Amándote: una aventura en Miami, dos estrellas venezolanas y un abandono sorpresivo
La seducción de Arnaldo André, el glamour de los exteriores en Miami, el debut de Julieta Ortega y el condimento de dos actrices venezolanas
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Un piloto de avión seductor, una mujer que busca su identidad, infidelidades y un amor apasionado son los puntos de partida de Amándote, la novela protagonizada por Arnaldo André en la que también dio sus primeros pasos como director.
Exteriores en Miami, ostentación y glamour abundan en esta producción de Raúl Lecouna que se grabó en los Estudios Teleinde, en Martínez. El éxito hizo que la novela tuviera una segunda parte que se concretó dos años después, y con la misma buena aceptación de los televidentes. “No sabíamos que iba a tener una secuela, entonces viajé de vacaciones a Europa y cuando volví, Lecouna me propuso hacer Amándote II, porque la anterior había gustado mucho en los Estados Unidos. Empezamos a grabar y recuerdo que inauguramos el horario de las 20, con gran éxito: antes nadie se había animado a enfrentar a Telenoche”, detalla Arnaldo André. “Y nos fue muy bien”, aclara.
Amándote I tuvo gran repercusión en el prime time del viejo Canal 11, en 1988. Protagonizada por André y Jeannette Rodríguez, fue escrita por Ligia Lezama, y el elenco se completaba con Jorge Barreiro, Gino Renni, Marta Albertini, Marcelo Alfaro, Gabriel Corrado, Lupita Ferrer, Marina Skell, Liliana Simoni, Rodolfo Machado, María Concepción César, Tincho Zabala, Regina Lamm, Ana María Campoy, entre otros. La dirección era de Lito De Filippis.
En 126 capítulos, Amándote contaba la historia de Carolina (Rodríguez), una camarera de un lujoso hotel de Miami que conoce a Martín Arana (André), un piloto de avión argentino. Viven una apasionada historia de amor pero él regresa a Buenos Aires y, en apariencia, olvida ese romance. En cambio, Carolina lo sigue y descubre que Martín se va a casar con Lisette Mistral (Ferrer), directora de una importante revista. También descubre que es un hombre muy infiel. Cuando vuelven a cruzarse, ella está de novia con Sergio, hermanastro de Martín. Al mismo tiempo, Carolina conoce a su padre biológico pero la familia la rechaza.
Jeannette y Lupita venían de protagonizar la novela Cristal, en Venezuela, por lo que el éxito se replicó en Amándote. Tanto que tuvo una segunda parte en 1990, ya sin Jeanette Rodríguez, que decidió hacer otra tira, Pobre diabla. Con esa noticia, en un principio dudaron en continuar con el proyecto pero luego le encontraron la vuelta a la historia y siguieron adelante. También se emitió en un horario prime time en el flamante Telefe, con buen rating .
En la segunda parte del culebrón había actores de la primera temporada y también se sumaron otros nuevos, como Carolina López, Marisa Carreras, Gustavo Guillén, Chany Mallo, Julieta Ortega, Constanza Maral, Henry Zakka y un gran elenco. La historia comienza con el final de la primera parte, cuando Martín regresa a Mar del Plata junto a su amigo Paolo (Renni) para tomarse unos días de descanso y tratar de superar su reciente separación de Carolina. Al mismo tiempo, Alfonso recibe en su casa a su ahijada Clara Green (López) y a su hermana July (Ortega). Martín se enamora de Clara, pero ese amor tiene muchas idas y vueltas hasta que se concreta, 150 capítulos después. Esta vez, la dirección fue de Tato Pflager.
Hablemos de tú
“Las dos temporadas de Amándote son una creación de Lecouna. Unos años antes habíamos hecho El infiel, donde el protagonista era un piloto de aviación comercial. Como fue un gran éxito, se le ocurrió hacer una versión diferente. Mi personaje era prácticamente el mismo pero tenía otro nombre y el elenco era otro, también”, relata André, en diálogo con LA NACION.
“Lecouna contrató a Jeannette Rodríguez, una actriz venezolana muy famosa en ese entonces, y a Lupita Ferrer. Y las dos colaboraron para que la gente se interesara en la novela. Recuerdo que teníamos que hablar de tú porque la telenovela estaba vendida a Latinoamérica y la condición era esa. Nos fuimos acostumbrado poco a poco, y a veces nos causaba mucha gracia ver a algunos actores muy porteños hablando de tú. Otras veces nos equivocábamos y teníamos que volver a grabar esa escena porque a muchos nos salía el ‘vos’ o el ‘che’. Fue muy divertido hacer la novela, me encantaba porque coordinaba muy bien el amor y el humor”.
