Barrio Chino: peleas encarnizadas, problemas de guion y la furia de una actriz
El cine es un arte colaborativo. La colaboración no siempre es fácil pero, a veces, los conflictos se convierten en la receta secreta para una obra maestra. Así sucedió con Barrio Chino, una película construida a partir del choque de voluntades, que se convirtió en un símbolo de la última edad dorada del cine de Hollywood.
Todo comenzó en la mente de Robert Towne, un guionista que había cosechado prestigio como script doctor de Bonnie and Clyde y Drive, He Said, película protagonizada por su amigo Jack Nicholson. Fue durante el rodaje de esa película que Towne decidió escribir un guion para el actor, centrado en Los Ángeles en la década del 30, aquella que había retratado Raymond Chandler en sus novelas de detectives. La película tomaría la tradición del noir, pero combinaría una historia un detective y un secreto familiar con los problemas que hubo en la zona por la escasez del agua y la ambición de los desarrolladores inmobiliarios que forzaron la migración de los granjeros del valle de San Fernando. Towne no solo estaba inspirado por el cariño a su ciudad natal sino también por cierto rencor hacia su padre, un desarrollador inmobiliario que amasó una enorme fortuna en Los Ángeles.
El timing es todo en Hollywood. El guionista le habló sobre su proyecto al hombre indicado en el momento justo. Robert Evans, jefe de producción de Paramount, acababa de llegar a un acuerdo por el cual podría producir un par de películas propias por año, compartiendo con el estudio el 50 por ciento de las ganancias y manteniendo su puesto. El acuerdo era poco común, sólo había conseguido uno similar Darryl Zanuck Jr. treinta años antes, pero Evans tampoco era cualquier jefe de producción. Desde su nombramiento, que lo convirtió en el hombre más joven hasta el momento en ocupar ese puesto, revitalizó al decaído Paramount produciendo películas de los directores jóvenes que estaban revolucionando el cine, como El padrino y Harold y Maude, además de ser el responsable de Love Story, un gran éxito de taquilla internacional. Evans estaba ávido de que sus triunfos llevaran su nombre como productor y embolsar las ganancias. Buscaba un hit asegurado para su primera producción: ¿qué mejor que una película escrita por el guionista del momento y protagonizada por una estrella en ascenso como Nicholson?
Para dirigir el film, Evans pensó en su amigo Roman Polanski, con quien había trabajado en El bebé de Rosemary. El productor había ayudado al director dándole asilo en un camarín de Paramount para evitar el acoso de los medios cuando volvió de Londres, luego del asesinato de su esposa embarazada, Sharon Tate, y sus amigos, perpetrado por miembros del clan Manson, en la casa que el matrimonio compartía en Los Ángeles. Desde entonces, Polanski vivía en Europa y no tenía intenciones de volver al lugar en donde había ocurrido la tragedia.
Según cuenta el propio Evans en su biografía, The Kid Stays in the Picture, el director le dijo que no podía ir a Los Ángeles para ocuparse del proyecto porque pasaría las Pascuas judías en Polonia. El productor lo convenció de viajar prometiéndole que organizaría una celebración en su mansión de Beverly Hills. Cuando llegó el día, Evans se había olvidado de su promesa y para demostrarle a Polanski que era un productor eficaz tuvo que organizar el evento en un día. Para eso recurrió a su poderoso abogado Sidney Korshak, que consiguió que el chef de un country club muy exclusivo preparara especialidades de la cocina judía en la propia casa de Evans, quien invitó a sus amigos famosos.
"¿Quién consigue a Kirk Douglas como rabino? Ni siquiera con doblaje, en perfecto hebreo el propio Espartaco recitó en voz alta las plegarias. Este galán vikingo masculino fue mejor rabino que actor. Hasta el último detalle de la velada fue perfecta", cuenta en su libro Evans, quien afirma que Polanski se fue esa noche convencido de su talento como productor.
La desesperación de Evans porque el director comenzara cuanto antes a trabajar en Barrio Chino se debía a que Towne, después de tomarse su tiempo para escribir, entregó un guion que nadie entendía. El productor decidió seguir adelante a pesar del riesgo.
La colaboración entre Towne y Polanski fue más que complicada. Guionista y director no podían ponerse de acuerdo en nada, especialmente en sus opiniones sobre cómo debía terminar el film (el final definitivo fue decisión del director). Polanski ya no soportaba a Towne ni a su perro Hira, que lo acompañaba a todas las reuniones de trabajo. Ni siquiera estaban de acuerdo con el título de la película, que el director consideraba sin sentido, ya que en el original no había ninguna escena en el Barrio Chino.
"Barrio Chino es un estado mental", decía Towne, quien le puso ese título inspirado en lo que le había contado un policía de delitos complejos que trabajaba en esa parte de la ciudad y que fue quien le regaló a Hira.
Con Nicholson confirmado en el rol del detective protagonista, faltaba encontrar a la actriz que interpretara a Evelyn Mulwray, una rubia con un terrible secreto. Towne escribió al personaje con Jane Fonda en mente pero no pudieron convencerla. Evans y la agente de Faye Dunaway, Sue Mengers, negociaron ferozmente su contrato por teléfono y llegaron a un acuerdo.
