En una extensa e íntima charla con LA NACIÓN, los actores hablaron sobre la intimidad de la vida familiar, el estreno de su nueva película y los prejuicios de un medio competitivo
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“Cuando me veía, veía a mi abuela María, que se vestía siempre de negro. Es muy solemne, lenta, muy pensante, más allá de la historia que ella lleva encima. Me gustó mucho hacer este personaje, aunque no fue un momento divertido de mi vida”, explica Araceli González, sentada en uno de los laterales del set del estudio Machado Cicala, una casa conocida para la actriz y empresaria ya que José Cicala es el director de Sola, film que protagoniza junto a Fabián Mazzei, su pareja. Ambos, además, forman parte de la producción de la película que se estrenó el jueves pasado en salas y que también puede verse por la plataforma Cine.Ar Play.
-Araceli, ¿por qué el tiempo del rodaje no fue un buen momento de tu vida?
Araceli González: -Venía duelando a mi mamá y todo lo que implicó su fallecimiento, pero eso también me hizo no dispersarme mucho. El clima de la película es de mucho dolor, así que fuimos entrenados para poder cumplir con esos roles. Yo tenía la necesidad de no dispersarme. En el set, pasaba mucho tiempo en silencio y todos creían que estaba enojada, pero, en realidad, estaba concentrada, no quería salir de los estados.
-¿Costaba salir de Laura Garland, tu personaje?
-Sí, creo que recién cuando me subía a mi camioneta para irme a mi casa volvía a ser Araceli.
Fabián Mazzei, respetuoso de su mujer, escucha atentamente y solo dirá su primera reflexión cuando llegue la pregunta concreta y pueda pensarse en función de Ricky, ese hombre que será inquilino de Laura Garland por imposición del gobierno en medio de las resonancias de una guerra de la que se ven sus consecuencias en seres alienados y atravesados por la corrupción. A Mazzei hay que preguntarle expresamente, de lo contrario, siempre le cederá la voz a Araceli.
-Fabián, en tu caso, ¿cómo fue el vínculo con el personaje?
Fabián Mazzei: -Podía distanciarme fuera del set, pero rodar las escenas finales me dejó muy agotado.
AG: -Yo me esforzaba por ser Araceli rápidamente.
-Fabián, ¿qué ejercicio implicaba entrar y salir de ese hombre inquietante?
AG: -Él es así.
Todos ríen. Ella será la que aporte el humor durante toda la charla. Él es más reservado, tantea el terreno para poder soltarse y sentir que camina en tierras firmes.
FM: -José (Cicala) nos puso un coach, así que tuvimos un mes de ensayos, eso ayuda mucho a componer un personaje, a imaginar, entonces, cuando se entra al set, hay ganado un 70 por ciento.
-¿Y el otro 30?
FM: -Aparece en el rodaje, fluye, porque ya hay una base armada. En mi caso, como, además, era productor, me ayudó mucho ese mes de ensayos, porque durante el rodaje no la pasé bien haciendo los dos roles.
AG: -Fabi fue muy contenedor con todo el equipo. Durante el transcurso de filmación de una película pasa de todo, incluso cosas que nos desestabilizan.
-¿Por qué hablás de desestabilización?
AG: -Porque se juegan muchas emociones. En nuestro caso fue una enorme responsabilidad ser los productores de un género no habitual.
-No tomaron el camino más sencillo. Podrían haber hecho una comedia, un género más amigable.
AG: -Hubiese sido más fácil para hacernos conocidos con una producción propia, pero elegimos esta historia que ideó Griselda Sánchez y armó José Cicala, apostamos a lo que ellos querían hacer. Y en todo ese desafío, Fabi nos contuvo a todos.
Araceli siempre vuelve a ese hombre con el que comparte la vida y, ahora, el trabajo. Ambos agradecen la posibilidad de formar parte de este thriller psicológico de época, un género no demasiado transitado por el cine local, abordado por Cicala a partir de una buena reconstrucción temporal. El director es un apasionado de contar en el pasado, su película Lennons, la primera en rodarse en pandemia en nuestro país, también bucea en los ecos de un ayer.
-Fabián, a la hora de rodar, ¿podías sacarte el traje de productor?
FM: -Sí, absolutamente. Cuando José decía “acción”, me metía ciento por ciento en el personaje, pero el trabajo del actor no se genera solo frente a la cámara…
-Existe todo un trabajo emocional previo.
FM: -Exacto, pero, al ser productor, en mi previa venía alguien y me decía que se había roto tal o cual cosa, o que había que cambiar una locación o que se había roto un motorhome. Hay gente que sirve para hacer millones de cosas al mismo tiempo o tiene muchos asistentes, así que, para mí, fue muy difícil. Cuando trabajás con el cuerpo y con la cabeza, cuando hay un proceso creativo de por medio, es muy complejo también estar enfocado en la producción. Lo hice, pero no lo volvería a hacer.
