Alison Arngrim: el drama oculto detrás de “la niña malvada” de La Familia Ingalls
Interpretaba a un personaje odioso en la serie, sin embargo, para ella, fue una vía de escape para superar el abuso que sufrió en su casa
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Su nombre es Alison Margaret Arngrim sin embargo, se hizo conocida mundialmente como Nellie Oleson de La Familia Ingalls, la serie que la lanzó a la fama y la convirtió en la villana más odiada de la década del ‘70. Podría decirse que su éxito se convirtió en su condena, ya que a pesar de que pasaron más de cuatro décadas, el mundo sigue reconociéndola como esa niña malvada que hacía de las suyas en la serie de NBC.
Desde 1974 hasta 1982, esta rubiecita de rizos perfectos cargó sobre ella el odio de 140 países. Engreída, egoísta, soberbia y narcisista, la chica mala de Walnut Grove trataba pésimo a su hermano, alardeaba del dinero de sus padres (dueños del almacén del pueblo) y le hacía la vida imposible a las hermanas Mary, Laura y Carrie. El público la detestaba y se encargaba de hacérselo saber en la calle a cada paso.
Lo que nadie sabía es que ese papel tan odiado por la multitud, en realidad era un bálsamo para ella, una vía de escape a ese terror que estaba viviendo en su propia casa: su hermano abusaba de ella. Es que en el set, Arngrim podía gritar, patear, pelear y canalizar toda la ira que padecía desde hacía años en absoluta soledad. “Fue horrible. Guardar el secreto es la peor parte. Me preguntaba si alguien podría saberlo con solo mirarme (...) Nellie me sacó de mi casa cuando pensaba que no había escapatoria”, confesó en una entrevista televisiva una vez que pudo sanar su herida.
El doloroso secreto detrás de Nellie Oleson
Nacida el 18 de enero de 1962 en Nueva York, Alison Arngrim conoció la fama desde muy pequeña, convirtiéndose en una de las villanas más populares y recordadas de la década del ‘70. Si bien su vida fue muy diferente a la de sus amigos, ella siempre estuvo vinculada al mundo del espectáculo, ya que su padre, Thor Arngrim, había sido un ejecutivo en Hollywood y su madre, Norma MacMillan, una actriz sin reconocimiento.
Por cuestiones laborales, la pequeña de seis años solía quedar al cuidado de su hermano Stefan, un muchachito siete años mayor que transformó su vida en un martirio. Es que cada vez que estaban solos, el adolescente abusaba de ella. “A esa edad realmente no sabía lo que me estaba sucediendo, yo no sabía lo que era el sexo, y eso es lo que pasa cuando los niños son abusados, no le dicen nada a sus padres. ¿Qué van a decirles? Que esta persona vino y me hizo esto, yo no sabía lo que estaba bien o mal. Nunca ocurre una sola vez. Uno se encuentra atrapado en esta situación horrenda. Cuando te encontrás presa de esta pesadilla, sos absolutamente presionado y amenazado para que te calles y sientas culpa”, reveló sobre este secreto que mantuvo oculto hasta los 20 años. En absoluta soledad y con mucha valentía, Arngrim comenzó a recibir información sobre lo que era una violación y decidió enfrentar a su agresor. Los abusos cesaron, aunque sus miedos e inseguridades tardaron muchos años en desaparecer.
Sus días continuaron por el camino de los comerciales hasta que, a los once años, sus padres la llevaron al casting que cambiaría su vida para siempre. La serie era La familia Ingalls y si bien primero audicionó para el rol de Mary, su performance no convenció a los productores, quienes antes de despedirla decidieron probarla para el papel de la malcriada hija de Nels y Harriet. Curiosamente, y para sorpresa de los productores, gritando esa niña de aspecto angelical era la mejor. Tiempo después todo tenía lógica: Alison Arngrim no estaba actuando sino sacando toda su ira por lo sucedido puertas adentro de su hogar años atrás. De hecho, la actriz jamás renegó de su papel de “mala”. Al contrario, siempre agradeció la oportunidad de haber encarnado ese rol que le permitió hacer catarsis sin saberlo.