Mientras Polanski se reservó un pequeño papel en la película, el matón que le corta la nariz a JJ Gittes, el personaje de Nicholson (que fue bautizado con el apellido de uno de los mejores amigos del actor); John Huston fue el elegido para el rol clave de Noah Cross, un hombre malvado y sin escrúpulos, que daña a la ciudad robándose el agua para poder hacer sus negocios inmobiliarios y destruye a su propia familia con sus impulsos criminales. Huston era un director legendario y padre de Anjelica, en ese entonces la novia de Nicholson.
El rodaje de Barrio Chino estuvo repleto de conflictos. El reconocido director de fotografía Stanley Cortez fue reemplazado por John Alonzo, ya que tardaba demasiado en las puestas de cámara y luces, pero eso no fue nada al lado de la guerra entre Polanski y Dunaway. La actriz no gozaba de mayor simpatía por parte del equipo, por tener actitudes de diva (los rumores van desde pedir medias de seda para que su vestuario fuera fiel a los años 30, algo difícil de conseguir en 1973; negarse a tirar de la cadena cuando iba al baño; y una probablemente apócrifa anécdota que sostiene que le tiró una taza con pis a Polanski). Pero el trato por parte del director tampoco era el mejor. La tensión explotó cuando en la filmación de una escena Polanski perdió la paciencia porque uno de los pelos de la actriz quedaba parado por la estática. El director se acercó y se lo arrancó, desatando la furia de Dunaway, quien se negó a seguir filmando. Para calmar las aguas y asegurarse de que terminarían la película, Evans llegó a un acuerdo con ambas partes: les aseguró al director y a la actriz que obtendrían una nominación al Oscar o sino él mismo le compraría un Rolls Royce a cada uno.
El rodaje y las tensiones continuaron, incluso entre Polanski y Nicholson, que se llevaban bien. Un día, la obsesión del director por los detalles cansó al actor. Luego de esperar varias horas para su escena, se retiró a su trailer a ver un partido de los Lakers, equipo del que es fanático, y dijo que no saldría hasta que terminara. Según cuenta Sam Wasson en su libro dedicado al film, The Big Goodbye, Polanski fue hasta el trailer enfurecido y le arrancó el televisor. Empezaron una pelea tirándose sus zapatos y ropa. Nicholson se fue del set en su auto y Polanski lo persiguió en el suyo, ambos en ropa interior, hasta que en un semáforo se miraron, tomaron conciencia de lo ridícula que era la situación y se rieron.
Lo que no fue gracioso, en especial para Dunaway, fue la filmación de la escena en la que Gittes le pega a Evelyn hasta que ésta le confiesa su secreto (el cual mejor no develar, aunque hayan pasado más de cuarenta años). Las cachetadas fueron reales y Polanski hizo repetir la escena varias veces, hasta que las mejillas de la actriz ardieron.
Los problemas de Barrio Chino no terminaron con el rodaje. La función de prueba con público fue desastrosa y la proyección especial para el equipo técnico, elenco, críticos y gente de la industria dejó a todos con un gusto amargo, pero las críticas fueron positivas en su mayoría y despertaron la curiosidad del público que colmó los salas cuando el film se estrenó, el 20 de junio de 1974. "La moral de los Estados Unidos cayó aún más ese verano pero los espectadores que llenaban las veredas mantuvieron una fe robusta. Eran adultos, estaban bien informados por los críticos e iban al cine porque las películas todavía eran buenas", escribe Wasson, sobre el impacto de Barrio Chino en una época en la que la cinefilia era una afección común.
Para fortuna de Evans, Polanski y Dunaway recibieron sus prometidas nominaciones al Oscar, dos de las 11 que consiguió el film. Sin embargo, el único que se llevó un premio fue Towne por el guion original de Barrio Chino, al que el gurú y autor de manuales sobre guion Syd Field consagró como uno de los mejores de la historia del cine. Más allá de sus virtudes, queda pendiente la discusión sobre la contribución de Polanski en la reescritura y la de Edward Taylor, un profesor de la University of Southern California, que colaboró en secreto en todos los guiones firmados por Towne, según revela Wasson en su libro.
Barrio Chino fue uno de los puntos más altos de la carrera para varios de los involucrados. Jack Nicholson terminó de convertirse en una estrella que brilló hasta su reciente retiro del cine. Fue uno de los roles más memorables de Faye Dunaway, junto con su trabajo en Network: Poder que mata, por el cual consiguió el Oscar que anhelaba. Para Polanski fue su última película en los Estados Unidos, de donde huyó tras ser acusado y juzgado por violar a una menor. Y para Evans significó el principio del fin de su reinado en Paramount.
El productor, el guionista y el actor intentaron replicar la magia varios años después en la secuela The Two Jakes, pero esta vez los conflictos y los excesos fueron demasiado y no llegaron al nivel del original. Nadie tiene una fórmula segura del éxito en Hollywood. Ni siquiera aquellos que lograron esa alquimia una vez.
¿Dónde verla? Barrio Chino
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