Con el 56,2 por ciento de los votos, el uruguayo se llevó el premio mayor de Gran Hermano; su experiencia dentro del juego, sus planes con la música y cómo sigue su vínculo con Denisse González, con quien se puso de novio dentro del reality
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Es el último ganador de Gran Hermano. Gracias al 56,2 por ciento de los votos, Bautista Mascia fue el encargado de apagar la luz en la casa más famosa del país, consagrándose como el nuevo campeón del reality. Y si bien el uruguayo conquistó a la audiencia con su humildad, simpatía y carisma, lo cierto es que este participante ya era una cara conocida antes de entrar a la competencia. Nacido el 25 de noviembre de 1996 en Montevideo, Bautista fue el fundador y músico de Toco para Vos, un grupo de cumbia pop que tuvo un gran éxito entre 2014 y 2016. Por eso, el cantante planea aprovechar su masiva popularidad para relanzar su carrera como solista con todo.
Sin embargo, la música no es el único rubro del que Bautista forma parte. Tal y como contó dentro de la competencia de convivencia de Telefe, Mascia tiene una boutique de carne y lácteos que abrió junto a sus mejores amigos, Francisco y Lucas, en Pocitos. Tras reconocer que tiene varias inquietudes artísticas, el ganador de GH cuenta el modo en que intentó mantener su esencia dentro del juego, cómo fue encontrarse con el afuera después de siete meses de encierro y cómo es su vínculo actual con Juliana “Furia” Scaglione, una de sus grandes contrincantes dentro de la casa.
-Ya pasaron unos días de la final y te reencontraste con el afuera… ¿Cómo fue eso?
-Recién ahora estoy como bajando a lo que es la normalidad, por así llamarlo. Esto igual no es normal porque es un ritmo de vida muy loco pero bueno, por lo menos estoy saliendo de a poquito de la nebulosa en la que te encontrás cuando salís de la casa; es como muy fuerte con todo lo que te topás. El tema del contraste entre la vida en la casa y el afuera es como “boom” y recién ahora como que voy acomodando mi vida de a poco.
-¿Qué pasa cuando te dicen “ganaste”, te subís a una combi y te encontrás con un lugar lleno de gente que está esperando para verte?
-¡Es muy fuerte! Vos pensá que todos los chicos cuando salieron no tuvieron una cámara en el auto y, de hecho, pasaban un segundito por el piso y se iban. Yo que fui el que terminé último en la casa (que es el momento más oscuro en el sentido de que se apaga la casa literal y no queda nadie) cuando salí, corrí a una combi, apareció una cámara, un flash, gente… Vos estás cuatro o cinco meses sin ver a nadie, o viendo siempre a la misma gente, y de pronto cuando aparece algo distinto es un montón. Entonces imaginate mi cabeza cuando empieza a aparecer gente de todos lados, una cámara, multitud de gente en el estudio, 30 cámaras que se te vienen arriba, tu familia, tus compañeros que cuando se van parece como que se mueren prácticamente porque nunca más sabés nada y, de repente, están todos ahí... Es muy fuerte.
-¿Qué pasó esa primera noche cuando llegaste al hotel?
-Iba a estar hasta el sábado pero al final me terminé yendo el viernes, un día antes. Esa noche cuando llegamos fue una euforia total; creo que nos dormimos a las 6 de la mañana. El programa terminó a las 12 y pico, nos sacaron a hacer una sesión de fotos para una revista y después nos fuimos al hotel. Todavía no teníamos el celular. Yo le pedí a Gaby, que era la productora que nos acompañaba y que nos cuidó muy bien, que me deje ver algo. Me puso las historias de mi Instagram, que me lo manejaban dos amigas que trabajan de eso; fue la primera vez que recibía imágenes y videos de lo que era el afuera y todo lo que pasó ese día y de la campaña que hicieron. Fue muy fuerte todo. Me pasó algo raro que era como querer ver todo y al mismo tiempo veía dos minutos y dejaba el celular, como que me cansaba un poco.
-Cuando Santi (Del Moro) habla con ustedes en la casa, fuiste el que más se movilizó con el afuera, el que más se sorprendió. ¿Qué se te pasó por la cabeza en ese momento? ¿Y qué descubriste que pasaron en estos siete meses que no tuviste ni idea?
