Ante Garmaz, a 9 años de su muerte: el obsesivo coleccionista de corbatas, que supo de polémicas
Escuchar los acordes de "New York, New York", rápidamente remiten a Frank Sinatra, dado que fue quien popularizó el tema en la década del ´80. Aunque para la mirada vernácula, aquella canción compuesta por John Kander y Fred Ebb, puede tener resonancias más cercanas y pintorescas. El ojo doméstico recordará que esa melodía introducía El Mundo de Ante Garmaz, el programa, emitido por Argentina Televisora Color, conducido por aquel modelo bullicioso y barroco que cobró notoriedad popular trascendiendo el ámbito de las pasarelas y el diseño. Hoy, se cumplen nueve años de su partida. Su último suspiro sucedió a sus 83 años, luego de una vida intensa que se había iniciado en su Croacia natal y cuya infancia había transcurrido en Las Breñas, Chaco. Curioso itinerario el de este hombre que se hizo famoso desde una profesión que no aplicaba en los universos de la masividad. Era fanático de Boca Juniors y había llegado a ser vicepresidente de Chaco For Ever. El obsesivo coleccionista de cientos de corbatas y sombreros también supo de polémicas. Alguna vez, fueron repudiados los malos tratos que le propiciaba a sus modelos y hasta alguna insinuación a los aspirantes a transitar las pasarelas.
For ever
7 de enero de 1928. Croacia. Aquel día, sobre la costa del Adriático, nacía aquel niño que, de joven, ganaría fama en la Argentina. Sus padres emigraron a Las Breñas, Chaco, cuando el pequeño recién había cumplido sus nueve meses de vida. Largo derrotero para la familia de inmigrantes que encontró en la lejana población el refugio y la posibilidad para prosperar. Los llamaban "los yugoslavos", un mote para aglutinar e identificar a esos pobladores que encontraron en ese pueblo rodeado de lomadas pequeñas, las breñas que le dan nombre al lugar, el cobijo para una vida mejor. Allí transcurrió su infancia Antonio Jorge Garmaz. Sus padres tenían una pequeña pensión que generaba el humilde sustento para sobrevivir.
A los 19 años, Ante decidió que su vida sería más libre y que podría desarrollar su vocación por la estética en una ciudad cosmopolita como Buenos Aires. Corría la década del ´40 y el mundo del diseño textil transitaba un momento de opulencia. El ambiente propicio para poder conseguir rápidamente un lugar en ese mundo que tanto le gustaba. "La vida en un pueblo no permite que uno pueda vivir de la manera que quiere", dijo en algún reportaje televisivo. Aunque, en su adolescencia, la familia ya se había trasladado a una gran ciudad como Rosario.
En Buenos Aires, su belleza rápidamente le abrió puertas. Su cabellera rubia, en una época donde eso sumaba puntos por algún tipo de connotación snob, seducía a los publicistas que lo contrataban para avisos gráficos y televisivos. Su porte era perfecto. Erguido, de andar muy elegante. Aires europeos para la moda rioplatense. "Moriré en la pasarela", se ufanaba. No estuvo lejos de lograrlo. Sorprende verlo con bigotes en publicidades gráficas de la época.
Por su mismo corazón
Acaso la letra de "New York New York" también lo pueda expresar en su más íntima convicción. A pesar de ser tiempos de mayores ostracismos, Ante jamás ocultó su homosexualidad. No es que lo gritaba a los cuatro vientos, pero jugaba con el tema, dejaba entrever, y hacía bromas que caían bien en una sociedad todavía no muy acostumbrada a que la identidad sexual es un derecho inapelable y definido por la suprema libertad individual.
A pesar de su decisión de ser un hombre libre y auténtico, no se mostraba públicamente con parejas. "En el amor me fue bien, pero no duraba. Se sufre. Por eso, mi lema era: a rey muerto, rey puesto". Fiel a su desparpajo, alguna vez, ante la insistencia incómoda, resolvió la cuestión de manera notable: "No soy gay, mis parejas sí". Touché para aquellos que miden a la gente de acuerdo a con quién se van a la cama.
