A los 42 años, habla de su nueva vida sin Federico Ribero: se mudó al centro de Buenos Aires y está al frente de la empresa familiar
Hace poco, sobre el final de 2015, con tan sólo 14 años y casi sin proponérselo, Francesca debutó como modelo. De la mano de su mamá protagonizó una campaña gráfica para una marca de trajes de baño.
El resultado –una serie de avisos y algunas gigantografías que inundarán el país– saldrá a la luz en marzo próximo. Por ahora, todo parece un juego. Pero quién sabe: cuando su madre, Andrea Bursten (42), hizo su primera campaña, hace alrededor de veinte años, también creyó que estaba jugando…
–Físicamente tienen mucho en común. ¿Ustedes también notan el parecido?
Andrea: Para mí, Fran es muy parecida a su papá. Tiene una personalidad muy Ribero: es perseverante, responsable, pelea por lo que quiere… No le gusta seguir la moda, tiene su propio estilo. Es supercanchera, pero en su guardarropa todo es blanco o negro.
Francesca: Pero muchas veces le robo algo de su placard, mamá no tiene problemas con eso. Es copada y me entiende. Le gusta la moda igual que a mí, me ayuda a vestirme. Y, lo mejor, le puedo contar todo lo que quiero.
–Este año trabajaron juntas por primera vez, le pusieron el cuerpo a la campaña 2016 de Class Life. ¿Cómo fue esa experiencia para vos, Francesca?
–Nunca había hecho algo así. Pero cuando me lo propusieron, ni lo dudé: dije que sí de una. Fue raro porque soy muy vergonzosa, pero no me importó nada. Igual, no lo imagino como un trabajo, como una forma de ganarme la vida: por ahora es como un hobbie. Por las dudas, aclaro que me gusta mcuho más la gráfica que la pasarela. ¿Qué voy a hacer después del colegio? Lo único que tengo claro es que me gustaría estudiar en Londres o en Nueva York, pero todavía no sé qué carrera.
–Andrea, ¿te gustaría que Fran siguiera tus pasos?
–Que haga lo que le guste, yo siempre la voy a apoyar.
Francesca: Me encanta cuando vamos juntas a los desfiles. Sigo respetando a las cámaras, pero amo la moda… Y más todavía si lo puedo compartir con ella.
–Dijeron que no tienen secretos, ¿hablan de amor?
Andrea: Sí, no voy a entrar en detalles, pero siempre me cuenta todo. Tanto con ella como con Stéfano [N. de la R: su segundo hijo con Federico Ribero que tiene 11 años) hablo mucho.
Francesca: Por ahora no tengo novio porque soy chiquita. [Se ríe].
–¿Y te gustaría que tu mamá se pusiera de novia?
–No me gusta tanto la idea, pero en algún momento puede pasar. Ahora no me coparía.
UNA PUNTA DE RECUERDOS
Federico Ribero está presente en cada momento de sus vidas. Andrea lo lleva grabado en la piel: tiene su nombre tatuado, con letra cursiva, en el antebrazo izquierdo. Además, todavía usa la alianza de casamiento. En Año Nuevo, subió a Instagram una foto de su brindis con vino "Fede", la etiqueta que creó Marcelo Tinelli en memoria de su mejor amigo. Dirá Andrea, más adelante, que su recuerdo aparece en todo momento. Y que ya aprendieron a recibirlo con alegría. Sobre todo en Punta del Este, su "ciudad mágica", su destino preferido para las vacaciones de verano. Este enero, por primera vez, se alejó un poco de La Boyita y se instaló con sus hijos en un departamento ubicado en la Parada 23 de La Brava. Pero no faltó a la fiesta de fin de año que ofrecieron Tinelli y Guillermina en "Guanahani".
–¿Como vivís estas vacaciones, Andrea?
–Esta ciudad es un poco melancólica para mí. A diferencia de los años anteriores, esta vez, decidí independizarme y tener mi lugar con los chicos. No es fácil estar sola con un preadolescente y una adolescente, pero me las ingenio, la mayoría del día estoy arriba del auto llevándolos a todos lados. Lo hago con mucho amor, aunque a veces es un poco agotador.
–¿Cómo es su rutina?
–Fran vino con una amiga y "Fefo" está más conmigo. Como estamos de vacaciones nos levantamos tarde, aprovechamos para descansar. Yo también hago gimnasia, pero tratamos de almorzar todos juntos para después arrancar el día de playa. A la hora del té volvemos, y a la noche ya empezamos con los programas de cada uno y yo me acomodo.
–¿Cómo vivís la adolescencia de Francesca?
–Tiene 14, una edad complicada: no es niña ni adulta. Hay cosas que la dejo hacer, como ir a comer con amigas por La Barra, pero después la voy a buscar. Me gusta que tenga su independencia pero también quiero cuidarla. No va a bailar todavía.
–¿Te considerás una mamá sobreprotectora?
–Sí, los cuido y elijo para ellos lo que me parece correcto, aunque también me puedo equivocar. Las elecciones que hago con respecto a sus vidas tienen que ver con un cuidado que no puedo evitar por ser su mamá. Mis chicos vivieron toda su infancia en un country y recién hace dos meses se mudaron al centro, por eso hay situaciones en las que siento que no saben cómo cuidarse.
