Cuando se lo escucha hablar a Al Pacino sobre el amor, el actor lo asocia a la idea de un gran familia, a un proyecto de vida que tuvo por mucho tiempo y que, como él mismo ha revelado con cierta melancolía, no pudo concretar. Quizá haya tenido que ver con el divorcio de sus padres cuando él era tan solo un niño. Quizá, con su ajetreada carrera que no le permitió sentar bases en ninguna parte, al igual que sus adicciones y problemas de conducta que ya quedaron atrás. En la actualidad, a sus 80 años, el actor se permite reflexionar con un tono crepuscular sobre cómo fue ver crecer a sus hijos mientras él mismo oscilaba entre la adrenalina de sus años de mayor éxito y la calma que llegó cuando el ritmo cesó.
"Sé que es complicado para un hijo crecer sin la atención de sus padres. Yo mismo no fui buen padre de Julia [su hija mayor, fruto de su relación con Jan Tarrant], y las cosas mejoraron con los gemelos [Anton y Olivia, cuya madre es la actriz Beverly D'Angelo]", reconoció. "Pero no deja de ser un placer ver cómo pasan los años en los tres. Yo apenas conocí a mi padre, la dinámica familiar me la crearon mi madre y mis abuelos en el Bronx... Tengo recuerdos maravillosos, aunque a mí me costó aceptarme", declaró el hijo de Rose Gerardi y Salvatore Pacino, cuyo primer gran amor fue la actriz Jill Clayburgh, a quien conoció en plena vibración artística, cuando actuaba en obras teatrales en Boston a fines de los 60.
Dos décadas más tarde, cuando tuvo a su primera hija con la coach actoral Jan Tarrant, Pacino ya tenía entre sus créditos a El padrino I y II, Serpico, Tarde de perros y Scarface. Ambos se conocieron cuando el actor se tomó un impasse en su carrera en 1985, tras el fracaso comercial de la película Revolución de Hugh Hudson. En 1989, nacía su primera hija, Julie Marie, precisamente en el año en que la pareja -de muy bajo perfil, y que nunca se mostraba en eventos- decidía ponerle punto final a su relación cuya génesis nunca se dio a conocer.
Diane Keaton, la mujer que le propuso matrimonio y no fue correspondida
Un amor que marcó la vida de Al Pacino y que atravesó al mismo tiempo la historia del cine es el que mantuvo, de manera intermitente, con la actriz Diane Keaton. Es muy difícil precisar las fechas, pero entre el estreno de El padrino en 1972 y El padrino III en 1990, ambos entablaron una relación muy particular. Tan enamorada estaba Keaton -quien interpretó a Kay Adams, la mujer de Michael Corleone, en los films de Francis Ford Coppola- que incluso llegó a pedirle que se casara con ella, ante lo que Pacino se negó. De hecho, el actor nunca se casó.
"Lo conocí en el bar O'Neal, cerca del Lincoln Center, en Nueva York, cuando él era una estrella de Broadway. Nos habían dicho que teníamos que conocernos antes de empezar a audicionar para los papeles de Michael y Kay. Yo estaba nerviosa. Lo que más me llamó la atención fue su nariz, era tan larga como un pepino y luego la manera hiperkinética con la que se movía, parecía nervioso también. No me acuerdo hablar del guion, solo de mirar su rostro extraordinario", narró la actriz en una de sus memorias, Then Again, donde también describió a Pacino como un hombre que parecía "haber sido criado por los lobos", por su conducta salvaje que la llevó a mantener por tanto tiempo un idilio muy profundo. Ella le enseñó a manejar, pasaban extensas jornadas ensayando, almorzando y cenando juntos, leyendo libros en la cama, y enviándose cartas cuando sus compromisos laborales los distanciaban.
En el rodaje de El padrino III, Keaton le puso un ultimátum. "O te casás conmigo o al menos contemplá la posibilidad", le dijo ella. "Pobre Al, nunca quiso casarse y pobre de mí, que nunca paré de insistir", contó, y añadió que de todos modos se siguieron viendo tiempo después porque ya tenían un patrón de ruptura muy predecible. "Al nunca fue mío. Pasé veinte años perdiendo a un hombre que nunca tuve, él no quería casarse: quería una salida. Después de eso, empecé a construir una coraza, me puse más sombreros, remeras y camisas siempre de mangas largas, sacos en el verano, botas con medias y bufandas en la playa", reveló la actriz, quien jamás ocultó una de sus unívocas certezas: que Pacino fue el hombre que nunca pudo olvidar.
Beverly D'Angelo y el sueño de familia que se quebró rápidamente
En 1997, Pacino comenzó una relación con la actriz y cantante Beverly D'Angelo, quien curiosamente debutó en cine en 1977 con un pequeño papel en la película de Woody Allen que le dio el Oscar a Keaton: Annie Hall. Estuvieron juntos hasta 2003 y tuvieron dos hijos: los mellizos Anton James y Olivia Rose, nacidos en enero de 2001. "A los tres meses de conocernos, Al me miró a los ojos y me dijo: 'Quiero que seas la madre de mis hijos'. Eso era todo lo que tenía que escuchar", contó D'Angelo, quien después de la ruptura brindó detalles sobre un vínculo en el que ella había depositado todas las expectativas y que se quebró tan solo dos años después de ser madre.
