Es uno de los conductores más exitosos de la televisión actual. Se hizo conocido como notero de Caiga Quien Caiga, a mediados de los ´90, y a partir de ahí pasó por todo tipo de programas periodísticos y reality shows, pero siempre despuntando un estilo poco acartonado, en el que el humor, la crítica y -fundamentalmente en los últimos años- la emoción se conjugaron.
Hoy, a las 22, Andy Kusnetzoff regresa a la tevé para iniciar el tercer año de PH, Podemos Hablar, el ciclo de Telefé que lideró el rating todos los sábados del año pasado. Tendrá como invitados a Santiago Del Moro, Lizy Tagliani, Gimena Accardi, Flor Vigna, Tití Rodríguez y Marcelo Polino y promete algunas novedades. "Ahora la recepción será en la barra de un bar, para hacer todo más desacartonado y en el living ya no habrá plantas porque nos traían muchas moscas", adelanta a LA NACION con humor. También habrá nuevas secciones como "un tarot ligado al sexo, donde cada uno elegirá una carta y decidirá quién debe responderla".
En la madurez de su carrera y tras haber ganado el Martín Fierro de Oro por su labor al frente de Perros de la calle-el envío radial que lo tiene como protagonista desde hace 17 años en FM Metro-, el periodista de 48 años acepta hablar de todo y de todos: de la grieta, del kirchnerismo, del actual gobierno de Mauricio Macri, de la competencia con Mirtha Legrand, de Jorge Lanata, de su "pelea" con Martín Bossi y de lo que ambiciona para las elecciones presidenciales de este año. Un auténtico Andy Kusnetzoff, sin filtros, que aunque atesora los logros de su carrera como ninguno, no duda en afirmar: "Lo más importante que logré en mi vida es haber formado una familia. Me costó, pero lo conseguí y hoy me siento muy feliz". Y estas palabras le dibujan una sonrisa al conductor, padre de Helena (3), fruto de su relación de cuatro años con la productora Florencia "Kourny" Suárez (32).
-Si tuvieras que calificarlos, ¿cuáles fueron los invitados que más te rindieron en las temporadas pasadas de PH?
-Más que los personajes rinden las historias. A mí me gustó mucho la historia de Abel Ayala (el actor de El marginal y El maestro, que a los 9 años vivió en la calle y luego en un hogar para niños) fue muy emotiva y la de Mónica Ayos (víctima hace muchos años de la violencia de género), súper fuerte. Después lloramos de risa en el programa que participaron juntos Leonardo Sbaraglia, Cecilia Roth y Romina Ricci. Y también recuerdo muy bien el tercer programa de la primera temporada con Martín Lousteau y Patricia Bullrich y Mariana Nannis diciendo que la Argentina era un país muy inseguro y que por eso vivía encerrada en su hotel, a la par que desconocía que Bullrich (sentada a su lado) era la ministra de Seguridad. Fue desopilante. También estuvo muy bueno el último programa del año pasado cuando Araceli González, Maju y Vero Lozano primero hablaron de salidas fallidas con hombres y después nos hicieron llorar a todos.
-¿Y a cuáles no volverías a invitar?
-Bueno... En realidad, volvería a invitar a todos, pero debo confesar que hay personajes que son más fáciles y otros más difíciles de llevar, que te demandan más energía para lograr que participen en el juego. Porque se da algo que se llama dinámica de grupo, no es lo mismo cómo uno actúa individualmente que en un grupo, en grupo todos se comportan distinto y lo que hace uno puede afectar al resto. Yo recuerdo la primera vez que vino Gerardo Romano y era difícil por la energía que tenía, era evidente que no estaba convencido de estar en el programa. Era desafiante conmigo y con (Ernesto) Tenembaum y sin embargo terminamos a los besos. La segunda vez que vino, en cambio, fue espectacular. Silvia Süller también fue muy difícil porque yo creo que todos los personajes –sean políticos, actores, deportistas, mediáticos o bizarros- tienen humanidad y yo apunto a encontrársela y ella se negaba a esa búsqueda. A veces se logra y otras... El éxito del programa es cuando se logra eso y con ella todo fue complicado.
-Mucho se habló de tu pelea al aire con Martín Bossi y si bien ambos la han desmentido hasta el hartazgo aún muchos no les creen. ¿Qué pasó? ¿Les falló el acting?
-Hay algo que se construye después de lo que ocurre que ya no depende de uno. No te digo que un cien por ciento (porque eso es imposible en la televisión), pero casi todo lo que pasa en PH ocurre de verdad, no está armado. Con respecto a Martín lo que pasó es que en un momento él estaba en personaje, muy intenso como él lo es y lo sabe y mi forma de frenarlo fue con humor, sosteniéndole el límite como un juego, sin hablar, obviamente que no era algo que estuviese arreglado, fue lo que pintó en ese momento. Yo creo que él me lo entendió, él supo que debía ponerle un límite. Si no se hubiese ido del programa, cosa que no pasó. Después el programa siguió como si nada, pero la gente lo vio de otra manera y ahí se empezó a construir algo que aunque uno lo desmienta... Incluso gente del mismo medio, de la televisión, que sabe mucho de esto, me ha dicho que pensaba que todo estuvo preparado. Y en la calle, algunos me paraban y me decían que yo había estado bien y otros que no. Y a Martín le pasó lo mismo.
