A horas de debutar con El Gran Juego de la Oca, Dani, La Chepi se confiesa: “El humor me salvó en cada momento difícil”
La actriz, cantante e influencer, que desembarca en el prime time de eltrece junto al Pollo Álvarez, habló de sus luchas, sus miedos y la clave para seguir adelante sin desviarse de la meta, a pesar de las dificultades
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Nada fue fácil para Daniela Viaggiamari. Sin embargo, su esfuerzo, su constancia y su continua capacidad de resiliencia le permitieron llegar hasta acá, aun cuando el panorama no era el más alentador. “Siempre soñé con este presente. De hecho, practicaba frente al espejo haciéndome la que recibía un Martín Fierro, ¡y recibí tres!”, le confiesa Dani, La Chepi a LA NACION aún incrédula por este reconocimiento que tuvo por su labor humorística en redes.
Como dice el dicho “el humor siempre nos salva” y su caso es un claro ejemplo de esto. No solo la salvó de sus altibajos profesionales, convirtiéndola en “la reina de los videítos” en Instagram, sino que también se transformó en su aliado, en su vía de escape (junto a la música) a la hora de transitar las situaciones más difíciles de su vida. “Para mí no hay nada mejor que combatir los momentos difíciles con humor, al menos eso me salvó a mí en cada momento difícil. Y eso es lo que uso cuando me equivoco y para mi vida. Ok, te equivocaste, puteás, ¿te vas a quedar ahí? Pasaste por cosas peores, levantate y seguí”, explica la influencer que conoce de frustraciones.
Es que a las puertas que se le cerraban por ser fiel a sus deseos y “hacer las cosas a su manera”, se sumaron su adicción al alcohol, el ACV de su padre cuando estaba embarazada de su hija Isabella y su anorexia nerviosa; algo que confesó padecer en el último tiempo. Lejos de ocultarlo o victimizarse, ella volvió a ser un ejemplo contando su experiencia para ayudar a los demás y dar un claro mensaje: jamás hay que rendirse. “Hay que luchar, nunca bajar los brazos. Los excesos, las adicciones se dan por vivir siempre con una angustia por tragedias que no son, y te lleva a lugares horribles, como en el que está mi papá”, reflexiona la cantante y actriz intentando convertir los errores y las malas situaciones en un aprendizaje.
Quizá su éxito y sus más de tres millones y medio de seguidores se deban a esto, a su espíritu alegre y aguerrido, a su humildad, espontaneidad y simpleza a la hora de encarar la vida; esa misma que le permitió quedarse con la conducción de El Gran Juego de la Oca, dejando en el camino a figuras como Pampita Ardohain, Flor Vigna y Laurita Fernández. Feliz por esta nueva oportunidad con la que tanto soñó, La Chepi cuenta lo que significa debutar como conductora en TV, cómo enfrenta las críticas (y su propia exigencia) y por qué -junto al Pollo Álvarez- son la dupla perfecta para liderar este exitoso formato internacional que, a partir del lunes 24, desembarca en las noches de eltrece, a las 21.
-Venís de reemplazar a Darío Barassi en 100 Argentinos dicen y ahora llegó la oportunidad de conducir programa propio. ¿Qué se siente?
-¡Mucha felicidad! Lo de Barassi lo viví con mucha presión porque es Barassi y era su programa. Lo padecí porque no sabía si lo estaba haciendo bien, no quería copiarme nada de él, pensaba: “¿Le gustará a la gente?” y todas esas preguntas que uno se hace cuando va a reemplazar a alguien. En cambio, El Gran Juego de la Oca es un programa que el Pollo y yo lo hicimos propio porque, más allá de que el formato existe en el mundo, es una conducción totalmente diferente. Somos dos chicos de barrio que jugamos con los participantes, lo hicimos a nuestra imagen y semejanza, así que ahora la presión es que rinda. Se hizo con mucho amor, mucha dedicación y mucho tiempo invertido. Era un parque de diversiones ir a grabar.
-¿Es clave divertirte en lo que hagas?
-¡Siempre! Si hay algo que no me divierte, no lo hago. Cuando te llaman para opinar de panelista sobre la vida de Nicole Neumann la verdad que no es algo que disfrute mucho porque, no solo que no lo sé hacer, sino que no me interesa, entonces no es algo que me divierta. Pero si me llamás para conducir un juego como este, donde nosotros jugamos durante todo el programa es un sí rotundo. Ojalá se vea la diversión de los dos en la pantalla.
-Además de conducir, ¿te vas a animar a algún desafío?
