Adriana Salgueiro y su casamiento: “Con lo que está sucediendo en el mundo decidimos poner los papeles en orden”
La actriz y conductora se emociona cuando recuerda la boda simbólica que organizó hace más de dos décadas el hijo de su pareja; cuenta por qué se casa este año luego de 24 de convivencia y habla de la especial relación con su papá
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Hace unos días, Adriana Salgueiro sorprendió cuando contó que este año se casará con el productor Alejandro Arellano, su pareja desde hace 24 años. “Me siento más casada que una persona casada, pero con lo que está sucediendo en el mundo decidimos poner los papeles en orden”, sintetizó la actriz y conductora que por estos días está al frente de Espléndidos e infidentes, de lunes a viernes a las 22.30 en la AM 990, y apenas se abran los teatros volverá a La Casona con La chica del sombrero rosa. En una charla íntima con LA NACION, Adriana cuenta cómo conoció a Alejandro y revela que Lautaro, hijo de un matrimonio anterior de su pareja, los casó simbólicamente hace 23 años. También recuerda a su papá Oscar, quien murió hace 4 años.
-¿Por qué decidieron casarse después de 24 años juntos?
-En realidad tuvimos una fecha para casarnos, que fue un regalo que me hizo Alejandro en 2013. Era para el 7 de junio de ese año pero no teníamos tiempo de armar el casamiento y decidimos postergarlo. La verdad es que nos dolió mucho tener que ir a la iglesia para cancelar la fecha. Sin papeles estamos muy bien y no necesitamos casarnos, pero hace unos días, charlando sobre lo que esta pasando en el mundo, decidimos dar el paso. Porque si bien tenemos familias maravillosas y está todo bárbaro, preferimos poner las cosas en orden.
-¿Hay fecha?
-Vamos a casarnos este año cuando se pueda, no hay ningún tipo de apuro. Vamos a ir viendo cómo salen las cosas. Será más hacia fin de año, con una fiesta para amigos íntimos y familia. No me interesa una fiesta pour la galerie. Yo me siento más casada que una persona casada.
-La pandemia y el aislamiento llevó a muchas parejas a separarse. No es el caso de ustedes...
-Si, es verdad. Tenemos esa cosa maravillosa de elegirnos todos los días. Es nuestro brindis nocturno desde hace 24 años. Charlamos mucho, nadie se va a dormir sin haber arreglado los temas. Hay mucho respeto y en caliente ninguno reacciona. En 24 años jamás nos peleamos ni nos dijimos nunca una mala palabra ni nos levantamos la voz. Y es mutuo lo que sentimos porque no es que él hace lo que yo digo ni yo hago lo que él quiere. Otra clave es el humor. Los dos tenemos muy buen humor y nos divertimos, y eso hace que nos complementemos bárbaro, aunque quizá estamos las 24 horas juntos porque él tiene su oficina en casa. Pero respetamos los espacios y no nos invadimos nunca en nada.
-¿Cómo se conocieron?
-Él era el productor del programa Proyecto casino, que yo conducía en Canal 9. Pero mirá lo que es el destino: diez años antes se hizo en Mar del Plata un evento a beneficio y tengo una foto en la que estoy con Lorena Paola, porque estábamos haciendo De carne somos, y a unos pasos míos estaba Alejandro, paradito, porque no se animó a más. Y cuando vemos esa foto nos morimos de risa. Yo ni lo registré y él no se animó a hablarme. Pero era el destino.
El casamiento simbólico
-La boda va a ser la frutilla de la torta.
-Totalmente, aunque hace 23 años nos casó Lautaro, que es el hijo de Alejandro y mío, del corazón.
-¿Cómo fue eso?
-Estábamos en Mar del Plata un verano, Lautaro tenía 5 añitos y nos dijo: ‘yo sé por qué ustedes no se casan’. ‘¿Por qué?’, preguntamos curiosos. ‘Por la prensa. Pero si ustedes quieren, los puedo casar. Déjenlo todo en mis manos’, dijo. Ese verano yo no estaba trabajando y decidimos que iba a seguirle el juego. Me pidió ropa oscura, le compré una remera y un pantalón azul marino, con un cuellito blanco. ‘Eso es lo que necesito’, me decía. Hicimos una torta y le pusimos arriba los pokemones, que eran los novios. Quiso que me vistiera de novia y me puse un vestido de bambula y recorté unas flores blancas de la casa. Me decía: ‘sos la novia más linda que vi en mi vida’.
-¡Una ternura!
-Totalmente. Pero hay más. La casa que habíamos alquilado tenía un caminito de troncos que llevaba a una pérgola y él quiso que preparemos todo ahí. Pidió velas y algo para poner los anillos. Quiso música de bodas, y él mismo eligió Pompa y circunstancia. Le pedí a Alejandro que no se riera cuando volviera a casa. Entonces cuando llegó, yo estaba vestida de novia, con una corona de flores, Lautaro puso la música y Ale se reía porque era muy loco todo. Lauti se fue a una mesita que habíamos armado en la pérgola y dijo: ‘amados hermanos, estamos acá reunidos para celebrar el santo matrimonio entre Adriana y Alejandro’. Ahí nos pusimos a llorar los tres. Hacía un año que estábamos juntos. Enseguida me aceptó. Es más, cuando me preguntaban si era mi hijo y yo contestaba que era el de Ale, Lauti cuestionaba por qué no decía que era su hijo y yo le explicaba que ya tenía una mamá y le iba a doler. Y respondía que él tenía dos mamás, una en Santa Fe y otra ahí. Hoy tiene 29 años y vive en Santa Fe.
