Casada con el rugbier Gonzalo Tiesi e instalada en Inglaterra, cuenta cómo vive esta etapa de plenitud
Son las tres de la tarde y su voz ya denota cansancio. Hace dos noches que su hijo Gonzalo apenas la deja dormir. Sin embargo, Paulina Trotz (29) mantiene la sonrisa intacta y el buen humor. A dos meses de haberse convertido en madre por primera vez, la hija de María Laura Fernández Rousse y Ernesto Trotz dejó por unos días la casa que comparte en Inglaterra con su marido Gonzalo Tiesi (29) –donde él juega para los Newcastle Falcons– para reencontrarse con su familia y amigos más cercanos. "Los dos somos muy familieros y extrañamos mucho. Por eso cada vez que podemos nos escapamos a Buenos Aires, creo que es una manera de no perder contacto con nuestra historia", cuenta.
–¿Cómo fue el parto?
–Excelente. Si bien fue larguísimo –entré a las diez de la mañana y terminé teniéndolo a las cuatro de la mañana del día siguiente–, todo el equipo médico me ayudó para que Gonza naciera por parto natural. Incluso me dieron la posibilidad de que Gonzalo, mi mamá y mi suegra Mónica entraran en la sala de parto. Creo que ellas dos quedaron en shock total. Ahora que lo pienso, no sé si hubieran elegido presenciarlo. [Se ríe].
–Y tu marido, ¿cómo se portó?
–El siempre dijo: "Voy a estar hasta que me desmaye" y por suerte se la bancó muy bien. La realidad es que en el momento de las contracciones al único que necesité tener a mi lado fue a él. Y en ese sentido, Gonza supo contenerme hasta el final.
–¿Qué cambió con la llegada de tu hijo?
–Es todo muy intenso. De repente tenés en tus brazos a una personita tan sola e indefensa y te convertís en su único nexo con el mundo. Es muy movilizador darte cuenta de que tenés un ser que depende completamente de vos para alimentarse y vivir. Tardé un par de días en asimilar lo que estaba viviendo. Al principio me preocupaba por que comiera y durmiera. Una vez que me relajé, me lo comí a besos. Con él aprendo lo que es el amor más incondicional.
–¿Qué tal es Gonzalo como padre?
–Está muy pendiente de nosotros. Me ayuda en todo. Cuando nuestro hijo se pone a llorar, enseguida lo levanta y lo calma. Es muy tierno verlos a los dos. Por lo general, mientras yo me cambio, le dejo el bebé y sin que se dé cuenta lo sigo con la mirada para ver cómo se mueve con él. Le hace muecas y le charla como si nuestro hijo lo entendiera... El bebé se sonríe mucho cuando está con él.
–¿A qué le tenés miedo?
–Creo que lo que más me preocupa es tener que enfrentar situaciones, a veces tontas, y no tener la contención de mi familia. Con Gonzalo le estamos poniendo la mejor onda y, si nuestras madres pudieron con nosotros, ¿cómo no vamos a poder nosotros con nuestro hijo?
–El 4 de agosto cumplís dos años de casada. ¿Cómo estás viviendo este nuevo capítulo?
–Muy bien. Los dos nos acompañamos mucho y vamos aprendiendo y descubriendo cómo es criar un hijo. Pero es tanto el amor y la garra que le ponemos que lo demás parece casi anecdótico. Mucha gente puede pensar que nuestra vida es fácil y la verdad es que no es así. Esa fantasía de que irse a vivir afuera es lo mejor que te puede pasar no es tan simple ni tan feliz como parece. Discutís con tu marido y no podés levantar el teléfono e irte a tomar café con tu mejor amiga. Te la tenés que bancar y resolverlo sola. Eso también es crecer.
–¿Les gustaría tener otro hijo?
–Totalmente. Un solo hijo nunca fue el plan. Si se puede, ojalá vengan muchos más.
Texto: Jacqueline Isola
Fotos: Paul Roger
Producción: Georgina Colzani
Maquillaje y peinado: Carla Sismondi, para De la Vega Make Up
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