-¡Sí, claro! Es que todo te llama la atención. Aunque el otro día me subí a un juego que era muy alto y fue tipo: “Chicos, cortemos y bájenme de acá”. Alrededor de cada participante hay cinco personas cuidándolos, pero yo no me animé. La pileta era muy honda y yo no sé nadar bien. Es todo muy extremo, todo gira muy rápido y a mí todo me da miedo aunque después me mando como en la conducción.
-Aunque muchos no lo sepan, venís de años de conducir en radio, ¿era un sueño pendiente hacerlo en TV?
-Siempre soñé con esto y llegó de una manera muy loca. A mí ya me había llamado el Ruso (uno de los productores de Kuarzo) para hacer varios proyectos y nunca habíamos podido congeniar, o por tiempo o porque estábamos en pandemia y no me quería arriesgar a meterme en un estudio de televisión, hasta que me volvió a escribir para esto. Cuando fui, mi casting no era para conductora sino para estar en la tribuna y hablar con los familiares (lo que finalmente va a hacer Martina Fasce). La verdad que me aburría un poco y no sabía si quería hacerlo. Lo hablé con mi amigo Gabriel Cartaña (el psicólogo de Bendita) y -como no sabía cómo decir que no- el me ayudó a redactar el mensaje, donde le agradecí al productor por ofrecerme trabajo de nuevo, pero le dije que, en realidad, yo quería hacer lo que iba a hacer Flor Vigna, que en ese momento se estaba probando como conductora.
-O sea que te postulaste vos misma...
-¡Sí, y no sé cómo me animé! (risas). Fue la primera vez en mi vida que dije: “Yo puedo conducir” porque siempre tengo esta cosa, que odio de mí, de pensar que nunca me van a llamar. Que como me hice popular con esto de Instagram siempre voy a ser “la pibita de los videos”. Pero, en realidad, yo venía con años de conducción de eventos, conducción de radio y dije: “Puedo hacerlo”. Al otro día, me estaban llamando para probarme como coconductora.
-Por el casting pasaron varios nombres: Federico Bal, Laurita Fernández, Sebastián Estevanez, Flor Vigna, Pampita... ¿Sentiste mucha presión?
-Fue el casting más eterno de mi vida. Cuando me llamaron para la nueva audición, me probaron con el Pollo y con Pampita. ¡Imaginate que pensé que tenía cero chances! Pampita diosa, modelo, conductora con experiencia, con esos stilettos divinos y yo no tenía ni para empezar. Estaba en alpargatas, con el maquillaje que me pude hacer y gritaba: “Vamos los pibes” mientras ella hablaba toda correcta y perfecta. Yo lo único que pensaba era en el Pollo, diciendo: “Por favor, no me pongan a esta piba” (risas). Pero, para mi sorpresa, me volvieron a llamar, me hicieron otro casting con Estevanez, luego con otro y el último de nuevo con el Pollo. Que me digan: “Suar y Codevilla te quieren” fue un flash. Más que yo empecé con Codevilla. A mis 16 años, hice Feliz domingo, los más más y después me lo crucé en miles de fiestas (donde él estaba como invitado y yo iba a hacer el show), pero nunca me había animado a decirle que me llame. Así que, que pase ahora a mis 42 años es como un sueño.
-¿Qué creés que vieron en vos y en el Pollo para elegirlos como dupla?
-Yo soy muy de improvisar por la cantidad de teatro, shows en parrillas y conurbano que tengo encima y el Pollo también, entonces creo que fuimos una dupla mucho más natural. Hicimos un re lindo equipo. Hablamos todos los días, nos hicimos muy amigos. Aparte nos dimos cuenta que somos muy iguales. Había un montón de cosas que nos unían y no lo sabíamos. Él vivía a la vuelta de mi casa en Martínez cuando éramos chicos, fue al colegio de la esquina, era amigo de mis vecinos; quizá hasta jugamos juntos o anduvimos en bici y no lo sabíamos. En un momento eran tantas las coincidencias que le dije: “No sigamos hablando porque de golpe somos hermanos”. Así que pegamos mucha onda y ojalá se vea eso del otro lado. Porque no hay nada más lindo que ver que el que lo está haciendo se está divirtiendo.
-Tenés un largo camino en la actuación, en la música, en la radio, en las redes aunque mucha gente te conoció recién a partir de tu participación en MasterChef Celebrity, ¿en qué cambió tu vida la popularidad de la tele?
-Me encanta que me paren en cada esquina y me digan: “¿Vos sos La Chipi?” (siempre la confunden con la mujer de Dady Brieva). Yo ya ni los corrijo (risas). Me encanta tomar un Uber o un taxi y que el chofer me diga: “Mi mujer te ama”. Es un público que no tenía y que me dio la tele, pero yo sigo siendo la misma, con la ceja crecida, los pies sin hacer, las manos desastrosas. Yo no me la creo ni en pedo, yo me considero una laburante que trató de hacer las cosas a su manera y no a la manera de otro.