-Es que todavía estoy descubriendo cosas; la realidad es que no sé nada todavía. Cuando salí tenía muchos estímulos, como los seguidores en Instagram y un montón de reproducciones en música; ver esos números es un disparate, me shockeó mucho. Ver a tus compañeros en noticias, en canales, en revistas, a mí me shockeó eso. Me enteré que Justin Bieber va a tener un hijo (risas) y esas cosas. Al segundo día que estaba en el hotel, dejaron ir a mi familia media hora. Tuve una charla con ellos y fue todo hermoso. Me enteré que se casa mi hermano más grande, que se casa un primo mío, que nació el hijo de uno de mis mejores amigos; o sea un montón de cosas que no sabía. Mismo las internas del programa. Nosotros nunca vimos el programa del lado de afuera, nunca voy a vivir los debates con los panelistas; todo eso es como la parte que te perdés al estar adentro.
-Recién hablábamos del tema de la música. Perdiste a tu viejo cuando eras muy chico pero fue el que el que te llevó un poco por ese camino, ¿no?
-Sí, mi padre tocaba mucho la guitarra en casa. Tocaba rock argentino y yo me acuerdo que lo escuchaba y me encantaba. Un día le digo: “Papá, quiero aprender a tocar la guitarra”, y él me enseñó. Empecé a ir a clases, hice una banda de rock con amigos en la primaria y después a fines de la secundaria es cuando armo la banda Toco para vos.
-¿Tu viejo llegó a ver que tenías pasta?
-Mi viejo siempre me decía “vos tenés oído”. Yo no entendía de qué me hablaba. Como que se daba cuenta de que yo por ahí captaba las notas rápido, entendía cuando escuchaba una canción más o menos por dónde iba, como que tenía algo natural que mis hermanos no tenían. Sumado a eso, a mí me encanta la música. Entonces un día con unos amigos nos juntamos y dije: “Che, ¿qué onda si compongo una canción?” y me acuerdo que saliendo del secundario compuse “Hasta la Luna”, que es una de las canciones más conocidas de Toco para vos. Ahí dije “esto está bueno, puede andar” y bueno, el resto es historia.
-Tuvimos la posibilidad de conocer mucho a tu mamá que viajó desde Uruguay para las galas y pienso en el rol que tuviste como hijo cuando falleció tu viejo. ¿Qué recuerdos tenés de esa época?
-Sí, pero nosotros éramos muy chicos todavía... Yo tenía 12 años. Ojalá hubiese sido todo un poco más de crecidos porque todavía no teníamos la madurez suficiente como para entender lo que podía estar pasando mi vieja y lo que podía llegar a necesitar ella. Siempre estuvimos ahí. Yo siento que ella siempre laburó un montón, se puso la familia al hombro. Obviamente mi familia, mis tíos y mis abuelos también ayudaron, pero siento que ella siempre nos cuidó en el sentido de mostrarnos que estaba todo bien. Nos protegía a nosotros cuando en realidad estoy seguro que ella debe haber pasado unos momentos muy duros. Yo no tengo recuerdos de sufrir esos años.
-Y tu mamá después encontró el amor de la mano de otra persona, ¿fue difícil para vos eso?
-No, para nada porque es una persona que la quiere un montón, la ama mucho y se acompañan el uno al otro. Al revés, ver a mi madre contenta y feliz es todo lo que un hijo quiere. Nunca tuve ningún problema con la pareja de mi madre; de hecho ya hoy en día es hasta parte de la familia. El siempre se portó muy bien con nosotros. Fueron muchos años de ir apoyándonos en familia e ir creciendo de esa manera.
-En la casa de GH lo tuviste presente a tu viejo porque todo el tiempo decías que lo único que querías, a pesar de que era un juego y que podías hacer estrategias, era que tu viejo esté orgulloso de vos...
-Sí, sí, a mi viejo y a mi vieja, obviamente a los dos. Estando ahí vos pensás como en ideales o en gente que para mí es un ejemplo. “¿Qué harían en esta situación?” “¿Qué pensarían si yo hago esto?” O sea, a mí de chico me enseñaron tal cosa y no puedo hacer otra. Obviamente que mi familia es lo más importante pero también vos tenés que salir de la casa dando una imagen que es la que vos querés dar y la que a vos te parece que es la correcta para tu persona. Entonces yo siempre pensaba eso y es una frase que le he dicho en el juego a otros participantes. Yo les decía que no se olviden que era un juego y que todo lo que hagan o cómo hagan sentir al otro se iba a ver afuera.