Gabriel Corrado ya se perfilaba como un galán. “Fue la segunda novela de mi carrera, luego de Quiero morir mañana, que hice un año antes. Fue muy importante para mí porque iba en el prime time y trabajaba con Arnaldo, que era un galán internacional. Ser su contrafigura fue una gran oportunidad. También trabajar con Lupita y con Jeannette, que venían de hacer Cristal, un éxito muy importante en Latinoamérica y España. Fue la puerta para entrar en otros mercados y me dio una gran proyección internacional”, cuenta Corrado. “Yo era la contrafigura de Arnaldo pero no un villano, porque era una comedia romántica y nos disputábamos a Jeannette, que se quedaba con el protagonista que era Arnaldo, claro. Muy linda experiencia, tengo los mejores recuerdos y para mi carrera fue muy importante”.
Julieta Ortega debutó como actriz en Amándote II, como la hermana de la protagonista. “Tenía 18 años y fue mi primer trabajo como actriz. Yo vivía con mi familia en los Estados Unidos y Lecouna me llamó con la propuesta, algo que me entusiasmó enseguida. Viajé especialmente a Buenos Aires para grabar, vine sola, y fue un año muy intenso por varias razones: era la más chica en un elenco de adultos y estaba lejos de mi familia. Era muy joven y exuberante, y salir a la calle en medio de tanta exposición mediática no era fácil. Tengo sentimientos encontrados con todo aquello. A principios de los ’90, el país era otro, el contexto social también”.
“Recuerdo compartir mucho tiempo con Carolina López que también estaba lejos de su casa, y almuerzos en los estudios con Constanza Maral. Pero lo que más recuerdo es la confusión de tanta exposición de golpe y no saber manejarlo de la mejor manera. Me fui un mes antes de terminar la tira; se lo pedí especialmente a Lecouna. Después me fui a estudiar a Los Ángeles y no volví a trabajar por tres años. Supongo que necesitaba crecer y prepararme como actriz lejos de toda exposición”, reflexiona Ortega sobre su debut.
Escenas robadas en Miami
Divertido, André revela que se mandaron “algunas macanas” rodando en los Estados Unidos. “Tengo una anécdota muy particular que vivimos cuando fuimos a grabar los exteriores a Miami. Ya en ese momento tenía ganas de dirigir y pude hacerlo allí. Había una escena en la playa, que mostraba a una chica con el torso desnudo y a mí en una de esas duchas que hay en las playas para quitarte la arena. Había que buscar una playa que no fuera pública y contactamos a una familia colombiana que tenía una enorme mansión a orillas del mar. La escena era con Jeannette y de pronto escuchamos un ruido ensordecedor, y era un helicóptero y alguien nos gritaba que teníamos que salir del agua porque estebábamos infringiendo la ley. Parecía una de esas películas de acción norteamericanas. Al rato vino un patrullero a decir que no se podía hacer topless ni en esa ni en ninguna playa. Ya habíamos registrado la escena, de todas maneras. También hubo otra escena que nos trajo algunos problemas, y fue en un shopping en Miami. En ese momento te pedían un seguro, que nosotros no teníamos, y había que robar la escena; quiero decir que teníamos que hacer todo de modo tal que la seguridad no se diera cuenta”, rememora el actor.
“Arnaldo estaba empezando a dirigir y se hacía cargo de los exteriores. Tiene el don de hacer que se trabaje en un ambiente divertido y respetuoso. Es una persona muy humana y muy generosa, además de un gran actor y galán de galanes; aprendes mucho a su lado. Nos pagaban para divertirnos. Fue un exitazo, y cada tanto la vuelven a repetir en Italia”, cuenta la actriz Marta Albertini, que fue parte de ambas temporadas e interpretaba a la seductora Nacha Prado.