A los tres meses de conocernos, Al me miró a los ojos y me dijo: 'Quiero que seas la madre de mis hijos'
"Cuando tenés hijos, llega la fantasía de imaginarte la gran familia, de sentar cabeza. Yo fui madre a los 48, y a los 51 mi panorama era el de una madre soltera. Cuando te concentrás en quedar embarazada, podés perder la perspectiva y olvidarte de que tenés una enorme responsabilidad a largo plazo con tus hijos", expresó la actriz de Hair.
Al separarse, D'Angelo y Pacino entablaron una batalla legal por la custodia de sus hijos que ella tardó años en perdonarle a su expareja, a quien hoy, a sus 69 años, puede considerar su amigo. "La clave en mi caso fue crear una nueva historia, seguir adelante, dejar en el pasado la idea de relación y focalizar en criar juntos a los mellizos. De esa historia [su relación con Pacino] aprendí que la aceptación es vital, que no podés cambiar a una persona, por más fuerte que sea el deseo de querer algo que no se puede tener", manifestó D'Angelo, en cierta forma reiterando algunos conceptos esbozados por Keaton.
Lucila Polak, la relación más duradera del actor
Se vieron en una fiesta y el flechazo fue inmediato. Al Pacino conoció a la actriz argentina Lucila Polak en 2008 y gestaron un vínculo muy fuerte, donde primó el respeto por la independencia del otro. "Nosotros estuvimos dos años juntos antes de mostrarnos en público y cosechamos una relación muy sólida, de mucha confianza", expresó Lucila, en los inicios de su noviazgo. De hecho, la actriz fue la anfitriona de su entonces pareja en el país en 2016, cuando su hermano, Federico Polak, en sociedad con Adrián Suar, Nacho Laviaguerre, Paul Kirzner y Fernando Abadi, trajeron al Teatro Colón el espectáculo An Evening with Al Pacino. Ese año, al actor se lo pudo ver paseando de la mano de Lucila en diferentes rincones de Buenos Aires.
"Nuestra relación funciona y nos entendemos a la perfección, convivimos a nuestra manera y nos llevamos muy bien. Viajamos mucho juntos. Tratamos de tener una vida lo más normal posible", explicaba Polak en diálogo con la revista ¡Hola!, donde también aludió a sus deseos de volver a ser madre [Lucila ya es mamá de Camila Morrone, fruto de su matrimonio con Máximo Morrone ]. "Me gustaría experimentar la maternidad más de grande, con otra cabeza... Pero una cosa es la fantasía y otra la realidad. Si tengo un bebé, sé que voy a querer estar al ciento por ciento con eso". Como bien explicaba la actriz, si no podía abocarse enteramente a la maternidad, no iba a poner en marcha ese proyecto, y así fue cómo finalmente no tuvo hijos con el actor, de quien se separó en 2018.Según los rumores de ese momento, ambos habían transformado su vínculo en una amistad, y ya había dejado de ser romántico.
"Al y yo decidimos separarnos hace unos meses, pero seguimos siendo familia y amigos. Se cerró un capítulo, eso es todo", le dijo la actriz, nuevamente a la revista ¡Hola! Argentina, confirmando así lo que ya era un secreto a voces, y ratificando que, cuando se trata de su vida privada, Pacino es más reservado.
Meital Dohan, la actriz israelí que dejó al actor por tacaño
Al poco tiempo de separarse de Polak, Pacino, a sus 78 años, comenzó a mostrarse públicamente en Los Ángeles con Meital Dohan, una actriz y cantante israelí de 44 años. Por entonces, los flashes también captaban imágenes del actor cenando con Lucila, quien aclaró que la gran amistad que los unía era lo que los llevaba a permanecer en contacto. En síntesis: Dohan era su pareja oficial. Tras ser vistos juntos en numerosas ocasiones, en los premios Oscar de este año en los que el actor aspiraba a una nueva estatuilla por su interpretación de Jimmy Hoffa en El irlandés de Martin Scorsese, Pacino pisó en soledad la alfombra roja y los rumores de separación no tardaron en surgir. En este caso, fueron rápidamente confirmados por la actriz en duras declaraciones a la prensa.
En una entrevista con la revista LaIsha de Israel, Dohan hizo hincapié en la diferencia de edad, pero fue poco feliz con sus expresiones. "Es difícil estar con un hombre tan viejo, incluso Al Pacino. Traté de negarlo, pero ahora ya es un hombre mayor, para ser sincera. Así que, incluso con todo mi amor, la historia no duró", manifestó y lo tildó de "tacaño". "¿Cómo puedo decir cortésmente que no le gustaba gastar dinero? Solo me regaló flores",dijo y detalló lo que sucedió días antes de la ceremonia de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
"Tuve una pelea con él y lo dejé pero, por supuesto, lo quiero y lo aprecio y me alegro de haber formado parte de su vida y de haber estado a su lado cuando me ha necesitado", expresó la actriz, la última pareja del actor, quien también tuvo muchas otras relaciones significativas en su vida, desde la directora Lyndall Hobbs, hasta la actriz Martha Keller, a quien recuerda con frecuencia, junto a Keaton. Especialmente a Keaton. El hombre de pocas palabras cuando de referirse a sus parejas se trata, siempre lo hace diferente diferente con ella. Con ella lo unirá ese lazo especial toda la vida.
En 2017, cuando habló en el homenaje que el American Film Institute le realizó a Diane, recordó el primer encuentro con la actriz y deslizó una hermosa frase que dejó en silencio a la sala y llenó de lágrimas los ojos de Keaton. "Recuerdo el primer consejo que me diste en los ensayos de El padrino. Me sugeriste que no me llame a mí mismo un artista, pero lamento decirte que vos sos eso 'Di', sos una artista; te amé y te amaré para siempre".
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