-¿Qué pasa cuando uno le dice a mamá “voy a entrar a Gran Hermano”?
-Se mata de risa, aunque es como vertiginoso. A mi madre fue a la primera que le dije que me había anotado. Eso fue en abril y creo que me avisaron en octubre recién para hacer una primera prueba. Igual de un primer casting a quedar hay un abismo entonces siempre lo llevé despacio. Recién al tercer casting creo que le conté a mis hermanos y después cuando firmé me dejaron en un hotel de Buenos Aires y ahí llame a mi familia; me acuerdo que justo estaban comiendo en casa y me pusieron en altavoz. Estaban felices. Les daba un poco de miedo todo esto de la exposición, de cómo a mí me podía llegar a pegar. Le dije a mi hermano Franco: “Che, si llego a quedar vas a tener que entrar vos como familia”. Es muy gracioso cuando llega el momento y aparece Franco por la puerta (risas). Lo mismo con los “congelados”. Le decía a mi mamá: “Mirá que si llegan a hacer el ‘congelados’ como en España, vas a tener que entrar”. Uno piensa que entra solo y en realidad arrastrás a toda tu familia, a tus amigos, a tu gente. Eso es muy loco, creo que no te dás cuenta de eso.
-Volviendo a la música… Habías pautado que salga un tema a los cuatro o cinco días de entrar a la casa y cuando saliste te encontraste con otra cosa. ¿Cómo fue eso?
-Cuando empecé a venir para acá a hacer los castings, dije: “Si voy a ir hasta allá, saquémosle provecho”. Tengo un amigo productor que se llama Chemy, que es uruguayo pero estaba viviendo acá, así que mientras empiezo a hacer el proceso de casting, grabé un par de temas. Hice “Ya no me duele” y me acuerdo que pensé: “Si entro a Gran Hermano buenísimo, sino me llevo tremendo tema para el verano”. Cuando entro a Gran Hermano, digo: “Che, esperen. Yo tengo una canción que quiero sacar que está buenísima” entonces dejé un grupito armado con gente con la que había laburado antes y ellos se encargaron de sacarlo dos días después de entrar a la casa porque antes no llegaban. Así que entro a la casa, sale el tema y yo nunca me enteré de nada. Cuando entra Santi y me muestra la repercusión que tuvo fue increíble; son números que sin haber tenido algo que me impulse así como esto, no sé cuánto tiempo tenés que laburar para llegar a eso.
-Toco para vos fue una banda que te llevó a un gran lugar. ¿Cómo llegaste ahí y por qué la dejaste para convertirte en solista?
-Fue un éxito. Se puso de moda la cumbia y estuvimos tocando a full durante cinco años. Después, en un momento pasó un poco de moda y yo también tuve otras inquietudes artísticas. Y ahí arranqué a hacer como mi carrera solista. Estuve como dos años y medio solo, creciendo de a poquito.
-¿Es difícil tomar esa decisión cuando estás conociendo el camino del éxito con una banda que le fue muy bien?
-Sí, pero eso te hace ver la realidad de lo que cuesta tener algo como lo que tuvimos nosotros. A mí me lo decían mucho pero hasta que no lo vivís no entendés. En su momento, yo lo di por sentado y ahora cuando estuve dos años y medio (casi tres) laburando solo me di cuenta lo difícil que era. Entonces lo estoy tomando como una segunda oportunidad, todo esto que va a venir lo estoy valorando mucho más que cuando era más chico y estaba con la banda.
-La entrada a Gran Hermano también sirvió para lo musical…
-Yo lo que sabía era que necesitaba una audiencia grande que vea lo que tengo para ofrecerle. Y la pregunta era: “¿Cómo llego a una audiencia grande?” Un día me crucé con un anuncio de GH en Instagram y dije: “Bueno, por ahí puede ser una buena opción”. Y ahí agarré el formulario, grabé una vez el video de casting para que sea lo más genuino posible, mandé todo y seis meses después llegó la propuesta. Yo lo estaba buscando, me gusta mucho emprender.
-Si tuvieras la posibilidad de hacer un feat con un artista, ¿a quién llamarías?
