Antonio Grimau vuelve al teatro, luego de estar dos meses internado por Covid: “Perdí 22 kilos y estoy vivo de milagro”
El actor, de 77 años, le contó a LA NACION que transita con enorme emoción su regreso a las tablas con la comedia Rotos de amor
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Antonio Grimau vuelve a subirse a un escenario luego de haber estado internado durante casi dos meses en grave estado, por complicaciones en su cuadro de Covid-19. En diálogo con LA NACION, el actor da detalles de esos días difíciles que logró superar, habla de sus ganas de vivir y del estreno de Rotos de amor, este viernes 9 de julio, en el Chacarerean.
“Siento una gran alegría. En principio vamos a estar todos los viernes a las 21.30 gracias a la gentileza de Mauricio Dayub, que es el dueño del teatro y hace allí El equilibrista, y llena todas las semanas. Pero nos cedió gentilmente los viernes porque le viene bien que el teatro tenga un espectáculo que considera de prestigio”, relata.
-¿Qué significa para vos este regreso?
-Una felicidad enorme. Llegamos a estrenar en el Multibararis y estábamos en gira cuando se cerraron los teatros, en marzo del 2020. Hoy estamos con un aforo del 50 por ciento y todas las medidas protocolares correspondientes. Es un espectáculo que nos encanta hacer, una obra fantástica sobre la mirada de cuatro hombres que han fracasado en el amor y lo relatan con humor y cierto sentimentalismo, en algunos casos. Y es un placer estar en el escenario con gente que uno admira y respeta. Con Víctor Laplace hemos hecho televisión en blanco y negro en Estación retiro, donde él era un pianista y yo un aviador; con Osvaldo Laport hicimos Más allá del horizonte y con Rolly Serrano también trabajé. De modo que es una reunión de amigos que se quieren, se admiran, se respetan y se cuidan.
-¿Vuelven a trabajar por amor al arte? Porque seguramente, el teatro hoy no es redituable.
-Lo económico por ahora es secundario. Lo que nos interesa es dar presencia en los escenarios para que, de alguna manera, todo vuelva a empezar. Alguien tenía que dar el puntapié inicial y ahí estamos, dando el presente. Obviamente que nos interesa ganar dinero, pero no es lo que más tuvimos en cuenta. Lo principal es la apertura de los teatros. Por suerte la gente se está atreviendo a ir porque se dan cuenta de que son seguros y los protocolos funcionan.
-¿Cómo pasaste estos meses sin actividad?
-Sucedió un hecho bastante singular, porque hace muchos años que pinto, y en esta pandemia retomé la actividad porque siempre me resultó muy terapéutica, más allá de los resultados. Y en una conversación, mi hija Antonia me sugirió abrir una cuenta de Instagram para exponer mi trabajo y a lo mejor alguien se interesaba y podía ser una suerte de salida laboral. Le hice caso y hubo gente que se interesó, vendí algunas obras a precios módicos, por cierto. Ha sido una gratificación y una gran alegría porque nunca había pensado en esa posibilidad que se dio por casualidad y causalidad. Ya me daba satisfacción pintar, más allá de vender, aunque es verdad que uno tiene gastos en bastidores y acrílicos y no deja de ser una ayuda. Es una caricia que a alguien le guste mi trabajo.
-¿Tenes pinturas tuyas en tu casa?
-Pocas: una en mi cuarto y una en el living, que le hice para Antonia. Se han ido yendo, pero no tristemente; sería ese su destino. Quién iba a decir que una pandemia me iba a llevar a descubrir otras posibilidades. Como dice mucha gente, hay que reinventarse y acá estoy, en ese trance.
-Hace unos meses tuviste Covid, ¿cómo lo transitaste?
-La pasé muy mal, a tal punto que hace un mes, cuando la tormenta había pasado, le pregunté a mi médico qué había tenido exactamente y me dijo que no hiciera preguntas del tipo científico y que estoy vivo de milagro. La enfermedad me tomó los dos pulmones y bajé 22 kilos. Tuve que hacer kinesiología durante tres meses para la recuperación muscular. Casi no podía caminar, pero tengo muchas ganas de vivir todavía y dije, ‘no me voy a morir en esta internación’. Estuve internado casi dos meses con un intervalo de una semana entre una internación y otra, porque tuve una recaída y volví.
-¿Llegaste a esta intubado?
-Sí, estuve intubado casi cinco días. Fue el cuadro que alguna vez contó Raúl Rizzo; lo escuché y pensé que era lo que me había sucedido. Tenía alucinaciones, escuchaba voces, no estaba dentro de la realidad. En un momento pensé que me esperaban para una filmación y le decía al enfermero que me dejara ir. Ahora lo cuento con humor pero la pasé muy mal. Me di cuenta de que en las situaciones más difíciles sale un Antonio más fuerte de lo que creo que soy. Llegó un punto en que me quería ir de la clínica porque no aguantaba más, y al mismo tiempo reconozco que llevé adelante una circunstancia realmente muy fea con mucha entereza. Quería vivir y para eso hay que poner mucha fuerza.
-¿Hoy estás recuperado o quedaron secuelas?
-Tuve un acompañamiento médico posterior para que no quedaran secuelas. Todavía tengo que tomar algún que otro medicamento, pero ya estoy bien. Recuperé mis kilos y diría que con cierto exceso, porque tengo tendencia natural a engordar. Y recuperé también los músculos. De verdad, no podía ni estar parado, sentía que las piernas eran de algodón. Es terrible porque pensás que podés, te tirás de la camilla y te caés porque las piernas no aguantan. Me pasó una tormenta por encima.
-¿Ahora ya estás vacunado?
-Me vacunaron hace dos meses con una dosis, por ahora.
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