Aaron Paul, sobre El camino: "No todo el mundo merece una segunda oportunidad"
Seis años después del final de Breaking Bad, Aaron Paul vuelve a meterse en la piel de Jesse Pinkman, un hombre herido y roto mentalmente, en El Camino, un film escrito y dirigido por Vince Gilligan, creador de la aclamada serie que busca darle al personaje "el final que se merecía".
El realizador lo hace con un largometraje de dos horas que está disponible en Netflix desde el pasado 11 de octubre, un film con inequívoco espíritu de epílogo, cargado de emotivos cameos y que va dirigido, también sin ningún tipo de disimulo, a los amantes de la que a día de hoy sigue siendo considerada una de las mejores series de la historia de la televisión.
Si con El Camino Gilligan y Paul saldan la deuda que tenían con el "pinche" de Walter White, respondiendo a la gran pregunta, "¿Qué pasó con Jesse?", el film también sirve para que el personaje expíe sus culpas y, de algún modo pueda al fin seguir adelante tras el infierno al que lo condenó, y del que también lo liberó, el que fuera su profesor de química en el Instituto.
"Creo que lo que Jesse ha hecho a lo largo de toda su vida es casi imperdonable", reconoce Paul en una entrevista concedida a Europa Press en Barcelona, donde presentó el film en el Festival de Sitges, y en la que recuerda que, a pesar de que su personaje "ha pasado por un infierno" y ha sido víctima de tremendas torturas, eso no borra el hecho de que "es un asesino y un narcotraficante" y que "mucha gente inocente murió por su culpa".
"No sé...me gusta pensar que después de ser torturado durante muchos, muchos meses, puede que ahora esté en paz y listo para seguir adelante", dice dubitativo el actor de 40 años que asegura que, aunque él quiere pensar que ahora su personaje "ha saldado su deuda", la redención de Jesse es un asunto que "está abierto a la interpretación".
Las mismas dudas que expresa sobre la redención de Jesse son las que tiene sobre el derecho a las segundas oportunidades sobre el que reflexiona la película: "Eso dependerá de lo que cada persona haya hecho, de cada situación, pero creo que todo el mundo merece al menos la discusión sobre una segunda oportunidad". Dudas que, en cambio, Paul nunca tuvo a la hora de decirle que sí al proyecto, tras la llamada de Gilligan.
Confianza ciega
Paul, como muchos amantes de Breaking Bad, considera al último capítulo ("Felina") como "un final casi perfecto", pero sostiene que nunca tuvo ningún tipo de reparos o reservas a la hora de aceptar protagonizar El Camino, reabrir la historia y "volver a visitar a todos esos viejos amigos".
"Confié en Vince durante toda la serie y sé que es la última persona que querría estropear su propio legado. Él no tenía por qué contar esta historia, pero sintió la necesidad de darle a Jesse un final más apropiado, así que nunca tuve ninguna duda", sentencia Paul, y asegura que tras la primera lectura del guion ya había vuelto a conectar emocionalmente con un personaje que lo acompañó durante 62 capítulos.
Se trata de un largo y literalmente tortuoso camino para Jesse Pinkman, que encuentra su desenlace presuntamente definitivo en este largometraje. Un periplo que, recuerda Paul, tuvo un gran punto de inflexión: cuando Pinkman perdió a su novia y se convirtió en un asesino en la tercera temporada de la serie. "Creo que fue el momento en el que perdió su inocencia. Después de la muerte de Jane y después de matar a Gale, creo que todo lo que pasó durante la tercera temporada supuso el final de su inocencia y eso lo cambió decisivamente", concluye.
Fuente: DPA
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