-A nivel local, Paulo Londra porque me gusta mucho escribir también. Y Wos, porque es un tipo que tiene una profundidad terrible. Iría por ahí, pero son tipos que están re pegadísimos, así que quiero armarme primero con un nombre, con un buen laburo y después también que del otro lado sea algo genuino; sin presión. De mi lado, voy a laburar un montón y después todo lo que venga, bienvenido.
-Más allá de estas personas con las que te gustaría hacer algo, ¿quién es tu ídolo?
-Tengo muchos ídolos musicales. Uno de ellos Ed Sheeran y tuve la posibilidad de sacarme una foto con él una vez.
-Contame cómo fue ese encuentro…
-Fue en un show que hizo en Uruguay. El estaba trabajando con una productora con la que yo también laburo y me hicieron pasar un segundo por su camarín y estuve con él charlando un rato. Para mí es un genio. Súper simpático, humilde, sencillo, cero divo. A mí me gustan esos artistas que son recontra pegados y no tienen que demostrarle nada a nadie.
-¿Te gusta todo lo que está pasando con María Becerra o con Duki que tocó en el Bernabéu?
-Sí, es increíble. Ellos hicieron historia musical a nivel nacional y ahora lo llevaron al mundo. Armaron toda una movida con mucho laburo y desde abajo entre ellos, apoyando. Creo que es un caso que va a quedar para siempre; algo histórico. Y con el tiempo se va a hablar de ellos como algo que fue una locura y todos con su propia impronta, identidad y música de la hostia. Me saco el sombrero.
-Decías que te gusta escribir canciones pero, ¿cómo se hace dentro de una casa durante siete meses donde no hay ni papel para escribir?
-Hay un trabajo mental que tenés que hacer para poder escribir. De hecho, a veces yo me siento a escribir, a componer, a producir y no me sale nada. En la casa, nada de nada. Una vez nos dieron un piano y me acuerdo que me puse a escribir un tema con Nico y fue como que me gustó un poquito la sensación pero tu cabeza está en otro lado. Estás como alerta todo el tiempo porque la realidad es que está todo el mundo jugando, no te tenés que olvidar que tenés un micrófono, que está la cámara filmando, de que alguien te quiere hacer pisar el palito.
-¿Eras de los que necesitaba ir al psicólogo seguido?
-No, nunca iba. Fui una vez y charlé 20 minutos. Yo tenía un poco de miedo de que el juego me lleve a hacer cosas que yo no era. Cuando hubo repechaje y entraron nuevos hubo un momento picante. De repente, éramos 19 de vuelta, vino mucha gente con información de afuera que hablaba, decía cosas, que ya tenía toda la experiencia de los programas, los debates, y nosotros estábamos ahí como “¿qué está pasando acá?”. Venía Cata y te hacía un ping pong, todo el tiempo tratando de dejarte expuesto y a mí me enojaba un poco eso. O sea, en la casa tarde o temprano terminás siendo vos. Si confiás en vos, el afuera no importa. El tema es tener un buen manejo, después la gente afuera verá y sacará sus conclusiones.
-¿Y en el afuera necesitás hacer terapia?
-Creo que estaría bueno. No lo he hecho, pero creo que estaría bueno. Igual tuve acompañamiento psicólogo la primera semana.
-¿Qué es lo primero que uno hace cuando entra a esa habitación del hotel? ¿Dormís, pedís ese plato de comida que querés, vas al baño sin que nadie te moleste?
-Cuando llegamos hasta quería hablar con la gente de la recepción del hotel (risas). Por un tema de relacionarte con otra gente que no sea la que venís hablando. Después me acuerdo que comimos una milanesa napolitana con papas fritas. Para nosotros eso era una cosa descomunal. O sea, estaba comiendo eso y encima podía pedir un vasito de birra y si se me terminaba pedir otra. Cuando nos mostraron un celular, estábamos Nico, Emma y yo mirando la pantalla y éramos como Neandertals. Hasta que llega un momento que te acostas en la cama y ahí te dás cuenta que ya pasó todo, que ya se terminó todo. Y arranca otra locura…
-¿Te sorprendió algo de esto de ir de programa en programa?
