Beatriz Bonnet: un matrimonio adolescente, una foto que le cambió la vida y por qué nadie fue a su entierro
Se separó cuando tenía 16 años y viajó a Buenos Aires para ser actriz; su primera convocatoria fue acertada y nunca más se bajó del escenario; pasó sus últimos años en la Casa del Teatro porque la estafaron y la dejaron sin un peso
- 8 minutos de lectura'
Para ella la vida era una comedia y era tan feliz sobre el escenario que prometía no bajarse jamás. Alguna vez Nelly Beatriz Auchter Bonnet, a quien conocimos como Beatriz Bonet, dijo que había nacido para ser actriz y empezó a cumplir ese sueño desde muy jovencita. El escenario marcó toda su vida y ella dejó una impronta que trasciende generaciones. Se casó a los 15 años, pero se separó poco después y se mudó a Buenos Aires para hacer realidad ese anhelo. Nació en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, el 11 de diciembre de 1930. Hija de madre soltera, Mariana Amelia Bonnet, siempre llevó con orgullo el apellido materno y desechó el de su papá, Auchter, con quien apenas tuvo contacto. Murió el 19 de febrero de 2020, padecía Alzheimer y demencia senil. Pasó sus últimos años en la Casa del Teatro porque había sido víctima de una estafa, ya que una mujer en la que había confiado la dejó en la calle.
Vivió en su ciudad natal hasta los 16 años, cuando se separó y se jugó por la vida que deseaba. Su matrimonio con un señor de apellido López Verde duró apenas un año. “Él me exigía como mujer y yo era una nena. Así que me mandó para mi casa”, resumía con el humor que la caracterizaba. Ya en Buenos Aires estudió baile, canto y actuación mientras trabajaba como cadete en una bombonería de Diagonal Norte y Suipacha. Y fue en ese lugar donde la encontró el destino: “Un día entró un señor y me dijo ‘nena, ¿vos sos esta?’. Casi me descompongo. Tenía una foto mía. Yo solía mandarle fotos al periodista Chas de Cruz y él se las mostraba a los directores y el que entró era Pedro Bravo, que me convocó para dar una prueba en una película. La di y directamente usaron esas tomas”, rememoraba. La película era Mansedumbre, que se estrenó en 1953 y fue el debut de la actriz. Luego, Bonnet estudió en el Instituto de Arte Moderno, tomó clases de vocalización y de actuación con Hedy Crilla. Pronto, el director Francisco Gallo la contrató para hacer comedias en el Teatro Astral.
Nace una estrella
En teatro debutó reemplazando a Rosita Quintana en Mi bella dama y con tan buen tino que el público la ovacionó. Se lució en musicales, comedias y clásicos. Hizo La dama del Maxim’s, Descalzos en el parque, Mame, Gente y la actualidad, Los árboles mueren de pie, La zapatera prodigiosa, La niña boba, El conventillo de la Paloma, Boeing Boeing, Una viuda difícil, Narcisa Garay mujer para llorar, Simple y Maravilloso, Mi amiga la gorda, Sorpresas, Mamá es una estrella y Doña Flor y sus dos maridos, entre otras.
El autor y director teatral Jorge Mazzini trabajó en varias ocasiones con ella: “Me es difícil ser objetivo con Beatriz Bonnet porque compartí tantos momentos, reímos a dúo tantas veces, fue un premio que la vida me dio. Siendo yo jovencito, una de las primeras cosas que vi en teatro fue Boeing Boeing, una obra emblemática que protagonizó ella junto a Osvaldo Miranda y Ernesto Bianco, el trío más mentado. Y fue también un premio de la vida que aquella actriz que me deslumbró fuera para quien escribí después varios títulos, entre ellos la última comedia musical que hizo, Mamá es una estrella, que escribí y dirigí y que compartió con Jorge Luz, Aníbal Silveyra y un elenco inmenso. Beatriz no era solamente una destacada actriz de comedia; era todoterreno. Hizo mucho teatro y además era la estrella de la comedia musical en Buenos Aires”.
Y sumó el director a LA NACIÓN: “Beatriz fue una mujer que admiré profundamente y que disfruté porque fuimos amigos también. Era una estrella, pero no se ufanaba de eso. Tenía un sentido del humor impresionante, vivía en clave de humor y le encontraba el costado hilarante a lo más trágico. Era una comediante sin reemplazo, como tampoco lo tiene Ana María Campoy, Diana Maggi, Paulina Singerman, que son personas que marcaron un camino y generaron corrientes, que dejaron sus señales. Tuvo todos los premios que ha dado la profesión, desde el Moliere que ganó por Narcisa Garay mujer para llorar, dirigida por Julio Vaccaro hasta cinco Martín Fierro como mejor actriz de comedia en televisión, donde brilló enormemente”. Luego recordó una anécdota que le contó: “Un día la llamó Beatriz Taibo. Tenían una relación de respeto profesional, pero no eran amigas y sin embargo, la llamó para saber si había escuchado lo que habían dicho de ella en la radio o en la televisión. Beatriz no había escuchado nada y entonces Taibo le dijo que se había hecho una encuesta respecto de las distintas versiones de Mi bella dama en la que opinaban los autores y llegaron a una conclusión: como personaje masculino rescataron al Rex Harrison del cine y como personaje femenino a una señorita argentina llamada Beatriz Bonnet. Fue una genia”.