-Tenés otras dos hijas del corazón, ¿cómo es la relación con ellas?
-Nos vemos muy poco porque una vive en Rosario (Rocío) y otra en General Belgrano (Yami), pero están presentes en todos los momentos importantes de mi vida desde el lugar más ubicado del mundo: cuando debuto en teatro, donde sea, ellas están en la primera fila de la primera función. Para las fechas especiales me mandan regalos, hacemos videollamadas, nos mandamos mensajitos todos los días. Se hicieron amigas por mí y nos conocimos hace ocho años. Es muy fuerte la relación, son dos personitas muy importantes. Si bien tengo a mi hijo del corazón, Lautaro, que es hijo de Alejandro, y fue quien me hizo sentir madre por primera vez.
-¿Cómo está conformada tu familia?
-Tengo a mi hermano, que es dos años mayor, y tres sobrinos. Tengo un sobrino nieto que nació en pandemia y que conocí hace poco. Y tengo a mi familia política: mi suegra, tres cuñadas con su familia.
Su papá, su ángel
-Tus padres fallecieron...
-Si, mamá falleció hace 23 años y estuvo muy enferma durante mucho tiempo. Se convirtió en mi hija. Y mi papá murió hace 4 años. Casualmente el otro día soñé con los dos.
-¿Es verdad que tenés una conexión muy fuerte con tu papá y sentís sus señales?
-Cuando falleció mamá sentí que tenía un ángel que me protegía y me cuidaba pero no tuve señales claras o a lo mejor no le presté atención. Con papá fue distinto, todo más fuerte. Yo tengo un dije que es el ala de un ángel, que me regaló una hija del corazón que vive en Rosario. Cuando me quebré la cadera, en 2019, mi marido se llevó a casa todo lo que tenía puesto: anillos, aros y ese dije. Ya cuando me dieron el alta, buscando una radiografía que me habían hecho de la muñeca izquierda, encontré una en la que se ve perfectamente el alita de ángel que estaba en mi casa; clarísima, sin la cadena, ubicada en un lugar de mi pecho. Les pregunté al radiólogo y al médico y no tienen explicación, y después un cura me dijo que era clara la señal de mi ángel que me había estado cuidando. Muy emocionante. Y después me pasó otra cosa fuerte: papá falleció en junio y en enero siguiente yo estaba en Mar del Plata, haciendo temporada, y sentía mucha melancolía, le pedí una señal y a los diez minutos sonó el teléfono, y vi que en el grupo de WhatsApp familiar decía: “papi ha abandonado el grupo”. Y yo tenía su teléfono en mi casa. Fuertísimo. Tenía una relación muy especial con mi papá, tal es así que los jueves iba a comer a su casa, me cocinaba rico y teníamos maravillosas charlas sobre la vida. Era un ángel en la tierra, el ser más positivo del planeta y de una inteligencia superior.
-¿Cómo sigue tu año laboralmente?
-No paré nunca de trabajar. Sigo en AM 990 de lunes a viernes de 22.30 a 24, donde conducimos Espléndidos e infidentes, con Matías Ale. Es como estar haciendo teatro y siempre se me hace tardísimo. No puedo comer antes de trabajar porque me da pachorra, entonces llego a casa, cenamos y me voy a dormir re tarde. Por eso digo que soy un vampiro, vivo de noche. Me gusta la casa en ese momento de paz, de silencio. Esas cosas me nutren, puedo leer, pensar, mirar algo. Y cuando vuelva el teatro, reestrenaremos La chica del sombrero rosa, en La Casona, con un elenco hermoso: María Rosa Fugazot, Zulma Faiad, Alberto Martín, Matías Santoiani, Kity Locane y yo, dirigida por Roberto Antier. Es una comedia hermosa que produce Aldo Funes, que es un fenómeno, porque estrenamos, a los tres días se cerraron los teatros y él nos sigue pagando como si estuviéramos trabajando. Hay que hacerle un monumento porque eso no existe, hay pocos productores que quieren tanto a los artistas como él. Igual seguimos ensayando, para no perder la costumbre, y con todos los protocolos que teníamos en el teatro.
-¿Te vacunaste?
-No porque tuve un shock anafiláctico cuando me operaron de la cadera, en 2019. Es una reacción alérgica tan fuerte que colapsan todos los órganos. Estuve internada veinte días y no me morí porque estaba internada, sino no la contaba. Entonces tengo que ir primero al alergista y ver si puedo vacunarme o no. Tengo un miedo tan grande que no sé bien si es al Covid o a la vacuna. Pero me parece bárbaro que se vacunen todos los que puedan y estemos todos más tranquilos. Por otra parte, tuve Covid hace tres meses, con dolores muy fuertes de cabeza pero nada más. Estuve sin ver a mi familia durante un año.
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