Gino Renni era el amigo de travesuras del personaje de André. “Mis recuerdos son maravillosos porque también fue un éxito mundial. Tenía las cosas clásicas de la telenovela en un tono de comedia. Hicimos dos temporadas y en el medio de ambas, con Arnaldo hicimos una gira por los Estados Unidos. La novela salía en el prime time de Univisión y en todas las ciudades de costa a costa, la gente nos pedía autógrafos, saludos. Son cosas que no te borrás más. Nos hemos divertido mucho. Mi personaje también era piloto, Paolo Pierroni, un ‘corpo latino ardente d’amore’ [risas]. Y Arnaldo es un gran compañero, a quien quiero y admiro mucho como persona, actor y también director”, relata.
Justamente, Mónica Gonzaga fue una de las actrices elegidas para hacer la gira teatral, luego de éxito televisivo de la tira: “Lo que más recuerdo es la obra de teatro que hicimos en Miami con Arnaldo, Gino, Lupita y Patricia Sarán. Fue realmente especial porque yo bailaba tap y hacerlo en Estados Unidos era realmente una osadía de mi parte. Firmábamos cantidades de autógrafos y nos conocían a todos por el nombre del personaje. Me encantaría volver a verla”.
Ginette Reynal también participó de la novela. “Estuve poco tiempo porque yo estaba recién casada y vivíamos en los Estados Unidos, vine unos meses de visita y grabé Amándote. Me divertí mucho, tenía un amante mucho mayor y eso era muy interesante de jugar porque nunca me había pasado. Era la amante de Rodolfo Machado, un caballero”.
Entre risas y modelos
Albertini se complace en recordar esos tiempos. “Fue una experiencia preciosa, un gran éxito y un momento muy lindo de mi vida. Recién llegaba de Puerto Rico, donde había ido a filmar una miniserie, Madres solteras, y estuve muchos meses ausente de la Argentina. Y cuando llegué fuimos a comer con Arnaldo, porque tenía muchos saludos para transmitirle ya que había estado en algunos de los países en los que trabajó, y con gente que lo conocía y lo apreciaba. También estaba su productor, Daniel Artola, con quien hasta hoy en día somos grandes amigos. En esa cena me hablaron de Amándote, que iba a grabarse con las estrellas venezolanas, y me ofrecieron un personaje muy lindo, divertido, diferente: Nacha Prado que tenía un antecedente de vida liviana, y se había enamorado de quien se perfilaba como futuro gran galán que era Gabriel Corrado. Yo era mayor que él y no era aceptada por su familia, claro; era despreciada, rechazada. Me acuerdo que torturaba al personaje de Corrado con escenas de celos y peleas y en un momento hasta le pegué un cachetazo cuando descubrí que me era infiel. Me divertí muchísimo”, rememora con una sonrisa.
La novela logró buena química en la ficción pero también buenos vínculos en la vida real. “Me acuerdo que mi sobrina era Valentina Fernández de Rosa, que era un ángel y establecimos un vínculo tan lindo. Su personaje estaba enamorada perdidamente de un señor mayor, casado, que lo personificaba Jorge Barreiro. Era todo muy insólito, los diálogos, los escándalos, las peleas. Todos los personajes confluíamos en una discoteca y en un gimnasio. También recuerdo que Constanza Maral estaba excelente en su personaje, lo mismo que María Concepción César. Había muchas modelos muy famosas en ese momento, todas divinas, altísimas. Y las actrices tratábamos de estar muy en línea para no desentonar al lado de esas bellas mujeres. Me acuerdo en especial una escena con María Concepción, una lady, gran actriz. Nos reíamos todo el tiempo, también con Rodolfo Machado. Se formó un grupo muy divertido. Nos tentábamos grabando esas escenas donde ellos tenían tanto desprecio y maltrato porque yo era una descocada que andaba con su hijo”, dice Albertini. Y continúa: “Fue una época de intenso trabajo, con figuras como Tincho Zabala, que compartía anécdotas de su vida teatral y cinematográfica. Todas personas llenas de historia con quienes podías aprender sobre teatro, cine y televisión. Era un lujo. Jorge Barreiro era un encanto de persona; siempre combinaba con él para ir a los estudios de Martínez. Eso es lo lindo de nuestro trabajo, poder disfrutar y aprender de las grandes figuras. Una época que ya se fue pero Amándote sigue siendo éxito, porque todavía me llegan menajes hermosos de todas partes del mundo”.
Albertini era la encargada de pasear con Jeannette y Lupita: “Teníamos un buen vínculo con las venezolanas, combinábamos para ir a San Telmo a comer y que conocieran un poco Buenos Aires. Fuera del set también se mantenía una muy linda relación, y eso es muy importante”.
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