Cuando la actriz Daphne Kugler aparece por primera vez en Ocean's 8 es imposible no mirarla. Bella, irónica y con cierta malicia subyacente, la joven estrella de Hollywood está siempre un paso por delante de las estafadoras que pretenden usarla como peón. Al mismo tiempo, Daphne tiene ese aire de superioridad que caracteriza a ciertas celebridades, y se mueve como pez en el agua en una industria donde reinan los exasperantes. Kugler está pendiente - demasiado - de lo que dicen los periódicos de ella, y calcula sus movimientos de acuerdo a esa aguja (el qué dirán) que dictamina cuál es la decisión correcta. No solo se trata del personaje mejor construido de un film al que Gary Ross no supo ponerle una impronta sino también del mejor personaje para la actriz que lo interpreta: Anne Hathaway . Recordemos que, tras ganar el Oscar, la artista neoyorquina supo lo que era vivir bajo la lupa de los detractores cuando su desesperada carrera para obtener la estatuilla dorada le robó la espontaneidad que la catapultó a la fama. Por lo tanto, a partir de Kugler, Hathaway aprendió a reírse de sí misma y a demostrar su resiliencia, cualidad que la hizo superar, entre otras cosas, una relación amorosa altamente traumática.
"Estoy interesada en vivir una vida honesta. No sé si eso me convierte en una persona aburrida, y tampoco me importa. Sería más fácil si fuera más tramposa, sé cómo funciona eso, no soy una pobre ingenua. Sé que si me mostrara más mala la gente diría 'Oh, ella es divertida, me gusta, que venga y tome un trago con nosotros'; pero yo soy más del '¿podemos tomar un trago y no destrozarnos mutuamente'?", expresó la actriz una vez superada una de las etapas más oscuras de su vida, precisamente aquella en la que la honestidad que tanto buscaba mutó en un desengaño de película.
El maestro de la estafa
Anne Hathaway tenía 21 años cuando, en 2004, conoció al italiano Raffaello Follieri, un empresario de bienes raíces que la enamoró de inmediato, especialmente por su (aparente) espíritu altruista y su deseo de ayudar a los más necesitados a través de su fundación, creada en 2003, con la que mejoraba las condiciones de vida de los niños de los países más pobres. Por entonces, Hathaway se dedicaba a equilibrar su carrera con su constante trabajo solidario junto a su pareja. La relación entre ambos se afianzaba cada día, propulsada por esa necesidad ferviente de ayudar al otro. Follieri, un hombre de muchas conexiones, incluso llevó a Anne al Vaticano, donde la actriz pudo conocer al Papa. De hecho, posteriormente se supo que el empresario tenía en Nueva York una oficina con vestuario eclesiástico y un altar para recibir a los altos miembros cuando ellos lo dispusieran.
Estoy interesada en vivir una vida honesta. No sé si eso me convierte en una persona aburrida, y tampoco me importa
¿De dónde provenían los contactos de Follieri? Todo se remonta a su padre, Pasquale, quien fue condenado por un tribunal italiano por quedarse con 300 mil dólares de una compañía que le confiaron para manejar. Tanto el FBI como la fiscalía neoyorquina lo tuvieron bajo investigación por muchos años, por lo cual su hijo Raffaello debió comenzar de cero en Italia. Una vez instalado allí, empezó a estudiar bienes raíces y a intentar tapar el sol con las manos, aludiendo a su clan como "unos millonarios promotores inmobiliarios". Sin embargo, sus ansias de progreso dignas de un self-made man estaban irremisiblemente ligadas a Nueva York, por lo cual en 2003 Follieri volvió a la ciudad acompañado de su pareja, la actriz Isabella Orsini, con quien armó un ambicioso proyecto de negocio de cosméticos que no prosperó. De todas formas, el joven tenía otro as bajo la manga: emplear su conexión con el Vaticano, a través de un conocido suyo, el cardenal Angelo Sodano, para manejar las propiedades de la Iglesia Católica en los Estados Unidos.
Años más tarde, allegados a Follieri declararían que el secreto que llevó al empresario al éxito fue su increíble poder de persuasión, que lo conducía a hacer networking para ganarse la confianza - y el dinero - de sus inversores, siempre usando como modelo a Aristóteles Onassis, el magnate griego a quien admiraba. Para proyectar la imagen de una persona de alto poder adquisitivo, Follieri invertía mucho dinero en sí mismo, atrayendo así a sus clientes. De todas formas, algo faltaba: una mujer que pudiera estar a su lado y elevar su prestigio. Ya separado de Orsini, el empresario conquistó a una ingenua Hathaway, con quien se mostraba en toda clase de eventos, como cuando la llevó en un jet privado a una cena exclusiva con el expresidente Bill Clinton en la casa que tenía el diseñador Oscar de la Renta en su República Dominicana natal. Anne, quien desconocía la red en la que su novio se manejaba, disfrutaba de esos momentos "de princesa", siempre y cuando el foco estuviera puesto en seguir colaborando con los más desprotegidos.
