Azul Fernández, la revelación de Campanas en la noche: “Calu Rivero me parece una mujer ejemplar”
Cuando era pequeña, le pedía a su mamá que la lleve a hacer todo tipo de actividades al club de su barrio, en Vicente López; por entonces, todavía no soñaba con ser actriz, aunque sabía que quería hacer algo relacionado con el cuerpo. Pero todo cambió cuando Azul Fernández comenzó la carrera de Comedia Musical en la escuela de Julio Bocca.
"Estudiaba porque me gustaba bailar y cantar. La actuación no formaba parte de mi ‘quiero ser’. Es algo que descubrí después, con el tiempo. Y me encantó", le contó la actriz de Campanas en la noche a LA NACION. "Un día me llegó la propuesta de ir a un casting en Telefe para quedar en la base de datos. Yo tenía 16 o 17 años. Fui a varios pero no tenía respuestas. Y a principios de 2015 me llaman para un casting para La leona. ¡Y quedé! Hice de Paola [la hija adolescente de Coco y Betty, los personajes de Martín Seefeld y Julia Calvo en la ficción], y ahí dije 'ok, soy actriz, puedo hacer esto'".
Desde ese debut, no paró: "Más allá de cantar y bailar, que es una herramienta que toda la vida voy a tener, la actuación por sí sola es hermosa y me empezó a gustar mucho. Empecé a estudiar, conseguí un representante y a partir de ahí, no paré de hacer castings". A sus 21 años, ya hizo una película (Atrevidas, de Matías Cesar Tapia) y una miniserie que aún no tiene fecha oficial de estreno y se llama Dédalo, con dirección de Roly Santos.
-¿Cómo fue que llegaste a Campanas en la noche?
-Después de pequeños trabajos salió el casting, en noviembre de 2017. Yo fui sin saber que era para una novela tan grande, y salí de ahí como diciendo 'bueno, ojalá me llamen, pero no voy a quedarme pensando en esto'. En ese momento estaba audicionando mucho y ya entendía que no podés estar pensando en todo lo que hiciste porque te morís de frustración o de intriga, o ¡de ansiedad! Porque tampoco te dicen que no, entonces es un estado bastante confuso. Recién en marzo del año pasado me llamaron para protagonizar esta novela y yo quedé tipo 'guau', porque al principio no sabía de qué estaban hablando, pero cuando me empezaron a contar no lo podía creer.
-¿Qué sentiste al componer a tu personaje, Bruna?
-Al principio fue un desafío enorme en cuanto a las horas de grabación. Todo va muy rápido; estudiaba mucho y tenía escenas diarias con distintos actores, porque me relaciono con casi todos en la novela. Y fue hermoso. Fue mucho aprendizaje, porque no tenés tiempo y hay que poder resolver con lo poco que tenés. A veces, en el apuro, no hay tanta dirección, por ejemplo. Y a mí me parece clave poder conectar con tu compañero y armar desde ahí. Muy probablemente, el otro actor esté en la suya, o puede que no haya conexión, y ahí también estás como desnudo y hay que resolverlo. Me encontré bastante en esa situación. Pero en otros momentos, con el director de piso -el Negro Luna, a quien yo ya conocía de La Leona- nos sentamos a hablar de las escenas. Y le decía todo lo que me gustaba y lo que no, y él estaba muy atento y me escuchaba. Y si yo proponía algo y le gustaba, lo hacíamos.
-¿Tenés repercusiones en la calle?
- Sí, sí, sí. Es gracioso, como que todavía no sé cómo actuar frente a eso. Mucha señora en la calle, que es divertido porque las señoras son muy graciosas. O, por ejemplo, en Instagram me pasa mucho que chicas, que por ahí son más chicas que yo, están "sacadas" con mi pelo corto o con la pareja que hacemos con Franco Masini. Todo el tiempo están como comunicándose. Y eso me parece que está bueno.
-¿Y te gusta eso o te abruma un poco?
-Al principio intenté ser buena onda con la gente y empecé a contestar los mensajes, pero hubo un momento en que se empezó a hacer muy masivo y saqué la posibilidad de que me respondan historias porque era demasiado. Pero me agrada mucho el reconocimiento. Porque yo lo que siempre dije es que me gustaría ser reconocida por lo que hago y no por ser linda. Entonces, cuando empecé a ver que la gente estaba alabando la actuación me puse muy contenta.
-¿Te resultó difícil el papel?
-Por momentos. Lo que me parecía difícil era no saber lo que estaba haciendo, porque no lo veíamos [Campanas en la Noche se grabó por completo antes de su estreno ]. Yo confiaba en lo que estaba haciendo. Y con ayuda del productor y de los directores, confiaba en lo que estábamos haciendo, porque también ellos me devolvían lo que pensaban. Entonces, siempre lo íbamos moldeando. Había momentos en los que dudaba... "¿Estaré haciendo todo lo mismo?". Como que no podía matizar a este personaje. Pero por lo que estoy viendo ahora creo que fue un buen trabajo. Es la primera vez que estoy contenta de verdad con algo que hice.
Las similitudes con Bruna
Azul creció entre Buenos Aires y San Luis, provincia donde aún vive parte de su familia materna y a la que sigue viajando una o dos veces al año. Su familia es pequeña, no tiene hermanos y su madre falleció cuando ella tenía 14 años, por lo que se quedó viviendo sola con su papá, como el personaje que interpreta en la novela.
-¿Cómo es el vínculo con tu papá?
-Somos súper cercanos, pero los últimos años fue medio conflictivo vivir sola con él. Fue por eso que, cuando necesité estar sola para mejorar la relación con él, elegí irme y por suerte lo pude hacer. Eso fue bueno. Él ahora se fue a vivir a Junín, pero siempre estamos conectados.
-¿Qué tiene Bruna de vos?
- La madurez, quizás. Desde muy chiquita, en mi vida personal tuve que madurar mucho, y creo que eso ayuda. Bruna tiene muy claro lo que quiere, y creo que ese fue el motor de ella todo el tiempo.
-¿Y vos tenés en claro lo que querés?
-(Risas) ¡Qué difícil! Por momentos, sí. En cuanto a la carrera, lo tengo más claro que en lo referido a otras cosas de mi vida; es algo en lo que estoy súper concentrada. El hecho de mudarme sola fue algo muy importante para mí en los últimos años, me hizo muy bien. Para todo, para el trabajo también.
-¿Qué pensás que te va a dejar esta novela en tu vida y en tu carrera?
-Me está ayudando mucho con la exposición que, la verdad, es necesaria para que vean tu trabajo productores, directores, gente con la que quieras trabajar. Y me dejó mucho aprendizaje para encarar nuevos proyectos.
-En esta novela compartís la pantalla con Calu Rivero, una de las voces más representativas que tiene la lucha de las actrices en particular, y de las mujeres en general, contra la violencia machista. ¿Cómo fue tu relación con ella?
-Fue espectacular desde el primer momento. Antes de conocerla, yo misma me preguntaba cómo iba a ser, qué repercusiones iba a tener, cómo me iba a poder llevar con ella. Esa situación por la que pasó ella es muy difícil. Y tuve el agrado de por momentos ser como confidente y que me cuente cosas. Me sentí muy cercana a ella por la edad. En la novela, Franco y yo éramos los más chicos, y después Calu. Y como a Franco no lo veía tanto porque no grabábamos tanto juntos, con ella estuve casi todo el tiempo. Me llevo un recuerdo muy lindo. Aún hoy seguimos hablando. Me parece una mujer ejemplar.
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