–A dos años, ¿cómo ves a tus chicos en relación con la muerte de Federico, su padre?
–Están bien. Fede siempre está presente en nuestras conversaciones, es un tema que se habla con mucha libertad. Para ellos es algo muy natural. Ayer lo llevé a "Fefo" a Gorlero y le mostré el boliche donde trabajaba su papá antes de que yo fuese su novia. Fue divertido, me gusta recordarles a su papá, su vida… Es un tema que no es tabú, será el padre de los chicos para siempre, aunque no esté físicamente. Todos los días aparece de alguna manera.
–¿Hay algo de la maternidad que no esperabas?
–Nunca pensé que iba a atravesar esta etapa sola. La adolescencia de los chicos era algo que hablábamos mucho con Fede… También planeábamos la fiesta de 15 de Fran, que va a ser el 17 de diciembre, era algo que imaginábamos juntos. Son etapas que yo quería compartir con él, y que las estoy transitando sola. Es duro pero tengo que asumirlo.
–¿Cómo van los preparativos para la fiesta de 15?
–Ya tuvimos muchas reuniones, está casi todo definido. La fiesta será como la viene soñando Francesca desde los 10 años. No puedo contar mucho más, sólo que eligió a Yanina Solnicki para que le prepare su outfit.
–Imagino que Federico tenía una debilidad especial por Francesca…
–Fede se volvía loco por sus hijos. Eran su motor. Fran fue la primera hija, la "princesa". Pero su preocupación era "Fefo", que era más chiquito.
–¿Te sensibilizan estos preparativos?
–Sí, esta fiesta en particular por lo que significa: Fran está creciendo. Además, nos pusimos a ver fotos para armar el video y me movilizó mucho, me trajo recuerdos.
UN AMOR SIEMPRE PRESENTE
El 17 de junio de 2013, cuando perdió a su compañero de vida durante veinte años, Andrea puso su corazón en pausa y se concentró en sus hijos, su prioridad absoluta. También se puso al hombro la empresa de gastronomía que fundó su marido y que tiene restaurantes en diferentes shoppings. Hace un tiempo, sin ningún tipo de apuro, se propuso volver a encontrarse como mujer. En el verano pasado, en charla con ¡Hola! Argentina, dijo que Federico le indicaría, de alguna manera, cuándo estaría lista para enamorarse otra vez. En algún momento de la charla, desde una habitación vecina, su hijo le gritará divertido: "¡Mamá, quiero que te pongas de novia!".
–¿Cómo te sentís como mujer, Andrea?
–Muy bien, aunque siento el paso del tiempo como todo el mundo. Estoy feliz, disfrutando de la vida.
–En tu última entrevista con ¡Hola! dijiste que Fede te enviaría un amor o un compañero…
–Todavía no recibí el mensaje, ¡no mandó nada! [Se ríe]. No voy a negar que recibo propuestas, tengo mis pretendientes, pero todavía no encontré a nadie para tener una relación. Sigo soltera y estoy bien así. Mudarme sola a la capital y hospedarme en Punta del Este sólo con mis hijos son pasos importantes que me dan seguridad y me hacen sentir bien conmigo misma. Antes era muy temerosa.
–¿Pero tenés ganas de encarar una relación?
–No pienso en novios todavía, pero cuando llega una persona que te llama la atención aparecen las ganas. Algunas amigas me insisten, lo mismo "Fefo", que no sé qué fantasía tiene de un novio para la mamá... En cambio, Fran no quiere saber nada por ahora.
–¿Cómo es ser mamá y papá al mismo tiempo?
–Me ocupo de todo, pero no puedo ser papá. En 2015 compartí con cada uno un viaje, a "Fefo" lo llevé a ver fútbol europeo, estuvimos en París. Y con Fran nos fuimos de compras a Miami. Teniendo en cuenta la situación de los chicos, trato de estar en todo lo que puedo.
–París fue la última ciudad en la que estuviste de vacaciones a solas con Fede. ¿Fue difícil volver?
–Estuve diecinueve años al lado de Fede, no hay lugar al que no haya ido con él. Adonde voy viene conmigo, todavía tengo puesta la alianza... La tengo hace veinte años, viví toda una vida al lado de él.
–¿Eso hace que sea más difícil elegir a un compañero?
–Seguro. Tuve uno muy importante, el padre de mis hijos, con el que crecimos juntos, al que acompañé hasta el último minuto. Es una historia muy fuerte. Sé que tuve la suerte de conocer a un hombre increíble, con el que formé mi familia. Si llega otra persona será diferente. Hijos ya no voy a tener, será un compañero, tampoco sé si estoy para convivir de vuelta.
–¿Te considerás una mujer fuerte?
–A veces me la banco porque ya lloré muchísimo, pero lo soy. Tuve un momento de catarsis profundo, pero ahora son más aislados, siempre hay situaciones que me llevan a ese lugar. Así y todo, soy más fuerte de lo que me imaginaba.
- Texto: Sofía Kotler y Paula Galloni
- Fotos: Matías Salgado
- Asistente de fotografía: Sebastián Umpiérrez
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