Ailén Bechara reconoció haber sufrido trastornos alimenticios por estar en televisión
Afortunadamente de a poco se va erradicando el concepto de "cuerpo perfecto" en la televisión argentina, al menos si se compara la actual con la de hace una década. Y al mismo tiempo que comienza a vislumbrarse una necesaria aceptación a todo tipo de figuras, también surgen historias del pasado que demuestran cómo ese concepto afectó a muchas mujeres.
Ailén Bechara irrumpió en televisión como secretaria de Guido Kaczka en uno de sus tantos envíos televisivos en continuado. Su conjugación de belleza y simpatía le permitió muy pronto saltar de ese rol secundario a tener su propio nombre, tanto en una marquesina teatral, como en otros ciclos del prime time como ShowMatch.
Sin embargo, lo que parecía ser un cuento de hadas hecho realidad, escondía una verdad oculta, triste y peligrosa, que la modelo y actriz decidió relatar desde sus redes sociales. En una etapa muy diferente de su vida, Ailén miró al pasado buscando que su experiencia se transforme en ejemplo para muchos chicos y chicas que hoy sueñan con un espacio en el mundo del espectáculo.
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"Esta foto es de 2011, cuando arranqué a trabajar en televisión -escribió Bechara junto a una imagen en la que se la ve notablemente delgada-. Cuando quedé seleccionada para entrar en el programa de Guido, automáticamente dejé de comer. Mi mano en la cintura es para taparme el ‘rollo’. Sí, yo me veía gorda. Y como ya les conté, mi trauma siempre fue la panza. Mostrarla me resultaba FATAL. Y tenía la errónea idea de que tenía que salir superflaca en la pantalla y por eso debía dejar de comer. Había que salir en traje de baño y yo la padecía. OBVIO que nunca nadie lo supo jamás".
Ese error de percepción llevó a Ailén a tomar medidas extremas, en la que puso en riesgo su salud: "Hasta las 20 horas que terminaba el programa, yo comía una barrita de cereal como mucho, y una vez que llegaba a casa me atraconaba con un montón de comida. También entrenaba mucho y hasta dejaba de ir a reuniones sociales para no comer. Luego de esta etapa, aumenté 10 kilos en meses. No podía encontrar el fucking equilibrio. Yo necesitaba calmar mi ansiedad y mis atracones día a día. Caí en médicos, uno de ellos me recetó anfetaminas. A los dos meses no podía salir de la cama".
Nueve años después de aquel momento angustiante, la modelo eligió dar un mensaje para todos, pero siempre en primera persona, con el conocimiento que le dio haber pasado por eso: "Hoy con 30 años, y un poco las cosas más claras, con muchas horas de terapia encima y nutricionistas pude salir adelante. Encontrar ese equilibrio. Poder conocer mi cuerpo. Qué me hace bien y qué no. Dejé de contar calorías, cuántas piezas de sushi comía, dejé de comer solo lechuga. Que me importe tres pitos la mirada del otro. Y la errónea idea de que estaban mirando cuánto comía. Encontrar un disfrute en el entrenamiento, sentirme a gusto con mi cuerpo, comer lo que quiero logrando equilibrio y buenos hábitos! un kilo más, un kilo menos, no es esa la cuestión! Es sentirse bien con lo que uno hace!".
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