Además del estreno de la séptima temporada de su ciclo en Telefe, el conductor se probará en escena como protagonista de Las cosas maravillosas, en el Multiteatro, una obra emocionante que lo desafía con más cercanía a su público
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Son días de vértigo para Andy Kusnetzoff. Este sábado, a las 22 y por la pantalla de Telefe, debutará con la séptima temporada de PH, podemos hablar, el conversatorio en el que figuras conocidas confiesan en voz alta aspectos relevantes e íntimos de sus vidas. A esta altura es casi un clásico de los fines de semana, que le marca un récord de continuidad al frente de un mismo formato, en una trayectoria que fue de la insurrección del notero de CQC al conductor dinámico de un reality como Extreme Makeover. Y en el medio, la producción como un rol que lo atraviesa en todo lo que emprende.
Además, en dos semanas, el periodista y conductor tendrá otro desafío: subirse al escenario del Multiteatro para protagonizar Las cosas maravillosas, una experiencia teatral en el que también la palabra y las confesiones construyen el relato.
Desde ya, ni la televisión ni las tablas lo apartarán de Perros de la calle, su histórico programa matinal de radio. “Duermo poco, pero porque tengo un niño de dos años”, argumenta Kusnetzoff, dejando en claro que la falta de sueño no se debe a una cuestión laboral. Su mujer es la productora Florencia Suárez, con quien conformó una familia que se completa con Helena y León, sus pequeños hijos.
-¿Qué diferencia hay entre Andrés y Andy?
-Lo tengo muy claro, Andrés soy yo y Andy, también.
Andrés Kusnetzoff nació el 17 de noviembre de 1970. Hijo de un sexólogo y una psicoanalista que lo atravesaron y lo construyeron como ser emancipado desde muy chico, es porteño de una pieza, diría el tango -criado en el barrio de Palermo- y escorpiano de pura cepa, ese signo del zodíaco con cierta mala fama. “Andrés es el padre, el hijo, el hombre que está con Flor, el amigo de sus amigos. Para preservar la salud mental es bueno marcar una diferencia y cuidar la privacidad. Me critican por no exponerme demasiado en las redes sociales, pero lo hago para preservarme”.
-Indispensable cuando tu actividad es pública, de exposición permanente.
-Tengo cuatro horas de radio diarias, un programa de televisión y una obra de teatro. ¿Qué queda para mí? Necesito tener mi vida, eso real que no es para mostrar.
-Andy es la figura pública, Andrés no lo es.
-Te hubiera respondido eso.
Confiesa que su mujer no lo llama por su apodo artístico -“me dice otras cosas”- y que su padre sí adoptó el mote público. “Mis amigos me llaman “Andino” y así figuro en una aplicación de remises, por eso cuando subo a los vehículos, los choferes me dicen que pensaban que se iban a encontrar con Guillermo (Andino)”.
El conductor recibe a LA NACION en el estudio de Javier Furgang, su representante y un histórico hombre de los medios. El lugar, emplazado en el límite entre Colegiales y Palermo, tiene la atmósfera teatral que le confieren amplios telones, que preservan de la luz del sol impiadosa en plena tarde.
¿Podemos hablar?
-PH es un acto de rebeldía en un tiempo social donde el ejercicio de la escucha parece que escasea, donde hay más ruidos que voces que expresan ideas y oídos que oyen, pero no escuchan.
-De eso se trata. Todo nació cuando vi una propaganda escandinava y pensé que podía funcionar esa idea, que alguien dé un paso adelante y cuente algo para ser escuchado por los demás, como si se tratase de una casa, donde todos tienen algo para decir.
Por estas horas, Kusnetzoff se encuentra probando nuevas secciones, aplicando inspiraciones que aparecen desde los más diversos frentes. “Antes de hacer el primer programa lo consulté a Gabriel Rolón y, esta semana, volví a hacerlo para contarle una idea nueva, a la que, finalmente, le dio un vuelco increíble. El programa tiene mucho de terapéutico”.