-¿Lo convocarás nuevamente este año?
-Sí, seguro, pensamos en volver a invitarlo al último programa del año pasado, pero no se dio. Cuando vuelva a PH seguro vamos a hablar del tema al aire, quiero que quede bien aclarado para todos. Yo hice muchas cosas en televisión, pero siento que en PH logré un formato parecido a la radio. La radio funciona porque hay mucha verdad, si uno está mal está mal y si uno está bien, está bien. No hay lugar para la mentira. Por eso me gusta más la radio que la televisión y PH es lo más radial que hice. Yo me siento mucho más cómodo entrevistando y hablando de lo emocional, que animando y haciendo de conductor.
-¿Cuáles son los personajes que siempre quisiste tener en tu programa y aún no los has conseguido?
-Varios: Carlos Tévez, Enzo Francescoli, el Pipa Benedetto, el Coco Basile, Maxi López y, obviamente, Susana Giménez. De los políticos me encantaría que viniesen Macri y Cristina y si lo hacen juntos, mejor. La esencia de PH es justamente esa: reunir gente distinta y posibilitar el diálogo. Estaría buenísimo que pudieran hablar y escucharse mutuamente y saber qué le gusta cada uno del otro, pero lo veo difícil...
-PH se caracteriza por ser muy pluralista. ¿Tenés límites? ¿Cuáles son? ¿A quienes no entrevistarías?
-Sigo teniendo los mismos límites que cuando trabajaba en CQC. Nunca le hice una entrevista a Rico, por ejemplo. No me interesa nada ni nadie que tenga que ver con la dictadura, con muertes, con racismo. En fin, que estén en contra de los derechos humanos. No me interesa darle cámara a ese tipo de personas ni para qué expliquen su punto de vista. El resto, pueden venir todos a PH.
-Hablemos de la competencia, al principio Mirtha Legrand se quejó diciendo que le copiabas parte de su programa, en referencia al segmento en la mesa y al hecho de comer en vivo. Luego, este verano, su nieta Juana Viale volvió a sostener algo parecido. ¿Qué te parecen estas críticas?
- Juana lo dijo un poco jugando porque yo la azucé al decirle que no veía el programa de su abuela porque yo estaba al aire en el mismo horario, así que saquémosla del medio. En cuanto a Mirtha, lo que dijo fue hace dos años, cuando arrancó PH. Después no la escuché hablar más del tema, pero, para no escaparle al bulto, te digo que cada uno puede decir lo que quiere. Yo creo que PH ya demostró que el ochenta por ciento del programa sucede entre el inicio y el punto de encuentro y no en la mesa. Lo de la mesa surgió de casualidad. Martín Kweller (el productor) no quería que hubiese una mesa y yo sí, porque como soy bicho de radio me siento cómodo alrededor de una. Entonces vi que en el estudio había una mesa del decorado de otro programa y la pedí, ni siquiera salieron a buscar una nueva. Y después pedí que sumaran una picada o algo para comer para que hubiese algo de acción. Por supuesto que todos nos inspiramos en algo, pero yo no me inspiré en el programa de Mirtha sino en Sábado Bus (que conducía Nicolás Repetto, a fines de los ´90), que reunía a un montón de gente, era ecléctico y cada invitado tenía una actividad distinta. Nunca la quise copiar ni ofender, si no respetara la trayectoria de Mirtha Legrand no podría ser parte de la televisión.
-En el 2018 duplicaste en rating todos los sábados a La noche de Mirtha, si este año no sucediera lo mismo, ¿qué estás dispuesto a hacer?
-El límite es mi ética y mi historia, dentro de eso lo intentaría todo: cambiar el ritmo, los invitados, empezar o terminar de otra manera y si no funciona, no funciona. Tuve un montón de programas que funcionaron y otros que no o algo menos y así es la televisión. Creo que el límite que uno tiene para trabajar en la televisión es el mismo que se tiene en la vida. Yo te pregunto, si no te alcanza la plata, ¿qué estás dispuesto a hacer? ¿Robarías? No, seguro que no, buscarías otro trabajo o te ajustarías. Yo soy el mismo adentro y fuera de la televisión y no pienso cambiar, mucho menos por el rating. Yo en la televisión siempre estoy de paso, voy y vengo.
-Si Telefé te lo permitiera, ¿te sentarías –no digo un sábado a la noche, por razones obvias, pero sí un domingo al mediodía- en la mesa de Mirtha?
-No tendría ningún problema en ir, como no lo tuve cada vez que he ido. Sólo preguntaría, como hacen todos los invitados a PH, ¿quién va? Depende de la mesa que me armen no tendría ningún problema.
