Andrés Calamaro: “Me quieren empapelar con mentiras porque no soy psicobolche, ni progresista caniche de manual”
Tras haber celebrado el levantamiento de Cocineros argentinos de la TV Pública, el músico de 62 años recurrió a las redes para explicar su posición y criticar a los sectores de izquierda
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Desde hace algún tiempo, el nombre de Andrés Calamaro está más ligado a las polémicas que a su carrera artística. La verborragia del cantante, que desde hace años divide sus días entre Madrid y Buenos Aires, lo lleva muchas veces a expresar su opinión en las redes sociales sobre temas candentes y luego se ve obligado a aclarar sus mensajes o simplemente a borrarlos. Esta semana ocurrió de nuevo.
El Jueves Santo, un usuario de X, la red antes conocida como Twitter, escribió: “Primer Jueves Santo sin Cocineros Argentinos”, festejando el levantamiento del programa de cocina que durante 15 años fue emitido por la TV Pública. La medida es parte del plan ideado por el gobierno de Javier Milei de achicar el gasto público en los medios dependientes del Estado.
El mensaje de aquel usuario recibió algunas respuestas, entre ellas la de Ezra Pround, el alter ego que utiliza el músico de 62 años en aquella red social. “Muy buena noticia”, escribió, en una clara muestra de apoyo al levantamiento del programa. Luego, un portal juntó las dos frases y se las atribuyó al cantante. Cuando la frase se volvió viral, Calamaro volvió a la carga: “No es una frase textual, pero me revienta el auge de los cocineros en televisión”, indicó.
A pesar de que la polémica parecía haberse agotado allí, este jueves el autor de “Flaca” volvió a recurrir a sus redes sociales y, como suele hacer cada vez que un tema parece obsesionarlo, se despachó con un largo hilo en el que plasmó una vez más su decisión y fundamentó sus dichos.
“Ningún músico (ninguno que yo conozca) cobramos sueldos públicos ni del sector privados: o nos contratan o bregamos por un anticipo de regalías o vamos a la gorra o la taquilla. El anticipo está reservado a una elite minoritaria. Uno de cada mil o diez mil músicos puede vivir de tocar, cantar, producir, organizar conciertos o editar discos. Solo pensar en trabajadores que cobran sueldos públicos nos resulta obsceno, así sean cocineros o científicos. Los músicos elegimos esta vida sabiendo como es”, comenzó.
Y continuó: “Jamás celebré la suspensión de un contrato (o despidos), solo contesté con sarcasmo a otro X irónico. Pero en nuestro país es mucha la gente que pierde trabajo e ingresos hace muchos años. Crisis económica, los que prefieren no cobrar en blanco, etcétera. Un equipo de cien personas para preparar panqueques en la TV es obsoleto, existiendo las redes TikTok o YouTube, donde vemos miles de cocineros con sus recetas y trucos. La TV pierde público y fuerza con internet: no tiene sentido”.
“Sabemos que los funcionarios públicos compraron dólares a precio oficial y pudieron depositarlo en cuentas extranjeras, mientras nosotros mal pudimos ahorrar para comprar cuerdas de guitarras o ir de vacaciones una semana”, denunció. Y criticó: “Es verdad que no me entusiasman tantos programas de cocineros y -quizás también- el status de artistas para un servicio como es dar de comer. Nunca un programa de cine, uno que promocione a los artistas locales. Además, medios de comunicación públicos con sesgo ideológico. Sería el colmo y una estafa al Estado y a los que pagamos impuestos. No celebro si un contrato no se renueva, pero es la vida de todos los que trabajamos”.
Luego, fiel a su estilo confrontativo, disparó: “Sé que me quieren empapelar con mentiras porque no soy psicobolche ni progresista caniche de manual: tampoco tengo quince años. No es agradable. La izquierda caniche es pedante y boluda como siempre lo fue: tampoco es izquierda racionalista como la de nuestros padres o abuelos”.
A partir de ahí, el relato se vuelve autorreferencial: “Viajé a España en 1990 como ‘socialista [Felipe] González’… Luego de mucho escuchar, leer y vivirlo, no puedo comulgar con el socialismo cínico del gobierno [español] actual y su inquisición aberrante. Construyo una opinión individual, aunque me equivoque, cosa que dudo. Vivimos en el mundo”.
“Vivir pensando en la política de cabotaje es un atraso cultural (y político) lamentable, los modos inquisidores, intolerantes y ortivas, son el suicidio asistido de nuestra cultura y dignidad como pueblo: tampoco vivo pensando en alfajores y fútbol. La izquierda caniche de la generación gallina ya borda el ridículo espantoso, ni sabe ya distinguir al cinismo de la ingenuidad. Tengo 62 años y crecí entre las más exquisitas tertulias de mi padre con [Alberto] Girri, [Olga] Orozco, [Enrique] Pichon-Rivière, el desarrollismo, Les Luthiers y el Chango Sosa”, enumeró.
“De adulto aprendí de los turros de los barrios del sur, de la gente del toro y de las tertulias madrileñas con Reverte, Edu, Jabois, De Prada, Del Pozo, Alex y Trueba: todos socialistas. La oferta por propagar el socialismo de PS es muy buena. La oferta por difundir los bulos del socialismo actual es muy buena: buenos trabajos, buen dinero, premios y honores. Pero aprendí a no exagerar la importancia de los bienes materiales porque soy rockero y bohemio. Y sé cagarme en la guita como hice mil veces con ofertas importantes. Me enfrentan con mis compañeros de la música como si fueran demagogos progresistas o nos ofenden a todos. No hace falta dar nombres, pero conozco a casi todos los artistas musicales de nuestro país y otros países y no me corren por izquierda: como mucho fueron antiperonistas con Alfonsín. Es ridículo establecer una rivalidad ideológica entre nosotros”, aseguró.
“Empapelarme con mentiras porque son anti progre (pero un verdadero progresista tolerante del siglo XX) solo delata desesperación, derrota y envidia. El ostracismo no me asusta, empecé de cero muchas veces y jamás cobré un sueldo. Saludos”, finalizó.
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