-En el televidente también se pone en juego una posibilidad catártica.
-Creo que sí, es la idea. Por eso a la gente le gusta. Por otra parte, acá no importa cuán famoso se es, sino que aparece la posibilidad de escuchar a otra persona. A todos los seres humanos nos pasan las mismas cosas. En definitiva, se habla de amor, angustia, muerte, soledad, los grandes temas que, en forma de historias o anécdotas, terminan saliendo a la luz en el programa.
-Casi una obra shakespeariana.
-Por algo, después de tantos años, (William) Shakespeare sigo hablándonos; son los grandes temas de la humanidad.
-¿Por qué se demoró el regreso de PH?
-Se fue dando. Me parecía que estaba bueno darle un respiro, incluso también se barajó volver en marzo del próximo año.
Con un terminante “no” descarta ponerse de acuerdo con Mirtha Legrand, su competencia en eltrece, para volver al aire. En realidad, la sugerencia fue una humorada, dado que la diva volvería a encabezar sus cenas sabatinas en pocas semanas. “Nunca estuvo en duda que PH iba a seguir, pero soy de los productores que creen que un formato hay que cuidarlo para que dure años, porque, si se lo exprime demasiado, hasta que no dé más, un día no dará más”. Ecuación similar a la de Tato Bores, quien solía ofrecer su famoso programa de humor solo durante seis meses por año.
-Con tu vuelta y el casi confirmado regreso de Mirtha Legrand, pareciera solucionarse la aridez de la oferta televisiva de los sábados por la noche.
-Volvemos todos. La competencia hace bien. A mucha gente le gusta mirar televisión durante el fin de semana.
-La falta de posibilidades económicas hace que sea el único espacio recreativo de millones de personas sin acceso a los consumos de cine, teatro o gastronómicos.
-Es una realidad, entonces la televisión es la opción para el que se queda en casa. PH es un show, por eso me visto con traje para recibir al invitado y hablarle al televidente.
-La exposición confesional que propone el espacio no es para todos, puede llegar a inhibir. ¿Qué personaje te gustaría tener en el ciclo y aún no lo pudiste conseguir?
-Duki no vino, pero puede llegar a venir en cualquier momento.
Nicki Nicole es otra de las cuentas pendientes del formato. La cantante y compositora iba a ser de la partida este sábado, pero una indisposición la hizo desistir del convite. En el estreno, PH contará con la visita de Abel Pintos, Paula Chaves, Damián Betular, Marcos Ginocchio y Julieta Poggio, un interesante plantel que generará un buen clima para la conversación. Acaso alguno cuente aquello que nunca dijo, la anhelada aspiración de todo entrevistador.
Kusnetzoff reconoce que “a Mario (Pergolini) siempre lo quise en el programa, pero tuve mi momento cuando vino a la radio con motivo de los 20 años de Perros de la calle”.
-Fue una entrevista muy interesante.
-Muy celebrada, quería ese momento para PH, pero sucedió en la radio y estuvo bueno que estuviera solo.
Mario Pergolini, líder de CQC en momentos en que Andy era su productor y cronista insurrecto en la calle, elige asistir a muy pocos ciclos para ser entrevistado. Cuando lo hace, escoge la soledad, sin tener que compartir el espacio con otros invitados.
-¿Adaptarías PH para que Pergolini pudiera estar solo?
-No. El formato es otro, para la entrevista individual está la radio. Además, si lo hago con uno, después otros invitados podrían pedir lo mismo. No puedo tranzar, el que no viene, no viene. Por supuesto, no hace falta que te aclare quién quiero que venga…
-¿Jugador de fútbol?
-Exacto, pero es casi un imposible.
-No lo veo tan imposible, tenés una gran relación con Lionel Messi.