Cuando supe del arresto, me estaba subiendo a un avión con destino a México para hacer un tour de prensa, y estuve una semana encerrada en estado de shock en la casa de una amiga
El quiebre del mundo ideal de Follieri llegó al mismo tiempo que el retiro de Sodano, y la falta de acceso a las inversiones que él le facilitaba. En una movida irracional y, al ver cómo las diócesis estadounidenses le daban la espalda, empezó a gastar el dinero de todos sus inversores y a mentir sobre sus lazos con el Vaticano. Para su novia, la pesadilla recién comenzaba. El declive de su pareja hoy se puede graficar con una peculiar imagen: el empresario fue detenido mientras descansaba con su madre en una suite de la Trump Tower. El choque de su ambición desmedida con el rápido descenso se produjo por más de una razón. En junio de 2008, tras una larga investigación de la Hacienda, Follieri fue detenido por los cargos de fraude a sus inversores, lavado de dinero y conspiración. El caso se denominó "el escándalo del Vati-Con", es decir, la gran estafa que llevó a cabo Follieri, quien malgastó más de 50 millones de dólares de Clinton y del filántropo Ronald Burkle, con los que debería haber comprado iglesias en los Estados Unidos.
Como era de esperarse, Hathaway también estuvo sujeta a una investigación, y sus diarios íntimos, encontrados en el departamento de Follieri, fueron confiscados. Cuatro meses después de su detención, Raffaello se declaró culpable y fue sentenciado a cuatro años y medio de prisión. Anne, por el contrario, no fue considerada cómplice de las estafas de su pareja, cooperó con el FBI y cortó lazos con la fundación Follieri que tantas ilusiones le había generado en un principio.
Hathaway y Follieri: declaraciones cruzadas después de la tormenta
En 2012, al terminar de cumplir su sentencia, Follieri le brindó una entrevista al noticiero de la ABC, y habló de su vínculo con Hathaway, emitiendo una sorprendente declaración que volvió a poner a la actriz en el ojo de la tormenta. El italiano aseguró que todavía estaba enamorado de ella, a pesar de estar al tanto de que su exnovia ya había seguido adelante con su vida. "Solo quiero lo mejor para ella, siempre fue una persona muy dulce conmigo, tuvimos una muy linda relación, no tengo nada malo para decir", expresó. De todas formas, aunque Follieri quiso bajarle el tono a lo sucedido en esos cuatro años, su detención le recordó a la prensa las fortunas que gastó en los viajes, cenas, y joyas para su novia, e incluso se llegó a cuestionar hasta qué punto la actriz no estaba al tanto del origen del dinero. "No creo que supiera nada porque nunca tuvimos conversaciones de negocios", aclaró Follieri. "Le comentaba sobre ciertos temas pero no sobre aspectos específicos, y yo jamás pensé que las cosas me iban a salir mal", añadió, para también compartir con los medios un hecho que Hathaway hubiese preferido que permaneciera oculto.
"Hablamos muchas veces sobre casarnos, cuando pasás cuatro años con una persona es porque las cosas funcionan, pero a veces la vida te lleva por direcciones que no podés controlar", reveló. Un dato interesante es que, diez días antes de su arresto, Anne le había pedido un tiempo a Follieri en medio de un viaje a París, lo cual suscitó a posteriori versiones que aseveraban que la actriz ya había sido contactada por el FBI.
Solo quiero lo mejor para ella, siempre fue una persona muy dulce conmigo, tuvimos una muy linda relación, no tengo nada malo para decir
La actriz de El diablo a la moda, por su parte, habló en pocas oportunidades sobre su expareja. En diálogo con la revista W, recordó cómo fue el momento en el que se enteró del arresto: mientras estaba por abordar un avión por un compromiso laboral con el film que coprotagonizó junto a Steve Carell, Súper Agente 86, que se encontraba en plena etapa de promoción. "Cuando supe del arresto, me estaba subiendo a un avión con destino a México para hacer un tour de prensa de la película, y estuve una semana encerrada en estado de shock en la casa de una amiga. Después tuve que volver y hacer más prensa y nunca paré", contó la actriz, quien debió replantearse gran parte de su vida. "Tuve que encontrar una casa para vivir, fue una de esas situaciones en las cuales te sacan la alfombra de debajo de tus pies, pero inmediatamente mis amigos me dieron una nueva donde apoyarme".