-¿Sentís que el “hacer las cosas a tu manera” hizo que te cueste más llegar?
-Mi viejo siempre decía: “Hay tres maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta y la tuya. Vos siempre andá por la tuya”. Creo que eso siempre lo cumplí. Me ofrecieron grabar un disco hace muchos años y me dijeron: “Grabalo así, te ponemos unas tetas, te arreglamos los dientes y armamos un quilombo con Mariano Martínez y vas a ver cómo van a escuchar tu tema”. Y yo la verdad que no quería eso. Quiero que escuchen mi tema porque les gusta. Quiero que me elijan para hacer tele porque les gusta cómo conduzco. Quiero que miren mis historias porque les divierto.
-¿Tuviste muchas de estas “propuestas” a lo largo del camino?
-Sí, pero yo nunca me prendí en el “si hacés esto, te doy esto”. Nunca he transado con ciertas cosas, que no cuento pero que han existido y me mantuve siempre en mi camino. Me parece que la clave está en insistir y hacer las cosas bien.
-¿Cómo manejás el tema de las críticas al estar tan expuesta? ¿Te afectan?
-No las miro más. En MasterChef la pasé muy mal con los comentarios porque Santiago del Moro, que es un gran conductor y un tipo que sabe hurgar donde tiene que hurgar para que la cosa rinda, me ha preguntado cosas de la vida personal de las que yo terminé hablando quizás por esa vorágine que se vive en un programa así, pero después la pasé mal. He leído cosas tipo: “Esta que se hace la pobre”. Y yo nunca dije que era pobre. O se metieron con mi hija y entonces la empecé a pasar muy mal, al límite de llamar a mis amigos y llorar por teléfono, volver a tomar pastillas para dormir o hasta querer irme de las redes y no hacer nada más. Hasta que, de nuevo, mi amigo Gabriel Cartaña me explicó algo muy simple como esto: “El hater es alguien que entra al baño, se sienta en el inodoro y te insulta. Pero, al segundo, se va a otro perfil a insultar a otro. Vos no sos tan importante. Entonces no le des tanta importancia al comentario de alguien que no te conoce, que está aburrido y que lo único que hace es agredirte a vos y después hace lo mismo con Pampita, Zaira Nara y Noelia Marzol”. Ahí entendí que no le voy a gustar a todo el mundo -porque no a todo el mundo le gusta el helado con pasas de uva- pero como no hay nada regularizado en las redes con ese tema (porque a mí en la calle nadie me para y me dice “imbécil”), entonceé deje de leer. De hecho, cuando hice la suplencia de Barassi no entré a un solo posteo que hizo BoxFish o el canal.
-No leés comentarios, no te gusta verte, ¿será que sos muy autocrítica con vos misma?
-Olvidate, ¡me destrozo! Yo no me veo nunca aunque Pablo Codevilla siempre me dice que debo hacerlo para corregirme. Nada de lo que hago me gusta, salvo cantar tango. Prefiero no verme y que las críticas y las enseñanzas me las den las personas que saben. Escucho a los que saben como a los productores o, en este caso, al Pollo que me dan consejos técnicos muy útiles.
-Hablemos de tus videos... ¿Cómo es el detrás de escena?
-Armé un equipo de trabajo porque obvio todo lleva mucho tiempo y ya no me daba la cabeza para hacerlo sola. Entonces, tengo a uno de mis mejores amigos, Nico Barral, que odia editar, pero me lo hace de onda. Hay una chica que se ocupa de hablar con las marcas y organizar los sorteos y después está Julián Bellese, que me ayuda con los guiones. Vamos generando cosas para divertir a la gente y algún que otro chivito, por supuesto, que es lo que me da de morfar. Hasta que aparezca otra Oca... (risas).
-¿Y la música? ¿Se vienen más temas, más shows?
-La música siempre está presente, es parte mía. El tema es que en estas épocas de pandemia no pudimos salir a girar como teníamos planeado, pero sigo grabando y haciendo nuevas canciones. A mí me llevás a un restaurante y están con una guitarra tocando tango y no me sacás ni con una orden judicial.
-Tu papá era un gran fan de la Dani cantante, ¿qué pensás que te diría ahora con tus propios temas y conduciendo en TV?