-Sería increíble, hoy parece difícil, pero…
Con Messi campeón del mundo
Con Lionel Messi lo une un gran vínculo. “No pude ir a la final del Mundial porque me había operado, pero, al día siguiente, Hernán Casciari contó su cuento sobre Messi, y, un día después, cuando nadie le había escuchado la voz luego de ser campeón del mundo, nos dejó ese mensaje que fue una locura”. Fue el comienzo de algo más fuerte: “En enero llegó la invitación para ser el primero en entrevistar a Messi en París”.
-La generosidad de Messi habla de la infrecuente humildad para una figura de su envergadura.
-Es todo lo que está bien. Su talento está claro, pero la humildad, el trabajo y el compañerismo son únicos. Esta semana fue a Bolivia, sabiendo que no iba a jugar con nuestra Selección, pero quiso ser parte del grupo. Cuando le pregunté por el “andá p’allá, bobo”, me dijo que estaba muy arrepentido porque no era una frase que le hubiese gustado dar a la sociedad.
Hasta se permite un paralelismo entre el astro del fútbol y el país: “Si su actitud fuese el norte a seguir, andaríamos muy bien, pero no pareciera serlo por cómo y hace dónde vamos. Ojalá Messi quisiera ser presidente”.
-No pareciera ser ese el modelo que impera en nuestros políticos y en gran parte de la sociedad.
-Tenemos que tener diferencias, pero si no construimos el futuro entre todos ni nos ponemos de acuerdo en algunos puntos para salir adelante, es imposible.
-El entendimiento tampoco pareciera ser el camino.
-Habrá distintas maneras, pero todos estamos de acuerdo en que el país necesita estabilizarse, bajar la inflación, tener más educación y resolver la inseguridad. Nadie ‘no quiere eso’, así que deberíamos poder hablar.
-Comenzarás la nueva temporada de PH con un presidente y la terminarás con otro.
-Por eso no creo que invite a políticos, no estoy convencido. Estamos a tres semanas de las elecciones y tendrían que venir todos para no quedar en un lugar tendencioso, pero es muy poco el tiempo por delante para poder producirlo. No descarto la política en el programa, me gusta, pero tiene que ser parejo y hoy las agendas de campaña son difíciles y el candidato al que mejor le va se guarda para no exponerse.
-Decíamos que PH es un gran confesionario. A vos, ¿quién te escuchó más y a quién escuchaste más?
-En estos últimos 20 años, creo que los oyentes son quienes más me escucharon porque ni una pareja te escucha cuatro horas por día. Y yo, por mi parte, escuché mucho a Diego, mi hermano mayor.
-¿A quién le dirías “gracias” y a quién “perdón”?
-Estas preguntas son muy buenas para PH. El agradecimiento es para mis padres y pediría un perdón genérico a aquellas personas a la que hoy les diría o trataría de manera diferente. Uno aprende y cambia.
-¿Sabés pedir perdón?
-Por supuesto, lo he hecho muchas veces. Si me doy cuenta, no tengo problema en hacerlo. No me cuesta; si me baja la ficha, no tengo orgullo.
A escena
Luego de la experiencia de Happyhour, ofrecida en el 2016, donde fue dirigido por Erika Halvorsen, Andy Kusnetzoff regresará en pocos días a probarse frente al público teatral. Esta vez, se trata de Las cosas maravillosas, una aventura donde el convivio con el espectador es esencia para la construcción del relato.
El material, escrito por los ingleses Duncan Macmillan y Jonny Donahoe, posee algunas características muy puntuales en la disposición del auditorio y un relato concebido lejos del “teatro de representación”, para adentrarse en ideas y posibilidades expresivas más arriesgadas. “No te podés salir del texto”, es lo primero que sostiene ante ese desafío unipersonal en el que nada puede cambiar de lugar.