“Yo representaba a una nena a la que todo el mundo le tenía miedo y era genial. Me pagaban para hacer de esta persona que grita, tira cosas, desahoga su ira, no le importa quién está mirando o lo horrible que se vea, muestra sus peores partes y hace caras terribles. Fue absolutamente terapéutico”, reveló quien a través de su personaje hacía todo lo que no podía en su vida real.
El público detestaba a la enemiga de Laura Ingalls y a diario se lo demostraba en la calle. “Me di cuenta de que me pateaban por algo que hacía mientras fingía ser otra persona. Así que en ese momento pensé: ‘¿Qué tan buen trabajo estoy haciendo que la gente me está respondiendo y atacando?’”, reflexionó en su autobiografía Confesiones de una perra de la pradera. Cómo sobreviví a Nellie Oleson y aprendí a amar ser odiada.
Terminar con el silencio...
“Fui abusada desde los seis años por alguien de mi familia”, lanzó inesperadamente una noche de 2010 en el programa de Larry King. Ante la mirada atónita del conductor, la actriz aclaró que no fueron sus padres y apuntó directamente contra su hermano. “No sabía lo que estaba haciendo porque no sabía lo que era el sexo, y eso es lo que suele pasar con los niños, cuando los abusan de muy pequeños no van a contarle a nadie porque ¿qué van a decir? ‘¿Esta persona vino y me hizo qué?’. Eso siguió hasta los 9 años”, confesó ante la cámara mientras aclaraba que recién a sus 20 años se lo pudo contar a sus padres, quienes “quedaron atónitos”.
Si bien ellos se enojaron por no haberse dado cuenta en su momento, creyeron en la palabra de su hija y enfrentaron a Stefan, aunque no lo denunciaron. “Cuando es alguien de tu familia, se lo enfrenta, dicen que hablarán con él pero no se lo enjuicia. Si hubiera sido un extraño, otro hubiera sido el desenlace”, señaló justificando el accionar de sus progenitores.
“Recomiendo a las personas que escriban sobre su historia de abuso. No como un libro, sí como una terapia. En mi caso significó largar todo lo malo. Sacarlo de mí”, aconsejó minutos después quien siguió su propio consejo y plasmó su drama en una autobiografía. Allí, no solo narró el abuso que sufrió en su infancia sino también cómo su personaje la ayudó a canalizar el dolor que llevaba en su interior. “En los episodios donde gritaba, rompía cosas, o me peleaba con alguien, no tienen idea lo bien que me sentía. Volvía a casa al final del día y caía en la cama cansada, pero dormía relajada. Fue la terapia más increíble”, escribió.
Lo cierto es que su confesión no quedó plasmada en unas simples líneas sino que fue el motor que la incentivó a convertir su mala experiencia en una ayuda para los demás. Como parte de la junta directiva de la Asociación Nacional para la Protección de Niños, la actriz participa fervientemente en la concientización y prevención de los abusos durante la infancia. A su vez, colabora en campañas de prevención, talleres de “sexo seguro” y proyectos benéficos en la lucha contra el SIDA.
¿Encasillada para siempre?
Si bien entre 2000 y 2009 hizo tres películas (The Last Place on Earth, Le Deal y Make the Yuletide Gay), lo cierto es que terminada la ficción de NBC Arngrim desapareció de la industria. Como los teléfonos no sonaban, la artista decidió aprovechar el fenómeno en torno a La Familia Ingalls y armó su propio unipersonal Confessions of a Prairie Bitch, un stand up donde rememora su pasado de estrella infantil y con el cual recorrió su país o realizó streaming en tiempos de pandemia.
Casada desde hace casi tres décadas con Robert Paul Schoonover, esta actriz de 59 años vive en Los Ángeles y alterna sus espectáculos y giras como comediante con algunas apariciones en la pantalla grande. De hecho, el año pasado sorprendió nuevamente con el film Even in Dreams y Twice Upon A Song, donde hay algunos guiños a su inolvidable personaje. Si bien en el último tiempo se habló de una posible remake de la serie, la actriz aseguró que es un proyecto de Paramount Television, pero que aún no sabe si ella estará entre sus filas. Habrá que esperar para saberlo.
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