-El trabajo del productor es racional y el del actor emocional, juega con otras atmósferas interiores.
AG: -Y con el plus de contenernos a todos.
La actriz remarca ese aspecto amoroso de su marido, una y otra vez. Se deja entrever que no han sido sencillas esas semanas donde los roles se multiplicaron ensamblando la vida laboral con la familiar. “Creímos en José (Cicala) y nos jugamos con este proyecto. Está bueno que el público vea el material y que afuera puedan comprobar que en Argentina se puede hacer este género, con una gran recreación de época. Te puede gustar o no el guion, pero es una linda carta de presentación”, remarca él.
González hace foco en esa criatura desafiante al que le puso cuerpo, voz y alma: “Son personajes misteriosos, con los cuales no te sentías tan cómodos”. Mazzei remarca que “la película tiene mucho que ver con la vida, hay un encierro y nosotros transitamos una pandemia que nos obligó a no salir”. La pareja está acompañada por Luis Machín, Mariano Martínez, Griselda Sánchez, Miguel Ángel Solá y Mónica Antonópulos.
Oscuridades
-Araceli, tu paso por Mujeres asesinas te entrenó para componer a mujeres oscuras.
AG: -Sí, pero se trataba de gente más real; en Sola fue diferente, eran más misteriosos.
-El actor y el espectador no deben juzgar al personaje, sino abordarlo desde la comprensión. Aún en el caso de seres tan oscuros como en Sola.
FM: -La regla número uno del actor es no juzgar. Estar metido en el personaje implica comprenderlo, aún cuando se trate de un sádico o un hijo de p… Pero si lo cuestiono, no lo puedo interpretar. Por eso uno va a terapia.
-¿Cómo es ese proceso?
FM: -La terapia me permite ver todas mis zonas. Uno en la vida elige cómo comportarse, pero dentro de todos está todo.
AG: -En la película no se buscó mostrar lo completo de un ser humano, sino la oscuridad. No vemos todo de los personajes, la idea es descubrir una parte y dejar entrever otras.
-La receta la termina el espectador.
FM: -Es la idea.
AG: -Una película te tiene que dejar pensando y que el debate siga en la mesa.
-Fabián hablaba de ese buceo en terapia de zonas no tan amorosas. Araceli, ¿a vos te sucede algo similar?
AG: -Cuando hacía Mujeres asesinas, me asustaba mucho componiendo a esa gente. Yo soy de armas tomar, muy contundente, incluso puedo ser infumable para algunos, tengo una manera de pararme en la vida muy particular, porque no tuve otra opción, eso no quiere decir que no sea una mujer vulnerable, sensible y piadosa, y todo lo que me construye como mujer, pero cuando entro en zonas oscuras me da miedo. ¿Puedo hacer esto yo? ¿Me puede pasar esto a mí? Uno se cuestiona su parte oscura, pero vengo, desde hace muchos años, trabajando con mi persona.
-¿Hacés terapia?
AG: -Sí, comencé con un panic attack en 1994, cuando nadie sabía qué era. Ahí tomé consciencia de la importancia de resolver cosas en la vida, porque era de esas personas que van para adelante, tiran y no se detienen. Eso me frenó, me puso un límite en pleno éxito de mi vida, haciendo en Nano un personaje maravilloso.
-¿Padecías los ataques de pánico cuando rodabas esa novela?
AG: -Iba a las grabaciones de Nano con panic attack, no podía manejar, así que me llevaba mi hermano.
-Esa ficción era sumamente inclusiva, en tiempos donde no se hablaba de inclusión.
AG: -Esa es la maravilla de esta profesión, podemos adelantarnos a cosas que vienen después. En ese momento, no se valoró tanto lo que hicimos, no lo vieron, pero la sociedad sorda sí lo valoró. Fue el mejor premio de mi vida.
Preconceptos
-Araceli, comenzaste como modelo. ¿Qué sucede con los prejuicios?
AG: -Ya no focalizo en eso. Es muy importante en el espacio en el que te parás y la construcción humana que hacés.
-En tal caso, el prejuicio pertenece al otro.
AG: -Hay cosas que me pertenecen y otras que no. Me pertenecen mis acciones, qué digo y si trato o destrato, pero el pensamiento de otro no me pertenece. Ahora, si es conmigo, me la banco, pero si es con mis afectos, no hay negociación posible. Ahora, con respecto al arte, ¿se puede juzgar? He visto cuadros con un punto y yo no lo puede juzgar, quizás puedo entenderlo con algunas herramientas.