La actriz, quien en 2008 debió entregar todas las joyas que Follieri le regaló, también hizo mención a la forma en la que fue embaucada por ese hombre que solía estar en muchas red carpets a su lado. "Inicialmente, me sentí una tonta, y esperaba que todo el mundo me juzgue, pero pasó otra cosa. Mi familia, mis amigos, e incluso desconocidos me brindaron compasión. Eso me ayudó a superarlo todo. Fue una mala relación y una ruptura que me dio mucha vergüenza",le confesó Anne a The Telegraph. En cuanto a la separación, en una visita al programa de David Letterman meses después del arresto de Follieri, Hathaway aplicó el humor para salvarse: "Me tienen que dar crédito porque cuando de fracasar en relaciones se trata, yo lo hice de manera increíble, a todo o nada", bromeó. En esa misma charla, reveló que había dejado de fumar, adicción que se había acrecentado por la ruptura y el estrés que ésta le produjo. Dispuesta a empezar otra vez y a disfrutar de una cotidianidad más sana, Hathaway descartó los paquetes de cigarrillos, retomó la alimentación vegana y se abocó al trabajo. Al año siguiente, conseguía su primera nominación al Oscar como mejor actriz por su gran protagónico en La boda de Raquel. Una nueva vida estaba a la vuelta de la esquina.
Adam Shulman (o cómo volver a confiar en el amor)
Luego del escándalo del Vati-Con, el desengaño amoroso y la humillación pública, Anne quería estar sola. Sin embargo, el amor no funciona de manera racional y cuando en 2008 vio por primera vez a Adam Shulman en el festival de Palms Springs, la actriz le dijo a un amigo: "Yo me voy a casar con ese hombre". En una entrevista con Harper's Bazaar, Hathaway reveló que supo desde el primer momento que Shulman era el hombre de su vida. De todas formas, como ya se había dejado llevar por las primeras impresiones que luego terminaban en decepción, Anne se tomó un tiempo con el diseñador de joyas, hasta que un viaje a Nueva Orleans la convenció de que debía dejar atrás los miedos y apostar a una segunda oportunidad.
"Tuvimos química desde el comienzo, pero nos llevó bastante tiempo estar juntos", contó la actriz, quien tras cuatro años de relación, se casó con Shulman el 29 de septiembre de 2012 en Big Sur, California, en una boda muy íntima sin la presencia de estrellas rutilantes. Las fotos del evento - en las que se podía ver a Hathaway luciendo un hermoso diseño de Valentino - fueron vendidas, y el dinero le fue otorgado a Freedom to Marry, un grupo que militaba por la aprobación del matrimonio igualitario en todos los estados. En 2013, la actriz obtenía el Oscar en la categoría secundaria por su exigido rol en Los miserables y, tres años después, le daba la bienvenida a su hijo Jonathan. El pequeño y sus padres se mudaron a Manhattan, donde residen actualmente.
"Conocí a mi marido en el peor momento de mi vida", se sinceró Hathaway. "Volví a depositar toda mi confianza en alguien que me subió a una montaña rusa de emociones, me dio miedo, pero con el paso de los días las cosas no dejaban de mejorar. Me di cuenta que el amor que sentía por él me devolvía la confianza que había perdido, y eso me hizo ver en qué me había convertido", enfatizó. El año pasado, en una entrevista con la revista Elle, la actriz volvió a hablar del sólido vínculo que la une a Shulman , quien también incursionó como actor en el pasado, en las series American Dreams y The West Wing. Por otro lado, el diseñador ofició de productor ejecutivo de Song One, el drama de 2014 dirigido por Kate Barker-Froyland, y protagonizado por su esposa junto a Johnny Flynn.
"Adam cambió mi habilidad para ver el mundo de manera cómoda. Sé que a veces las mujeres decimos que no necesitamos de nadie para estar bien, pero yo sí necesito de mi esposo. Su amor, tan único y específico, me modificó", declaró la actriz que supo sobrellevar el escrutinio con la inteligencia que la emparenta a Daphne, ese papel con el que no solo se rió de sí misma sino con el que también aludió subrepticiamente al impacto que conllevan las grandes estafas, esas de las que Hathaway tanto sabe por haberlas vivido en carne propia.
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