Adrien Brody: la experiencia de convertirse en Arthur Miller, su admiración por Ana de Armas y por qué compara a Marilyn Monroe con Vincent Van Gogh
El miércoles 28 llega a Netflix Rubia, la película de Andrew Dominik sobre el icónico mito de Hollywood; LA NACIÓN charló con el actor sobre su trabajo y sobre la trágica vida de la protagonista de Una Eva y dos Adanes
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Bastan apenas un par de escenas de Marilyn Monroe reencarnada en la piel, los gestos y la sensibilidad de la actriz Ana de Armas para dejar en claro que Rubia no es una biopic más. Dirigida por Andrew Dominik, la película que busca revelar quién era en realidad la actriz más deseada del mundo es un viaje vertiginoso al interior de Norma Jeane Mortenson, la mujer que construyó el mito dorado de Hollywood mientras su vida se partía en mil pedazos y a nadie parecía importarle. Un viaje del que resulta imposible salir igual. “De alguna manera, se siente mal que alguien pueda ser tan celebrado y al mismo tiempo que haya tenido un viaje y una vida tan profundamente dolorosa”, reconoce Adrien Brody, quien le dio vida a Arthur Miller en la película, en una charla con LA NACIÓN.
Una dinámica “trágica y defectuosa”
Nueva York, 1955. Arthur Miller entra a un teatro y se sienta en el fondo. Sobre el escenario, Norma Jean busca sacudirse la fama mientras se prepara para la audición. La escena es en blanco y negro y es la primera vez en el film que la estrella del cine y el autor de Muerte de un viajante se encuentran. “¿Marilyn Monroe? ¿Aquí?”, le pregunta el escritor sorprendido a un asistente, mientras ella lo atraviesa con la mirada.
Pocos días antes del estreno de Rubia en Netflix y luego de la gran sensación que causó en el Festival de Venecia, Brody habla de experiencia en el set y de su papel en la historia vía Zoom. ¿Por qué eligió personificar a Miller? “Bueno, no era el indicado para el papel de Marilyn Monroe así que este fue el siguiente mejor personaje disponible para mí”, dice entre serio y cómplice, con la expectativa de quien espera el efecto del chiste. “Soy fanático de Andrew Dominic. Amo su trabajo y lo sigo desde que hizo Chopper, retrato de un asesino”, agrega en referencia al film que el neozelandés estrenó en 2000, y de inmediato hace referencia a Rubia: “Es hermosa. Sabía que sería una experiencia creativa bastante profunda, y trabajar con Ana [De Armas] fue un privilegio. Así que cuando se presentó la oportunidad, me lancé a ella”, completó.
-Interpretaste a Harry Houdini, a Manolete, a Salvador Dalí y ahora a Miller. ¿Cómo te preparaste para este personaje y qué tan desafiante fue ponerse en su piel?
-Siempre es un desafío. Es un proceso particularmente hermoso estudiar en estos términos. No me gustaba estudiar cuando estaba en la escuela, sin embargo ahora, cuando busco profundizar en la investigación de un personaje en un momento de la historia, puedo lograr una gran concentración. Y me encanta lo que me enseñan. A menudo sucede que hay paralelismos con tu propia vida o con algún aspecto de la vida actual, incluso si ese personaje vivió hace 50 años o un siglo. Es muy emocionante cuando ves esbozos de la personalidad más allá del aspecto físico o superficial, cuando encuentras elementos de esa persona que tienen sentido y con los que te puedes relacionar.
-¿Cómo fue la experiencia en este caso?
-En el proceso de estudiar a Miller estudié mucho sobre Marilyn Monroe en ese momento. Ella siempre fue muy fascinante para mí, por lo que aprendí mucho más sobre ella. Me resulta fascinante la historia de Hollywood en ese momento, y Miller moldeó gran parte del estilo de las películas que se hicieron en ese entonces y gran parte también de la escritura de los mejores dramaturgos y guionistas. Diría que muchos están profundamente influenciados por su trabajo. Además, otro aspecto interesante de contemplar el trabajo de Miller es que muchas de sus obras representan a la familia y las tragedias dentro de ellas, y en esta historia la dinámica de sus vidas en ese momento es bastante trágica y defectuosa.
-Ana de Armas hizo un trabajo increíble con Marilyn, ¿Cómo fue trabajar con ella?
-Ana estuvo tan maravillosa... Haber trabajado con ella y ser testigo del triunfo final que significó su representación simplemente es alucinante. Amé la experiencia. Siento que ella canalizó a Marilyn y creó algo muy especial y vulnerable. Admiro eso. Me encanta ver como alguien hace un trabajo tan tremendo, haber estado ahí, haber sido parte y de alguna forma haber ayudado. Cuando alguien es tan magnífico, cuando trabajás con alguien así, elevás tu propio trabajo. Es definitivamente una experiencia especial.