-A propósito, ¿cómo te cayó que Calu Rivero se haya bajado de PH porque no quería compartir la mesa con Federico Bal y El Polaco, denunciados en su momento por golpeadores? ¿Te comunicaste luego con ella?
-Sí, hablé con ella, hablé con la madre, hablé un montón. A veces es difícil armar un programa, invitás a uno, invitás a otro y a veces se puede producir algo así. Entendí sus razones, que no las voy a hacer públicas. De todos modos, las cosas no fueron como se contaron, Calu nunca dijo "yo me bajo". No voy a aclararlo más porque debería hacerlo ella, lo único que voy a agregar es que ella no adjetivó a nadie. Tengo la mejor onda con Calu, de hecho vino tres veces al programa. La banqué fuerte porque siempre le creí y se lo dije en la cara a (Fernando) Burlando (el abogado que defiende a Juan Darthés), así que con ella todo bien. Para cerrar el tema, aclaro que de nuestra parte no hubo ninguna mala intención y esta situación que se produjo nos enseñó, a nivel producción, que a veces hay que chequear más la compatibilidad de los invitados.
-El año pasado te quebraste al aire luego de que Araceli González revelara un episodio de abuso sexual,¿qué otros temas te sensibilizan al punto de hacerte llorar?
-Yo me aguanto bastante, no soy un tipo que se emociona públicamente. Si siento mucha emoción aprieto los dedos de los pies y sigo adelante. No me gusta hacer un show de la emoción, soy bastante pudoroso. Me emocionan las historias de vida contadas con verdadera emoción. Ahora recuerdo cuando Tití Fernández recordó a su hija [quien murió en un accidente automovilístico]. Y lo de Araceli directamente me mató. Cuando el invitado está conmovido y se abre es muy difícil no conmoverse con él.
-En la última entrega de Aptra algunos colegas objetaron tu Martín Fierro de Oro como conductor de radio, entre ellos Jorge Lanata y Fernando Bravo, ¿qué sentiste en ese momento?
-Me enfoqué en lo positivo, en el premio en sí mismo y en la alegría que me provocaba. No me ocupé de las personas que no estaban de acuerdo, que, te aclaro, me parece perfecto que no lo estén. Los premios son siempre polémicos. Algunos dijeron que debían habérselo dado a Larrea. Yo hablé al otro día con él por la radio y me felicitó. Sería un necio si no reconociera los méritos de Larrea, pero creo que el Martín Fierro de Oro no siempre es sinónimo de premio a la trayectoria, me parece que va por otro lado, sino no se lo hubieran dado el año anterior a (Luis) Novaresio. Yo sigo feliz con el premio y lo que opinen los demás no me molesta.
-El 2019 es un año electoral, ¿invitarás a más políticos que de costumbre?
-No lo tengo claro y lo dejé para evaluar en junio. Hasta que no se sepan los candidatos voy a tratar de no invitar a ninguno. En general en PH me funcionan más las historias sin política, pero probablemente a mitad de año voy a integrarlos porque el tema de la política va a estar en la calle, ya que va a haber un montón de elecciones, además de la de Presidente.
Me esfuerzo por salir de la lógica de la grieta
-Algunos te califican de "tibio", ¿cómo te definís vos políticamente?
-Me parece que es muy fácil juzgar, pero yo te voy a decir esto: Yo no soy tibio. Yo voy muy a fondo con mis ideales que los tengo muy claros. Ahora, si no me siento representado de antemano por ningún político, eso no es ser tibio. Yo creo que pararse a un lado u otro de la grieta y apoyar a Macri o Cristina a fondo no te hace especial. Los respeto a todos, pero para mí no vamos a llegar a ningún lado con los fanatismos. Todos tienen cosas buenas y malas, pero ninguno se acerca a lo que yo pretendo. Cuando alguien lo haga me jugaré e iré a fondo con él.
-¿Y qué es lo que vos pretendés? ¿Qué características debería tener tu candidato ideal para las próximas elecciones?
-Me gustaría alguien que pueda resolver las injusticias que ocurren en este país, que convierta a la Argentina en un lugar más justo socialmente. Me gustaría que fuese honesto y transparente y que piense en la gente, que todas las medidas que adopte sean en función de la mayoría de la gente y no sólo de la parte de la población que ya tiene plata y vive bien. ¿Es mucho pedir esto?
-No formar parte de "la grieta", ¿es la clave de tu éxito?
-Sí, puede ser. Tengo muy en claro lo que me gusta y lo que no de cada gobierno y por señalarlo un día en las redes me tildan de kirchnerista y otro de antikirchnerista o de macrista y antimacrista. Por ejemplo, de la época de Néstor (Kirchner) me gustó cuando cambió la Corte Suprema, pero después hubo cosas poco transparentes que no me gustaron nada. Hoy por hoy, del actual gobierno me cuesta encontrar medidas que me gusten y eso no debería convertirme necesariamente en kirchnerista. Por eso yo me esfuerzo por salir de la lógica de la grieta y por suerte el público me acompaña en el intento.
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