El joven de 30 años inició su carrera en Disney y ahora es la estrella de la ambiciosa biopic de Baz Luhrmann sobre el rey del rock que se estrena este jueves; LA NACION habló con él sobre los desafíos de interpretar a Elvis
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“Cuando vi su prueba de casting, fue como si algo espiritual estuviese sucediendo, fue lo más inusual que me tocó experimentar como director”, le expresó Baz Luhrmann a LA NACION sobre el primer momento en que vio a Austin Butler caracterizado como Elvis Presley para su biopic, que llega este jueves a salas comerciales.
Estaba más que claro que el actor californiano de 30 años quería el papel y que ese deseo no tenía que pasar inadvertido para el cineasta, quien no se cansa de remarcar la “ética laboral” de Butler, una que podemos rastrear a los inicios de su carrera.
A los 13 años, conoció a un agente que le sugirió que tomara clases de actuación y, al ver lo mucho que lo disfrutaba, les propuso a sus padres estudiar desde su casa para poder tener mayor flexibilidad horaria para presentarse en las audiciones. El apoyo familiar lo tuvo desde el comienzo y, en 2005, Butler ya era una de las estrellas juveniles de Nickelodeon gracias a su rol de Lionel Scranton en la serie Ned’s Declassified School Survival Guide, donde se hizo muy amigo de su colega Lindsey Shaw, quien le presentó a su manager, Pat Cutler, el hombre que lo ayudó a cimentar su estatus de figura popular en el mundo teen, pero con la preparación formal como bandera.
Así, llegaron roles en Hannah Montana de Disney, en iCarly y Zoey 101. En sus intervenciones, Butler absorbió todo lo que sus compañeros tenían para enseñarle y se lo llevó consigo al mundo del cine, donde desembarcó de manera indefectible.
En 2011, el actor protagonizó junto a Ashley Tishdale el spin-off de High School Musical, Sharpay’s Fabulous Adventure, y tan solo unos años después estaba trabajando bajo las órdenes de directores como Kevin Smith (Yoga Hosers), Jim Jamursch (The Dead Don’t Die), y Quentin Tarantino en Había una vez... en Hollywood en el papel de Tex Watson.
Butler es inquieto por naturaleza y pudo demostrar su habilidad para el canto en sus colaboraciones con Disney y Nickelodeon, ser parte de la precuela de Sex and the City, The Carrie Diaries, y también desafiarse a sí mismo en la escena teatral. El actor integró las obras Death of the Author en el Geffen Playhouse de Los Ángeles, y The Iceman Cometh de Eugene O’Neill en Broadway en 2018, donde cumplió el sueño de trabajar junto a uno de sus ídolos: Denzel Washington.
La impresión que dejó Butler en el actor y director fue tan indeleble que, cuando supo que Luhrmann estaba buscando a su Elvis, lo contactó para que le preste particular atención al joven. “Yo nunca había hablado con Denzel y un día me llama por teléfono con total seriedad y me menciona el compromiso con el que vio trabajar a Austin y eso se quedó conmigo”, apunta el director, quien luego recibió un video de Butler cantando “Unchained Melody” y sintió que debía sumarlo a la shortlist de candidatos a un rol muy codiciado.
“Su video era completamente diferente a todo lo que había visto”, remarca Luhrmann. “Era un joven jugando con el piano, pero que miraba hacia arriba con los ojos llenos de lágrimas, muy conmovido. Tardé un mes en darme cuenta de que su acento real no era sureño, y que era de California, por lo mucho que se había preparado. Además es una persona muy espiritual”. Este punto fue clave para la decisión que tomaron Luhrmann y equipo de darle el papel. El propio Elvis, a través del piano y el gospel, se refugiaba en un mundo al que nadie podía acceder, uno lleno de momentos introspectivos que también experimenta el actor que lo interpreta.
“No quería imitar a Elvis, quería conocer su alma y mostrarla”, le cuenta Butler a LA NACION vía Zoom, en una entrevista en la que admite sus nervios por darle al mundo su versión de la leyenda. “¿Te ves llegando al Oscar?”, se le pregunta. Tras esbozar una tímida sonrisa, Austin, cuyos futuros proyectos son la secuela de Duna y la miniserie de Apple TV+ Masters of the Air (producida por Tom Hanks, su partenaire en Elvis), asegura que no quiere darle demasiada importancia. “Por un lado, me gusta recibir la aprobación de mis pares; por el otro, no me gusta hacer algo para ganar premios, no es el objetivo del arte. Además no se siente bien decir que una cosa es superior a otra”, explica el joven actor.