-¿Sentiste, como dijo Ana de Armas, la presencia de Marilyn en el set?
-Sí, lo sentí cuando me fui la primera vez que trabajé con Ana. De alguna manera pasé tiempo con Marilyn Monroe y fue muy extraño. Ella realmente la canalizó.
El retrato más profundo de Norma Jean
“Papi, esto es tan hermoso”. Marilyn Monroe lleva un tocado de tul blanco en el cabello revuelto por el viento. Mientras corre entre los árboles, los rayos de sol llevan su figura a blanco. No susurra, como en la mayoría del resto de su vida. “No me quiero ir jamás”, grita, y voltea para regalarle una sonrisa a Arthur Miller. Es 29 de junio de 1956 y Norma Jean, la mujer detrás del icono más sexual de Hollywood de todos los tiempos es, como pocas veces a lo largo de las dos horas 47 minutos que dura la película, feliz.
-¿Qué hace a Rubia diferente?
-No creo que haya habido nunca una película sobre Marilyn Monroe como esta. Creo que esta es una película increíblemente valiente de un cineasta maravilloso. Y creo también que la interpretación de Ana de Armas es muy conmovedora, matizada, llena de profundidad y reconoce una complejidad que no es visible en la mayoría de las interpretaciones. No soy una autoridad en películas sobre Marilyn Monroe, pero sé que esta película honra la implacabilidad de los traumas infantiles, los niveles de explotación y las dificultades que soportó Marilyn como mujer, y todo lo que tuvo que superar para lograr algo. Ese es un verdadero triunfo. Además, ¡qué diferente es su historia a nuestra perspectiva anterior de ella! Es una película hermosa.
-¿Hubo algo que te llamó particularmente la atención cuando leíste el guion?
-Sí. Se trata de una adaptación del libro de Joyce Carol Oates. Es un éxito de ventas maravilloso y desgarrador. Realmente sientes por Marilyn, sientes por Norma Jean… Sientes lo que siente ella en parte porque está contada desde su perspectiva y el relato te lleva a este viaje interior. Es muy raro lograr un retrato tan sensible e inquietante de alguien que todos en cierto sentido sentimos que conocemos pero que es una construcción. Y eso es muy revelador.
Vidas paralelas
“Querida, ¿a dónde vas cuando desapareces?”. Apoyado sobre el costado de un sillón de ratán, con sus anteojos de marco negro redondo, un libro abierto en la mano izquierda y un cigarrillo en la derecha, Miller escribe un diálogo en su mente. Marilyn, sobre el borde de la cama, susurra. “Papi, no me hagas volver. Nunca más quiero volver a ser ella”. Ya no sonríe. Descubrió los apuntes del dramaturgo en los que habla de ella. Poco tiempo después, su tercer matrimonio también se desvanecerá. Y esa niña abandonada, esa mujer ultrajada, ya no sabrá más cómo pedir que la quieran.
-¿Rubia cambió tu idea sobre Marilyn Monroe?
-He conocido muchas de sus dificultades a lo largo del camino, pero nunca a este nivel. Así que sí, el film reforzó lo que sentía... Supongo que siempre he tenido de alguna manera una sensación de protección hacia ella. Marilyn tuvo una vida tan compleja y a su vez logró un éxito tan enorme… Hay una gran diferencia entre nuestra idea de cómo fue su vida y lo que logró y cuál fue en verdad su realidad. Resulta tan distante y de alguna manera se siente mal que alguien pueda ser tan celebrado y al mismo tiempo que haya tenido una vida y un viaje tan profundamente dolorosos.
Además de su trabajo en cine y televisión -todavía conserva el título del ganador más joven del Oscar a mejor actor, galardón que levantó a los 29 años por su interpretación de Władysław Szpilman para El pianista (2002) y que en cierta forma lo pone en sintonía con Ana de Armas- Brody es pintor. Quizá por eso eligió a Van Gogh para intentar entender el dolor y la soledad de la mujer más deseada del mundo. “Si bien su vida fue bastante extrema, Marilyn no está sola en ese sentido. Si miras a los mejores artistas de todos los tiempos, a Van Gogh por ejemplo, vas a ver que fue probablemente el pintor más venerado y aun así no vendió un solo cuadro en toda su vida. Y eso que su hermano era comerciante de arte”, comparó el actor. “Van Gogh trabajó constantemente para crecer y ser mejor, dedicó cada gramo de su ser a convertirse en un gran pintor y nunca tuvo el privilegio de incluso sentir que alguien le compraba una pieza. Es desgarrador”.
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