Bonnet se subió al escenario por última vez en 2011 con Primeras damas del musical, un megaconcierto que incluyó a veintidós de las mejores intérpretes femeninas del teatro musical argentino. Ella interpretó las canciones Hello Dolly! y Mame. Ricky Pashkus, que dirigió el espectáculo, le dijo a LA NACIÓN: “Tengo el mejor de los recuerdos. Ese día era el final de su carrera y estaba tan nerviosa que no podía recordar la letra ni todo lo que había ensayado. Le daba una importancia a todo lo que hacía. Y decidió compartir lo que le pasaba con el público. Era una mujer apasionada y entregada a todo, pero con un nivel de nervios que se caía. Era como una nena en esa época. Una persona amorosa, siempre de buen humor. Una artista llena de fe, talento y condiciones para el canto, el baile, el teatro musical y el humor”.
Realmente era una apasionada por su trabajo. “Creo que desde que nací quise ser actriz. Además, siempre quise ser completa y saber también bailar y cantar. Cuando hice la prueba para mi primera comedia musical, después de cantar se preguntaron ‘dónde estaba esta chica’. Yo amo el escenario, me sacan el escenario y me sacan la vida”, decía en las entrevistas de los 80.
¡Qué bochorno!
Debutó en televisión haciendo operetas en Canal 7 y nunca paró de trabajar. Hizo ciclos de teatro con Osvaldo Pacheco y con Darío Vittori y muchas ficciones, entre ellas Amor es mi futuro, con Fernando Ciro; Topaze, El fantasma de la ópera, Casino Philips, Mate para cuatro, Politikabaret, La Viuda Alegre, Trampa de otoño, Vivir por amor, Tropicana Club, María, María y María, las tres, El infiel, Los retratos de Andrés, El mundo de Antonio Gasalla, Ilusiones compartidas, y una participación en Amo de casa, en 2006. Todavía es recordado su personaje en Mesa de noticias, el ciclo de Juan Carlos Mesa en el que ella interpretaba a Beatriz Sanguedolce y en cada emisión todos festejaban su latiguillo: ‘¡Qué bochorno!’. Tanto prendió esa frase que durante años la gente la saludaba así por la calle.
En cine hizo decenas de películas, entre ellas El pecado más lindo del mundo, Canario rojo, Novia para dos, Los que verán a Dios, Operación G, El club del clan, La pérgola de las flores, Villa Delicia playa de estacionamiento música ambiental, Necesito una madre, Con el más puro amor, Un muchacho como yo, El bulín, Pasión dominguera, El profesor erótico, Sálvese quien pueda y Mar de amores.
Se casó solamente una vez, a los 15 años, y se separó cuando todavía no existía el divorcio. No volvió a casarse, no tuvo hijos y era muy celosa de su vida privada. Vivía sola en su departamento de Recoleta hasta que la estafaron y se vio obligada a mudarse a la Casa del Teatro. Cuando ya tenía los primeros síntomas de demencia senil le firmó un poder a una mujer, Beatriz Ofelia Gerace, que es la única imputada en la causa por estafa iniciada en 2018. La actriz vendió su departamento por 330 mil dólares y esa persona fue sacando el dinero hasta vaciar la cuenta. Además, le robó varios objetos de valor, entre los cuales había piezas de vajilla, muebles y joyas, según el abogado Marcelo Parrilli. Bonnet tenía otro departamento que se vendió para pagar los gastos de la actriz.
En su entierro no hubo familiares ni famosos y dicen que fue el más triste adiós que pudo haber imaginado. Sin embargo, Mazzini también tiene algo que decir sobre ese día: “Se insiste en que el día que falleció y se hizo la ceremonia en la capilla de Chacarita la dejaron sola y no fue ningún colega. Fue morboso todo lo que se dijo. Me consta que el público la amaba y sus compañeros la respetaban, entonces es insólito que se piense que la abandonaron. Yo estuve ahí esa mañana. Llegué a las apuradas porque me enteré un rato antes. La razón por la cual estuvo sin acompañamiento fue que Beatriz había estado internada un tiempo largo y estaba bajo la tutela judicial por un problema sobre una estafa con sus bienes, entonces la autorización para que se hicieran los trámites correspondientes dependía del juzgado. Y se autorizó a que se hiciera la inhumación en el lugar y horario en que se hicieron, prácticamente en el mismo momento. Yo me enteré una hora antes y como yo mucha gente se enteró así y quizá no pudo estar. Esta es la verdadera historia y no que la abandonaron. La amaban a Beatriz”.
Temas
Más leídas de Personajes
In fraganti. Paul Mescal: amores, coqueteos y conquistas de un Gladiador
Elogios, abrazos y un “piquito”. El celebrado reencuentro de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, a 27 años del estreno de Titanic
En fotos. De la sonrisa de Celeste Cid a la salida familiar de María Susini en la avant premier de Wicked