encanta eso: ‘Señora, ¿cómo le va?; ¿qué dice?; ¿se va a sentar ahora o va seguir dando vuelas como los perros?; ¿por qué no apoya el culo?’ Ese tipo de cosas que tienen los grandes”, se explaya el comediante, que en estos 50 años de trayectoria ha compartido escenario con grandes del género como Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle o José Luis Gioia, entre muchos otros.
“Muchas veces hacíamos shows en lugares que eran espantosos, o muy chiquitos, o largos que parecían un colectivo, con todos apretados ahí, y subíamos uno atrás del otro arriba del escenario. Creo que fuimos los primeros de todo eso. Alfredo Barbieri [N. del R.: su suegro cuando estaba casado con Carmen Barbieri] era un showman completo arriba del escenario. Yo mamaba de esos tipos, como Don Pelele o José Marrone, con quien también trabaje en las revistas. ¡Qué fenómenos! Era una época de bohemia; no veíamos la hora de terminar lo que estábamos haciendo para después ir a cenar todos juntos”, recuerda.
Varias veces nominado a los Premios Martín Fierro, su carrera lo llevó a recorrer los escenarios de toda América Latina y Europa. Como animador, presentador y showman, en España brillo en el teatro y a bordo de los cruceros de la Compañía Pullmantur, que lo llevaron a navegar por Copenhague (Dinamarca), Tallin (Estonia), Isla de Malta San Petersburgo (Rusia), Tahormina (Italia), Estocolmo (Suecia), Málaga y Gibraltar (España), Lisboa (Portugal), Agadir y Casablanca (Marruecos). “Hacía las veces de conductor-presentador y hacía mi show en la Noche de Gala, cuando la gente conoce al capitán. Con los bailarines, los magos, todos los artistas que trabajábamos en el barco hacíamos un trabajo interesantísimo. Yo digo que nos llevábamos el público a la cama, porque convivíamos muchísimo con la gente, prácticamente no teníamos intimidad, sólo cuando nos íbamos a dormir”, recuerda. “Recorrí el mundo con los barcos, hasta que en 2009 me bajé porque me había dado cuenta de que en los últimos dos años había pasado sólo seis meses en mi casa, sin ver a mi hija y mi mujer. Sufría mucho la distancia”, rememora aquellos años.
De regreso a la Argentina, en 2011 protagonizó Departamento por un día, de Hugo Sofovich en la calle Corrientes, con Daniel Aráoz y Norma Pons; y volvió a la revista porteña de la mano de su ex, Carmen Barbieri, en Barbierísima y Escandalosas.
“La revista no se aggiornó y por eso casi ha desaparecido. Por ahí ves algún espectáculo que es una suerte de music hall, o lo último que se estaba haciendo en Mar del Plata, con olor a naftalina. Pero la revista era y es mucho más importante que eso. Pasar revista es actualidad. Es un género que amo entrañablemente”, apunta el showman, que a sus 70 años asegura que no tiene días tristes ni días grises, siempre ve el vaso medio lleno, donde encuentra el humor y sus ganas de vivir.
“El humor es una forma de vida. La gente me dice: ‘Vos no representas los años que tenés’. Lo que pasa es que yo soy un tipo tranquilo, no discuto con nadie. Siempre estoy pensando el lado gracioso de algo. Esto es muy simple: vas caminando por la calle, alguien se cae adelante tuyo y lo primero que hacés es cagarte de risa. Después lo ayudás, ¿no?, pero eso es inherente al ser humano. Creo que los argentinos lo hemos perdido, estamos tan enojados. Antes, nos pasaba cualquier cosa, hasta lo más tremendo, y siempre teníamos un chiste. Hoy en día la gente elige enojarse antes que buscar el lado del humor. Bueno, gracias a Dios, estamos nosotros para cambiar eso. El humor es mi guía en la vida”, concluye Beto César.
Alejandro Rapetti
PARA AGENDAR
Beto César de Papel. Unipersonal de Beto César. Dirección; René Bertrand. En la Sala La Nona 2 del Teatro Provincial en Mar del Plata. A partir del 28 de diciembre, martes a domingos, a las 22. Entradas, 1500 pesos por Ticketek (25 por ciento de descuento para residentes y jubilados).
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