-Cuando quedé en Café La Humedad para cantar con Cacho Castaña, mi papá ya había tenido el ACV y yo le mostraba videos de Cacho saludándolo o míos cantando con él. Mi viejo no habla ni se expresa, pero entiende todo y veía como de la emoción se ahogaba (porque está traquiotomizado) y a mí me destruía el corazón... O sea, me pone muy triste que mi papá no pueda en este momento verme porque él sí era una persona que miraba mucho la tele. Por ejemplo, el otro día me entrevistó María Laura Santillán y él era fan de ella y de Santo Biasatti. ¡Si supiera que ella me entrevistó! Yo cada vez que lo voy a ver -porque siempre está al borde la muerte- me acerco a su oído y le digo: “Papi, cuando te tengas que ir andate feliz porque vos hiciste con tus hijos todo bien”.
-Bueno, pero tenés a toda una familia orgullosa detrás...
-Sí, claro. Tengo un hermano en España y otro en Chile (que ahora se fue a Brasil) y no lo pueden creer. Están muy orgullosos y muy contentos. Que ellos me digan todo lo que no me puede decir mi papá con palabras para mí es increíble, sobre todo por el camino que estoy eligiendo. Todo el tiempo me dicen: “Papi estaría orgulloso de vos porque no has transado” con todas estas cosas que hablábamos antes. Y mi vieja es la típica que va por el barrio diciendo: “Yo soy la mamá de La Chepi”, (risas). Ni hablar de mi hija y de Javier, mi pareja. Me tocó un hombre que está muy feliz con lo que me pasa y para mí eso es primordial.
-Hablando de Javi, seguimos el minuto a minuto de este romance que comenzó en pandemia. ¿Hay planes de convivencia?
-¡Noooo! Mi casa sigue siendo chica, él tiene hijos adolescentes, así que seguimos viviendo uno en Ituzaingó y el otro, en Olivos. Yo soy muy rompe bolas con el orden, los horarios y él tiene otra vida, su nena es muy chiquitita aún y el otro es adolescente. Quizá cuando los chicos sean grandes, ahí capaz podríamos llegar a convivir. Ahora sí, yo te quiero la casa de Wanda Nara para dormir en habitaciones distintas y dame 40 millones de hectáreas para cuando discuto poder irme detrás de un árbol; en mi casa no puedo hacer eso.
-Si bien mostrás mucho de tu día a día, imagino que habrá mucho que no sepamos de vos...
-¡Muchísimo! Todas las mañanas, yo suelo subir historias, sorteos y cosas de la rutina diaria, pero hoy me pasó algo personal, en mi entorno, y no pude, y eso me pasa siempre. Me tomo el tiempo para llorar, putear, hablar con mis amigos y después me seco las lágrimas y digo: “¿Cómo están?” con la mejor energía. Pero hay cosas que son privadas y tienen que seguir siendo así, por mi hija, por Javier, por sus hijos. Nosotros tenemos 80 mil quilombos como cualquier pareja, pero yo no hablo de eso. No tengo por qué contar cuáles son nuestros problemas porque sería violar su intimidad y la de su familia. No se expone todo, solo lo que tengo ganas. No comparto cuando voy al hospital y veo a mi viejo destruido porque es una falta de respeto para mi papá. Sí he hablado de mis problemas de alcohol y de que a mi papá le ha dado el ACV porque también era alcohólico, pero porque la finalidad era otra: ayudar al que está del otro lado, a alguien que convive con un adicto. Pero de ahí a mostrar la intimidad de mi familia no. Yo no hablo de cuotas alimentarias, ni de los días que Isa ve a su papá. Para la gente, el entorno de Isa es perfecto aunque yo aclaro que no lo es.
-Si hay alguien que conoce de lucha, de reinventarse una y otra vez, de no bajar los brazos esa sos vos. Si mirarás hacia atrás, ¿qué le dirías a esa chica que soñaba con este presente y estaba llena de miedos?
-Quizá la piba de ahora sigue teniendo el mismo miedo, pero lo hace igual. Entonces le diría: “Hazlo con miedo, pero hazlo”. Le diría que se tire más seguido del paracaídas porque las oportunidades no te llegan de la nada. Uno no se da cuenta, pero está todo el tiempo haciendo cosas para que las propuestas lleguen. Si vos te encerrás en tu pieza y decís: “Si no me acuesto con tal, no voy a grabar nunca un disco”, “Si no soy la hija de... no voy a ir nunca a un programa”, “Si no soy la nieta de... nunca voy a conducir”, nunca nada te va a llegar. Yo salí de ese enojo y me propuse hacer de todo para lograrlo. Así que mi consejo también sería: “Mandate más y en cada oportunidad que se te presente no seas tan respetuosa. Decí que podés hacerlo”. Admiro esa caradurez que algunos tienen de ver la oportunidad y aprovecharla. Yo no lo he hecho durante muchos años, pero ahora no me pasa más.
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