En cuanto a su preparación para Elvis, Butler siempre supo cómo debía abordar el rol que tanto ansiaba obtener. “Comencé viendo cada video que pude y lo que me llamó la atención fue cómo cambió físicamente a lo largo de su vida, pero también en el escenario. Quería profundizar y saber por qué se movía de esa manera y así comencé a encontrar todas sus influencias y a estudiarlas, lo hice con la voz también, así como con el físico”, cuenta el actor.
-La idea era sentir lo que estabas interpretando...
-Exacto, quería ponerme en su cabeza y pensar qué estaba experimentando él mientras se movía de esa manera, pero no para recrearlo porque la idea era que todo se sintiera vivo y espontáneo. El costado físico hizo que la música fluyera a través de mi cuerpo. De esa manera pude sentir lo que es realmente conmoverse por su voz, y Baz me dio la libertad de improvisar y de ir cambiando cosas sobre el escenario.
-¿Qué encontraste en tu búsqueda personal de Elvis?
-Muchas cosas, pero lo que más me impactó fue darme cuenta de cuán generoso era, esa fue una de las cosas con las que no estaba familiarizado. Elvis era muy generoso, les regalaba autos a extraños y si alguien le decía “me gusta tu collar”, él se lo sacaba y se lo regalaba, era increíblemente generoso. Y por otro lado estaba su humor, tenía un gran sentido del humor, y la risa más contagiosa del mundo, me encanta su risa, cómo lo hacía más humano.
-Mencionabas que Baz te dejó improvisar, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con él?
-Es un director tan poco convencional... Yo le tengo mucho cariño a Baz. Como director es lo más cercano a un músico de jazz que podés conocer, es increíble improvisando, como con el jazz , sabe las escalas y sabe sobre teoría musical más que un músico.
-Uno podría llegar a pensar que tiene todo perfectamente calculado cuando filma...
-Sí, pero al mismo tiempo te deja soltarte para ver qué surge en el momento, y logra que, al final del día, todo pueda unirse perfectamente. Baz se prepara mucho, y para Elvis hizo una investigación muy extenuante, pero después llega al set y es espontáneo, te sigue en lo que vos proponés, toma inspiración de diferentes cosas. Es maravilloso su proceso creativo, es algo poético de ver.
“Cuando hablo con las nuevas generaciones y no pueden nombrar ni un tema de Elvis, eso me rompe el corazón”
Al indagar en su avidez por interpretar a Elvis, Butler no disimula lo mucho que quería comandar este film. “Desde el momento en que me enteré de que Baz estaba haciendo esta película que me dediqué a ella como si me hubieran dado el papel”, revela. “Investigué mucho y contraté a un entrenador de canto, una entrenadora de movimiento [Polly Bennett] y un coach de dialecto. Exploramos y colaboramos antes de que yo consiguiera el trabajo, fue muy orgánico”, apunta.
Luego, cuando llegó el momento de trabajar con Luhrmann, Butler tuvo la libertad de hacer numerosas sugerencias. “Con Baz la creatividad se genera en conjunto. En este caso, cada uno investigaba cosas por su lado y luego nos juntábamos para ver qué hacer en determinada escena. Hubo mucha práctica, canté muchísimo antes de obtener el papel así que por momentos perdía la voz. Fueron meses intensos”.
-Todos tenemos recuerdos de la música de Elvis sonando en algún lugar, como en la casa familiar ¿A vos te sucedió lo mismo?
-Sí, mi experiencia con Elvis está relacionada a mi abuela. Recuerdo visitarla y verla poner su música o alguna de sus películas. Esa fue la manera en la que lo empecé a conocer. Por eso en este momento, cuando hablo con las nuevas generaciones y no pueden nombrar ni un tema de Elvis, eso me rompe el corazón en cierto modo.
-¿Cuán nervioso estabas antes del estreno?
-Muy... (risas). Tiendo a ser perfeccionista y autocrítico cuando veo cualquier cosa que hago, espero haberle hecho justicia a la película, en primer lugar por su familia. Priscilla [Presley, esposa del artista de 1967 a 1973] dijo cosas muy lindas y profundas sobre mi trabajo que me hicieron llorar. Por otro lado, están sus fans, y me interesa mucho lo que ellos tenga para decir, espero que les guste y que sientan que mi trabajo está a la altura de lo que fue Elvis.
Elvis, de Baz Luhrmann, se estrena en la Argentina el jueves 14.
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