El material fue concebido para que cada actor que lo protagoniza asuma la responsabilidad durante una temporada muy limitada. Antes pasaron por la experiencia Peter Lanzani, Lali González y Franco Masini. Algo de lo que propone Las cosas maravillosas puede darse la mano con la energía testimonial de PH. “Cuando la directora Mey Scápola me lo ofreció, me pidió que la viera en video antes de responderle. A los diez minutos la llamé y le dije que la hacía”.
-¿Por qué?
-Es muy contundente el tema sobre la vida y me pareció increíble esa creación colectiva que se hace con el público.
La pieza toma como disparador las confesiones de un hijo enmarcado en una situación que se vislumbra como dramática, pero que, sin embargo, conlleva una reflexión sobre lo celebratorio de la vida. “La participación del público hace que cada función sea diferente”.
-¿Sos dócil ante la marcación de la directora?
-No tengo opción, cuando agrego algo, Mey (Scápola) me dice “ese es Andy, no es así”. Es muy desafiante para mí. Tengo que resolver de otra forma lo que en mi actividad habitual resuelvo muy fácil. Me cuesta muchísimo, pero soy muy respetuoso, nunca antes le había pusto tanta energía a un proyecto.
Antes de ponerse bajo las órdenes de la directora, entrenó con el muy talentoso actor Pablo Kusnetzoff, su primo, y con su amigo Manu Lozano. Durante la próxima semana, realizará ensayos generales para un centenar de invitados, que le permitirán medir su precisión escénica, antes del debut de la temporada que se desarrollará con funciones los lunes y martes. “La primera vez que ensayé ante diez personas casi me muero”.
-La obra propone una enumeración de todo aquello para rescatar. ¿Qué cosa maravillosa de tu vida podrías enunciar?
-Haberme animado a tener una familia fue un montón, hoy me felicito por eso, es algo maravilloso. Creo que en mi vida nunca me he cansado de buscar.
-¿Por qué no había aparecido antes la paternidad?
-Tuve parejas largas, pero no se dio. Mis ex tuvieron familia con otras personas y yo también lo pude hacer. Hay gente que es para formar pareja y otra para armar una familia. No me arrepiento de no haber formado una familia antes, es cuando es. (...) La paternidad me cambió, se acomodaron muchas fichas.
-El presente está claro, ¿qué sucede cuándo mirás para atrás?
-Siento que hice mucho, no me arrepiento. Ahora, si me paro en mis 18 años, no sé si hubiera seguido periodismo, quizás me hubiese dedicado a ser sommelier.
-¿Sommelier?
-Hay gente a la que no le gusta nada. A mí me gustan muchas cosas.
-¿Qué otras profesiones hubieras abordado?
-Hubiera sido psicólogo, médico…
Cuando terminó la secundaria probó con Medicina, pero no pasó del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires. En esa misma casa de estudios cursó Psicología durante tres años.
La TV ataca
A la hora de pensar en la situación de la televisión abierta actual, Andy Kusnetzoff, al que la definición de productor le calza muy bien, desdramatiza los pronósticos agoreros: “Siempre se dijo eso”. Cuando apareció la televisión, no faltaron quiénes pensaban en la desaparición de la radio. Algo similar sucedió con la llegada del cine y la hipotética merma de espectadores en el teatro. Nada de eso sucedió, aunque las dinámicas de consumo de las audiencias se fueron modificando. “Los problemas económicos se ven, pero la televisión está muy viva. Gran hermano hizo números altísimos, lo mismo sucedió con MasterChef, y la semana pasada volvió Marcelo Tinelli, así que no veo nada que haga pensar en un momento crítico, más allá de lo presupuestario, pero hay que saber moverse en ese nuevo contexto”, refuta.
-Los modos cambiaron.
-Los medios se van sumando, no desaparecen. Hoy la radio se hace con cámaras en los estudios y se puede ver, que no es lo mismo que el streaming, que no está pensado como radio. Urbana Play es la más vista, pero ninguno de los programas perdió su esencia radial.