A pesar que su vocación iniciática era el canto, no contó con las herramientas vocales para poder desarrollar tal afición. En cambio, la naturaleza lo dotó de ese porte que sería su marca, un sello glam. "La belleza es relativa, lo que cuenta es el porte, la forma de llevar una prenda, la manera de caminar", reflexionó dando cátedra. Su trascendencia tiene gran mérito debido a que el mundo en el que se movía no solía convertir en figuras a los varones. El lo logró dado que su carácter desbordado lo apartaba de la media. Fue pionero.
A medida que su carrera lo coronaba en el podio de la moda y lo convertía en el modelo mejor cotizado del país, también se dedicaba a otras actividades paralelas. Llegó a ser vicepresidente de Chaco For Ever. Fanático de Boca Juniors, era un apasionado de este deporte. Ese acercamiento al universo del fútbol le valió una amistad con Julio Grondona, el histórico presidente de la AFA. El poder lo seducía, gozaba relacionándose con personajes influyentes, sobre todo en el ámbito de la política. En tiempos de su presidencia, Carlos Menem lo contó como su asesor de vestuario y, de paso, le dio un espacio en la televisión estatal. Allí nació, en tiempos de pizza y champán, El mundo de Ante Garmaz, acaso la creación más popular para un personaje que hasta se había animado al cine participando en las películasCosquín, amor y folklore, Triángulo de cuatro, Los hombres solo piensan en eso y El soltero, junto a figuras como Alberto Olmedo y Jorge Porcel. Nada lo amilanaba. Se atrevía a todo.
Ante ya era un hombre maduro, pero seguía conservando su porte, cuando se dedicó a la animación de su programa y a ir de visita a diversos programas de televisión. Su ciclo en ATC mostraba desfiles de moda y publicidades de empresarios de esa industria que promocionaban sus productos. "Con las mujeres hay que comportarse como un Lord inglés", le dijo a Juan Di Natale en La TV Ataca. Con todo, alguna vez trascendieron videos donde se lo podía escuchar maltratar a las jóvenes modelos y a los aspirantes masculinos que buscaban un lugar en el mundo de las pasarelas. Sus modos no siempre eran los mejores ni con ellas ni con ellos. El actor Atilio Veronelli comentó que Ante lo habría llamado para que protagonizara una publicidad y que la audición incluía verlo desnudo, algo a lo que se habría negado. La cosa no pasó a mayores.
Garmaz era un personaje algo impune. Y esa característica lo hacía animarse a todo, incluso a entregar el Ante Garmaz de Oro, un premio que le daba a sus conocidos y a los empresarios que auspiciaban su ciclo.
Desvanecimiento
En la década del ´90 era invitado frecuente a ciclos de entrevistas y humorísticos. Se sumaba rápidamente a las bromas aportando lo suyo. Era el clásico invitado que llenaba baches y podía animar una reunión. Le celebraban los chistes con doble sentido, la falta de respeto. Épocas de sororidad menos difundida y de silencios ante lo que no debía ser. En 1992, participó en un almuerzo de Mirtha Legrand, donde Miguel del Sel y Dady Brieva sirvieron la mesa en la que también estaban Amalia González, Chino Volpato y Chico Novarro. Fue una emisión que batió récord de audiencia y se convirtió en un desopilante paso de comedia de dos horas.
Jamás se lo vio demacrado ni con la guardia baja. Su elegancia lo acompañó hasta en las últimas apariciones públicas. En el nuevo siglo, la televisión estatal había levantado su programa y él se dedicaba a presentaciones en el país y a ser entrevistado. Se lo solía ver en estrenos y caminando por la avenida Santa Fe como un dandy veterano. Fue un gran tío de sus sobrinos, generoso, amoroso y atento. Acaso ellos eran los hijos que nunca tuvo. A pesar de sus errores, fue un hombre querible. El 16 de julio de 2011 murió en el Hospital Fernández con diagnóstico de neumonía, aunque nunca se supo del todo cómo fueron sus últimas horas. Elegante y kitsch. Sofisticado y vulgar. Ante Garmaz, el hombre que hizo popular el elitista cosmos de la moda.
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