-Es fuerte el cariño y el fanatismo de la gente. Me sorprende salir de un lugar y de repente que haya 30 personas afuera esperándote. El otro día me regalaron una guitarra. Fue una locura. Nos regalan cosas todo el tiempo. Tenemos la casa llena de regalos, comida, vino, champán. Aparte saben mis gustos, qué tipo de música me gusta, qué palabras uso, que no me gusta el chocolate negro pero sí el blanco, que me gustan las gomitas. O sea, saben todo y entonces te proveen de todo eso.
-¿Cómo vivís esto de que se hayan vuelto fans de la pareja tuya con Denisse también?
-Sí, están en los “Baunisse”, que son los fundamentalistas del amor. Es muy lindo. O sea, por ahí adentro de la casa vos decís esto no tiene nada que ver con el juego y es muy lindo porque tenés como un sostén afectivo pero en mi vida me imaginé que iba a haber gente afuera gritándome por mi relación con Denisse; como que no entendía que la gente sea fan de nuestra relación y cuando salí fue una locura.
-Y ahora es como reencontrarte, hay un montón de cosas para descubrirse...
-Sí, lo nuestro es al revés de la vida real: primero convivimos y después nos conocemos. De día no nos vemos porque estamos de acá para allá pero a la noche es cuando ya tenemos como un momento para charlar y por eso, siempre terminábamos acostándonos muy tarde, levantándonos muy temprano, es como un ritmo pesado. Pero recién ahora tenemos charlas que no están grabadas. Podemos hablar al 100 por ciento, opinar de un montón de cosas.
-¿Tenés pensado volver a Uruguay?
-Sí, vuelvo al país a reencontrarme con amigos, familia, a laburar; un montón de cosas. Ya organizaron un encuentro con la gente que me estuvo bancando allá, que sé que fue un montón. Y organicé un asado con mis amigos de toda la vida, así que voy a volver a comer un asado tranquilo (risas).
-La historia que contaste de tu tío, de la tragedia de los Andes, fue muy fuerte…
-Ayer vi la película. Tenía muchas ganas de verla pero no me daba el tiempo. Y ayer que llegamos relativamente temprano a casa con Denu, pedimos unas hamburguesas para comer y nos acostamos a ver La sociedad de la nieve. Fue muy lindo porque es una historia con la que yo crecí al detalle pero verlo plasmado en cine fue como mucho más como fuerte. Creo que refleja muy bien lo que pasó por lo que me han contado mi tío, mis primos. Yo ya sabía que Gustavo, por ejemplo, agarraba una cosa de cada uno de los que iban muriendo para guardar y llevárselo a la familia. Él cuando vuelve, va casa por casa y les cuenta cómo fue cada persona en la montaña y le da un objeto de ellos. Eso yo lo escuche desde que soy muy chico y ahora verlo en cine es muy lindo, es como ver todo lo que me contaron pero con imágenes. Es una tragedia y un milagro al mismo tiempo, donde uno puede aprender un montón de cosas. Me parece una historia de superación muy grande.
-¿Le escribiste a Gustavo?
-No hablé con él todavía. Hablé con los hijos, que son mis primos, casi como mis hermanos. De hecho, vimos el partido de Argentina el otro día. Con ellos y con Gustavo viaje al lugar del accidente el año pasado. Es un lugar increíble, estás ahí y no podes creer cómo salieron caminando de ese lugar.
-¿Qué te pasa con un personaje como Furia?
-La Furia que ustedes están conociendo acá afuera es la Furia que yo conozco de adentro de la casa. Todo lo que veo no me sorprende nada. Entiendo que acá afuera se arma revuelo por cada cosa que hace pero es lo mismo que pasaba con nosotros al principio del juego en la casa. Yo eso ya lo viví, acá afuera les toca a ustedes conocerla con lo bueno y con lo malo. Después cada uno en su relación personal con ella que haga lo que quiera.
-¿Te quedó un lindo vínculo?
-De mi parte está todo bien. Cada vez que digo que está todo bien con ella me dicen: “Mirá que dijo que no sos el ganador, que sos una planta, que sos un caracol” y yo les digo que todo esto ya lo escuché en la casa y sin embargo, tuve una buena relación porque por momentos conectábamos, charlamos de música. A mí me gusta mucho la moda, a ella también; tenemos cosas en común. El otro día nos vimos en la Bresh y está todo bien, nos saludamos, charlamos un rato. De mi lado está todo bien y del otro lado todo lo que hace me lo espero, no me sorprende.
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