La actriz, directora y guionista vuelve con su flamante ficción, Life & Beth, que se puede ver a partir de hoy por Star+; junto a su coprotagonista, Michael Cera, habló con LA NACION sobre la producción que lleva el inconfundible sello de la comediante
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Amy Schumer venía de un período de trabajo sostenido cuando se enteró que estaba embarazada. En 2018, y tras numerosas intervenciones en series animadas como BoJack Horseman, Los Simpon, Family Guy, y Bob’s Burgers para las cuales puso su voz, y algunos films que no terminaron de conectar con la audiencia (Snatched, Sexy por accidente), Schumer se alejó de la comedia para vivir su embarazo sin el ruido externo. Sin embargo, hubo algo que la hizo volver a sus rutinas de stand up. A través de hilarantes gags para su especial Growing, supo canalizar lo complejo que fue el embarazo para ella. Con la tragicomedia como bandera, la actriz habló con candidez sobre cómo transitó la hiperémesis gravídica, una afección que le provocaba náuseas constantes y pérdida de peso, además de registrar en sus redes postales del puerperio que generalmente se archivan.
Al hablar de su experiencia, Schumer volvía a desmarcarse de la imagen ideal que se tiene no solo de una mujer embarazada sino de una mujer a secas. A fin de cuentas, estamos hablando de la creadora de uno de los shows televisivos más innovadores de los últimos años, Inside Amy Schumer, donde, en sintonía con lo que proponía Lena Dunham en Girls, se mostraba a una comediante haciendo uso de su cuerpo, poniéndolo en primer plano, para controlar su narrativa y quebrar paradigmas. Lo interesante de ese programa de sketches -estrenado en 2013, un año antes de Broad City, suerte de heredera de la creación de Schumer- era cómo su showrunner se sentía cómoda en lo tabú, y cómo les iba sacando las vendas a temáticas que preferían ser escondidas y que no estaban supeditadas a los vínculos sentimentales.
De reflexiones sobre lo que implica ser “una chica cool” que partían de las páginas de Perdida de Gillian Flynn hasta críticas despiadadas contra la esfera política, Schumer siempre concluía cada sketch con un sabor amargo. No buscaba agradar, buscaba generar una conversación.
“Cuando estaba embarazada y pasé por esa etapa de reclusión, empecé a reencontrarme con mi yo adolescente”, le cuenta Schumer a LA NACION en una entrevista exclusiva a propósito del estreno, hoy por Star+, de Life & Beth, su nueva serie de diez episodios. “Eso me condujo a ponerme a leer diarios íntimos y eso fue muy poderoso, podría decirse que fue la génesis de este proyecto”. Ese viaje al pasado está efectivamente presente en una producción en la que Schumer vuelve a incomodar al poner en el centro a esa Beth del título, una mujer que recibe una trágica noticia, pero que no reacciona como la sociedad le pide que lo haga.
El puntapié de su radical cambio de vida se produce como un acto de rebeldía, como una respuesta ante el hastío por la mirada de terceros que buscan poner nomenclaturas aunque no haga falta, o porque, de lo contrario, la vida sería difícil de navegar. La protagonista, en cambio, se resiste a las convenciones y rompe el molde con un viaje de autodescubrimiento (la serie tiene muchos flashbacks que explican cómo Beth se convirtió en la mujer que es) en el que conoce a John (interpretado por un carismático Michael Cera), un hombre a quien quizá no le hubiese prestado atención en otro momento de su vida donde estaba presa del letargo.
En diálogo con este medio, Schumer y Cera hablaron sobre la química natural que surgió entre ellos para Life & Beth, y el espacio que se gestó para improvisar, mientras que su protagonista y creadora no pudo eludir el inevitable interrogante: cómo se está preparando para ser una de las anfitrionas de los Oscar. “Nunca tuve una audiencia tan grande”, expresa con un dejo de temor en su mirada, pero aclara: “¡Y por eso moría por hacerlo!”.
-Amy, escribís personajes femeninos complejos, el guion de Trainwreck es brillante. ¿En qué momento comenzaste a concebir a Beth y a la serie en general?