-La sensibilidad tampoco se explica.
FM: -Por supuesto que no.
-No llevaron el camino más fácil.
AG: -A mí no me la hicieron fácil, por eso le pongo actitud al camino. Creo en mí, y eso fue lo que me salvó. Nunca hice un personaje pensando en qué iban a decir después. En Mujeres asesinas, mi hermano era productor ejecutivo de un capítulo en el que tuve que desnudarme completamente, era un personaje siniestro y que mataba a sus hombres. Esa vez, fue la primera vez que el programa hizo 26 puntos, entonces la crítica dijo que era porque me desnudaba.
-Injusto.
-Podría haber sido porque les gustó mi trabajo o por el morbo. Entonces mi hermano me dijo: “Vas a hacer otro Mujeres asesinas conmigo y te voy a tapar toda, vamos a ver qué pasa”. Ese midió más y amé a mi hermano, se lo agradecí.
-¿Cómo se vive con la mirada del otro posada sobre uno?
FM: -La sociedad en la que vivimos es depredadora, así que no tenemos que alimentarnos de eso, porque te deja en la mitad de camino. Trato de no involucrarme, te puedo gustar o no, pero no me embarco ahí. No estoy pendiente de la mirada ajena.
AG: -Yo tampoco, hacemos nuestra vida, aparecemos cuando hay que aparecer.
-Las redes son muy crueles.
FM: -Hay comentarios que sacan lo peor de uno.
AG: -Porque van en busca de tocarte la fibra.
FM: -Tenés que tener muchos años de terapia y no engancharte. Creo en la evolución de la persona y eso te hace despegar de la mirada ajena.
Encerrados
La película Sola se rodó previo al a pandemia, pero la postproducción se hizo en plena cuarentena. Ese proceso minucioso que le da forma, continuidad y coherencia a lo que sucedió en el rodaje los encontró confinados, compartiendo cada minuto de la vida y las largas jornadas de pincelada fina.
-Al llegar a casa, ¿queda atrás el trabajo?
Ríen. Está claro que no es sencillo compartir la intimidad y el trabajo. Araceli algo sabe. Su matrimonio con Adrián Suar la entrenó para tal cuestión, así en la vida como en el set. “Cuando llegábamos a casa aparecían la productora y el productor, veíamos qué había que modificar en la dinámica del rodaje”, dice ella. Mazzei concuerda dejando en claro que se trató de una experiencia full time: “Te vas a dormir con las preocupaciones y te levantás con eso”.
-¿Cómo transitaron la pandemia?
AG: -Juntos.
-¿Hubo miedo?
FM: -No. Ella y el nene tuvieron Covid y yo los cuidé. Falleció mi mamá y el tío de Ara.
-Tu mamá, ¿murió por Covid?
-No, pero fue complejo porque no la podía internar. La dejé en su casa con todas las atenciones, si no, no la podía ver. Seguí el consejo de los médicos.
-¿Fue sencilla la convivencia?
AG: -Sí, estamos entrenados.
FM: -Y a vernos las caras muchas horas.
AG: -Yo necesitaba parar, aproveché para meditar…
-El deseo de parar fue una sensación de mucha gente.
AG: -Mi psicóloga me decía que lo transitamos muy bien, y eso tiene que ver con lo construido. No podemos sostenernos en el mismo lugar, no hay crecimiento, evolución. Y el encierro nos enseñó que es bueno resguardarse.
-También se potenció lo malo.
AG: -El malo es más malo. Escuché cosas que no podía entender, en un momento donde pensábamos que nos moríamos todos, eran estrategas en el mal.
No hablar de la vida privada es la consigna impuesta. Las resonancias de la confesión de Toto Kirzner, hijo de Araceli González y Adrián Suar, quien declaró que fue abusado siendo un niño, están muy frescas y ellos no desean revolver en un tema tan doloroso y aberrante. Cordiales y simpáticos, sin embargo, dejan entrever alguna inquietud ante lo que podría desviar el foco de la charla.
-¿Cómo atraviesan los dolores personales ante la mirada pública?
AG: -Algunas veces te sentís más lúcido, otras estás en tinieblas. Nos contenemos mutuamente, es como un oleaje.
FM: -El medio es muy chico y nos conocemos todos, así que cuando hay alguien que habla de mí y quiere ensuciar mi apellido, que es muy limpio, sé como actuar. A mí me duele que la gente del ambiente diga lo que no es.
-¿Con qué se irá la gente luego de ver Sola?
AG: -Esperemos que pensando. No es un material sencillo. Quiero que me critiquen, eso me hace visible y eso es bueno, porque nosotros queremos seguir en este camino.
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