-La torta publicitaria hoy se reparte en plataformas, Twitch, YouTube...
-La manera de consumir no es igual, de todos modos, a mí me encanta mirar televisión abierta.
-Hay medios como Luzu TV, de Nico Occhiato, u Olga, con Migue Granados al frente, que han nacido bajo el soporte del streaming. ¿Qué opinión te merecen?
-Me encantan, son una forma nueva, un lenguaje, pero no es radio. A la radio la tenés que poder escuchar también en el auto. De todos modos, celebro a estas nuevas generaciones. Si volvemos a las campañas solidarias que hacíamos antes, voy a llamar a Nico Occhiato y a Migue Granados. Los conozco, vinieron a PH y yo iría a sus programas, está todo bien. En los 90, la competencia era más feroz, había que aplastar al otro. Ahora no, se agradece que haya más laburo y que les vaya bien a todos.
Pensando en cuestiones solidarias, la sección “Te tiro una soga”, de su programa Perros de la calle, es un hallazgo radiofónico con fines benéficos, espacio en el que se gestaron grandes campañas de bien público: “Cuando donaba en instituciones, sentía que me faltaba algo, entonces nacieron estas iniciativas, que permiten que sea más visible y genere cierto efecto contagio”.
La primera campaña sirvió para ayudar a un jardín de infantes inundado de Rosario, donde llegó un camión lleno de mercadería, luego siguieron diversas instituciones como comedores en barrios vulnerables. “Juntar para ayudar y que te escuchen miles, puede ejemplificar y generar células que pueden replicarse”.
-Nunca se ha dado en la historia de la radio que varios conductores de primera línea de una frecuencia decidan pasarse a otra. A la luz del tiempo, ¿cómo recordás el pase de Metro a la conformación de Urbana Play?
-No sabíamos cómo iba a resultar, pero los dueños anteriores de Metro no hicieron mucho mérito para que no sucediera.
-¿Por qué?
-En la pandemia, estuvieron como nueve meses sin pagarme, la situación no daba para más, pero el programa generaba ingresos. Nos pudrimos y dijimos basta; con Matías (Martin) nos tiramos al vacío porque no teníamos ni frecuencia. Estuvimos un año hablando con Martín (Kweller) hasta que se dio el acuerdo.
Junto con Kusnetzoff y Martin, también se mudaron de Metro a Urbana Play, Sebastián Wainraich y María O’Donnell.
-Imaginemos que, entre tus cosas maravillosas, te obligan a resignar alguna y sólo tenés opción para elegir quedarte, de por vida, sólo con una. ¿Televisión o radio?
-Es una pregunta que no tiene ningún sentido, vos sabés la respuesta.
-¿Te quedás con la radio?
-Soy más de radio que de tele, pero hoy está todo muy fusionado.
-Te quedás con la radio, pero que haya cámaras en el estudio.
-No siempre me gusta estar en la tele, sino que me entusiasman proyectos determinados. CQC, Argentinos por su nombre, Argentinos somos como somos, Extreme Makeover fueron programas que disfruté mucho.
-¿Cómo se ubica PH en ese catálogo?
-Es un programa al cual siento muy radial, entonces me encanta. Nunca estuve siete temporadas seguidas al frente de un mismo formato.
-Pensando en el armado de tu propio sumario, ¿te fijás qué invitados lleva Mirtha Legrand?
-Siempre nos fijamos, pero hacemos la nuestra. Es la mejor forma de hacer un buen programa y buscando siempre lo mejor, no me modifica lo que lleva el otro.
-¿Qué te falta en la carrera y en la vida personal?
-En lo profesional, me quedé con ganas de ir a trabajar afuera; tuve la oportunidad, pero no lo concreté. Hoy eso no encaja en mi vida actual. En lo personal, no me falta nada, prefiero ser agradecido y disfrutar de todo lo que tengo.
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