-Gracias. Mirá, estaba embarazada en ese momento, y venía de no descansar un segundo, pero el embarazo te hace parar y encuentra la manera de que entiendas que no podés seguir viviendo tu vida cómo era, además me hizo sentir bastante enferma. En ese momento me encontré con unos diarios que escribí de chica y tuve la oportunidad de volver a esa edad y a ese tiempo, a ser una adolescente, a revisitar lo traumático que es tener esa edad, por todo lo que te pasa y cómo te afecta a futuro, cómo te moldea como persona. Me gustó empatizar con la Amy de esa edad por primera vez, tenía ganas de ponerle una manta y abrazarla (risas). Mi modo de hacer eso fue escribir esta serie, contar esta historia.
-Michael, vos sos muy bueno para la comedia y trabajaste con grandes comediantes también, incluso con Elaine May en teatro [en la obra de Kenneth Lonergan, The Waverly Gallery] ¿Cómo fue el ida y vuelta con Amy y qué te resulta divertido a vos como espectador?
-Es realmente difícil decir qué es gracioso, me gusta la gente torpe y se podría decir que Amy entra en esa categoría (risas). Es extraordinario trabajar con ella. Como compañera de escena, que es lo principal que hicimos juntos, fue muy inspiradora la colaboración, me mantuvo vivo, cosa que amo, y nos divertimos mucho juntos. Fue muy interesante ver cómo llevaba la serie hacia adelante, cómo se preocupaba por los detalles más pequeños, los sentimientos de los personajes, la tristeza que los sobrevuela. Hay muchos aspectos en una ficción que pueden hacer que las cosas no funcionen como uno lo esperaba, incluso los más pequeños que están en el fondo de una escena, pero ella logró contener cada arista. Es maravilloso cuando te das cuenta, al final del día, que a la persona que está a cargo de una producción le importante tanto lo que hace. Y eso es lo que yo siento que se va a ver en pantalla, los pormenores de un trabajo en equipo con una líder completamente involucrada en cada parte de su creación.
Schumer: -Cuando decís eso me acuerdo del momento en que teníamos que diseñar el departamento de tu personaje y ver qué libros estarían en su biblioteca, eso me volvía loca, porque pensaba: “Él no leería esto, él no leería El código Da Vinci” (risas), así que me pasé horas mirando los libros, buscando cuáles poner.
-Amy, ¿dejás un espacio para improvisar o te gusta ceñirte al guion?
-Estoy habituada a un ambiente donde había poca plata y había que tratar de aprovechar el tiempo al máximo como lo es el stand up, entonces estoy entrenada para respetar el guion a rajatabla y que entre todo el material de la mejor manera posible. Creo que tanto Michael como yo tenemos una fuerte base que respetamos y que nos gusta, pero al mismo tiempo después hay otro costado, ese en el que nos dejamos llevar un poquito. En este caso, agregamos alguna que otra cosa, me pregunto cuánto será lo que improvisamos... recuerdo que generalmente surgía al principio o al final de una escena.
Cera: -Sí, también lo que sucedía era que tirábamos ideas en los ensayos que después se sumaban a las escenas, sobre todo cosas de humor físico.
Schumer: -Sí, somos dos personas que sentimos el humor desde el cuerpo, nos gusta trabajarlo así también, y eso en algunas secuencias se nota mucho.
-Amy, ¿Cómo te estás preparando para conducir los premios Oscar y qué sentiste cuando te llamaron? ¿Qué fue lo primero que se te cruzó por la cabeza?
-Bueno, ya me habían pedido que conduzca entregas de premios, pero hubo algo que sucedió con la pandemia, algo que pasó en este momento que me generó ganas de actuar y trabajar en mi rutina, en conectar todos mis chistes con los de Wanda [Sykes] y Regina [Hall]. Pero al principio pensé: “¿Debería hacer esto?” y le pregunté a mi esposo y dijimos “¡Adelante!”. Había que hacerlo, divertirse, así que veremos cómo sale, es un escenario enorme, pero tengo muchas ganas, estoy muy entusiasmada.
Dónde verla. Life & Beth está disponible en Star+.
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