El álbum de la boda del rugbier Matías Alemanno, con todos los Pumas

Su historia de amor empezó a escribirse hace diez años, cuando Matías Alemanno (27) y Antonella Frenguelli (27) eran mejores amigos en el secundario. En 2012, Matías debutó en Jaguares. Dos años después, fue Puma y en 2016 se mudaron juntos a Buenos Aires, siempre detrás de la carrera de él (ella es bióloga).

En febrero pasado, el deportista sorprendió a su novia con la propuesta de casamiento. "Cuando volvió de la gira por Sudáfrica, me dijo que no me había podido traer un regalo. Pero al rato, mientras desempacaba el carry on, me sorprendió con un anillo. Ya habíamos hablado de la posibilidad de casarnos, pero la verdad es que no me lo esperaba: fue una sorpresa divina", cuenta Antonella a ¡Hola! Argentina.

Nos encantaría formar una familia de por lo menos tres hijos

Tras diez meses de preparativos, llegó el gran día. El sábado 15, coronaron su love story en Malagueño (a 20 kilómetros de Villa Carlos Paz) ante trescientos invitados, entre quienes se encontraban sus familiares, amigos de la infancia y compañeros de los Pumas. Minutos antes de las siete de la tarde, la iglesia Nuestra Señora de Nieva empezó a llenarse de gente. Después de dar el sí, se trasladaron a La Arbolada, donde hicieron la ceremonia civil y celebraron la fiesta. Fiel a la gran cantidad de amigos que tienen, Antonella y Matías eligieron seis testigos de boda. Por parte de la novia, su hermano Fabricio, Daniela (una amiga de la facultad) y Natalia (una íntima de la infancia). Y por parte del novio, Mariano (su mejor amigo), Álvaro (un compañero del club La Tablada) y María Fernanda (una amiga del colegio).

Pasadas las nueve de la noche, los recién casados inauguraron el baile con el tema "Eres el amor de mi vida", de Ricky Martin, y dejaron de lado el clásico vals. "Ese fue uno de los mejores momentos de la fiesta. Otro de mis recuerdos imborrables fue cuando entré a la Iglesia", admite Antonella. El menú incluyó un rol de ave relleno de queso parmesano y tomates secos, acompañado con papa al plomo rellena de queso gruyère y vegetales salteados. ¿El postre? Un dueto de shot de chocotorta y mousse de chocolate blanco. Y como no podía ser de otra forma, los novios, cordobeses de ley, rompieron la pista al ritmo del cuarteto.

La pasamos divino, salió todo como lo imaginábamos, rodeados de gente que queremos mucho

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